En los pasados tres años, las muertes por sobredosis de fentanilo aumentaron en Estados Unidos un 276%, pero además de esa droga a las autoridades federales les preocupa la combinación que existe con xilazina, una sustancia de uso veterinario que se ha vuelto popular entre adictos. La combinación de ambas drogas ha sido la causa de miles de muertes en los últimos años, pero su producción y distribución es tan compleja que el Gobierno del presidente Joe Biden tardó meses en establecer una nueva ruta para enfrentar esta crisis de salud y seguridad.
El objetivo del Plan de respuesta nacional es la terminación del fentanilo combinado con xilazina como una amenaza emergente. Esto requerirá una reducción para el 2025 del 15% (en comparación con 2022 como año de referencia) de las muertes por envenenamiento por drogas que dieron positivo a xilazina en al menos tres de las cuatro regiones censadas de EE.UU.
Rigurosamente, la Administración Biden ordena a varios departamentos y agencias desarrollar y enviar un informe de implementación en 60 días.
En los 12 meses que terminaron en enero, Estados Unidos perdió a más de 109,000 estadounidenses por sobredosis de drogas, casi siete de cada 10 de las muertes por sobredosis se pueden atribuir a los opioides sintéticos como el fentanilo.
Un reporte cita que en 11% de las muertes relacionadas con fentanilo, la combinación con xilazina tuvo un papel catastrófico. Al reducirse un 15% las muertes por drogas se estarían salvando más de 15,000 vidas.
El doctor Rahul Gupta, director de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (ONDCP) de la Casa Blanca, reconoció el nuevo plan como un reto, debido a las redes de distribución de fentanilo y el uso irregular xilazina en el país, además de la necesidad de aplicar pruebas que permitan aplicar políticas más enfocadas y salvar vidas.
Las pruebas de xilazina se están realizando actualmente en entornos comunitarios y policiales, pero no son suficientes. Se necesitan más pruebas para obtener una imagen nacional de la amenaza. Por lo tanto, el Gobierno federal tiene en mente trabajar para estandarizar las prácticas de pruebas forenses para desarrollar nuevas pruebas para entornos clínicos a fin de implementar pruebas en entornos comunitarios, así como para orientar las pruebas a quienes las necesitan.
La estrategia incluye acciones para intentar romper con las cadenas de suministro, señalando a China como uno de los principales proveedores de los precursores de fentanilo, pero también a los cárteles en México como mezcladores, aunque la combinación xilazina también es un reto doméstico, al distribuirse fácilmente desde Puerto Rico, por ejemplo.
El Plan Nacional de Respuesta describe los pasos de acción que el Gobierno federal seguirá contra el fentanilo, xilazina y otras drogas.
El plan publicado tiene seis pilares de acción: Pruebas de laboratorio, recopilación de datos, prevención, reducción de daños y tratamiento basados en la evidencia, reducción de la oferta, programación, e investigación.
Los gobiernos estatales también son alentados a apoyar la lucha contra el fentanilo y la xilazina, incluidas acciones de prevención y para atender a personas con riesgo de sobredosis.
Las acciones en estados también deben enfocarse en coordinación con autoridades federales para “interrumpir la cadena de suministro ilícita y perseguir a los traficantes, señala el plan.
El documento de la Casa Blanca expone la importancia de atender la adicción al fentanilo combinado con xilazina, debido a varios factores: La naloxona (contra sobredosis) aborda las sobredosis de fentanilo, pero que no afecta los efectos de la xilazina, la xilazina dificulta la respiración en forma grave, debido a los efectos analgésicos y depresores del sistema nervioso central y eso requiere asistencia respiratoria intensiva, las personas pueden desarrollar una dependencia “doble” tanto al fentanilo, como a la xilazina asociada con síntomas de abstinencia extremadamente graves. Se advierte dificultad para iniciar el tratamiento de la adicción, incluidos los medicamentos para el trastorno por uso de opioides, debido a la falta de consenso sobre los mejores protocolos de tratamiento. La xilazina provoca el desarrollo de heridas graves que incluso pueden llevar a la amputación de extremidades.
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En los pasados tres años, las muertes por sobredosis de fentanilo aumentaron en Estados Unidos un 276%, pero además de esa droga a las autoridades federales les preocupa la combinación que existe con xilazina, una sustancia de uso veterinario que se ha vuelto popular entre adictos. La combinación de ambas drogas ha sido la causa de miles de muertes en los últimos años, pero su producción y distribución es tan compleja que el Gobierno del presidente Joe Biden tardó meses en establecer una nueva ruta para enfrentar esta crisis de salud y seguridad.
El objetivo del Plan de respuesta nacional es la terminación del fentanilo combinado con xilazina como una amenaza emergente. Esto requerirá una reducción para el 2025 del 15% (en comparación con 2022 como año de referencia) de las muertes por envenenamiento por drogas que dieron positivo a xilazina en al menos tres de las cuatro regiones censadas de EE.UU.
Rigurosamente, la Administración Biden ordena a varios departamentos y agencias desarrollar y enviar un informe de implementación en 60 días.
En los 12 meses que terminaron en enero, Estados Unidos perdió a más de 109,000 estadounidenses por sobredosis de drogas, casi siete de cada 10 de las muertes por sobredosis se pueden atribuir a los opioides sintéticos como el fentanilo.
Un reporte cita que en 11% de las muertes relacionadas con fentanilo, la combinación con xilazina tuvo un papel catastrófico. Al reducirse un 15% las muertes por drogas se estarían salvando más de 15,000 vidas.
El doctor Rahul Gupta, director de la Oficina de Política Nacional de Control de Drogas (ONDCP) de la Casa Blanca, reconoció el nuevo plan como un reto, debido a las redes de distribución de fentanilo y el uso irregular xilazina en el país, además de la necesidad de aplicar pruebas que permitan aplicar políticas más enfocadas y salvar vidas.
Las pruebas de xilazina se están realizando actualmente en entornos comunitarios y policiales, pero no son suficientes. Se necesitan más pruebas para obtener una imagen nacional de la amenaza. Por lo tanto, el Gobierno federal tiene en mente trabajar para estandarizar las prácticas de pruebas forenses para desarrollar nuevas pruebas para entornos clínicos a fin de implementar pruebas en entornos comunitarios, así como para orientar las pruebas a quienes las necesitan.
La estrategia incluye acciones para intentar romper con las cadenas de suministro, señalando a China como uno de los principales proveedores de los precursores de fentanilo, pero también a los cárteles en México como mezcladores, aunque la combinación xilazina también es un reto doméstico, al distribuirse fácilmente desde Puerto Rico, por ejemplo.
El Plan Nacional de Respuesta describe los pasos de acción que el Gobierno federal seguirá contra el fentanilo, xilazina y otras drogas.
El plan publicado tiene seis pilares de acción: Pruebas de laboratorio, recopilación de datos, prevención, reducción de daños y tratamiento basados en la evidencia, reducción de la oferta, programación, e investigación.
Los gobiernos estatales también son alentados a apoyar la lucha contra el fentanilo y la xilazina, incluidas acciones de prevención y para atender a personas con riesgo de sobredosis.
Las acciones en estados también deben enfocarse en coordinación con autoridades federales para “interrumpir la cadena de suministro ilícita y perseguir a los traficantes, señala el plan.
El documento de la Casa Blanca expone la importancia de atender la adicción al fentanilo combinado con xilazina, debido a varios factores: La naloxona (contra sobredosis) aborda las sobredosis de fentanilo, pero que no afecta los efectos de la xilazina, la xilazina dificulta la respiración en forma grave, debido a los efectos analgésicos y depresores del sistema nervioso central y eso requiere asistencia respiratoria intensiva, las personas pueden desarrollar una dependencia “doble” tanto al fentanilo, como a la xilazina asociada con síntomas de abstinencia extremadamente graves. Se advierte dificultad para iniciar el tratamiento de la adicción, incluidos los medicamentos para el trastorno por uso de opioides, debido a la falta de consenso sobre los mejores protocolos de tratamiento. La xilazina provoca el desarrollo de heridas graves que incluso pueden llevar a la amputación de extremidades.