MISIÓN DIGNIDAD DEL HOMBRE-POLICÍA DE 92 AÑOS DE EDAD
Es bien sabido que MIGUEL ETCHECOLATZ de 92 (noventa y dos) años de edad, de los cuales pasó los últimos 25 en prisión imputado escalonadamente, por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, es un hombre-policía que no se calla ni arrodilla ante nadie, si no es profesando su profunda fe cristiana. Eso ha hecho que, durante este cuarto de siglo privado de su libertad, fuera sometido a numerosos abusos y malos tratos y haya acumulado nada menos que 9 condenas a cadena perpetua, a como diera lugar. Muchas más que cualquier otro imputado uniformado, miembro de las fuerzas armadas que gobernaron el país en los trágicos años 70 del siglo pasado, cuando el ataque de los terroristas era impiadoso y cotidiano. Una vez más nos hizo llegar un escrito con las palabras que le dijera al militante juez ERNESTO KREPLAK en horas de la mañana del día 13 próximo pasado. Simultáneamente copia de las mismas la remitió por separado para que se agreguen a las actuaciones que instruye el togado imputando a ETCHECOLATZ en un “nuevo” hecho para poder sumarle así una innecesaria y nueva condena (ya tiene 9 perpetuas). Por supuesto en el acto que se llevara a cabo a través de una videoconferencia, el magistrado, su secretario y el fiscal se mantuvieron callados, quizás queriendo no entender lo que escuchaban. Por su parte MIGUEL ETCHECOLATZ con su franco reproche y sin enojo alguno, sabía que se había expresado con dignidad por lo que su misión estaba cumplida.
“Es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo”
Abraham Lincoln (1808-1865)
PALABRAS DE MIGUEL ETCHECOLATZ
Voy a declarar con la libertad que me otorga la ley y todo lo que expongo tiene relación directa con la causa FLP N° 29049/2016.
Solicito estar frente al juez Ernesto Kreplack, cara a cara, ver sus ojos conocerlo y que me conozca. Es un derecho que me asiste.
Usted conscientemente, puso en peligro mi vida al disponer, usando la fuerza pública, que esposado me internaran en la clínica “2 de abril” de Lomas de Zamora, cuando no hubo motivo alguno para ello.
Durante siete días carecí de agua para higienizarme. Se me informa “…esta habitación carece de la misma a diferencia de las linderas que sí poseen agua”, dos baldes con agua y un trozo de toalla se me ofrece para bañarme que no uso por considerar un acto de tortura, humillación y degradante.
Durante siete días fui privado conectarme con mi esposa radicada a 400 kms. De distancia con quien cuatro veces por día mantenía comunicación telefónica.
Durante siete días, por orden superior, se me privó comunicarme con mi defensoría técnica oficial.
Se me dijo:“a cuatro cuadras hay un teléfono público, pero Ud. No puede usarlo porque está preso”
A los siete días soy visitado, por primera vez, por un médico de la clínica. Me notifica que tengo el “alta”. El juzgado lo niega.
Se gestiona ante la Cámara Federal de Apelaciones de la Plata que dispone “el inmediato reintegro al HPC 1 Ezeiza, lugar de mi cautiverio.
Presento queja ante el Consejo de la Magistratura: “…no hay motivo para enrostrar proceder del Dr. Kreplack”. Igual forma usó la citada Cámara de La Plata.
Todavía están vivas en mi mente las impresiones del encierro convertido en un castigo con torturas físicas y psíquicas.
Se me presentaron momentos críticos, me encontraba encerrado en un medio extraño, estaba aislado en tinieblas a kms. de la tierra. Es difícil describir. Permanecí a segundos de entrar en pánico.
Hay un límite para lo que puede resistir el cuerpo y la mente. Hay miles de peldaños en la bajada al valle de la muerte o la caverna de la locura.
Usted, juez Kreplack, sabe muy bien lo que puede hacer un encierro injusto. Uno llora al ver lo que sufre un ser querido; otros resisten ante la injusticia de un juez.
No sé cuánto tiempo estuve envuelto en esa cámara.
Aunque suene fuerte a su oído por lo que refiero a la experiencia recogida, Usted, carece de toda autoridad moral con la precisión de los sádicos, maltrató y ultrajó mi débil cuerpo y psiquis.
¿cree ud. que su conciencia podrá ocultar tan cobarde ensañamiento?
Solo vi en Ud. Hipocresía indigna, no comprometido con la ley y la legalidad; sí aliado a intereses ideológicos.
Ud. Agravia la inmaculada justicia. Ha traicionado los principios para los que fue elegido.
Estoy frente a Ud. y pregunto: ¿está acaso enrolado con otro magistrado que públicamente manifestó: “…Etchecolatz no debe ir a su domicilio, debe morir en la cárcel”.
Soy cristiano de profundo e irrevocable Fe. Por eso le digo: “si el contacto con Dios no te hizo mas humano, mas fiel a la sagrada misión que desempeñas, no fue Dios a quien tocaste”.
Oído los cargos que se me formulan y, aún más, si voy a declarar pregunto: ¿ante quién, sometido a que ley?; ¿acaso estoy ante el juez que establece la Constitución Nacional?;¿acaso el desarrollo de esta indagatoria obedece a las leyes vigentes al momento que se produjeron los presuntos hechos?
De responder a preguntas, señor juez, me convertiría en un “traidor a la patria y a la Constitución Nacional”
De todo lo expuesto, mas que una explicación necesita reflexión.
Por correo electrónico elevaré al juzgado copia, debidamente certificada por funcionarios de esta Unidad Penal, a efectos de ser incorporada a la citada causa.
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MISIÓN DIGNIDAD DEL HOMBRE-POLICÍA DE 92 AÑOS DE EDAD
Es bien sabido que MIGUEL ETCHECOLATZ de 92 (noventa y dos) años de edad, de los cuales pasó los últimos 25 en prisión imputado escalonadamente, por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, es un hombre-policía que no se calla ni arrodilla ante nadie, si no es profesando su profunda fe cristiana. Eso ha hecho que, durante este cuarto de siglo privado de su libertad, fuera sometido a numerosos abusos y malos tratos y haya acumulado nada menos que 9 condenas a cadena perpetua, a como diera lugar. Muchas más que cualquier otro imputado uniformado, miembro de las fuerzas armadas que gobernaron el país en los trágicos años 70 del siglo pasado, cuando el ataque de los terroristas era impiadoso y cotidiano. Una vez más nos hizo llegar un escrito con las palabras que le dijera al militante juez ERNESTO KREPLAK en horas de la mañana del día 13 próximo pasado. Simultáneamente copia de las mismas la remitió por separado para que se agreguen a las actuaciones que instruye el togado imputando a ETCHECOLATZ en un “nuevo” hecho para poder sumarle así una innecesaria y nueva condena (ya tiene 9 perpetuas). Por supuesto en el acto que se llevara a cabo a través de una videoconferencia, el magistrado, su secretario y el fiscal se mantuvieron callados, quizás queriendo no entender lo que escuchaban. Por su parte MIGUEL ETCHECOLATZ con su franco reproche y sin enojo alguno, sabía que se había expresado con dignidad por lo que su misión estaba cumplida.
Claudio Kussman
Comisario Mayor (R)
Policía Pcia. Buenos Aires
claudio@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
“Es difícil hacer a un hombre miserable mientras sienta que es digno de sí mismo”
Abraham Lincoln (1808-1865)
PALABRAS DE MIGUEL ETCHECOLATZ
Voy a declarar con la libertad que me otorga la ley y todo lo que expongo tiene relación directa con la causa FLP N° 29049/2016.
Solicito estar frente al juez Ernesto Kreplack, cara a cara, ver sus ojos conocerlo y que me conozca. Es un derecho que me asiste.
Usted conscientemente, puso en peligro mi vida al disponer, usando la fuerza pública, que esposado me internaran en la clínica “2 de abril” de Lomas de Zamora, cuando no hubo motivo alguno para ello.
Durante siete días carecí de agua para higienizarme. Se me informa “…esta habitación carece de la misma a diferencia de las linderas que sí poseen agua”, dos baldes con agua y un trozo de toalla se me ofrece para bañarme que no uso por considerar un acto de tortura, humillación y degradante.
Durante siete días fui privado conectarme con mi esposa radicada a 400 kms. De distancia con quien cuatro veces por día mantenía comunicación telefónica.
Durante siete días, por orden superior, se me privó comunicarme con mi defensoría técnica oficial.
Se me dijo: “a cuatro cuadras hay un teléfono público, pero Ud. No puede usarlo porque está preso”
A los siete días soy visitado, por primera vez, por un médico de la clínica. Me notifica que tengo el “alta”. El juzgado lo niega.
Se gestiona ante la Cámara Federal de Apelaciones de la Plata que dispone “el inmediato reintegro al HPC 1 Ezeiza, lugar de mi cautiverio.
Presento queja ante el Consejo de la Magistratura: “…no hay motivo para enrostrar proceder del Dr. Kreplack”. Igual forma usó la citada Cámara de La Plata.
Todavía están vivas en mi mente las impresiones del encierro convertido en un castigo con torturas físicas y psíquicas.
Se me presentaron momentos críticos, me encontraba encerrado en un medio extraño, estaba aislado en tinieblas a kms. de la tierra. Es difícil describir. Permanecí a segundos de entrar en pánico.
Hay un límite para lo que puede resistir el cuerpo y la mente. Hay miles de peldaños en la bajada al valle de la muerte o la caverna de la locura.
Usted, juez Kreplack, sabe muy bien lo que puede hacer un encierro injusto. Uno llora al ver lo que sufre un ser querido; otros resisten ante la injusticia de un juez.
No sé cuánto tiempo estuve envuelto en esa cámara.
Aunque suene fuerte a su oído por lo que refiero a la experiencia recogida, Usted, carece de toda autoridad moral con la precisión de los sádicos, maltrató y ultrajó mi débil cuerpo y psiquis.
¿cree ud. que su conciencia podrá ocultar tan cobarde ensañamiento?
Solo vi en Ud. Hipocresía indigna, no comprometido con la ley y la legalidad; sí aliado a intereses ideológicos.
Ud. Agravia la inmaculada justicia. Ha traicionado los principios para los que fue elegido.
Estoy frente a Ud. y pregunto: ¿está acaso enrolado con otro magistrado que públicamente manifestó: “…Etchecolatz no debe ir a su domicilio, debe morir en la cárcel”.
Soy cristiano de profundo e irrevocable Fe. Por eso le digo: “si el contacto con Dios no te hizo mas humano, mas fiel a la sagrada misión que desempeñas, no fue Dios a quien tocaste”.
Oído los cargos que se me formulan y, aún más, si voy a declarar pregunto: ¿ante quién, sometido a que ley?; ¿acaso estoy ante el juez que establece la Constitución Nacional?;¿acaso el desarrollo de esta indagatoria obedece a las leyes vigentes al momento que se produjeron los presuntos hechos?
De responder a preguntas, señor juez, me convertiría en un “traidor a la patria y a la Constitución Nacional”
De todo lo expuesto, mas que una explicación necesita reflexión.
Por correo electrónico elevaré al juzgado copia, debidamente certificada por funcionarios de esta Unidad Penal, a efectos de ser incorporada a la citada causa.
Miguel O. Etchecolatz
Comisario Gral.
Exonerado Por Defender La Patria
Prisionero de Guerra
Apartan al juez Kreplak en una causa de Lesa Humanidad
Un Militante abatido, un policía abatido, 4 policías presos
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 17, 2021