Caracas ha presenciado manifestaciones casi diarias en las últimas semanas, algunas de las cuales han sido violentas y con pérdidas de vidas. Los críticos acusan al presidente Nicolás Maduro de avanzar hacia una dictadura y quieren que renuncie. Pero Maduro sostiene que la oposición conspira con entidades extranjeras, específicamente con Estados Unidos, para desestabilizar el país.
Todo tiene su origen y es en la desmedida ambición de los hombres. La inestabilidad y la ebullición política alcanzaron su punto más problemático a fines de marzo pasado, cuando los magistrados de la Corte Suprema de Venezuela, alineados con el presidente socialista/populista Nicolás Maduro, dictaminaron que asumiría el poder legislativo del Congreso, dirigido por la oposición. En pocas palabras, instalar una tiranía.
En enero de 2016, la Corte Suprema suspendió las elecciones de cuatro legisladores, tres de ellos inscritos en la oposición y uno con el partido en el poder, por supuestas irregularidades en la votación. La oposición acusó al tribunal de intentar despojarlos de su super mayoría. En respuesta, el Tribunal Supremo dictaminó que toda la Asamblea Nacional estaba en desacato y que todas las decisiones que tomaba serían nulas. El estancamiento continuó, cuando los funcionarios electorales suspendieron un referéndum de permanencia contra Maduro y pospusieron las elecciones regionales hasta 2017.
Después de que la Asamblea Nacional rechazara aprobar a la petrolera estatal del país (PDVSA) de formar empresas conjuntas con empresas privadas, el gobierno se dirigió a la Corte Suprema, que decidió que asumiría el poder legislativo del Congreso dirigido por la oposición.
Las fuerzas de seguridad accionaron violentamente contra los manifestantes que estallaron al día siguiente con ofuscadas protestas, y aunque la corte revirtió su decisión, las protestas callejeras han continuado.
General Motors
Venezuela ha tomado la planta del gigante automotor estadounidense. Directivos de la fábrica de automóviles aseguraron que la incautación mostró un “total desprecio” de sus derechos legales. Dijeron que las autoridades habían eliminado los activos, incluidos los coches de las instalaciones de la empresa.
“General Motors rechaza firmemente las medidas arbitrarias adoptadas por las autoridades y tomará enérgicamente todas las acciones legales dentro y fuera de Venezuela para defender sus derechos”, dijo un comunicado de la empresa.
La filial de GM en el país, General Motors Venezolana, operó en Venezuela durante casi 70 años. Emplea a casi 2.700 trabajadores y cuenta con 79 distribuidores en el país. GM dijo que haría “pagos de separación” a sus trabajadores.
Las autoridades venezolanas no respondieron a las acusaciones de GM.
Enormes franjas de la economía de Venezuela han sido nacionalizadas en los años desde que el ex presidente Hugo Chávez subió al poder. Bajo Chávez, que asumió el cargo en 1999, el estado tomó el control de las empresas privadas de petróleo, telecomunicaciones, energía y cemento.
El presidente Nicolás Maduro, elegido por Chávez como su sucesor, ha continuado la tradición.
No estaba claro por qué las autoridades de Venezuela se apoderaron de la planta de GM, pero Maduro en el pasado culpó a Estados Unidos ya sus compañías por los problemas económicos y políticos del país.
Protestas
Las marchas desarrolladas ayer en Venezuela dejaron un saldo de dos muertos, decenas de heridos y cientos de detenidos. Estas entraron en un impase hasta hoy.
Decenas de miles de personas asistieron a las convocatorias de la oposición y del chavismo a manifestarse en contra y a favor del Gobierno en el marco del día festivo por la conmemoración de los 207 años de un evento popular que se selló como el primer paso para la independencia de Venezuela de España.
La oposición marchó en todo el país y en Caracas los manifestantes antigubernamentales salieron desde varios puntos de la ciudad, caminaron por las principales vías del este de la capital y una vez más vieron frustradas sus intenciones de llegar a la sede de la Defensoría del Pueblo en el centro de la ciudad. Allí, la KGB de Maduro les hizo retroceder con toda la violencia ordenada por el dictador.
Hambre
Cuando el hambre acecha a millones de venezolanos, el presidente Nicolás Maduro se dirigió al Ejército para manejar la escasez de alimentos del país, poniendo a los generales a cargo de todo, desde la leche hasta los plátanos. En vez de combatir el hambre, el pícaro Ejército de la Revolución está ganando dinero con la desesperación de la gente. Algunos comerciantes, ante encontrarse con sus alacenas vacías para la venta o su propio consumo, deciden acudir a mercados negros. Ante la sorpresa de estos, este tipo de mercados son el cien por cien más caros que los precios digitados por el mismo Nicolás Maduro, pero atendido cortésmente por su almacenero mayorista amigo: Un Oficial del Ejército Bolivariano.
Con gran parte del país al borde del hambre y miles de millones de dólares en juego, el tráfico de alimentos se ha convertido en uno de los mayores negocios en Venezuela. Y de los generales a los soldados de infantería, el Ejército Chavista está en el corazón de la corrupción.
Muerte
Carlos José Moreno Barón, de 17 años, dejó de existir tras recibir un disparo en la cabeza. De acuerdo con testigos, un grupo de diez hombres montados en motos lanzaron bombas lacrimógenas contra los opositores concentrados en el distrito caraqueño de San Bernardino y uno de los motorizados aprovechó la confusión para abrir fuego.
Barón recibió un impacto de bala en la cabezapor el que fue trasladado de urgencia al Hospital de Clínicas Caracas, donde falleció.
Además, un militar venezolano ha muerto víctima de un francotirador en medio de la protesta antigubernamental que se tornó violenta en San Antonio de los Altos, localidad del estado de Miranda, cercano a Caracas.
Caracas ha presenciado manifestaciones casi diarias en las últimas semanas, algunas de las cuales han sido violentas y con pérdidas de vidas. Los críticos acusan al presidente Nicolás Maduro de avanzar hacia una dictadura y quieren que renuncie. Pero Maduro sostiene que la oposición conspira con entidades extranjeras, específicamente con Estados Unidos, para desestabilizar el país.
Todo tiene su origen y es en la desmedida ambición de los hombres. La inestabilidad y la ebullición política alcanzaron su punto más problemático a fines de marzo pasado, cuando los magistrados de la Corte Suprema de Venezuela, alineados con el presidente socialista/populista Nicolás Maduro, dictaminaron que asumiría el poder legislativo del Congreso, dirigido por la oposición. En pocas palabras, instalar una tiranía.
En enero de 2016, la Corte Suprema suspendió las elecciones de cuatro legisladores, tres de ellos inscritos en la oposición y uno con el partido en el poder, por supuestas irregularidades en la votación. La oposición acusó al tribunal de intentar despojarlos de su super mayoría. En respuesta, el Tribunal Supremo dictaminó que toda la Asamblea Nacional estaba en desacato y que todas las decisiones que tomaba serían nulas. El estancamiento continuó, cuando los funcionarios electorales suspendieron un referéndum de permanencia contra Maduro y pospusieron las elecciones regionales hasta 2017.
Después de que la Asamblea Nacional rechazara aprobar a la petrolera estatal del país (PDVSA) de formar empresas conjuntas con empresas privadas, el gobierno se dirigió a la Corte Suprema, que decidió que asumiría el poder legislativo del Congreso dirigido por la oposición.
Las fuerzas de seguridad accionaron violentamente contra los manifestantes que estallaron al día siguiente con ofuscadas protestas, y aunque la corte revirtió su decisión, las protestas callejeras han continuado.
General Motors
Venezuela ha tomado la planta del gigante automotor estadounidense. Directivos de la fábrica de automóviles aseguraron que la incautación mostró un “total desprecio” de sus derechos legales. Dijeron que las autoridades habían eliminado los activos, incluidos los coches de las instalaciones de la empresa.
“General Motors rechaza firmemente las medidas arbitrarias adoptadas por las autoridades y tomará enérgicamente todas las acciones legales dentro y fuera de Venezuela para defender sus derechos”, dijo un comunicado de la empresa.
La filial de GM en el país, General Motors Venezolana, operó en Venezuela durante casi 70 años. Emplea a casi 2.700 trabajadores y cuenta con 79 distribuidores en el país. GM dijo que haría “pagos de separación” a sus trabajadores.
Las autoridades venezolanas no respondieron a las acusaciones de GM.
Enormes franjas de la economía de Venezuela han sido nacionalizadas en los años desde que el ex presidente Hugo Chávez subió al poder. Bajo Chávez, que asumió el cargo en 1999, el estado tomó el control de las empresas privadas de petróleo, telecomunicaciones, energía y cemento.
El presidente Nicolás Maduro, elegido por Chávez como su sucesor, ha continuado la tradición.
No estaba claro por qué las autoridades de Venezuela se apoderaron de la planta de GM, pero Maduro en el pasado culpó a Estados Unidos ya sus compañías por los problemas económicos y políticos del país.
Protestas
Las marchas desarrolladas ayer en Venezuela dejaron un saldo de dos muertos, decenas de heridos y cientos de detenidos. Estas entraron en un impase hasta hoy.
Decenas de miles de personas asistieron a las convocatorias de la oposición y del chavismo a manifestarse en contra y a favor del Gobierno en el marco del día festivo por la conmemoración de los 207 años de un evento popular que se selló como el primer paso para la independencia de Venezuela de España.
La oposición marchó en todo el país y en Caracas los manifestantes antigubernamentales salieron desde varios puntos de la ciudad, caminaron por las principales vías del este de la capital y una vez más vieron frustradas sus intenciones de llegar a la sede de la Defensoría del Pueblo en el centro de la ciudad. Allí, la KGB de Maduro les hizo retroceder con toda la violencia ordenada por el dictador.
Hambre
Cuando el hambre acecha a millones de venezolanos, el presidente Nicolás Maduro se dirigió al Ejército para manejar la escasez de alimentos del país, poniendo a los generales a cargo de todo, desde la leche hasta los plátanos. En vez de combatir el hambre, el pícaro Ejército de la Revolución está ganando dinero con la desesperación de la gente. Algunos comerciantes, ante encontrarse con sus alacenas vacías para la venta o su propio consumo, deciden acudir a mercados negros. Ante la sorpresa de estos, este tipo de mercados son el cien por cien más caros que los precios digitados por el mismo Nicolás Maduro, pero atendido cortésmente por su almacenero mayorista amigo: Un Oficial del Ejército Bolivariano.
Con gran parte del país al borde del hambre y miles de millones de dólares en juego, el tráfico de alimentos se ha convertido en uno de los mayores negocios en Venezuela. Y de los generales a los soldados de infantería, el Ejército Chavista está en el corazón de la corrupción.
Muerte
Carlos José Moreno Barón, de 17 años, dejó de existir tras recibir un disparo en la cabeza. De acuerdo con testigos, un grupo de diez hombres montados en motos lanzaron bombas lacrimógenas contra los opositores concentrados en el distrito caraqueño de San Bernardino y uno de los motorizados aprovechó la confusión para abrir fuego.
Barón recibió un impacto de bala en la cabeza por el que fue trasladado de urgencia al Hospital de Clínicas Caracas, donde falleció.
Además, un militar venezolano ha muerto víctima de un francotirador en medio de la protesta antigubernamental que se tornó violenta en San Antonio de los Altos, localidad del estado de Miranda, cercano a Caracas.
Fabian Kussman
email@PrisioneroEnArgentina.com
www.PrisioneroEnArgentina.com
@FabianKussman
Abril 19, 2017
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