Cierto día, el padre, enseñaba a su hijo pequeño sobre la forma de vivir de una buena persona y cuáles deberían ser sus actitudes. Al terminar la lección, el padre oyó del hijo una pregunta a cual jamás pudo olvidar: “¿Padre, yo ya vi a una buena persona?” ¿Será qué ya pasamos por la misma vejación? Ya oímos, alguna vez, de un amigo: “¿Es una buena persona? Estoy sorprendido… ¡confieso que no me di cuenta!” Y si un amigo se muestra perplejo al saber que somos buenas personas, ¿que podríamos decir de nuestro Dios? Muchas veces citamos, con facilidad, todo lo que una buena persona debe hacer. También no es difícil, para nosotros, decorar una gran cantidad de actitudes o bien justificarlas. Podemos, desde luego, vestirnos con ropas que nos hacen parecer bondadosos, rectos… Pero, ¿es eso suficiente? Son varias las personas que dominan toda la Biblia, citando versículos sin dificultades; sin embargo, ¿de qué vale todo eso si no son compasivos, virtuosos, honestos, bonachones; o sea, desconocen el Dios de la Biblia? ¿De qué le sirve a ellos conocer el texto si no experimentan de una relación y comunicación con el Señor? No adelanta saber dónde está el buen camino si no está la iniciativa de andar por él. Si nos definimos como “buena gente”, debemos andar como corresponde andar, dispuestos a dar, de hablar con sensibilidad, debemos demostrar amor y ternura, debemos buscar vivir en caridad con el necesitado de contención; ser gratos. Ser buena persona no es ir a la misa confesar los pecados al sacerdote, ni ir a un culto y allí cantar los himnos entonados, ni acompañar en oración junto a la TV o una radio. Ser buena persona es abrir el corazón al necesitado de afecto y de nuestra benevolencia; como también abrirlo para Jesús. Y así, con estas cosas, seríamos sal en una tierra sin sabor, seríamos luz en un mundo tomado por densas tinieblas… Ser buena persona es dejar que Jesús Cristo brille en todas nuestras actitudes. Y me pregunto: ¿Hablamos de lo que debe ser una buena persona, o lo demostramos a través de nuestro diario vivir?
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe un cálido abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO
Cierto día, el padre, enseñaba a su hijo pequeño sobre la forma de vivir de una buena persona y cuáles deberían ser sus actitudes. Al terminar la lección, el padre oyó del hijo una pregunta a cual jamás pudo olvidar: “¿Padre, yo ya vi a una buena persona?” ¿Será qué ya pasamos por la misma vejación? Ya oímos, alguna vez, de un amigo: “¿Es una buena persona? Estoy sorprendido… ¡confieso que no me di cuenta!” Y si un amigo se muestra perplejo al saber que somos buenas personas, ¿que podríamos decir de nuestro Dios?
Muchas veces citamos, con facilidad, todo lo que una buena persona debe hacer. También no es difícil, para nosotros, decorar una gran cantidad de actitudes o bien justificarlas. Podemos, desde luego, vestirnos con ropas que nos hacen parecer bondadosos, rectos… Pero, ¿es eso suficiente? Son varias las personas que dominan toda la Biblia, citando versículos sin dificultades; sin embargo, ¿de qué vale todo eso si no son compasivos, virtuosos, honestos, bonachones; o sea, desconocen el Dios de la Biblia? ¿De qué le sirve a ellos conocer el texto si no experimentan de una relación y comunicación con el Señor? No adelanta saber dónde está el buen camino si no está la iniciativa de andar por él. Si nos definimos como “buena gente”, debemos andar como corresponde andar, dispuestos a dar, de hablar con sensibilidad, debemos demostrar amor y ternura, debemos buscar vivir en caridad con el necesitado de contención; ser gratos. Ser buena persona no es ir a la misa confesar los pecados al sacerdote, ni ir a un culto y allí cantar los himnos entonados, ni acompañar en oración junto a la TV o una radio. Ser buena persona es abrir el corazón al necesitado de afecto y de nuestra benevolencia; como también abrirlo para Jesús. Y así, con estas cosas, seríamos sal en una tierra sin sabor, seríamos luz en un mundo tomado por densas tinieblas… Ser buena persona es dejar que Jesús Cristo brille en todas nuestras actitudes. Y me pregunto: ¿Hablamos de lo que debe ser una buena persona, o lo demostramos a través de nuestro diario vivir?
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe
un cálido abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y prospere
en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud, Paz, Amor,
y mucha prosperidad.
Claudio Valerio (Valerius)
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 6, 2020