Muchas veces pasamos por la vida y no vivimos. Corremos con voracidad tras sueños y nunca los realizamos. Buscamos descubrir dónde estamos y comprobamos que no llegamos a lugar alguno. Nos esforzamos en buscar la felicidad y jamás la encontramos. ¿Y por qué eso acontece? ¿Cuál es la verdadera causa de nuestras frustraciones ? ¿Por qué acumulamos decepciones y más decepciones? ¿Dónde está nuestro error, nuestras fallas? La respuesta es pequeña y simple: pasamos la vida lejos de Jesús. Solo Él nos conduce por esos caminos de alegría; solo Él nos hace perseverar aún mismo cuando todo da errado; solo Él puede alumbrar los ambientes obscuros por los cuales pasamos; solo Él nos estimula a tener fe, cuando todos nos dicen que “no adelanta más”; solo Él nos dice que somos “más que vencedores” aún mismo cuando nos deparamos con una gran derrota. ¡Jesús nos vino a traer vida abundante! Cuando aceptamos la vida abundante y verdadera que Él nos ofrece, vivimos cada día nuestro con amor, con esperanza, con determinación, con la certeza de que todo va bien. Con Jesús Cristo vivimos un mes en cada mes, un año en cada año. Todos los días, sean buenos o malos, serán de edificación para nuestra vida espiritual. Queremos vivir todos los días, todas las situaciones, todos los momentos de conquistas y todos los momentos de luchas y dificultades. Queremos andar de manos dadas con el Señor, confiar plenamente en Él, descansar bajo Su protección. Y, si algún día tenemos que mirar para atrás, para saber lo que consideramos, realmente vivir; y queremos decir con gran regocijo: “¡Viví todos los días! Y en cada uno de ellos experimenté la felicidad.”
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe
un cálido abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y
prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud,
Paz, Amor, y mucha prosperidad.
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Muchas veces pasamos por la vida y no vivimos. Corremos con voracidad tras sueños y nunca los realizamos. Buscamos descubrir dónde estamos y comprobamos que no llegamos a lugar alguno. Nos esforzamos en buscar la felicidad y jamás la encontramos. ¿Y por qué eso acontece? ¿Cuál es la verdadera causa de nuestras frustraciones ? ¿Por qué acumulamos decepciones y más decepciones? ¿Dónde está nuestro error, nuestras fallas?
La respuesta es pequeña y simple: pasamos la vida lejos de Jesús. Solo Él nos conduce por esos caminos de alegría; solo Él nos hace perseverar aún mismo cuando todo da errado; solo Él puede alumbrar los ambientes obscuros por los cuales pasamos; solo Él nos estimula a tener fe, cuando todos nos dicen que “no adelanta más”; solo Él nos dice que somos “más que vencedores” aún mismo cuando nos deparamos con una gran derrota. ¡Jesús nos vino a traer vida abundante! Cuando aceptamos la vida abundante y verdadera que Él nos ofrece, vivimos cada día nuestro con amor, con esperanza, con determinación, con la certeza de que todo va bien. Con Jesús Cristo vivimos un mes en cada mes, un año en cada año. Todos los días, sean buenos o malos, serán de edificación para nuestra vida espiritual. Queremos vivir todos los días, todas las situaciones, todos los momentos de conquistas y todos los momentos de luchas y dificultades. Queremos andar de manos dadas con el Señor, confiar plenamente en Él, descansar bajo Su protección. Y, si algún día tenemos que mirar para atrás, para saber lo que consideramos, realmente vivir; y queremos decir con gran regocijo: “¡Viví todos los días! Y en cada uno de ellos experimenté la felicidad.”
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires, Argentina), recibe
un cálido abrazo, junto a mi deseo de que dios te Bendiga y
prospere en todo lo que emprendas, y derrame sobre ti Salud,
Paz, Amor, y mucha prosperidad.
Claudio Valerio (Valerius)
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 5, 2020