En 2016, una niña londinense de 14 años escribió a un juez del Tribunal Superior de Londres pidiendo una oportunidad de “vivir más” tras sufrir una forma rara de cáncer que le habría provocado la muerte, obteniendo así autorización para estar hibernado.
Su esperanza es ser “despertada” cuando la humanidad haya descubierto cómo curar su enfermedad.
Sin embargo, ya hay más de 370 personas hibernando en el mundo. El primero fue James Bedford, profesor de la Universidad de California, que hibernó en 1967 a la edad de 73 años y que aún se conserva en la Alcor Life Extension Foundation, que junto con las otras estadounidenses Cryonics y la rusa KryoRus son las tres únicas empresas. que actualmente ofrecen el servicio por importes que van desde los 18.000€ hasta los 200.000€ con las dos opciones de hibernar todo el cuerpo o sólo el cerebro.
El procedimiento comienza en la sala de reanimación del hospital donde se encuentra el paciente moribundo. Una vez declarada la muerte legal, los técnicos intervienen para restablecer la ventilación de los pulmones y el flujo sanguíneo al cerebro. Luego, el cuerpo se sumerge en agua helada para ser transportado a uno de los centros de criogénesis, donde se inyecta por vía intravenosa la solución ‘crioprotectora’ para evitar que todos los tejidos se congelen y finalmente se sumerge en nitrógeno líquido y se lleva a una temperatura de -196°. grados.
Las esperanzas de quienes hibernan se basan en tres hipótesis:
1) la memoria y la personalidad permanecen intactas dentro del cerebro incluso cuando se interrumpe su actividad;
2) los procedimientos de criopreservación no afectan las estructuras cerebrales responsables de la memoria y la personalidad;
3) en el futuro será posible restaurar las capacidades cerebrales de los cerebros criopreservados.
Las especies que hibernan lo hacen de diferentes formas en función de sus propias características y las de su ecosistema. Algunas especies de sangre caliente (homeotermos), como los osos pardos, pueden llegar a estar varios meses en estado de letargo. El letargo es un grado bajo de hibernación en el que el animal no come, ni bebe ni se mueve, pero su reducción del metabolismo es menor. Otros animales, como las ardillas de tierra, murciélagos y erizos, son capaces de reducir al mínimo su metabolismo (pulsaciones, circulación, respiración, regulación térmica) durante una cantidad variable de tiempo que va desde algunos pocos días hasta varios meses. Los animales que hibernan tienen en su cuerpo dos tipos de grasas, la normal y la oscura. La grasa marrón u oscura, rodea los órganos vitales proporcionándoles energía extra para contrarrestar la falta de alimento. Los humanos, como el resto de las especies de sangre caliente, también tenemos grasa oscura, aunque en menor cantidad.
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Por J.G. Shear.
En 2016, una niña londinense de 14 años escribió a un juez del Tribunal Superior de Londres pidiendo una oportunidad de “vivir más” tras sufrir una forma rara de cáncer que le habría provocado la muerte, obteniendo así autorización para estar hibernado.
Su esperanza es ser “despertada” cuando la humanidad haya descubierto cómo curar su enfermedad.
Sin embargo, ya hay más de 370 personas hibernando en el mundo. El primero fue James Bedford, profesor de la Universidad de California, que hibernó en 1967 a la edad de 73 años y que aún se conserva en la Alcor Life Extension Foundation, que junto con las otras estadounidenses Cryonics y la rusa KryoRus son las tres únicas empresas. que actualmente ofrecen el servicio por importes que van desde los 18.000€ hasta los 200.000€ con las dos opciones de hibernar todo el cuerpo o sólo el cerebro.
El procedimiento comienza en la sala de reanimación del hospital donde se encuentra el paciente moribundo. Una vez declarada la muerte legal, los técnicos intervienen para restablecer la ventilación de los pulmones y el flujo sanguíneo al cerebro. Luego, el cuerpo se sumerge en agua helada para ser transportado a uno de los centros de criogénesis, donde se inyecta por vía intravenosa la solución ‘crioprotectora’ para evitar que todos los tejidos se congelen y finalmente se sumerge en nitrógeno líquido y se lleva a una temperatura de -196°. grados.
Las esperanzas de quienes hibernan se basan en tres hipótesis:
1) la memoria y la personalidad permanecen intactas dentro del cerebro incluso cuando se interrumpe su actividad;
2) los procedimientos de criopreservación no afectan las estructuras cerebrales responsables de la memoria y la personalidad;
3) en el futuro será posible restaurar las capacidades cerebrales de los cerebros criopreservados.
Las especies que hibernan lo hacen de diferentes formas en función de sus propias características y las de su ecosistema. Algunas especies de sangre caliente (homeotermos), como los osos pardos, pueden llegar a estar varios meses en estado de letargo. El letargo es un grado bajo de hibernación en el que el animal no come, ni bebe ni se mueve, pero su reducción del metabolismo es menor. Otros animales, como las ardillas de tierra, murciélagos y erizos, son capaces de reducir al mínimo su metabolismo (pulsaciones, circulación, respiración, regulación térmica) durante una cantidad variable de tiempo que va desde algunos pocos días hasta varios meses. Los animales que hibernan tienen en su cuerpo dos tipos de grasas, la normal y la oscura. La grasa marrón u oscura, rodea los órganos vitales proporcionándoles energía extra para contrarrestar la falta de alimento. Los humanos, como el resto de las especies de sangre caliente, también tenemos grasa oscura, aunque en menor cantidad.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 22, 2024
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