Sin lugar a dudas, Todos los Santos se habían alineado ese día…
La mañana era soleada y tranquila, cielo azul, brisa encantadora, aroma de flores. Yo estaba sentada esperando a mi alumna Camelia que llegaría en cualquier momento. Muy aplicada, muy estudiosa, está alcanzando el grado de Profesorado Elemental de Piano y también es Ingeniera Agrónoma. Me causa mucho placer trabajar con ella las obras de repertorio.
De pronto sentí un llorar angustiado proveniente de un cachorrito. No presté atención debido a que todos por aquí tienen perros, perritos, perrazos, gatos, gatitos, loros y pájaros de toda clase; pero el lamento seguía y seguía, entonces me decidí a investigar yendo hacia la puerta de entrada y mirando en todas direcciones. Justo enfrente, en casa de mi vecina Ña Salomé se encontraba un diminuto cachorrito llorando mirando a la puerta desde la que se paseaban por dentro sus dos perrazos. Parecía que ningún vecino se interesaba…
Crucé la calle, tomé al pequeñín en mis brazos y llamé a mi vecina, nada. Al otro vecino, nada. A la vecina de la despensa, nada. Entonces lo traje a casa esperando que alguien lo reclamara. En eso llegó Camelia, le di agua al perrito y lo puse en la camita de Dolly y Brunito a quienes por precaución saqué al patio trasero. Ese día venía el veterinario a llevar a Brunito, mi lavaplatos, a control por sus orejas y problemas de piel y aproveché a darle también al pequeño para que lo controlara. Nos dijimos que tal vez lo habían abandonado cerca y él había buscado a su gente por eso lloraba desesperado.
Ambos volvieron de la veterinaria bañados con sendas corbatas de Spider perro, con fragancia a flores y el pequeño desparasitado también. Nadie lo reclamó en ningún momento. Aquí se quedó conmigo. Es mi perro número 13 y su nombre es Aramis, mi tercer Mosquetero, porque ya tengo a Athos y Porthos, hijos de Marilou que cruzara hace poco el puente del Arco Iris.
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Por Prof. Dra. María Elena Cisneros Rueda.
Sin lugar a dudas, Todos los Santos se habían alineado ese día…
La mañana era soleada y tranquila, cielo azul, brisa encantadora, aroma de flores. Yo estaba sentada esperando a mi alumna Camelia que llegaría en cualquier momento. Muy aplicada, muy estudiosa, está alcanzando el grado de Profesorado Elemental de Piano y también es Ingeniera Agrónoma. Me causa mucho placer trabajar con ella las obras de repertorio.
De pronto sentí un llorar angustiado proveniente de un cachorrito. No presté atención debido a que todos por aquí tienen perros, perritos, perrazos, gatos, gatitos, loros y pájaros de toda clase; pero el lamento seguía y seguía, entonces me decidí a investigar yendo hacia la puerta de entrada y mirando en todas direcciones. Justo enfrente, en casa de mi vecina Ña Salomé se encontraba un diminuto cachorrito llorando mirando a la puerta desde la que se paseaban por dentro sus dos perrazos. Parecía que ningún vecino se interesaba…
Crucé la calle, tomé al pequeñín en mis brazos y llamé a mi vecina, nada. Al otro vecino, nada. A la vecina de la despensa, nada. Entonces lo traje a casa esperando que alguien lo reclamara. En eso llegó Camelia, le di agua al perrito y lo puse en la camita de Dolly y Brunito a quienes por precaución saqué al patio trasero. Ese día venía el veterinario a llevar a Brunito, mi lavaplatos, a control por sus orejas y problemas de piel y aproveché a darle también al pequeño para que lo controlara. Nos dijimos que tal vez lo habían abandonado cerca y él había buscado a su gente por eso lloraba desesperado.
Ambos volvieron de la veterinaria bañados con sendas corbatas de Spider perro, con fragancia a flores y el pequeño desparasitado también. Nadie lo reclamó en ningún momento. Aquí se quedó conmigo. Es mi perro número 13 y su nombre es Aramis, mi tercer Mosquetero, porque ya tengo a Athos y Porthos, hijos de Marilou que cruzara hace poco el puente del Arco Iris.
Mañana cumple dos meses.
Sin dudas un milagro de Todos los Santos!!!
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 31, 2023