La Sociedad Norteamericana se hace escuchar mediante una activa participación en los habitats donde los políticos bucean mejor: Gobernaciones, intendencias, municipalidades. Tal vez, el más exquisito y moderado discurso de Trump fue la resultante de ese fenómeno.
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Donald Trump anunció una nueva etapa de la famosa frase de hacer América grandiosa nuevamente en el discurso ante el Congreso, su primera como presidente, mientras se limitaba estrictamente a un guión y evitaba los discursos descabellados y acalorados por los que es conocido.
Trump habló de una nueva ola de optimismo y orgullo nacional al confiar la gente en él, un contraste con su triste discurso de inauguración de la carnicería estadounidense. “Estoy aquí esta noche para entregar un mensaje de unidad y fuerza, y es un mensaje profundamente transmitido desde mi corazón”, dijo el mandatario americano.
El millonario prefirió no referirse a los miles de humanos que han protestado en todo el mundo -y en su país- desde que asumió el cargo, incluyendo la marcha de las mujeres y las manifestaciones contra su orden ejecutiva prohibición de ingresar a Estados Unidos a viajeros de países considerados de riesgo terrorista. Pero sin dudas ha sido un chasqueo cerca de sus oídos.
Pidió al Congreso que apoyara una ley de infraestructura de un billón de dólares, que fue tibiamente recibida por ambos lados del pasillo.
También pidió al Congreso que derogara y reemplazara la Ley del Seguro de Salud asequible, conocido hasta aquí como ObamaCare, aunque no especificó cómo debería ser reemplazado o si su proyecto está de alguna manera en vías de desarrollo.
Trump anunció una nueva oficina en el Departamento de Seguridad Nacional llamada VOICE, para las víctimas de los crímenes cometidos por los inmigrantes. No se sabe si eso cubrirá a todos los inmigrantes o inmigrantes indocumentados. “Estamos dando una voz a aquellos que han sido ignorados por nuestros medios de comunicación, y silenciados por intereses especiales”, dijo Trump.
En la respuesta oficial de los demócratas, el ex gobernador de Kentucky Steve Beshear habló acerca de cuán peligroso sería la derogación de la Ley del Seguro de Salud, y el peligro de que millones de personas puedan perder la cobertura. “Esto no es un juego. Esto es vida o muerte para la gente “, dijo.
Las mujeres demócratas se vistieron de blanco para protestar por el trato dado por Donald Trump a las mujeres y para honrar los derechos de las mujeres.
Pese a un discurso que pareció sincero, medido y -de acuerdo con la prensa- más vestido de político formal que de aquel que vendría a patear el tablero, hay circunstancias que le llevaron a esa postura. Los americanos han encontrado un nuevo método para mostrar sus disconformidades y este se materializa cuando los ciudadanos asisten a las reuniones de municipalidades, gobernaciones e intendencias donde figuras del espectro republicano son sometidos a pruebas por sus constituyentes. Este fenómeno ha cobrado vida y escalado en su incandescencia en los últimos quince días. Las protestas han llegado a un estado de malestar tal que muchos representantes (Marco Rubio, por ejemplo) han decidido cancelar sus presentaciones frente al temor de vivir una experiencia irreversible para su porvenir político. De todas maneras -como los Jeans y Halloween- estas series de reproches, reprobaciones, sublevaciones, demandas y silbatinas serían un gran moda o tradición a adaptar.
La Sociedad Norteamericana se hace escuchar mediante una activa participación en los habitats donde los políticos bucean mejor: Gobernaciones, intendencias, municipalidades. Tal vez, el más exquisito y moderado discurso de Trump fue la resultante de ese fenómeno.
[two_third padding=”0 30px 0 0″]Donald Trump anunció una nueva etapa de la famosa frase de hacer América grandiosa nuevamente en el discurso ante el Congreso, su primera como presidente, mientras se limitaba estrictamente a un guión y evitaba los discursos descabellados y acalorados por los que es conocido.
Trump habló de una nueva ola de optimismo y orgullo nacional al confiar la gente en él, un contraste con su triste discurso de inauguración de la carnicería estadounidense. “Estoy aquí esta noche para entregar un mensaje de unidad y fuerza, y es un mensaje profundamente transmitido desde mi corazón”, dijo el mandatario americano.
El millonario prefirió no referirse a los miles de humanos que han protestado en todo el mundo -y en su país- desde que asumió el cargo, incluyendo la marcha de las mujeres y las manifestaciones contra su orden ejecutiva prohibición de ingresar a Estados Unidos a viajeros de países considerados de riesgo terrorista. Pero sin dudas ha sido un chasqueo cerca de sus oídos.
Pidió al Congreso que apoyara una ley de infraestructura de un billón de dólares, que fue tibiamente recibida por ambos lados del pasillo.
También pidió al Congreso que derogara y reemplazara la Ley del Seguro de Salud asequible, conocido hasta aquí como ObamaCare, aunque no especificó cómo debería ser reemplazado o si su proyecto está de alguna manera en vías de desarrollo.
Trump anunció una nueva oficina en el Departamento de Seguridad Nacional llamada VOICE, para las víctimas de los crímenes cometidos por los inmigrantes. No se sabe si eso cubrirá a todos los inmigrantes o inmigrantes indocumentados. “Estamos dando una voz a aquellos que han sido ignorados por nuestros medios de comunicación, y silenciados por intereses especiales”, dijo Trump.
En la respuesta oficial de los demócratas, el ex gobernador de Kentucky Steve Beshear habló acerca de cuán peligroso sería la derogación de la Ley del Seguro de Salud, y el peligro de que millones de personas puedan perder la cobertura. “Esto no es un juego. Esto es vida o muerte para la gente “, dijo.
Las mujeres demócratas se vistieron de blanco para protestar por el trato dado por Donald Trump a las mujeres y para honrar los derechos de las mujeres.
Pese a un discurso que pareció sincero, medido y -de acuerdo con la prensa- más vestido de político formal que de aquel que vendría a patear el tablero, hay circunstancias que le llevaron a esa postura. Los americanos han encontrado un nuevo método para mostrar sus disconformidades y este se materializa cuando los ciudadanos asisten a las reuniones de municipalidades, gobernaciones e intendencias donde figuras del espectro republicano son sometidos a pruebas por sus constituyentes. Este fenómeno ha cobrado vida y escalado en su incandescencia en los últimos quince días. Las protestas han llegado a un estado de malestar tal que muchos representantes (Marco Rubio, por ejemplo) han decidido cancelar sus presentaciones frente al temor de vivir una experiencia irreversible para su porvenir político. De todas maneras -como los Jeans y Halloween- estas series de reproches, reprobaciones, sublevaciones, demandas y silbatinas serían un gran moda o tradición a adaptar.
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Marzo 1, 2017
Tags: Donald Trump, Fabian Kussman, Marco Rubio
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