PRISIONEROS DE LESA DE LA UPF 34, SIN HUMANITARISMO NI JURAMENTO HIPOCRÁTICO

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  Por Claudio Kussman.

En estos días, somos testigos en Argentina de la confrontación de la clase política, cuyos miembros pelean salvajemente para quedar bien posicionados en las elecciones de medio tiempo 2025. Esta llega al ridículo extremo de acaloradas discusiones, hasta por el lugar donde deben orinar las fuerzas de seguridad, que protegen el edificio del Congreso de la Nación en días de protestas populares. Mientras, en el liliputiense e ignorado mundo paralelo de los imputados por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, los prisioneros adultos mayores luchan   para sobrevivir un día más, luego otro y otro, hasta su último aliento.

Uno de sus protagonistas es MANUEL CORDERO PIACENTINI (89 años), Coronel del Ejército  de la República Oriental del Uruguay, alojado en la Unidad 34 de Campo de Mayo. Presentando un cuadro febril y fuerte tos, había sido desatendido por el médico penitenciario N. LUNA, quien vaya a saber por qué razón reiteradamente incumple su juramento hipocrático con estos cautivos. Al respecto el día 29 de julio pasado, publicamos una nota en este portal. Transcurrieron las horas y el día 30 llegó a ver al convaleciente, otro médico que recetó un antigripal y Mometasona en espray nasal. El 31 fue asistido por una doctora que al comprobar que el estado de salud del viejo soldado no había mejorado, finalmente le recetó Amoxidal (antibiótico). Una radiografía de tórax por supuesto brilló por su ausencia. Este hecho aparte de ratificar, una vez más, que lo peor que le puede pasar a un adulto mayor en la cárcel es enfermarse ya que la posibilidad de muerte es muy elevada, deja a la vista también una burocracia incomprensible e inhumana. Se da desde el momento que los médicos del Ejército solo atienden a los encausados de las fuerzas armadas alojados en el pabellón “B” y no a los del “A”, en mayoría pertenecientes a fuerzas de seguridad, policiales y civiles. Simultáneamente a años luz de distancia, de este sombrío y complejo mundo carcelario, más precisamente en el Senado de la Nación, entre exquisitos mármoles, noble madera, y rutilantes luminarias, la vicepresidente VICTORIA VILLARRUEL, acompañada del  obispo castrense, monseñor SANTIAGO OLIVERA y miembros del Congreso  homenajeaba a soldados que en 1975 combatieron al ERP en Manchalá. Allí no había ni fiebre ni toces, solo música clásica ejecutada por eximios violinistas,  aplausos, festejo y emoción patriótica.  


“Cura a veces, trata con frecuencia y consuela siempre”

Hipócrates (460 a. C.-370 a. C)


   

Claudio Kussman

Comisario Mayor (R)

Policía Prov. Buenos Aires

claudio@PrisioneroEnArgentina.com

www.PrisioneroEnArgentina.com

 

QUE EL PRESENTE ESCRITO MAS ALLÁ DE EXPRESAR BUENOS DESEOS POR LA RECUPERACIÓN DE CORDERO PIACENTINI, SIRVA PARA PONDERAR AL PRISIONERO-POLICÍA LUCIO NAST, QUIEN DE SIEMPRE  HA  DEMOSTRADO SER UN BUEN SAMARITANO AYUDANDO Y ASISTIENDO, SIN DISTINCIÓN DE FUERZA, O HORARIO A QUIENES NO PUEDEN VALERSE POR SÍ MISMOS. 

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 2, 2025


 

César Milani: “Poseo información muy valiosa de…”

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 Por Fabian Kussman.

 

Milani y las conversaciones tras los barrotes:

Como Ganar Amigos e Influenciar sobre las Personas.

 

“Mis amigos estaban cayendo tan rápido como la guillotina podría cortar sus cabezas”, dijo Thomas Paine dirigiendo su mirada a Samuel Adams. También le recordó que había escrito La Edad de la Razón tan de prisa como pudo, ya que su intención era que fuera rápidamente traducido al francés y sirviera como argumento para detener la violencia que dominó la corriente durante veinte años en el país europeo. Claro, el ex Jefe del Ejército no es Thomas Paine, no tiene su brillo intelectual ni un costado moral al cual apreciar. Sin embargo, el ex militar mimado del movimiento Nac &Pop ahora se encuentra -tal como Paine, por distintos motivos- alojado en una cárcel. Y esta es en el Penal de Ezeiza.

Para que conozca usted mi posición, César Gerardo Santos del Corazón de Jesús Milani, en mi experiencia, debería estar libre aguardando su juicio ya que las pruebas en su contra -como en tantos otros casos de lesa humanidad, son poco contundentes. Testimonios en su contra y una firma que podrá ser o no la suya son las evidencias comprometedoras. Pero no categóricas. Esto no significa que el militar kirchnerista sea culpable o no. Lo será hasta que demuestre su inocencia, de acuerdo a la justicia independiente a la cual el presidente Macri se refiere tan a menudo. El tema con Milani es su actitud Balzista de “yo no fui, fueron los malos” o “los que están sueltos” -como le confesó quienes eran su preocupación a la señora Hebe de Bonafini, su nodriza en tiempos de rapiña. Esa desmedida pretensión por desligarse de sus posibles pecados de juventud le llevó a venderse al discurso del otrora enemigo.

En su nueva morada, Milani accedió a reunirse con otros prisioneros en el salón de visitas del edificio. René Langlois y Lucio César Nast, de la policía de Santa Fe -hoy rehenes del Kirchnerismo y el Macrismo-, el Coronel Uruguayo Cordero Piacentini -también secuestrado por ambas administraciones- y un cuarto, quien prefirió el anonimato, pero se trataría de alguien vinculado al Poder Judicial. En este encuentro, bajo un trato cordial, los cuatro prisioneros veteranos conversaron con el “rookie” en cuestión. Langlois -orquestador del concilió que se produjo luego de la entonación del Himno nacional y un minuto de silencio por los caídos en el conflicto bélico de Malvinas- le dejó saber de qué encontraría pocos admiradores en las instalaciones y la poca simpatía se debe a su condición de kirchnerista militante. Esta conversación se interrumpió debido a que César Milani fue convocado de urgencia por la Jefa de la Unidad Penitenciaria. Allí, según inferencias (Si la “justicia” infiere, muy bien puedo hacerlo yo) la titular, Cristina Mesa, habría solicitado al General en desgracia, tratar de no realizar tertulia o velada alguna. Ni un simple cóctel para los nuevos vecinos.

Nast, Langlois, Cordero Piacentini y el cuarto en discordia volvieron sobre sus pasos y continuaron lo podado entrada la tarde, retomando el hilo de la charla. Allí se volvió a hablar del malestar que los presos políticos sentían gracias a Milani con sus licencias ideológicas (Llámese poder acomodaticio) y su actitud de Capitán del Costa Concordia. Ante esto, Schettino (Perdón, Milani) permaneció en silencio, pero cuando fue abordado con respecto a lo vertido por Langlois (“El neo comunismo mira hacia el costado cuando se trata de tiranías hermanas, distorsiona la historia a comodidad y siempre sacrifica a un chivo para salir airosos”) El chivo, usted sabrá, sería el General domiciliado en el barrio La Horqueta. Frente a esta hipótesis, Milani asintió y se comprometió a la acción.

-Estoy dispuesto a buscar una solución para todos los presos políticos -afirmó el nacido en Cosquín.

Este nuevo intercambio de palabras también se efectuó en un corto lapso de tiempo, cerrándose con un concepto también deslizado por René Langlois.

-Usted Milani, podría haber pasado a la historia para cerrar la grieta y llegar a la ansiada reconciliación…

Milani aseguró que trató el tema en varias oportunidades, pero siempre había recibido una respuesta negativa, pero dejó constado que el “posee información muy valiosa sobre jueces y funcionarios” que podría ayudar.

Iniciando el camino de retorno a su pabellón, una última pregunta hizo que Milani se detuviera.

– ¿Usted se da cuenta de lo que estamos viviendo, y de lo que usted está viviendo ahora?

Milani acusó el impacto. La universidad de la calle trae muchos beneficios, la escuela política descreimiento generalizado. De camarada a camarada, de preso a preso, es otra historia que desconozco.

-Es como si me hubieran soltado la mano -dijo Milani, perdiéndose entre los pasillos de la Unidad penal 31.

La conversación se cerró con la promesa de un nuevo mitin en días cercanos.

Si las verdaderas intenciones de Milani no son promesas, deberían tener resultados pronto. Esto obedece a mi sospecha que, de ser liberado, el egresado del Liceo Militar General Paz volverá sobre sus pasos y de los camaradas se acordará el día de los inocentes. En otro orden, si buscamos y pedimos legalidad, recorramos el camino de la misma. Si Milani busca una solución -y no quiero pecar de inocente, ya que en política el moho trepa por las paredes- que esta sea la ley y no un arreglo de sus doradas épocas kirchneristas.

Es alto, tal vez 190 centímetros de estatura, pero para quienes lo han visto con antelación luce demacrado -tal vez producto de los pocos días de confinamiento- pero sabemos (Y espero que los prisioneros ilegalmente arrestados también lo sepan) que estamos frente a un hombre inteligente u oportunista -o ambos- quién también prometió defender la Constitución… y el Movimiento Nacional y Popular… y la gesta de las Madres de Plaza de Mayo… y su comercio de perros calientes.

Milani aún goza de sus privilegios Nacionales y Populares. Tiene dos escoltas que van tras sus pasos dispuestos por el Servicio Penitenciario Federal, cada vez que se aleja del Pabellón 8. Anoche fue invitado a degustar pizza (sin champán) por dos Sub Oficiales de su Fuerza con los que comparte espacio en el mencionado sector número 8 y además, ciertos oficiales cuyos hijos son miembros del Ejército aún son devotos de su jerarquía (Militar, claro)

 

 


Fabian Kussman

email@PrisioneroEnArgentina.com

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Abril 3, 2017