HAGÁMONOS CARGO…

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Hagámonos cargo…

 

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Por Roberto José Rosales – Capitán de Corbeta de I.M. (R.E.).

Una vez más la historia se repite: la Familia Militar falta a la cita cuando se la convoca a ser solidaria con los camaradas que se encuentran detenidos como Presos Políticos. En las elecciones de ayer en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires, se presentaron las Listas 262 y298 llevaban precandidatos que ofrecían trabajar en dos temas que nos interesan (a algunos pocos): la libertad de las personas injustamente encarceladas por haber derrotado al terrorismo y el reconocimiento a las víctimas del terrorismo en la Argentina.
Los pre candidatos solo necesitaban alcanzar el 1,5%, de sus respectivos padrones electorales, para tener la oportunidad de competir en las elecciones de octubre y lograron los magros resultados del 0,31% en C.A.B.A. y del 0,19 en Buenos Aires… Sí tan solo las personas que antiguamente integraban la mentada Familia Militar, hubieran acompañado con su voto… ese objetivo se hubiera alcanzado fácilmente.
Se tiene conocimiento que en algunas mesas faltaron boletas de las listas mencionadas, pero eso no justifica el bajo rendimiento obtenido. Por whatsapp y otras redes figuraban los lugares donde previamente se podían conseguir boletas, no era lo ideal pero era una solución… era cuestión de moverse un poco. En las elecciones de octubre no habrá ninguna lista que lleve candidatos que defiendan a los Presos Políticos ni a las Víctimas del terrorismo… hacerlo no es políticamente correcto.
Pero una vez más, como ha ocurrido en tantas otras oportunidades, se pegaron el faltazo.
Sintetizando la situación no ha variado para nuestros Presos Políticos, persistirán los continuos agravios y humillaciones a las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales, en su conjunto. Continuarán adelante con los juicios de la venganza y nos avergonzaremos de la conducta de los miembros del poder judicial, quienes han olvidado el verdadero derecho. El tema más grave son los muertos en cautiverio, la mayoría de ellos sin tener una condena en firme. El universo de los Presos Políticos está integrado por ancianos soldados, muchos de ellos enfermos y en las unidades penales están quedando -salvo algunas excepciones- los que eran los más jóvenes y más modernos… Quienes conocemos la vida castrense sabemos perfectamente que ellos no tenían capacidad de decisión alguna, estaban exceptuados de las responsabilidades que solo le caben a los más altos niveles de conducción del estado de aquellos años de guerras revolucionaria y contrarrevolucionaria.
Recomendamos releer la notas LES ROMPE LAS PELOTAS con autoría del escritor contumaz Horacio Palma y el suscripto. Fueron escritas el 02 de julio de 2009 y 16 de mayo de 2012. La historia se repite y la “Familia Militar” continúa imperturbable… a la mayoría no les toca. Al releer esas notas me indigno y avergüenzo… 418 muertos en cautiverio nos lo reclaman desde el cielo y miles de Presos Políticos desde sus cárceles.
Si mis palabras ofenden a alguien no me disculparé, ya es hora que dejemos la comodidad de nuestros hogares, visitemos a los camaradas “heridos” que hemos abandonado en la trinchera, les hagamos llegar nuestra solidaridad y nos hagamos presentes en cuanto acto se reclame por su libertad. Lo mismo pasa con las víctimas del terrorismo, mansamente hemos tolerado que sus victimarios se jacten de sus asesinatos y atentados, que ocupen bancas en el Congreso Nacional, sean funcionarios públicos y no se arrepienten del baño de sangre en el que nos sumergieron. Hagámonos cargo… No esperemos más que otros hagan el trabajo que nos corresponde.
Sinceramente,

Roberto José Rosales
Capitán de Corbeta de I.M. (R.E.)


 

DIGAN ¡BASTA! CARAJO

 

LOS PP

 

CARTA ABIERTA AL FORO DE ALMIRANTES

 

 

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¿LES ROMPE LAS PELOTAS? 
Uno va caminando pensando en sus cosas. Va caminando entre la gente y sumergido en el ruido del mundo. Y de repente un chasquido. Un chasquido fuerte entre el papel y los dedos. Algo tan simple… tan elemental. Basta ese chasquido para que nosotros salgamos del ensimismamiento y prestemos atención. Levantamos entonces la mirada.
No se a ustedes, pero a mí, las cosas sencillas me sorprenden más que los grandes fuegos de artificios.
Antes, mucho antes, pero no tanto… cuando uno aludía a la “Familia Militar”, aludía no solo a los integrantes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en actividad, sino también a los retirados, a sus familiares directos, y a gran parte del Personal Civil de las Fuerzas Armadas y de Seguridad que se sentían identificados con esas Instituciones, y que compartían sus mismos objetivos y sus mismas aspiraciones.
Supongo que habrá datos ciertos sobre el número de personas que componen hoy la “Familia militar”, pero yo no los tengo. De todos modos, debe ser un número importante…aunque no exista como “familia”.
La política oficial contra el personal militar y de fuerzas de seguridad, sin distinción de jerarquías y responsabilidades, que combatió a los terroristas que atacaron a la República Argentina durante los gobiernos constitucionales de: Frondizi, Guido, Illia, Perón e Isabel; ha llegado a su punto culminante en el presente, con la prisión política y posterior enjuiciamiento ante tribunales especiales y parciales, de quienes eran por entonces jóvenes oficiales, suboficiales y civiles que cumplían las órdenes emanadas de sus Comandantes en Jefe y Presidentes de la República Argentina.
Estoy hablando de los 70, pero también estoy hablando de hoy.
La unilateral política, mal llamada “de Derechos Humanos”, los mal llamados “crímenes” mal declarados de “Lesa Humanidad”, la persecución ideológica, los escraches, la jurisprudencia retroactiva, el juzgamiento de cosas juzgadas, la anulación de las leyes de pacificación nacional, sancionadas por las Instituciones democráticas de la República Argentina, que se conocieron como de “Obediencia Debida y Punto Final”, sacar a los imputados de la jurisdicción de sus jueces naturales, la anulación de los Indultos Presidenciales otorgados por presidentes elegidos democráticamente, la cárcel con prisiones preventivas que exceden los tiempos legales, la pretensión de juzgar una guerra con el Código Penal, la vergonzosa aceptación de testigos falsos, y toda otra impúdica felonía jurídica que les venga a la mente; todos estos hechos han sido atropellos cometidos por un Poder Ejecutivo irracional, un Poder Legislativo complaciente, y por un Poder Judicial obedientemente cobarde.
“No es grave cometer un error. Todo el mundo lo comete. Lo grave es persistir en él, agrandarlo y justificarlo”, dijo Lenin… exactamente, es tan grande la torpeza de quienes nos gobiernan, y tal su empecinamiento en lograr la destrucción de las instituciones y de la producción… que terminarán por hartar a la sociedad.
Las últimas elecciones han sido un claro ejemplo.
Algo digno de destacar, es que, a pesar del persistente hostigamiento político, de las aberraciones judiciales y de la total falta de garantías del gobierno de los Kirchner para con los soldados que combatieron al terrorismo en Argentina, los miembros de La “Familia Militar” (salvo contadas excepciones) ha acatado siempre la ley y se han sometido a derecho siempre… aún sin haberlo recibido nunca.
Los soldados de ayer, hoy son presos políticos esperando un juicio cuyo veredicto está cantado. Han sido deshonrados, han humillado directa e indirectamente a sus familias, y son considerados los únicos responsables de una tragedia de la que debe hacerse cargo la República toda.
Si bien no me caben las generales de la ley, digo, si bien no pertenezco yo a la “familia militar”, confieso que al principio, pensaba que en algún momento, los familiares de los presos políticos abandonarían su mudez. Hoy, después de 8 años de espera infructuosa, la esperanza se me ha desvanecido casi por completo.
Tengo la sensación, al hablar con muchos de sus integrantes, que a La “Familia Militar” le han quebrado la moral. Le han aniquilado su voluntad de lucha.
Un soldado que en los 70 luchó contra ese terrorismo que bañó de sangre a la Argentina, me cita una frase del antiguo estratega chino Sun Tzu: “Tzu dice dos cosas fundamentales: Uno. Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño. Dos. El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar”.
Estimado lector, por favor, vuelva a leer los dos conceptos.
Desde el último advenimiento de la democracia, los terroristas argentinos y sus acólitos han aplicado inteligente y minuciosamente estos dos principios a rajatabla.
Y una vez en el poder, su ensañamiento ha ido creciendo. Envalentonados con nuestro miedoso silencio, ellos llevan más de 25 años engañando al pueblo sobre la verdad de aquella guerra. Y esa tenacidad ha dado sus frutos: han sometiendo nuestra voluntad de lucha, y han quebrando casi definitivamente la moral de sus antiguos oponentes.
Hoy, la “Familia Militar”, o lo que queda de ella, está desorientada. Sus líderes naturales no la conducen ni atienden sus necesidades, su accionar es disperso e individual, por ende, casi inútil. Hoy, la “Familia Militar” parece derrotada moralmente.
¿Porqué las esposas y los hijos de los presos políticos no están en las calles?…se pregunta uno. “Por miedo”, justifican algunos.
¿Miedo o vergüenza?, es la pregunta que me brota rápida.
Y sea cual fuere la respuesta, la verdad es una: Parecen derrotados.
A diferencia de otros sectores de la sociedad a los que los Kirchner intentaron doblegar, la “Familia Militar” anda dispersa en luchas individuales.
Todos hemos sido testigos del golpe feroz que este gobierno de soberbios ha recibido en las últimas elecciones. Comparemos la estrategia de las entidades del campo en su oposición a las políticas gubernamentales: Sectores rivales históricamente supieron salvar sus diferencias. Se unieron en el reclamo entidades que antes no podían compartir una mesa. Unificaron política y discurso… todos reclamaron y dijeron lo mismo. En las rutas, en las calles, en las plazas, ante las autoridades o ante los medios de comunicación… siempre el mismo mensaje. “Estamos hartos…”.
Un año después, la dirigencia del campo llenó el Congreso de representantes.
Desde hace mucho tiempo, el gobierno nacional viene trabajando operaciones psicológicas a fin de tratar de crear un ambiente institucional que permita quebrar la moral de la Fuerzas Armadas. Es un mecanismo de lucha que les ha permitido entrar en el subconsciente de los integrantes de la “Familia Militar”.
Así, el gobierno ha podido moldear a los nuevos “soldados” con una conciencia donde se politice la acción de la fuerza armada.
¡Ahí está la acción terrorista!, golpear y golpear la moral institucional hasta relajar por humillación a sus integrantes. Y el objetivo, lamentablemente, parece estar cumplido. Han quebrado a las Fuerzas Armadas, institucional, y generacionalmente.
Las Fuerzas Armadas y de Seguridad son instituciones piramidales, rígidas, regidas por la disciplina y especialmente por la moral. Y todo eso carcomió el enemigo.
La “Familia Militar” ha sido derrotada con lamentable facilidad.
Escucho y veo a parte de esa “familia militar”. Salvo contadas excepciones que todos conocemos, la mayoría ha perdido su autoestima. Ha perdido su honor, y lo que es más trascendente, ha olvidado sus responsabilidades para con la Patria.
El enemigo les ha quebrado la voluntad. Los ha sometido sin luchar.
“Nunca dejamos a nadie abandonado en el campo de batalla…” esa frase la he escuchado decir mil veces a los Infantes de Marina en las películas. Uno la escuchaba y se emocionaba. Ahora, cada vez que la escucho, mi alma viaja al Penal de Marcos Paz, que es emblema de los soldados humillados, pero también a todos los demás penales y hospitales de la Argentina donde están confinados al olvido los Presos Políticos de Argentina, como abandonados a su suerte.
Escucho y leo con atención a toda nuestra “propia tropa”. Unos afirman que los presos políticos son las Víctimas del terrorismo de hoy. Otros, piensan que los presos políticos de Argentina son las bajas de la nueva guerra.
Sea como sea, si la película de guerra fuera hecha en Argentina de hoy, aquella frase que escuché mil veces decir a los infantes, debería volver a escribirse. En la película de la guerra argentina debería decir: ¡Perdón Camaradas y Amigos… los abandonamos. Arréglense como puedan!
Y lloro con bronca. Y lloro desconsoladamente.
Michel Foucault en “Genealogía del Racismo” respecto del papel fundacional de la guerra en la creación de los Estados, invierte la famosa frase de Carl Von Clausewitz, “la guerra es la continuación de la política por otros medios”, y dice: “la política es la continuación de la guerra por otros medios”.
Viendo el espectáculo mediático y político en el tratamiento a nuestros presos políticos, es obvio que el enemigo ha continuado su guerra en la política.
La “Familia Militar” ha arriado las banderas y se ha entregado mansamente al silencio.
Quedan unos pocos “loquitos” escribiendo. Algunas “impresentables” gritando en la Plaza. Unos pocos “dinosaurios retirados” haciendo lo imposible para que los soldados presos no se sientan abandonados.
Todo lo que quieran…pero al menos esa gente no ha claudicado ante el enemigo.
Yo prefiero, sinceramente, a los “loquitos, las impresentables, y a los dinosaurios” inclaudicables, antes que ese incomprensible silencio de “sálvese quien pueda”, que escucho por debajo del miedo general de los familiares de los presos políticos.
Tómense estas palabras, no como un reproche, sino como un respetuoso y personalísimo pedido a la “Familia Militar”, o a lo que quede de ella.
¿Hasta cuando seguirán mudos ante esta política de humillación?
¿Les ha servido para algo?
Al principio del silencio, había 30 presos. Hoy, son casi 700.
Si las esposas, los hermanos, los padres, los hijos y los nietos de los soldados presos en las cárceles de los Kirchner creen que soportar en silencio la humillación, es su aporte a la pacificación nacional… aunque no lo comparta, lo acepto. Pero entonces quiero que lo digan con claridad.
Quiero saber si el silencio es miedo, es estrategia, o es aporte a la pacificación nacional.
Quiero saber si a los familiares de los presos políticos les rompe la pelotas que haya “loquitos” escribiendo, “impresentables” reclamando libertad en las plazas, o “dinosaurios” empeñados en no olvidar a los presos.
Si el silencio en el reclamo es miedo. Los invito entonces a que lo pierdan, y se sumen al grito de los que desde hace años gritan el reclamo. Los invito a que se unan a las que, desde hace años gritan en las Plazas y en las calles. Los invito a que ayuden a los que desde hace tiempo, trabajan para que los presos no se sientan abandonados a su suerte.
Digo, así no tendrán que bajar la mirada cada día de visitas, cuando sus familiares, sus camaradas o sus amigos presos le pregunten qué están haciendo por ellos allá afuera.
Y si les rompe soberanamente las pelotas que haya gente gritando por los suyos, como ahora yo, por favor, me mandan un mail y me avisan.
Horacio R. Palma
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PrisioneroEnArgentina.com

Agosto 17, 2017


 

SUS HUESOS VAN, SUS PENAS VIENEN. La política de derechos humanos en épocas del Kirchnerismo

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Esta nota fue escrita hace dos años, exactamente el 4 de Marzo del 2015. Aguilera es uno solo, pero Aguilera Hombre posee piezas de todos y cada uno de los Presos Políticos en Argentina.

 

Escribe Horacio Palma.

 

Sus huesos van… sus penas vienen.

Así todo el día, mil veces por el mismo triste pasillo.

Sus huesos pasaron los ochenta, sus penas los diez años. Pero en el agujero donde lo han encerrado… eso ahora importa poco.

Omar grita sin cansarse de gritar… está encerrado entre cuatro paredes hace más de diez años. Sus carceleros le acercan la comida, pero don Aguilera dice no con la cabeza, y con la voz explica que  no comerá hoy aquí, que luego comerá en su casa, que repartan la comida entre los que no podrán ir a comer a su casa. No sabe que su casa ya no está… tampoco sabe que sus huesos ni sus penas cruzarán ya las rejas río arriba.

Don Aguilera grita sin cansarse de gritar, sus compañeros de encierro no pueden dormir… Aguilera grita y otro viejo encarcelado junto a él, cansado, le tira con el bastón. Aguilera grita y no para de gritar, y entre grito y grito dice que está esperando a su esposa, que ella vendrá hoy en auto, cargará sus cosas, le dará un beso y lo llevará de vuelta a casa a comer.

No recuerda Aguilera nada de aquél fatídico día del padre… ni recuerda el vuelco de su esposa después de aquella última tarde en que se abrazaron, se despidieron con un beso y un hasta siempre viejo, al cruzar las rejas. El auto desandando la ruta desde el Penal hacia las penas, el auto que no responde camino a casa, y el vuelco, y el hasta siempre convertido en hasta nunca… don Aguilera no sabe, por eso espera a su esposa muerta para que lo pase a buscar y lo lleve de vuelta a su casa.

Don Aguilera y su mente aturdida esperan la muerte en un Penal de La Pampa.

Grita y no para de gritar… sus carceleros se han acostumbrado a la injusticia de tener encerrado a un anciano demente, sus jueces se han acostumbrado a violar los derechos humanos en aras de una venganza… y nosotros, nos hemos acostumbrado a no poner el grito en el cielo… sino hasta cuando ya es demasiado tarde.

Omar Aguilera tiene 82 años y es Policía, pero no lo recuerda

Está preso hace 11 años en un penal de La Pampa por haber combatido al terrorismo en los años 70

Lo condenaron a 20 años de prisión pero no lo sabe

Su esposa falleció, volcó con el auto al volver de una visita al penal el día del padre…

 


Fuente y colaboración: Mauricio Ortín.


 


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 5, 2017