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Por Juan José Pereiro

 

Dickie Fox , el ficticio mentor de Jerry Maguire en la película homónima decia que al despertar cada mañana, se levantaba con una sonrisa, aplaudía las palmas de sus manos y repetía frente al espejo: “Hoy… va a ser un día maravilloso!”. Para lograr ciertas metas hay que  hacer un esfuerzo por reconocer todas las cosas positivas pequeñas que ocurren en el transcurso del día. Anótalas en un diario, toma fotos, lo que sea que te ayude a reconocer y recordar estas pequeñas cosas por las que sientes gratitud. Por ejemplo, si tu café huele bien, si el tráfico hacia el trabajo no estaba tan malo o si tu amigo te dio un cumplido por tu ropa, ¡anota estas cosas! Estas se acumularán rapidamente. Disfruta estas cosas buenas. Las personas tienen el mal hábito de enfocarse en lo negativo y dejar pasar lo positivo. Cuando percibas las cosas positivas en tu vida, tómate un momento para reconocerlas atentamente. Trata de almacenarlas en tu memoria. Por ejemplo, si ves un jardín de flores hermoso en tu caminata diaria, detente por un momento y repítete a ti mismo, “Este es un hermoso momento y quiero recordar lo agradecido que estoy por vivirlo”. Trata de tomar una foto de ese momento en tu mente. Esto puede ayudarte a recordar estas cosas en un futuro, cuando atravieses un momento difícil o una experiencia negativa. Para una mejor escenificación, he seleccionado una pequeña anécdota:

 

La pequeña, bien perfumada y orgullosa anciana de 78 años, completamente vestida cada mañana a las 8 en punto, con su cabello arreglado a moda y el maquillaje perfectamente aplicado, se muda hoy a un asilo. Su esposo de 80 años, murió recientemente, lo que motivó la mudanza.

Después de muchas horas de esperar pacientemente en el recibidor del asilo, sonrió dulcemente, cuando se le dijo que su cuarto estaba listo.

Mientras se desplazaba con su andadera hacia el elevador, le dictaron una descripción detallada de su pequeño cuarto, incluyendo las cortinas que colgaban de su ventana.

“Me encanta”, afirmó, con el entusiasmo de un niño de 8 años al que le acaban de entregar una nueva mascota.

“Señora, no ha visto el cuarto, espere”.

“Eso no importa”, respondió. “La felicidad es algo que decides con el tiempo. Si me gusta o no mi cuarto, no depende de cómo estén arreglados los muebles, depende de cómo arregle mi mente. Ya decidí que me gusta. Es una decisión que hago cada mañana, cuando me levanto. Tengo la elección; Puedo pasar el día en la cama, repasando la dificultad que tengo con las partes de mi cuerpo que no funcionan, o salir de la cama y estar agradecida por las partes que sí funcionan. Cada día es un regalo, y mientras se abran mis ojos, me enfocaré en el nuevo día y los recuerdos felices que he almacenado sólo por ésta vez en mi vida”.

 

 


Juan José Pereiro

PrisioneroEnArgentina.com

Julio 27, 2017