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 Escribe Jorge B. Lobo Aragón.

 

Reflexión:

 

La cumparsita” cumple 100 años: Un clásico más allá del tiempo y del espacio. La obra compuesta por el uruguayo Matos Rodríguez fue grabada por orquestas y formaciones de todas las épocas, y se transformó en el himno mundial del tango. El más famoso del mundo. El más tocado. La Cumparsita, “el tango de los tangos”. Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad hoy cumple cien años.

No hay orquesta, bandoneonista, o cantor del mundo del 2×4 que no haya interpretado alguna vez esos compases marcados a fuego en la memoria criolla.
Las orquestas de Osvaldo Pugliese y Juan D’Arienzo; los fueyes de Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, Horacio Salgán y Mariano Mores en sus pianos; cuanta voz profesional o amateur se animara a entonarla; hasta proyectos contemporáneos como Gotan Project y Bajofondo, ejecutaron su propia versión. Al respecto con este gran aniversario para la música Argentina, es que debo contarle que desde hace tiempo sobrinos y parientes se reúnen periódicamente asegurando que el bailar tango es como una nueva filosofía de vida con beneficios insospechados. Me aseguran que para nada es trivial, intrascendente o fútil. Por supuesto, Sí. Ya sé! No soy un soberbio mi querido lector. No tengo idea de tango y menos de bailar si apenas me sostengo con un bastón. Es verdad, de tangos usted sabe mucho más que yo. Pero no es que esté pensando en silbarle uno, o bailar, sino sólo recordarle cosas de antes. Justamente teniendo en cuenta este aniversario del Himno al Tango. Como: ¿de dónde viene su nombre? Sabiendo que cada cual es dueño de tener su teoría, pero le aseguro que ninguna es muy satisfactoria que digamos. Hay quienes dicen que así se llama porque en latín tango significa toco (del verbo “tangere”, tocar); otros recuerdan que la palabra primero se conoció en Méjico y en Cuba, pero que su origen podría ser africano, del idioma de los esclavos. No ha de faltar el gallego que pretenda un origen español, pues el flamenco tiene tangos y tanguillos. Pero la verdad sería que estos proceden del tango argentino. Parece haber acuerdo en que la música es una variedad de la habanera, avivado un poco su compás de 2 x 4. Pero es curiosa una teoría que lo supone francés. Según las memorias de Flechier, en el siglo XVIII, con la base de la “goignade”, tomando la soltura de la “bourrée”, surgió en la Auvernia una danza, que fue prohibida, que se complace en tomar las figuras más indecorosas, tanto que puede decirse que es la danza de la gente libertina. Los danzantes se aproximan uno al otro, se tocan, se abrazan de un modo tan descarado que no cabe duda que se trata de una imitación de las danzas de las bacantes o descocadas…”. ¿Que usted no lo nota indecoroso? Mejor no lo digamos, porque alguien que nos oyera podría atribuirlo a no tener en claro qué es el decoro. Ni lo sigamos tampoco a este memorioso Flechier, pues si le hacemos caso en que el tango viene de las bacantes o libertinas griegas, con un pasito más nos llegaríamos a Adán y Eva. Pero viniendo al tango argentino que es lo que nos importa podemos ver que tuvo la suerte de triunfar, popularizarse y difundirse justo en el momento oportuno, cuando se habían inventado el grafófono, la victrola y luego la radio, que lo llevaron a todo el mundo. Su música encarnaría en la melodiosa voz del zorzal. Carlitos Gardel, que no se limitó a cantarlo sino que afianzó su triunfo aportando su bien porteña pinta de galán. Para la conjunción de música, danza, voz armoniosa y pinta gardeliana se precisó inventar el cine sonoro. Siete películas filmó Carlitos con libros de Le Pera en el extranjero. Y la primera película sonora que se realizó en el país, estrenada el 27 de abril de 1933, se llamó “Tango”. Con libreto de artistas admiradas a través del tiempo como Carlos de la Púa, Azucena Maizani, Libertad Lemarque, Tita Merello, Mercedes Simone, Juan de Dios Filiberto, Pedro Maffia, Osvaldo Fresedo, Juan D’Arienzo. También debemos recordar a Osvaldo Pugliese como uno de los grandes representantes del “Tango milonguero popular” y otros que ya no tengo espacio para poner. En mi compulsa sobre el tango me entero, con María Kodama que a Jorge Luis Borges, también le gustaba el tango originario. El tango relacionado con la milonga, que tiene poca letra y mucha música, que viene de los suburbios, de la mala vida…” Es que desde Carlos Gardel; el tango de la guardia vieja; la milonga; los gauchos, pero también Homero o Mark Twain discurren por el genio de Jorge Luis Borges. Un documento inédito que ahora ve la luz. Pero al igual que yo con mi bastón pareciera que el genio de la literatura del siglo XX, nunca bailó un tango a pesar de no tener impedimento para hacerlo. Y termino mi garabato y mi introito por el fascinante mundo del tango, con “La cumparcita” el tango de los tangos”. Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en la celebración de los 100 años.TODO UN SIGLO.

 

 


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Abril 19, 2017