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LA SOCIEDAD QUE NO MERECE SACRIFICIOS

Pocas horas atrás un complejo comentario realizado por SONIA STEWART en nuestro requerimiento de CHANGE.ORG  “Llamado en nombre de las víctimas ignoradas” me llevó a responderle, ya que marca muy bien “la grieta” o mejor dicho una de “las grietas” que nos dividen y dividirán, por mucho tiempo en Argentina. Ella desde uno de sus bordes y yo como prisionero ilegal, desde el fondo de la misma, he aquí nuestras verdades…

 

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Voy a firmar la peticion por sencilla solidaridad al dolor ajeno, de las victimas de una inmensa tragedia, por los niños e inocentes asesinados de la miserable canalla terrorista. Y eso aunque el manifiesto me produzca a su vez repulsion. Porque al principio he pensado: “firmaria, con la condicion que los responsables de las atrocidades y desapariciones REVELEN de una vez por todas el numero, nombre y suerte de los que todavia hoy, mas de cuatro decadas, no se sabe absolutamente nada” Responsables, que sin ninguna duda, se encuentran entre los que la proclama denomina como presos politicos, como el indigno M. Echecolatz, una verdadera miseria humana, hasta su hija ha renegado de el (comprendiendo el dolor de tan terrible decision, yo tambien lo haria, si mi padre fuera reo de crimenes y barbaridades indescriptibles, que ponen en duda la misma condicion humana.) Pero mi conciencia me impide someter a virtual chantaje emocional a tantos inocentes asesinados que merecen memoria y justicia. Y me impele a firmar. El manifiesto habla de una cantidad de muertos.

No, no es asi. Son DESAPARECIDOS, no muertos. Lo dijo el mismo viejo repelente (lo siento si hiero susceptibilidades) R. Videla en 1979, ante la nacion y la historia, con un grandisimo cruel cinismo: “no estan muertos ni vivos, son desaparecidos”. Esto no es una mentira”piadosa”; de las que aprobaban santos y doctores como el Aquinate; esto es una mentira inmensa vil y atroz. Ese hombre, si era cristiano y no se arrepintio (publicamente, al menos no lo hizo, libro del Sr. C. Reato) no puede tener la recompensa del cielo. Porque esa es la diferencia, terrible, entre el despreciable terrorismo y el no menos repugnante Estado, que subyugo todos los resortes del poder para una masacre criminal a sus ciudadanos, culpables reales o inocentes reales. El terrorismo hizo muertes, el Estado produjo desaparecidos, entre horrendas aberraciones. Firmare, pero tendre que taparme los ojos, solo apelando a la dignidad. La que atropellaron sin conmiseracion muchos de los ahora desvalidos presos. Los que un dia se creyeron dioses y amos de vidas, propiedades y haciendas

“Todos hacemos cosas que desesperadamente quisiéramos saber cómo deshacer.

Esos arrepentimientos simplemente se convierten en parte de lo que somos,

junto con todo lo demás. Tratar de cambiar eso, es como perseguir a las nubes”  

Libba Bray (1964-       )

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Respetable Sonia Stewart, como ya le expresara, yo en su lugar no firmaría la petición si va en contra de sus convicciones. Hacerlo sería un lamentable error, del que con el tiempo se arrepentirá y sobre el que no podrá dar marcha atrás.  En consecuencia, será una carga negativa que la acompañará hasta el final de su vida. Esto se lo digo a través de mi experiencia estando próximo al final de la mía. Teniendo 14 años de edad, me fijé como meta ser policía detective, así a los 16 ingresé a la escuela Juan Vucetich y a los 18 años egresé como oficial. En forma casi vertiginosa pasaron 31 años, en los que me esforcé por cumplir con mi misión y no cometer hechos que me avergonzaran. Estando donde estoy, le puedo decir que hoy me arrepiento de haber sido policía sirviendo y protegiendo a una sociedad que no lo merece,  pero como le dijera en esto no hay marcha atrás.  A lo largo de esos años palpé el dolor cada vez que caía  un camarada o un  amigo, mientras que otros quedaban lisiados ante la vista de una sociedad, por demás indiferente.

En esto no me refiero solo a los años de plomo, que si bien muy violentos, fueron muy pocos y solo una tragedia más de las tantas que tiene la historia argentina. Si, debo destacar que la Policía de la Provincia de Buenos Aires fue la institución que lejos de las demás, con 230 efectivos asesinados, tuvo la mayor cantidad de víctimas del terrorismo. Lamentable el sacrificio de ellos y el dolor de sus familias.  Seguramente algunos de sus autores, hoy generosamente indemnizados estén ocupando cargos en los poderes gubernamentales, en los medios de difusión o en empresas proveedoras del mismo estado. Esto por lo extremadamente injusto habla de lo que somos como sociedad, ya que a ellos verdaderos cobardes asesinos se los acepta, respeta y honran con ofrendas florales aún si murieron detonando bombas o atacando dependencias del gobierno. Sobre VIDELA Y ETCHECOLATZ corresponde a sus respectivas familias responderle.  Lo que sí diré, que bajo ningún concepto me parece digno de un país que se dice en democracia el asesinato del primero y la ejecución que se está llevando a cabo con el  segundo, mediante el abuso y la desatención dolosa, más si se tiene en cuenta que está próximo a cumplir 90 años. Como   ser humano  medianamente bien nacido, nunca se debe golpear al caído, es un acto muy cobarde tanto por parte de los que lo cometen, como por parte de los que lo callan. Sobre el abuso de quien tiene autoridad, eso todavía será difícil de superar ya que frecuentemente existe en todos los órdenes de la sociedad. Ocurre en una empresa,  un comercio, un colegio o todo aquel lugar en donde se deba pedir algo a alguien con poder. Igual si ese alguien en sus hombros  tiene una jerarquía (transitoria) y porta un arma lo que suele  transformar a la persona en “un valiente” y de allí al abuso de poder, solo hay un paso. Luego al perderse la jerarquía y el arma que prestó el estado, queda a la vista en no pocos casos que la “valentía” era una mentira. En contacto con los actos extremos y crueles de los que es capaz el humano, como otros muchos hombres y mujeres, sobreviví, robándole  tiempo a mi familia para dedicarlo a ayudar a terceros desconocidos que no lo merecían.  Como corolario, hoy  con mi esposa no podemos vivir junto a nuestros seres queridos  en EEUU por estar  preso hasta la muerte, en este territorio del cual reniego. Por los que vi morir, por lo que arriesgué y por el tiempo que le quité a los míos, me arrepiento de haber sido policía en una sociedad que reitero, no merece sacrificio alguno, pero ya es demasiado tarde y como le dije no hay marcha atrás. Piénselo y no firme. En lo que respecta a presos políticos yo no lo soy y por ello siempre me auto califico como prisionero ilegal que dando la cara al igual que mi familia, expresa su verdad en esta página. Agradeciendo su participación y sinceridad, la saludo atentamente.

Claudio Kussman

Interno L.U.P 345.349 . Servicio Penitenciario Federal

Octubre 24, 2018

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