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 Escribe JORGE B. LOBO ARAGÓN.

 

Se ha convenido en celebrar los 3 de diciembre el “día del discapacitado”. Permítaseme que en mi condición de Ex-Presidente de la comisión de Menores, Familia y Discapacitados les rinda mi homenaje todos los días. No se asusten, no, suponiendo que voy a formular una larga perorata, sentimental y lacrimosa, buscando despertar la conmiseración de todos hacia un sector desprotegido, desfalleciente, endeble, desconsolado, sector que al exponer sus cuitas lo haría a la espera de prebendas, dádivas y ventajas. No. Rindo homenaje a los discapacitados en cuanto son en la sociedad un sector que, si bien necesita ser tratado con ciertas diferencias por el evidente hecho de ser diferente, también está dispuesto a ser socialmente útil y a dar de sí cuanto su condición humana -imagen y semejanza de Dios- le permita brindar a los demás. En este sentido me permito recordar a ilustres discapacitados que han merecido las honras y el respeto de todo el mundo civilizado. Me refiero a Esopo y Homero, a Aníbal, a Demóstenes, a Miguel de Cervantes, a Francisco de Quevedo y Villegas, a Juan Ruiz de Alarcón, a Luis de Camoens, a Beethoven, a lord Byron, a Toulousse Lautrec. Viniendo a días más actuales, vaya este homenaje de gratitud a los músicos Joaquín Turina, Boccelli, José Feliciano, Stevie Wonder, como a Roberto Carlos. Entre los argentinos recordemos al manco Paz, al presidente Sarmiento víctima de una sordera progresiva que naturalmente agriaba su carácter y al ciego, o casi ciego, Jorge Luis Borges que señalara un hito imperecedero en nuestras letras.
Si hemos de llegar hasta los días actuales y al ámbito de la política bien podremos recordar a políticos y deportistas, y al periodista Gerardo Sofóvich. Y viniéndonos a Tucumán no pueden quedar marginados de nuestra demostración los arpistas ciegos Roque Royna y Segundo Aredes, y cuantos músicos populares han hecho pervivir la música tradicional a pesar de sus limitaciones físicas. Como olvidar a mí amigo Carlos Fiori emblema de las personas con problemas en nuestra provincia. En este recuerdo de discapacitados que han dado a la sociedad brillantes frutos de sus talentos, de su arte, de sus altas capacidades a pesar de las limitaciones sufridas, una mención especial se merecen Helen Kéller, ciega, sorda y muda que gracias a su tesón superó sus limitaciones hasta llegar a ser una escritora que dejara a la humanidad el testimonio de lo que el esfuerzo puede, y Anthony Hopkins, físico, matemático, cosmógrafo, que ha llegado a los primeros planos de la ciencia del mundo a pesar de sufrir una parálisis que afecta a todos sus miembros, a todos sus miembros pero no a su cerebro ni a su voluntad de interpretar y ampliar las ciencias del cosmos. Pido pues un homenaje de todos los días y un constante acercamiento a los discapacitados. Pero no sólo a los ilustres discapacitados de los que sólo he hecho una ligera mención, sino a todos los discapacitados, que desde desconocidos rincones y superando mil inconvenientes se esfuerzan en superar sus males, en ser útiles a los suyos y en dar a la sociedad lo máximo que sus medios les permiten. A los discapacitados que no se quedan en actitud llorosa ni compungida sino que se yerguen demostrando todo el valer de su condición humana. Para ellos, para los que luchan desde las condiciones más adversas, vaya este homenaje.

 

 


PrisioneroEnArgentina.com

Diciembre 5, 2017