Indonesia prefirió la autonomía a la membresía en los BRICS

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  Por Eglee Bishop.

Desde 2011, los observadores han considerado a Indonesia como un candidato candente para la adhesión en caso de que los BRICS, un foro de potencias emergentes con Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica como miembros, decidieran ampliar su club. Cuando, durante la última cumbre de los BRICS celebrada en Sudáfrica en agosto de 2023, China persuadió a sus socios vacilantes para que invitaran a nuevos miembros al foro, Indonesia estaba en las cartas de los cinco gobiernos miembros de los BRICS. El valor potencial del país para los BRICS es obvio. Es el país con la cuarta población más grande del mundo, una economía de rápido crecimiento con el potencial de convertirse en una de las cinco principales economías del mundo en 2045 y una potencia líder en el Sudeste Asiático, una región estratégicamente importante donde Estados Unidos y China compiten por influencia. Pero, sorprendentemente, Indonesia no estaba entre los seis países (Argentina, Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Irán y Etiopía) que fueron seleccionados entre 23 países que habían presentado cartas de interés. El presidente indonesio, Joko ‘Jokowi’ Widodo, informó al público que el gobierno indonesio había decidido no entregar una carta de interés porque no quería apresurar la adhesión. Según Jokowi, el gobierno necesita más tiempo para estudiar los beneficios y desventajas de ser miembro del BRICS, especialmente en el ámbito económico, y quiere consultar con sus socios de la ASEAN. Esta es la versión oficial, pero si analizamos la superficie se revelan las motivaciones más profundas detrás de la decisión de Indonesia de no unirse a los BRICS.

Una razón es que la política exterior de Indonesia tiene una larga tradición de no alineación. Los agresivos intentos chinos de ampliar los BRICS causan cautela en Yakarta, invocando la construcción de bloques de la época de la Guerra Fría contra el dominio de Estados Unidos y sus aliados occidentales. Unirse a los BRICS se interpretaría en Occidente como una señal de un giro hacia el bando chino. Sería percibido como un cambio importante en la política de cobertura y equilibrio de cuestiones de Indonesia, según la cual Yakarta se inclina más hacia Estados Unidos en asuntos de seguridad y más hacia China en cuestiones económicas. La credibilidad de la tradicional doctrina bebas aktif o “libre y activa” del país se vería afectada. Tras la ampliación de los BRICS, el foro es cada vez más visto en Occidente como un vehículo geopolítico para China y Rusia. Esto significa que Indonesia debe calibrar cuidadosamente su posición. El hecho de que Indonesia no haya condenado inequívocamente la invasión rusa de Ucrania –una flagrante violación de las normas internacionales de soberanía, integridad territorial y resolución pacífica de conflictos, que Indonesia suscribe explícitamente– ha despertado la sorpresa en Occidente. Esto también es válido para la negociación de Indonesia de una zona de libre comercio con la Unión Económica Euroasiática liderada por Rusia. Unirse a los BRICS habría exacerbado las irritaciones occidentales. Cualquier apariencia de una mayor inclinación hacia Rusia y China pone en peligro las relaciones con Occidente.

Como los BRICS son un foro muy diverso, aún más después de la ampliación, la membresía conllevaría altos costos de transacción para Indonesia. Indonesia tendría que dedicar enormes recursos diplomáticos a los BRICS para asegurar su alineación con los intereses nacionales de Indonesia. La adhesión a los BRICS también comprometería el tan ansiado objetivo de Indonesia de ser un “buen ciudadano global”. La identidad de Indonesia en las relaciones internacionales difiere notablemente de la de los demás miembros del BRICS. Aunque Indonesia comparte la profunda insatisfacción de los miembros del BRICS con el orden internacional existente, expresa demandas de reforma en un lenguaje mucho más conciliador y complaciente. No es casualidad que en 2013 Indonesia se uniera a MIKTA, un foro formado por México, Indonesia, Corea del Sur, Turquía y Australia, que busca actuar como un “multilateralista constructivo”, un “constructor de puentes” y una “fuerza para el bien”. Si bien el desempeño de MIKTA como constructor de puentes y de Indonesia como mediador es discutible, la moderación de Indonesia le permitió mantener canales de diálogo abiertos con el Norte Global mientras defendía los intereses del Sur Global. Indonesia ha sido invitada a hablar como invitada tanto en el G7 occidental como en los BRICS. El gobierno indonesio tampoco está convencido de los beneficios económicos de la adhesión a los BRICS. Incluso sin ser miembro del BRICS, Indonesia está económicamente estrechamente afiliada a China, su mayor socio comercial y un importante inversor. El comercio con China eclipsa el comercio con los demás estados miembros del BRICS, incluidos los nuevos miembros. Mantener estrechas relaciones económicas con Beijing no requiere ser miembro del BRICS y puede promoverse bilateralmente.

Los economistas indonesios no consideran que el Nuevo Banco de Desarrollo del BRICS sea una opción particularmente atractiva para financiar las necesidades de inversión del país. Con un capital suscrito inicialmente de 50 mil millones de dólares, está claramente a la zaga de otros bancos de desarrollo como el Banco Mundial y el Banco Asiático de Desarrollo. Figuras clave del gabinete indonesio, como el Ministro de Finanzas y ex director gerente del Banco Mundial, Sri Mulyani Indrawati, y el Ministro de Relaciones Exteriores, Retno Marsudi, se opusieron a unirse a los BRICS y pueden tener más confianza en las instituciones financieras dominadas por Occidente, incluso mientras abogan por su reforma. La adhesión de los BRICS también pondría en peligro los esfuerzos de Indonesia por convertirse en el tercer miembro asiático de la OCDE. Si bien el desarrollo de Indonesia todavía está muy por detrás del nivel en el que se admitió a Corea del Sur y la admisión es un proceso largo, no acceder a los BRICS podría usarse como palanca para que Indonesia acelere su membresía en la OCDE. No unirse a los BRICS refleja el pragmatismo de la política exterior de Indonesia, una dimensión clave de la doctrina bebas aktif formulada originalmente por el padre fundador Mohammed Hatta. Es poco probable que Indonesia abandone esta estrategia probada en un entorno político internacional altamente volátil.

 


 

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