La técnica de perfusión regional normotérmica (PNR) aumentó la cantidad de órganos que se pueden utilizar exitosamente en trasplantes. Sin embargo, médicos de Estados Unidos cuestionan la moralidad del procedimiento ya que indican que es como traer un muerto a la vida.
Para la ejecución del procedimiento, se hace circular la sangre oxigenada de la persona fallecida dentro del cuerpo. En el caso, por ejemplo, de un trasplante de corazón, se bombearía la sangre hasta que el corazón volviera a latir. Los donantes que se toman en cuenta para este tipo de ejecución padecen un daño cerebral catastrófico que los mantiene vivos artificialmente.
Una vez los familiares otorgan el consentimiento, los galenos desconectan el soporte vital, lo que ocasiona un paro cardiorrespiratorio. El paciente es declarado muerto y el médico, con ayuda de una máquina, bombea la sangre del donante para reavivar el funcionamiento del corazón y los pulmones. Esto permite evaluar si los órganos son aptos y evitan su posterior deterioro.
La innovadora técnica se practica desde hace años en países como Australia, Reino Unido, España, Francia, Portugal, Italia o Suecia. Sin embargo, en Estados Unidos ha causado revuelo ya que los detractores indican que reiniciar la actividad cardiaca de la persona fallecida es resucitar al muerto.
El desacuerdo provocó que el Colegio Americano de Médicos pidiera suspender la práctica por exponer “profundas cuestiones éticas con respecto a la determinación de la muerte”. En una declaración pública, en abril de 2021, indicaron que el reinicio de la circulación sanguínea revierte la muerte del paciente.
Esta postura es apoyada por algunas organizaciones de procuración de órganos, destacando que lo esencial es respetar los derechos del donante muerto. Así lo expresó la presidenta de New England Donor Services, Alexandra Glazier, quien dijo a que para ellos lo esencial en la discusión es que se respeten los derechos del donante fallecido.
Es por esto, que desde la organización están en proceso de implementar la PRN pero solo para trasplatar órganos abdominales. El objetivo es “evitar una circulación más amplia en el cuerpo del donante y así evitar el reinicio del corazón”, señaló Glazier.
Médicos especialistas de la Universidad de Nueva York indicaron que la técnica “no resucita al paciente. Esto se debe a que no cambia las circunstancias que llevaron a la familia, o al equipo médico, a concluir que el paciente no tendrá una vida significativa.
En una publicación hecha en el American Journal of Transplantation, Brendan Parent, Nader Moazami, Arthur Caplan y Robert Montgomery, indicaron que el procedimiento bombea sangre a los órganos del donante muerto, lo que no significa que reviva. El objetivo es recuperar el órgano de manera “honesta, transparente y respetuosa”, ya que de la misma manera ética se declaró la muerte.
Por su parte, el médico Nader Moazami indicó que la mejor manera de evaluar si el corazón es adecuado para un trasplante es restaurando la circulación, mientras el órgano sigue en el cuerpo del donante. El director quirúrgico de Trasplante de Corazón y Apoyo Circulatorio Mecánico en Langone Health de la NYU indicó que con la PNR lograron recuperar corazones que antes no eran viables.
“No tiene nada que ver con devolverle la vida a un paciente, no es resucitar al donante, porque la resucitación, por definición, significa que vas a restaurar la longevidad o la calidad de la vida”, indicó.
El debate continúa en Estados Unidos, mientras que la técnica sigue avanzando con planes pilotos en Suiza, Países Bajos, Noruega y Canadá. Hasta el momento no hay información pública sobre el uso de este tipo de procedimientos en América Latina.
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La técnica de perfusión regional normotérmica (PNR) aumentó la cantidad de órganos que se pueden utilizar exitosamente en trasplantes. Sin embargo, médicos de Estados Unidos cuestionan la moralidad del procedimiento ya que indican que es como traer un muerto a la vida.
Para la ejecución del procedimiento, se hace circular la sangre oxigenada de la persona fallecida dentro del cuerpo. En el caso, por ejemplo, de un trasplante de corazón, se bombearía la sangre hasta que el corazón volviera a latir. Los donantes que se toman en cuenta para este tipo de ejecución padecen un daño cerebral catastrófico que los mantiene vivos artificialmente.
Una vez los familiares otorgan el consentimiento, los galenos desconectan el soporte vital, lo que ocasiona un paro cardiorrespiratorio. El paciente es declarado muerto y el médico, con ayuda de una máquina, bombea la sangre del donante para reavivar el funcionamiento del corazón y los pulmones. Esto permite evaluar si los órganos son aptos y evitan su posterior deterioro.
La innovadora técnica se practica desde hace años en países como Australia, Reino Unido, España, Francia, Portugal, Italia o Suecia. Sin embargo, en Estados Unidos ha causado revuelo ya que los detractores indican que reiniciar la actividad cardiaca de la persona fallecida es resucitar al muerto.
El desacuerdo provocó que el Colegio Americano de Médicos pidiera suspender la práctica por exponer “profundas cuestiones éticas con respecto a la determinación de la muerte”. En una declaración pública, en abril de 2021, indicaron que el reinicio de la circulación sanguínea revierte la muerte del paciente.
Esta postura es apoyada por algunas organizaciones de procuración de órganos, destacando que lo esencial es respetar los derechos del donante muerto. Así lo expresó la presidenta de New England Donor Services, Alexandra Glazier, quien dijo a que para ellos lo esencial en la discusión es que se respeten los derechos del donante fallecido.
Es por esto, que desde la organización están en proceso de implementar la PRN pero solo para trasplatar órganos abdominales. El objetivo es “evitar una circulación más amplia en el cuerpo del donante y así evitar el reinicio del corazón”, señaló Glazier.
Médicos especialistas de la Universidad de Nueva York indicaron que la técnica “no resucita al paciente. Esto se debe a que no cambia las circunstancias que llevaron a la familia, o al equipo médico, a concluir que el paciente no tendrá una vida significativa.
En una publicación hecha en el American Journal of Transplantation, Brendan Parent, Nader Moazami, Arthur Caplan y Robert Montgomery, indicaron que el procedimiento bombea sangre a los órganos del donante muerto, lo que no significa que reviva. El objetivo es recuperar el órgano de manera “honesta, transparente y respetuosa”, ya que de la misma manera ética se declaró la muerte.
Por su parte, el médico Nader Moazami indicó que la mejor manera de evaluar si el corazón es adecuado para un trasplante es restaurando la circulación, mientras el órgano sigue en el cuerpo del donante. El director quirúrgico de Trasplante de Corazón y Apoyo Circulatorio Mecánico en Langone Health de la NYU indicó que con la PNR lograron recuperar corazones que antes no eran viables.
“No tiene nada que ver con devolverle la vida a un paciente, no es resucitar al donante, porque la resucitación, por definición, significa que vas a restaurar la longevidad o la calidad de la vida”, indicó.
El debate continúa en Estados Unidos, mientras que la técnica sigue avanzando con planes pilotos en Suiza, Países Bajos, Noruega y Canadá. Hasta el momento no hay información pública sobre el uso de este tipo de procedimientos en América Latina.
PrisioneroEnArgentina.com
Julio 16, 2023