El periodista Juan Carlos Tizziani como hijo putativo del odio vuelca sobre el papel del pasquín Rosario 12, múltiples expresiones injuriosas contra los acusados por delitos de lesa humanidad.
TizzianiRodríguez
El 12 de octubre de 2014, en el pasquín aludido, se deleitaba publicando entre otras cosas, la detención de un oficial de la policía santafesina, acusado falsamente del homicidio se la terrorista Nilda Peters, que se SUICIDARA el 22 de octubre de 1976 en el interior de la vivienda de calle Alvear N° 5754 adonde había ingresado.
Omitió decir que se trataba de una imputación falaz que dio lugar a que el juez federal prevaricador Reinaldo Rodríguez detuviera al oficial Juan Carlos Baez, por las falsas acusaciones, sin haberle tomado declaración al dueño de la casa donde la terrorista se quita vida. Juan Carlos Baez debió ser puesto en libertad, pero la injusticia y el daño ya se habían consumado.
Pero Juan Carlos Tizziani tiene una obsesión: Eduardo Ramos.
“Curro” Ramos
Eduardo Ramos, es uno de los pocos presos que no ha bajado los brazos y que guarda muchas cartas bajo la manga. Resultado de imagen para Eduardo “curro” Ramos. Él sabe demasiado y pretenden quebrarlo sumándole falsas acusaciones. Lo he visitado varias veces en las distintas cárceles. En su celda siempre tiene colgado un retrato del Padre Carlos Mujica, ese que asesinaron los montoneros y que ahora miran para otro lado como perro que voleó la olla, tratando de echarle la culpa del crimen a la Triple A. En una oportunidad, Ramos me regaló el libro de su autoría: “Los años de plomo”, donde en uno de sus capítulos relata como en una “cita”, Ariel Dalla Fontana le entregó un cuaderno para ser entregado a sus jefes de los servicios, con los nombres y domicilios en Santa Fe, de los miembros de la “Orga”. Ariel Dalla Fontana entregaba a sus “camaradas”, bien identificados, para que pudieran ser capturados.
En otra oportunidad, me regaló un ejemplar de la Revista Sin Mordaza, donde se publicaba la transcripción de lo declarado ante la policía, por aquel aprendiz de terrorista, Jorge Daniel Pedraza, (a) Coco, luego de haber sido detenido por los vecinos, cuando durante un gobierno constitucional, cometiera un atentado incendiario contra el local de la firma Fiat Grossi. Hoy, “Coco” es otro beneficiario del CURRO DE LOS DERECHOS HUMANOS, pese a que una de las mujeres que él delató, está desaparecida.
Schulman y Luis D’elia
Me ha contado tantas cosas Ramos…Y “todo está guardado en la memoria”, yo respeto sus tiempos. Que él diga cuando crea conveniente todo lo que sabemos (porque ahora yo también lo se), sobre traidores, delatores y “colaboradores”. Juan Carlos Tizziani solo cuenta una parte de la historia y encima la tergiversa. Miente como el secretario perpetuo de la Liga Argentina por los derechos del hombre, el pistolero mentiroso José Ernesto Schulman, el cobarde que se ufana de relatar que evitó cumplir con el deber cívico del servicio militar obligatorio, haciéndose pasar por epiléptico. Schulman acusa a Ramos, de haberlo detenido en la ciudad de Santa Fe, cuando Ramos estaba en Rosario. O cuando Ramos estaba en situación de “pasiva” en la policía (suspendido). Pero claro. Con jueces prevaricadores, prendidos al CURRO DE LOS DERECHOS HUMANOS, no hay documento probatorio que sirva a favor de los acusados; solo bastan las mentiras de “las víctimas”. Tizziani “no se acuerda” de los crímenes cometidos por estas “víctimas”. “Tampoco se acuerda” de las falsas victimas del terrorismo de estado; esos que murieron asaltando unidades militares durante gobiernos constitucionales, o de los que ellos mismos “ajusticiaron” aplicando el Código de Justicia revolucionaria de los montoneros. Juan Carlos Tizziani hace periodismo militante y por ese motivo es incapaz de mencionar la cantidad de inocentes asesinados por “los jóvenes idealistas”.
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UNA VERDAD A MEDIAS ES UNA GRAN MENTIRA
El periodista Juan Carlos Tizziani como hijo putativo del odio vuelca sobre el papel del pasquín Rosario 12, múltiples expresiones injuriosas contra los acusados por delitos de lesa humanidad.
El 12 de octubre de 2014, en el pasquín aludido, se deleitaba publicando entre otras cosas, la detención de un oficial de la policía santafesina, acusado falsamente del homicidio se la terrorista Nilda Peters, que se SUICIDARA el 22 de octubre de 1976 en el interior de la vivienda de calle Alvear N° 5754 adonde había ingresado.
Omitió decir que se trataba de una imputación falaz que dio lugar a que el juez federal prevaricador Reinaldo Rodríguez detuviera al oficial Juan Carlos Baez, por las falsas acusaciones, sin haberle tomado declaración al dueño de la casa donde la terrorista se quita vida. Juan Carlos Baez debió ser puesto en libertad, pero la injusticia y el daño ya se habían consumado.
Pero Juan Carlos Tizziani tiene una obsesión: Eduardo Ramos.
Eduardo Ramos, es uno de los pocos presos que no ha bajado los brazos y que guarda muchas cartas bajo la manga. Resultado de imagen para Eduardo “curro” Ramos. Él sabe demasiado y pretenden quebrarlo sumándole falsas acusaciones. Lo he visitado varias veces en las distintas cárceles. En su celda siempre tiene colgado un retrato del Padre Carlos Mujica, ese que asesinaron los montoneros y que ahora miran para otro lado como perro que voleó la olla, tratando de echarle la culpa del crimen a la Triple A. En una oportunidad, Ramos me regaló el libro de su autoría: “Los años de plomo”, donde en uno de sus capítulos relata como en una “cita”, Ariel Dalla Fontana le entregó un cuaderno para ser entregado a sus jefes de los servicios, con los nombres y domicilios en Santa Fe, de los miembros de la “Orga”. Ariel Dalla Fontana entregaba a sus “camaradas”, bien identificados, para que pudieran ser capturados.
En otra oportunidad, me regaló un ejemplar de la Revista Sin Mordaza, donde se publicaba la transcripción de lo declarado ante la policía, por aquel aprendiz de terrorista, Jorge Daniel Pedraza, (a) Coco, luego de haber sido detenido por los vecinos, cuando durante un gobierno constitucional, cometiera un atentado incendiario contra el local de la firma Fiat Grossi. Hoy, “Coco” es otro beneficiario del CURRO DE LOS DERECHOS HUMANOS, pese a que una de las mujeres que él delató, está desaparecida.
Me ha contado tantas cosas Ramos…Y “todo está guardado en la memoria”, yo respeto sus tiempos. Que él diga cuando crea conveniente todo lo que sabemos (porque ahora yo también lo se), sobre traidores, delatores y “colaboradores”. Juan Carlos Tizziani solo cuenta una parte de la historia y encima la tergiversa. Miente como el secretario perpetuo de la Liga Argentina por los derechos del hombre, el pistolero mentiroso José Ernesto Schulman, el cobarde que se ufana de relatar que evitó cumplir con el deber cívico del servicio militar obligatorio, haciéndose pasar por epiléptico. Schulman acusa a Ramos, de haberlo detenido en la ciudad de Santa Fe, cuando Ramos estaba en Rosario. O cuando Ramos estaba en situación de “pasiva” en la policía (suspendido). Pero claro. Con jueces prevaricadores, prendidos al CURRO DE LOS DERECHOS HUMANOS, no hay documento probatorio que sirva a favor de los acusados; solo bastan las mentiras de “las víctimas”. Tizziani “no se acuerda” de los crímenes cometidos por estas “víctimas”. “Tampoco se acuerda” de las falsas victimas del terrorismo de estado; esos que murieron asaltando unidades militares durante gobiernos constitucionales, o de los que ellos mismos “ajusticiaron” aplicando el Código de Justicia revolucionaria de los montoneros. Juan Carlos Tizziani hace periodismo militante y por ese motivo es incapaz de mencionar la cantidad de inocentes asesinados por “los jóvenes idealistas”.
Una verdad a medias, es una gran mentira.
Orlando Agustín Gauna
http://orlando-gauna.blogspot.com/
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 17, 2020