En junio del pasado año, Aníbal Fernández declaró que Argentina tenía un nivel de pobreza más bajo que Alemania, sin concluir si se trataba de Alemania después de la segunda guerra mundial o la actual. La entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner comparó al país con Australia, sin asegurar si se trataba de la parte infectada de tiburones o alguna zona desértica. De todos modos, ¿para que compararnos con estos dos países cuando sabemos claramente que el mejor lugar es Corea del Norte?
Si existe hoy en día un blanco más fácil que los bigotes de Hitler, el cociente intelectual de Maduro o la fragilidad mental de Duterte para burlarse de un dictador, ese es Kim Jong-un. El tirano norcoreano, cuyo corte de pelo semeja a la cruza del Pájaro Loco con Dora, la exploradora, es uno de los más groseros casos de nepotismo de los últimos tiempos. Es el presidente del Partido de los Trabajadores de Corea y el Líder Supremo de la República Popular Democrática de Corea. Tiene -entre otros títulos de dudoso merecimiento- el rango de General de 4 estrellas. Lo que es cierto es que es el Jefe de Estado más joven que se tenga conocimiento en la actualidad, a sus treinta y dos años.
En los ojos de Occidente, Kim Jong-un es un sicópata, un alcohólico y un payaso. Su miembro es pequeño, es impotente y una pasión incontrolable por películas pornográficas. Hay versiones de que dictaminó publicar en periódicos la victoria de Corea del Norte ante Italia en la última Copa Mundial de Futbol y que, en los documentales locales, Estados Unidos luce como la Unión Soviética de 1950. Los rumores señalan que si alguien contradice sus caprichos es ejecutado, incinerado hasta reducirle a cenizas, colgado en la horca y abofeteado públicamente (Así, en ese orden). Sea esto cierto o no -puede provenir de imaginativas mentes- pareciera no ser un problema. ¿Es que Occidente necesita siempre de un villano a mofar, para finalmente convertirse en una superproducción de Hollywood? No hay evidencia en contra de la evidencia.
El joven Kim continúa desplegando las políticas de su padre, Kim Jong-il -aquel que nació de una mujer virgen, que sanaba a los enfermos y que firmaba una tarjeta de 18 hoyos con un solo golpe en los campos de golf-. Construcción frenética de armamentos, prohibición de diarios y revistas extranjeras, acceso extremadamente controlado a internet y opresión política (Hay en Corea del Norte más de cien mil presos políticos).
Durante años, Corea del Norte se ha involucrado en lo que los expertos en Washington y en Londres han llamado “un ciclo de provocación”, que envuelven comportamientos como el lanzamiento de misiles o la realización de ensayos nucleares, seguido de ofensivas de demandas y ofertas para iniciar un diálogo. Bajo Kim Jong-un, el procedimiento continúa vibrando peligrosamente.
Cuando Sony Pictures sufrió una violación de su sistema operativo interno de computadoras semanas antes del lanzamiento programado de diciembre de la comedia La Entrevista (Comedia en la que se burlaban de Kim) todas las sospechas recayeron en el gobierno del Mariscal de Pyongyang.
Cualquiera que sea su verdadero carácter y cualquiera que sea su conducta, Kim Jung-un se enfrenta al problema peculiar de los dictadores. Su poder en Corea del Norte es tan grande que no solo nadie se atreve a criticarlo, nadie se atreve a aconsejarle. Como mencionaba antes si alguien está demasiado estrechamente asociado con el rey, su cabeza podría algún día compartir una historia similar a la de María Antonieta. Es más seguro adoptar el enfoque de “Simariscalismo” y mostrar una amplia sonrisa ante cualquier ocurrencia. De esta manera, si el rey tropieza, simplemente está entre la innumerable legión que se vio obligada a obedecer sus órdenes así vengan de la mano inexperta, tirando a torpe de Líder Supremo. El “Simariscalismo” es una manera de salvar la piel, pero también de cubrirla en el futuro si la situación cambia y hay que dar explicaciones.
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Kim ha tenido una infancia privilegiada, no tan diferente que los hijos de algunos multimillonarios occidentales, para quienes lo peor que puede pasar es que sean arrestados mientras conducen bajo la influencia del alcohol. Para Kim, lo peor que puede pasar es ser torturado hasta la muerte por una turba de linchamiento al mejor estilo Khadaffi. Pero él no pareciera tener en cuenta esa posibilidad.
La leyenda dice que Kim Jung-un nació un 8 de enero de 1982… ó 1983… ó 1984. Pero este desencuentro satisface murmullos sarcásticos. Diarios surcoreanos lo han posicionado en 1984 debido a las semejanzas con la novela de Orwell. Sospecho que 1983 obedece a que en el horóscopo chino es el Año del Cerdo. Por ahora sus biógrafos -la historia oficial norcoreana- dice que tiene 32 años y no sorprendería que este tipo de dioses tengan 32 años siempre. No siempre tuvo 32 años, claro. El joven Kim fue enviado a dos escuelas en Suiza, presentado como el hijo de un diplomático coreano. Si bien cumplió con sus clases, no sobresalió como tampoco le interesó hacerlo. Si mostró interés por el fútbol, el baloncesto de la liga norteamericana y los videojuegos. En el año 2.000 regresó a Corea del Norte para enlistarse en la academia militar que lleva el nombre de su abuelo, Kim Il Sung (A quien se le llama el Kim original). Kim Il Sung le dejó su mandato a su hijo, Kim Jong-il (¿Recuerda? El de los dieciocho hoyos con un golpe). En ese instituto castrense, el joven Kim tuvo que dejar de lado los pantalones de jean, las zapatillas Nike y adoptar el peinado estilo Chia Pet. Algunos señalan que, para parecerse aún más a su abuelo, ganó un montón de peso. Por ese entonces contrajo matrimonio con la cantante Ri Sol Ju, madre de su hija.
Kim Jong-il masticó sus pensamientos y descartó a sus hijos mayores al mirar hacia su fecha de caducidad y observando del futuro de la República Popular Democrática de Corea, se inclinó por Kim III, el menor. El sigue los pasos de su padre, erráticos o no y lo demostró hace pocas horas. El Líder Supremo motivó y animó a una unidad militar de sus dominios incitándoles a matar a políticos surcoreanos esta semana. En una rara visita a sus soldados, Kim ordenó al batallón de operación especial de Corea del Norte que elimine la inmundicia humana que ocupa la casa presidencial (de Corea del Sur), el ejército y el gobierno títere, y a todos los que han cometido crímenes que no pueden perdonarse.
El discurso marcó la primera inspección militar de Kim desde septiembre y se produjo en el medio de conversaciones entre Corea del Sur y Estados Unidos en las que se trataba el tema de detener a Kim en su misión de lograr completar un arsenal nuclear. El gobierno de Corea del Sur dijo que consideraba la visita de Kim a la unidad militar como una provocación.
Kim les dijo a los soldados que se les encargaba una “misión importante”, que “pusieran una daga afilada en el corazón del enemigo y le quebraran la espalda”. Kim también observó a las tropas durante los ejercicios de tiro, entrenamiento de la suspensión de la cuerda del helicóptero e incursiones tácticas.
Yang Moo-jin, un profesor surcoreano de la Universidad de Estudios Norcoreanos en Seúl destaca que Corea del Norte tiene una de las fuerzas armadas más grandes del mundo, con 1.170.000 tropas. En comparación, Estados Unidos tiene 1.410.000 efectivos militares.
Corea del Norte ha ganado espacios en las noticias en los últimos meses por sus pruebas nucleares, pero también por su creciente crisis de hambruna. Con Kim gastando casi una cuarta parte del producto interno bruto de la nación en armas, las familias han llevado a instar a los ancianos a suicidarse para evitar altos costos de los medicamentos u otras necesidades básicas.
Aquellos que señalan a Kim Jong-un es un payaso, deben acotar que se trata de un payaso peligroso. Para su gente y para el mundo. Debe haber colaboradores de Kim diciendo que Corea del Norte tiene un nivel de pobreza más bajo que Alemania y que la comparación con Australia es inevitable. No se olvide usted que ganaron la última Copa del Mundo de fútbol.
Por Fabian Kussman.
En junio del pasado año, Aníbal Fernández declaró que Argentina tenía un nivel de pobreza más bajo que Alemania, sin concluir si se trataba de Alemania después de la segunda guerra mundial o la actual. La entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner comparó al país con Australia, sin asegurar si se trataba de la parte infectada de tiburones o alguna zona desértica. De todos modos, ¿para que compararnos con estos dos países cuando sabemos claramente que el mejor lugar es Corea del Norte?
Si existe hoy en día un blanco más fácil que los bigotes de Hitler, el cociente intelectual de Maduro o la fragilidad mental de Duterte para burlarse de un dictador, ese es Kim Jong-un. El tirano norcoreano, cuyo corte de pelo semeja a la cruza del Pájaro Loco con Dora, la exploradora, es uno de los más groseros casos de nepotismo de los últimos tiempos. Es el presidente del Partido de los Trabajadores de Corea y el Líder Supremo de la República Popular Democrática de Corea. Tiene -entre otros títulos de dudoso merecimiento- el rango de General de 4 estrellas. Lo que es cierto es que es el Jefe de Estado más joven que se tenga conocimiento en la actualidad, a sus treinta y dos años.
En los ojos de Occidente, Kim Jong-un es un sicópata, un alcohólico y un payaso. Su miembro es pequeño, es impotente y una pasión incontrolable por películas pornográficas. Hay versiones de que dictaminó publicar en periódicos la victoria de Corea del Norte ante Italia en la última Copa Mundial de Futbol y que, en los documentales locales, Estados Unidos luce como la Unión Soviética de 1950. Los rumores señalan que si alguien contradice sus caprichos es ejecutado, incinerado hasta reducirle a cenizas, colgado en la horca y abofeteado públicamente (Así, en ese orden). Sea esto cierto o no -puede provenir de imaginativas mentes- pareciera no ser un problema. ¿Es que Occidente necesita siempre de un villano a mofar, para finalmente convertirse en una superproducción de Hollywood? No hay evidencia en contra de la evidencia.
El joven Kim continúa desplegando las políticas de su padre, Kim Jong-il -aquel que nació de una mujer virgen, que sanaba a los enfermos y que firmaba una tarjeta de 18 hoyos con un solo golpe en los campos de golf-. Construcción frenética de armamentos, prohibición de diarios y revistas extranjeras, acceso extremadamente controlado a internet y opresión política (Hay en Corea del Norte más de cien mil presos políticos).
Durante años, Corea del Norte se ha involucrado en lo que los expertos en Washington y en Londres han llamado “un ciclo de provocación”, que envuelven comportamientos como el lanzamiento de misiles o la realización de ensayos nucleares, seguido de ofensivas de demandas y ofertas para iniciar un diálogo. Bajo Kim Jong-un, el procedimiento continúa vibrando peligrosamente.
Cuando Sony Pictures sufrió una violación de su sistema operativo interno de computadoras semanas antes del lanzamiento programado de diciembre de la comedia La Entrevista (Comedia en la que se burlaban de Kim) todas las sospechas recayeron en el gobierno del Mariscal de Pyongyang.
Cualquiera que sea su verdadero carácter y cualquiera que sea su conducta, Kim Jung-un se enfrenta al problema peculiar de los dictadores. Su poder en Corea del Norte es tan grande que no solo nadie se atreve a criticarlo, nadie se atreve a aconsejarle. Como mencionaba antes si alguien está demasiado estrechamente asociado con el rey, su cabeza podría algún día compartir una historia similar a la de María Antonieta. Es más seguro adoptar el enfoque de “Simariscalismo” y mostrar una amplia sonrisa ante cualquier ocurrencia. De esta manera, si el rey tropieza, simplemente está entre la innumerable legión que se vio obligada a obedecer sus órdenes así vengan de la mano inexperta, tirando a torpe de Líder Supremo. El “Simariscalismo” es una manera de salvar la piel, pero también de cubrirla en el futuro si la situación cambia y hay que dar explicaciones.
[/one_half] [one_half_last padding=”0 0 0 30px”]Kim ha tenido una infancia privilegiada, no tan diferente que los hijos de algunos multimillonarios occidentales, para quienes lo peor que puede pasar es que sean arrestados mientras conducen bajo la influencia del alcohol. Para Kim, lo peor que puede pasar es ser torturado hasta la muerte por una turba de linchamiento al mejor estilo Khadaffi. Pero él no pareciera tener en cuenta esa posibilidad.
La leyenda dice que Kim Jung-un nació un 8 de enero de 1982… ó 1983… ó 1984. Pero este desencuentro satisface murmullos sarcásticos. Diarios surcoreanos lo han posicionado en 1984 debido a las semejanzas con la novela de Orwell. Sospecho que 1983 obedece a que en el horóscopo chino es el Año del Cerdo. Por ahora sus biógrafos -la historia oficial norcoreana- dice que tiene 32 años y no sorprendería que este tipo de dioses tengan 32 años siempre. No siempre tuvo 32 años, claro. El joven Kim fue enviado a dos escuelas en Suiza, presentado como el hijo de un diplomático coreano. Si bien cumplió con sus clases, no sobresalió como tampoco le interesó hacerlo. Si mostró interés por el fútbol, el baloncesto de la liga norteamericana y los videojuegos. En el año 2.000 regresó a Corea del Norte para enlistarse en la academia militar que lleva el nombre de su abuelo, Kim Il Sung (A quien se le llama el Kim original). Kim Il Sung le dejó su mandato a su hijo, Kim Jong-il (¿Recuerda? El de los dieciocho hoyos con un golpe). En ese instituto castrense, el joven Kim tuvo que dejar de lado los pantalones de jean, las zapatillas Nike y adoptar el peinado estilo Chia Pet. Algunos señalan que, para parecerse aún más a su abuelo, ganó un montón de peso. Por ese entonces contrajo matrimonio con la cantante Ri Sol Ju, madre de su hija.
Kim Jong-il masticó sus pensamientos y descartó a sus hijos mayores al mirar hacia su fecha de caducidad y observando del futuro de la República Popular Democrática de Corea, se inclinó por Kim III, el menor. El sigue los pasos de su padre, erráticos o no y lo demostró hace pocas horas. El Líder Supremo motivó y animó a una unidad militar de sus dominios incitándoles a matar a políticos surcoreanos esta semana. En una rara visita a sus soldados, Kim ordenó al batallón de operación especial de Corea del Norte que elimine la inmundicia humana que ocupa la casa presidencial (de Corea del Sur), el ejército y el gobierno títere, y a todos los que han cometido crímenes que no pueden perdonarse.
El discurso marcó la primera inspección militar de Kim desde septiembre y se produjo en el medio de conversaciones entre Corea del Sur y Estados Unidos en las que se trataba el tema de detener a Kim en su misión de lograr completar un arsenal nuclear. El gobierno de Corea del Sur dijo que consideraba la visita de Kim a la unidad militar como una provocación.
Kim les dijo a los soldados que se les encargaba una “misión importante”, que “pusieran una daga afilada en el corazón del enemigo y le quebraran la espalda”. Kim también observó a las tropas durante los ejercicios de tiro, entrenamiento de la suspensión de la cuerda del helicóptero e incursiones tácticas.
Yang Moo-jin, un profesor surcoreano de la Universidad de Estudios Norcoreanos en Seúl destaca que Corea del Norte tiene una de las fuerzas armadas más grandes del mundo, con 1.170.000 tropas. En comparación, Estados Unidos tiene 1.410.000 efectivos militares.
Corea del Norte ha ganado espacios en las noticias en los últimos meses por sus pruebas nucleares, pero también por su creciente crisis de hambruna. Con Kim gastando casi una cuarta parte del producto interno bruto de la nación en armas, las familias han llevado a instar a los ancianos a suicidarse para evitar altos costos de los medicamentos u otras necesidades básicas.
Aquellos que señalan a Kim Jong-un es un payaso, deben acotar que se trata de un payaso peligroso. Para su gente y para el mundo. Debe haber colaboradores de Kim diciendo que Corea del Norte tiene un nivel de pobreza más bajo que Alemania y que la comparación con Australia es inevitable. No se olvide usted que ganaron la última Copa del Mundo de fútbol.
Fabian Kussman
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 05, 2016
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