Cuando Carlos Saúl Menem ganó decisivamente la reelección en 1995, el inicio de su segundo mandato de cuatro años se vio ensombrecido por el impacto de la abrupta devaluación del peso mexicano (la “Crisis del Tequila”) y por los crecientes desacuerdos con Cavallo sobre política económica. Además, la popularidad del gobierno se vio erosionada por el alto desempleo y las acusaciones de corrupción, pero el control político del presidente se mantuvo firme. Cuando Menem finalmente destituyó a Cavallo en julio de 1996, la economía no se vio afectada. Sin embargo, al cabo de un año se produjo otra recesión, empeorada por la sobrevaluación de la moneda argentina. En el exterior, el canciller Guido di Tella negoció un acuerdo con Chile sobre la delimitación de sus fronteras sur, y en octubre de 1998 Menem realizó una visita de Estado al Reino Unido. Los vuelos comerciales entre las islas mavinas y el continente argentino se reanudaron en 1999. Ese mismo año, Fernando de la Rúa fue elegido presidente, encabezando una alianza de partidos liderada por los radicales a la victoria sobre los peronistas.
De la Rúa heredó una deuda externa masiva, un déficit mayor de lo esperado y una recesión continua. Su administración respondió aumentando los impuestos, recortando los salarios de los empleados del gobierno y alentando la jubilación anticipada de otros. A medida que las condiciones se deterioraron, el ministro de Economía renunció, al igual que su reemplazo. Luego, De la Rúa volvió a nombrar a Domingo Cavallo en el cargo que había ocupado con Menem. Las reformas de Cavallo, sin embargo, fueron en gran medida ineficaces y los inversores y prestamistas perdieron la confianza en la economía. El 20 de diciembre del 2001, luego de las protestas antigubernamentales en Buenos Aires, tanto Cavallo como de la Rúa renunciaron. Bajo una sucesión de presidentes interinos, el gobierno restringió el acceso a las cuentas bancarias, no cumplió con los pagos de su deuda externa y permitió que el peso argentino perdiera valor. El país fue sacudido por otro colapso económico en 2002.
La media tarde del 20 de diciembre del año 2001 marcó el punto final para el tiempo de la Alianza en el poder argentino. Fernando De la Rúa presentaba su renuncia superado por la crisis y sin poder resolver los problemas que llevaron al país a una histórica protesta que brotó por todo el territorio. De la Rúa se iba con el poder reducido a su mínima expresión y a menos de 24 horas de la renuncia del ministro Domingo Cavallo.
El peronismo volvería al poder de manera interina luego de una acefalía presidencial que obligaría a la reunión de una Asamblea Legislativa. Más tarde esta determinaría quién debía continuar ejerciendo el cargo, y así fue que se sucedieron Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y finalmente Eduardo Duhalde, siendo este último quien luego gobernaría hasta el 2003.
Cuando Carlos Saúl Menem ganó decisivamente la reelección en 1995, el inicio de su segundo mandato de cuatro años se vio ensombrecido por el impacto de la abrupta devaluación del peso mexicano (la “Crisis del Tequila”) y por los crecientes desacuerdos con Cavallo sobre política económica. Además, la popularidad del gobierno se vio erosionada por el alto desempleo y las acusaciones de corrupción, pero el control político del presidente se mantuvo firme. Cuando Menem finalmente destituyó a Cavallo en julio de 1996, la economía no se vio afectada. Sin embargo, al cabo de un año se produjo otra recesión, empeorada por la sobrevaluación de la moneda argentina. En el exterior, el canciller Guido di Tella negoció un acuerdo con Chile sobre la delimitación de sus fronteras sur, y en octubre de 1998 Menem realizó una visita de Estado al Reino Unido. Los vuelos comerciales entre las islas mavinas y el continente argentino se reanudaron en 1999. Ese mismo año, Fernando de la Rúa fue elegido presidente, encabezando una alianza de partidos liderada por los radicales a la victoria sobre los peronistas.
[ezcol_1third] [/ezcol_1third] [ezcol_1third] [/ezcol_1third] [ezcol_1third_end] [/ezcol_1third_end]De la Rúa heredó una deuda externa masiva, un déficit mayor de lo esperado y una recesión continua. Su administración respondió aumentando los impuestos, recortando los salarios de los empleados del gobierno y alentando la jubilación anticipada de otros. A medida que las condiciones se deterioraron, el ministro de Economía renunció, al igual que su reemplazo. Luego, De la Rúa volvió a nombrar a Domingo Cavallo en el cargo que había ocupado con Menem. Las reformas de Cavallo, sin embargo, fueron en gran medida ineficaces y los inversores y prestamistas perdieron la confianza en la economía. El 20 de diciembre del 2001, luego de las protestas antigubernamentales en Buenos Aires, tanto Cavallo como de la Rúa renunciaron. Bajo una sucesión de presidentes interinos, el gobierno restringió el acceso a las cuentas bancarias, no cumplió con los pagos de su deuda externa y permitió que el peso argentino perdiera valor. El país fue sacudido por otro colapso económico en 2002.
[ezcol_1quarter] [/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter] [/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter] [/ezcol_1quarter] [ezcol_1quarter_end] [/ezcol_1quarter_end]La media tarde del 20 de diciembre del año 2001 marcó el punto final para el tiempo de la Alianza en el poder argentino. Fernando De la Rúa presentaba su renuncia superado por la crisis y sin poder resolver los problemas que llevaron al país a una histórica protesta que brotó por todo el territorio. De la Rúa se iba con el poder reducido a su mínima expresión y a menos de 24 horas de la renuncia del ministro Domingo Cavallo.
El peronismo volvería al poder de manera interina luego de una acefalía presidencial que obligaría a la reunión de una Asamblea Legislativa. Más tarde esta determinaría quién debía continuar ejerciendo el cargo, y así fue que se sucedieron Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y finalmente Eduardo Duhalde, siendo este último quien luego gobernaría hasta el 2003.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 20, 2022