El conflicto entre Israel y Palestina es complejo y perdura desde hace décadas. A nivel general, está marcado por la desproporción de los medios ofensivos de ambos bandos, fundamentalmente en calidad y precisión, además del desequilibrio de bajas sufridas (sobre todo del lado palestino). Además, existe una fuerte batalla propagandística en los distintos medios de comunicación y redes sociales en la que cada parte aspira a extender su relato de una forma que le sea favorable. Dentro de esta complejidad, la Franja de Gaza es un elemento fundamental. Se sitúa al suroeste de Israel, comparte frontera también con Egipto y está controlada por la milicia palestina Hamás. El grupo está presuntamente financiado por Irán y reclama la soberanía de Palestina buscando la eliminación del Estado de Israel, al que acusa de genocidio contra el pueblo palestino.
Se debe destacar la presencia de la Yihad Islámica Palestina, grupo definido como terrorista por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Defienden el concepto de la yihad como la liberación de Palestina y la idea de destruir al Estado de Israel. Desde que Hamás tomó el control político de Gaza en 2007, sus desencuentros con la Yihad Palestina han sido evidentes. Sin embargo, el detonante del sistema Cúpula de Hierro nace en la guerra entre Israel y Líbano el verano de 2006, en concreto contra Hezbolá, milicia chiíta que cuenta con un brazo político asociado y otro militar y que presuntamente también está financiada por Irán. Durante este episodio bélico, los lanzamientos de proyectiles desde la frontera norte ascendieron hasta los 3.970 misiles. De estos, 901 atacaron los asentamientos y mataron a 44 israelíes, además de dejar múltiples heridos
Ante esto, Israel, que ya había iniciado el siglo buscando mejorar su capacidad defensiva, comenzó en 2007 a diseñar este sistema de defensa aéreo, realizando las pruebas pertinentes en 2008 y 2009. Sin embargo, el Iron Dome no comenzó a funcionar hasta 2011. El Iron Dome o Cúpula de Hierro, corrió a cargo de Rafael Advanced Defense Systems, una empresa de tecnología de la defensa israelí. También participó Israel Aerospace Industries, principal empresa aeronáutica del país. El proyecto fue pionero en el mundo y dotó a las Fuerzas de Defensa de Israel —FDI— de un elemento más para defender sus intereses. Las FDI son ya de por sí el ejército con mayor entrenamiento combativo del mundo y tienen el cometido principal de defender la soberanía e integridad del Estado de Israel.
Aunque el desarrollo inicial del proyecto fue al completo de Israel, Estados Unidos ha patrocinado el sistema con aportaciones tanto financieras como tecnológicas. En mayo de 2010, aportaron 205 millones para la Cúpula de Hierro y en julio de 2012, el presidente Obama anunció otros 70 millones, respaldando las labores de defensa de los intereses de Israel. El objetivo principal de la Cúpula de Hierro es proteger a la población civil de los ataques contra el territorio de Israel. Precisamente, y, dado este objetivo, se ha superado una de las principales críticas que surgieron al anunciarse el proyecto, que fueron los altos costes que suponía, ya que, dada las condiciones especiales del Estado de Israel, la seguridad y la inversión en defensa son fundamentales. El primer uso de la Cúpula de Hierro se remonta al 7 de abril de 2011, a pocos kilómetros de la Franja de Gaza. Meses más tarde, las autoridades de Israel cifraban su eficacia en el 90% de proyectiles interceptados. De esta forma, este sistema de defensa aérea se ha convertido en el principal actor de un enfrentamiento de misiles cruzados y ya forma parte de la historia de los conflictos armados.
La Cúpula de Hierro o Iron Dome goza de una amplia movilidad y modos de uso. Está diseñada para interceptar cohetes y misiles, incluidos los de muy corto alcance, proyectiles de artillería y mortero, helicópteros, drones, aeronaves, munición de alta precisión y misiles de crucero. Lo podemos definir como sistema C-RAM (sistemas de contra cohetes, artillería y morteros). El sistema intercepta en el aire los cohetes que son lanzados por las milicias de territorios vecinos, principalmente desde la Franja de Gaza por parte de Hamás. Es posible su uso en cualquier situación, tanto climática como territorial, ya que anula los ataques sobre cualquier campo de juego: zonas de campo, zonas militares, infraestructuras críticas o zonas urbanas.
Se compone de tres elementos principales: el radar ELM-2084, el Centro de Gestión de Baterías (BMC) y el lanzador de misiles interceptores. El radar ELM-2084, permite rastrear y detectar los cohetes en el momento de su lanzamiento, lo que posibilita definir la trayectoria del proyectil e identificar el tipo de cohete, todo ello gracias a sus avanzados sistemas informáticos. El radar es capaz de identificar proyectiles en una distancia de hasta 70 kilómetros. De esta forma, se puede dar una señal de alerta a la población de la zona en la que se ha calculado que puede caer el misil. Dicha señal es enviada y se manifiesta con las alarmas aéreas, presentes por todo Israel. A su vez, se envía la información relativa a la trayectoria del misil al Centro de Gestión de Baterías.
En la zona centro de Israel —Tel Aviv y su área metropolitana— y en Jerusalén, el tiempo de reacción para ponerse a cubierto o acudir a los refugios antiaéreos asciende a aproximadamente 1 minuto. Sin embargo, en las ciudades fronterizas con Gaza el tiempo de reacción desde que la señal de alerta es enviada no pasa de los 15 segundos, siendo especialmente sensible la ciudad fronteriza de Ascalón. Lo mismo sucede en las poblaciones más cercanas a la frontera con Líbano, al norte del país. El Centro de Gestión de Baterías (BMC) recibe la información del radar y controla el campo de batalla de la Cúpula de Hierro. Este centro militar de operaciones fue desarrollado por MPrest Systems. Cada batería del Iron Dome cuenta con 3 o 4 lanzadores y un sistema de control de combate y radar. La producción de una batería completa cuesta alrededor de 100 millones de dólares y puede proteger un área de hasta 150 kilómetros cuadrados.
Una vez se estima el punto de impacto, si de la trayectoria que se calcula surge una amenaza crítica para objetivos humanos y materiales, tanto militares como civiles, los operadores deciden si se ejecuta un comando y se lanza un cohete interceptor que anula el ataque. Por lo tanto, el sistema funciona de forma selectiva y no destruye todos los proyectiles detectados. Ahí entra en juego el lanzador de misiles interceptores, el tercer elemento. Cada lanzador puede contener hasta 20 interceptores Tamir. Los misiles Tamir, de fabricación israelí, se encargan de la eliminación de los proyectiles que suponen una amenaza, generalmente los cohetes Qassam lanzados por Hamás o la Yihad Palestina desde la Franja de Gaza. Los misiles Tamir están equipados con sensores electroópticos y aletas de dirección. Una vez se acercan al objetivo, un fusible sin contacto extremadamente preciso y resistente a sobrecargas activa una ojiva de 35 libras que neutraliza la amenaza.
Por lo tanto, la labor de la alerta mediante alarmas anteriormente mencionada se emplea como prevención de daños humanos, ya que el tiempo de reacción más corto es de 15 segundos en las zonas fronterizas, justo el tiempo que tarda el sistema en identificar la amenaza y actuar. Como resultado, se pone a disposición de la población toda la información necesaria para permanecer a salvo en caso de que el proyectil no sea interceptado. Sin embargo, los resultados de la Cúpula de Hierro resumen su asombrosa eficacia. Solo en 2022, se contabilizaron 1.162 cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel y 1 lanzado desde el Líbano. Se calcula que aproximadamente el 97% de los cohetes fueron interceptados por el sistema. Este porcentaje de intercepción es proporcionado por las FDI como dato, haciendo balance de su actividad durante 2022. Supone una cifra ligeramente superior a la media desde la puesta en marcha en 2011, que se ubica entre el 90-95%, destacando las dos últimas grandes crisis con Palestina que desembocaron en hostilidades cruzadas y donde pudimos ver el funcionamiento del Iron Dome, que datan de mayo de 2021 y agosto de 2022.
En ambas contiendas, las víctimas del lado palestino a los bombardeos por parte de Israel son proporcionalmente abultadas en comparación con el lado israelí, que al interceptar los ataques con proyectiles reduce considerablemente los daños humanos, materiales y los heridos. De esta forma, el Iron Dome o Cúpula de Hierro es mucho más avanzado que sistemas parecidos como el Ballistic Missile Defense System o Escudo de Misiles de OTAN, ya que intercepta misiles de teatro y cohetes de largo alcance, sea la que sea su fase de vuelo, incluso el impulso inicial.
Pese al éxito del proyecto, también cuenta con limitaciones. La principal de ellas es la económica, ya que cada misil Tamir que neutraliza un ataque con proyectil desde el otro lado supone alrededor de 40.000 dólares americanos. Actualmente, se busca reducir dichos costes mediante acuerdos con Raytheon, la constructora de armas, una de las principales del mundo. Además, el sistema no se identifica con una cúpula sobre Israel, ya que no llega a cubrir el territorio completo y no garantiza completamente su efectividad. No todo el país está cubierto por el sistema, puesto que hay zonas especiales a resguardar para protegerla debido a su vulnerabilidad, como zonas fronterizas y más pobladas. Dada la eficacia y la precisión del sistema, ha habido muchos países interesados en conocer su funcionamiento y su coste, de cara a posibles implementaciones en sus territorios.
En el caso de Estados Unidos, aliado tradicional de Israel, dio su apoyo al proyecto del Iron Dome y ha manifestado en varias ocasiones su interés por adoptar un proyecto similar. En 2019, compraron dos baterías Iron Dome con el objetivo de poseer capacidad provisional y emplearlas en conflictos en los que participan. Además, recientemente han realizado pruebas de interceptación con misiles iguales que los empleados por Israel. Sin embargo, han manifestado que dichas baterías que poseen funcionan de manera independiente, ya que no pueden integrarse en el sistema de defensa aérea norteamericano debido principalmente a desafíos de interoperabilidad y algunos desafíos cibernéticos de seguridad.
El presidente Zelenski ha manifestado en reiteradas ocasiones la necesidad de que Ucrania cuente con el sistema Cúpula de Hierro. Ya el 9 de noviembre de 2022, el ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, manifestó que las capacidades de producción de Israel eran insuficientes para equipar a Ucrania con sistemas de defensa aérea. No obstante, Tom Karako, investigador principal del Programa de Seguridad Internacional y director del Proyecto de Defensa de Misiles en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, le contradice lo expuesto por Gantz. Karako argumenta que Estados Unidos posee dos baterías y puede compartirlas sin necesidad de quitar reservas a Israel siempre y cuando ambas partes den su brazo a torcer, en el marco del acuerdo de vender tecnología a terceros si hay consentimiento mutuo de Estados Unidos e Israel.
Dado el cambio de gobierno en Israel con la vuelta de Benjamin Netanyahu y la inestabilidad política, las relaciones con Ucrania pueden experimentar cambios y el primer ministro ya ha confirmado que la propuesta de Zelenski se va a estudiar. Sin embargo, analizando la posibilidad de utilizar el Iron Dome en Ucrania, sería muy útil para proteger ciudades concretas como Kiev o Járkov, ya que tienen un campo de actuación que permitiría concretar mucho su actividad. Además de para zonas fronterizas o zonas concretas de fricción con el enemigo en el contexto de la guerra. Aun así, no es posible su implementación en todo el territorio, ya que, el coste es muy elevado y Ucrania es un país más grande y, densamente, menos poblado. No existe una comparación con Israel clara. En la guerra de Ucrania, los frentes e incluso las fronteras van modificándose y el éxito rotundo de la Cúpula de Hierro se basa en defender posiciones concretas.
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Por J.G. Shear.
El conflicto entre Israel y Palestina es complejo y perdura desde hace décadas. A nivel general, está marcado por la desproporción de los medios ofensivos de ambos bandos, fundamentalmente en calidad y precisión, además del desequilibrio de bajas sufridas (sobre todo del lado palestino). Además, existe una fuerte batalla propagandística en los distintos medios de comunicación y redes sociales en la que cada parte aspira a extender su relato de una forma que le sea favorable. Dentro de esta complejidad, la Franja de Gaza es un elemento fundamental. Se sitúa al suroeste de Israel, comparte frontera también con Egipto y está controlada por la milicia palestina Hamás. El grupo está presuntamente financiado por Irán y reclama la soberanía de Palestina buscando la eliminación del Estado de Israel, al que acusa de genocidio contra el pueblo palestino.
Se debe destacar la presencia de la Yihad Islámica Palestina, grupo definido como terrorista por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Defienden el concepto de la yihad como la liberación de Palestina y la idea de destruir al Estado de Israel. Desde que Hamás tomó el control político de Gaza en 2007, sus desencuentros con la Yihad Palestina han sido evidentes. Sin embargo, el detonante del sistema Cúpula de Hierro nace en la guerra entre Israel y Líbano el verano de 2006, en concreto contra Hezbolá, milicia chiíta que cuenta con un brazo político asociado y otro militar y que presuntamente también está financiada por Irán. Durante este episodio bélico, los lanzamientos de proyectiles desde la frontera norte ascendieron hasta los 3.970 misiles. De estos, 901 atacaron los asentamientos y mataron a 44 israelíes, además de dejar múltiples heridos
Ante esto, Israel, que ya había iniciado el siglo buscando mejorar su capacidad defensiva, comenzó en 2007 a diseñar este sistema de defensa aéreo, realizando las pruebas pertinentes en 2008 y 2009. Sin embargo, el Iron Dome no comenzó a funcionar hasta 2011. El Iron Dome o Cúpula de Hierro, corrió a cargo de Rafael Advanced Defense Systems, una empresa de tecnología de la defensa israelí. También participó Israel Aerospace Industries, principal empresa aeronáutica del país. El proyecto fue pionero en el mundo y dotó a las Fuerzas de Defensa de Israel —FDI— de un elemento más para defender sus intereses. Las FDI son ya de por sí el ejército con mayor entrenamiento combativo del mundo y tienen el cometido principal de defender la soberanía e integridad del Estado de Israel.
Aunque el desarrollo inicial del proyecto fue al completo de Israel, Estados Unidos ha patrocinado el sistema con aportaciones tanto financieras como tecnológicas. En mayo de 2010, aportaron 205 millones para la Cúpula de Hierro y en julio de 2012, el presidente Obama anunció otros 70 millones, respaldando las labores de defensa de los intereses de Israel. El objetivo principal de la Cúpula de Hierro es proteger a la población civil de los ataques contra el territorio de Israel. Precisamente, y, dado este objetivo, se ha superado una de las principales críticas que surgieron al anunciarse el proyecto, que fueron los altos costes que suponía, ya que, dada las condiciones especiales del Estado de Israel, la seguridad y la inversión en defensa son fundamentales. El primer uso de la Cúpula de Hierro se remonta al 7 de abril de 2011, a pocos kilómetros de la Franja de Gaza. Meses más tarde, las autoridades de Israel cifraban su eficacia en el 90% de proyectiles interceptados. De esta forma, este sistema de defensa aérea se ha convertido en el principal actor de un enfrentamiento de misiles cruzados y ya forma parte de la historia de los conflictos armados.
La Cúpula de Hierro o Iron Dome goza de una amplia movilidad y modos de uso. Está diseñada para interceptar cohetes y misiles, incluidos los de muy corto alcance, proyectiles de artillería y mortero, helicópteros, drones, aeronaves, munición de alta precisión y misiles de crucero. Lo podemos definir como sistema C-RAM (sistemas de contra cohetes, artillería y morteros). El sistema intercepta en el aire los cohetes que son lanzados por las milicias de territorios vecinos, principalmente desde la Franja de Gaza por parte de Hamás. Es posible su uso en cualquier situación, tanto climática como territorial, ya que anula los ataques sobre cualquier campo de juego: zonas de campo, zonas militares, infraestructuras críticas o zonas urbanas.
Se compone de tres elementos principales: el radar ELM-2084, el Centro de Gestión de Baterías (BMC) y el lanzador de misiles interceptores. El radar ELM-2084, permite rastrear y detectar los cohetes en el momento de su lanzamiento, lo que posibilita definir la trayectoria del proyectil e identificar el tipo de cohete, todo ello gracias a sus avanzados sistemas informáticos. El radar es capaz de identificar proyectiles en una distancia de hasta 70 kilómetros. De esta forma, se puede dar una señal de alerta a la población de la zona en la que se ha calculado que puede caer el misil. Dicha señal es enviada y se manifiesta con las alarmas aéreas, presentes por todo Israel. A su vez, se envía la información relativa a la trayectoria del misil al Centro de Gestión de Baterías.
En la zona centro de Israel —Tel Aviv y su área metropolitana— y en Jerusalén, el tiempo de reacción para ponerse a cubierto o acudir a los refugios antiaéreos asciende a aproximadamente 1 minuto. Sin embargo, en las ciudades fronterizas con Gaza el tiempo de reacción desde que la señal de alerta es enviada no pasa de los 15 segundos, siendo especialmente sensible la ciudad fronteriza de Ascalón. Lo mismo sucede en las poblaciones más cercanas a la frontera con Líbano, al norte del país. El Centro de Gestión de Baterías (BMC) recibe la información del radar y controla el campo de batalla de la Cúpula de Hierro. Este centro militar de operaciones fue desarrollado por MPrest Systems. Cada batería del Iron Dome cuenta con 3 o 4 lanzadores y un sistema de control de combate y radar. La producción de una batería completa cuesta alrededor de 100 millones de dólares y puede proteger un área de hasta 150 kilómetros cuadrados.
Una vez se estima el punto de impacto, si de la trayectoria que se calcula surge una amenaza crítica para objetivos humanos y materiales, tanto militares como civiles, los operadores deciden si se ejecuta un comando y se lanza un cohete interceptor que anula el ataque. Por lo tanto, el sistema funciona de forma selectiva y no destruye todos los proyectiles detectados. Ahí entra en juego el lanzador de misiles interceptores, el tercer elemento. Cada lanzador puede contener hasta 20 interceptores Tamir. Los misiles Tamir, de fabricación israelí, se encargan de la eliminación de los proyectiles que suponen una amenaza, generalmente los cohetes Qassam lanzados por Hamás o la Yihad Palestina desde la Franja de Gaza. Los misiles Tamir están equipados con sensores electroópticos y aletas de dirección. Una vez se acercan al objetivo, un fusible sin contacto extremadamente preciso y resistente a sobrecargas activa una ojiva de 35 libras que neutraliza la amenaza.
Por lo tanto, la labor de la alerta mediante alarmas anteriormente mencionada se emplea como prevención de daños humanos, ya que el tiempo de reacción más corto es de 15 segundos en las zonas fronterizas, justo el tiempo que tarda el sistema en identificar la amenaza y actuar. Como resultado, se pone a disposición de la población toda la información necesaria para permanecer a salvo en caso de que el proyectil no sea interceptado. Sin embargo, los resultados de la Cúpula de Hierro resumen su asombrosa eficacia. Solo en 2022, se contabilizaron 1.162 cohetes lanzados desde Gaza hacia Israel y 1 lanzado desde el Líbano. Se calcula que aproximadamente el 97% de los cohetes fueron interceptados por el sistema. Este porcentaje de intercepción es proporcionado por las FDI como dato, haciendo balance de su actividad durante 2022. Supone una cifra ligeramente superior a la media desde la puesta en marcha en 2011, que se ubica entre el 90-95%, destacando las dos últimas grandes crisis con Palestina que desembocaron en hostilidades cruzadas y donde pudimos ver el funcionamiento del Iron Dome, que datan de mayo de 2021 y agosto de 2022.
En ambas contiendas, las víctimas del lado palestino a los bombardeos por parte de Israel son proporcionalmente abultadas en comparación con el lado israelí, que al interceptar los ataques con proyectiles reduce considerablemente los daños humanos, materiales y los heridos. De esta forma, el Iron Dome o Cúpula de Hierro es mucho más avanzado que sistemas parecidos como el Ballistic Missile Defense System o Escudo de Misiles de OTAN, ya que intercepta misiles de teatro y cohetes de largo alcance, sea la que sea su fase de vuelo, incluso el impulso inicial.
Pese al éxito del proyecto, también cuenta con limitaciones. La principal de ellas es la económica, ya que cada misil Tamir que neutraliza un ataque con proyectil desde el otro lado supone alrededor de 40.000 dólares americanos. Actualmente, se busca reducir dichos costes mediante acuerdos con Raytheon, la constructora de armas, una de las principales del mundo. Además, el sistema no se identifica con una cúpula sobre Israel, ya que no llega a cubrir el territorio completo y no garantiza completamente su efectividad. No todo el país está cubierto por el sistema, puesto que hay zonas especiales a resguardar para protegerla debido a su vulnerabilidad, como zonas fronterizas y más pobladas. Dada la eficacia y la precisión del sistema, ha habido muchos países interesados en conocer su funcionamiento y su coste, de cara a posibles implementaciones en sus territorios.
En el caso de Estados Unidos, aliado tradicional de Israel, dio su apoyo al proyecto del Iron Dome y ha manifestado en varias ocasiones su interés por adoptar un proyecto similar. En 2019, compraron dos baterías Iron Dome con el objetivo de poseer capacidad provisional y emplearlas en conflictos en los que participan. Además, recientemente han realizado pruebas de interceptación con misiles iguales que los empleados por Israel. Sin embargo, han manifestado que dichas baterías que poseen funcionan de manera independiente, ya que no pueden integrarse en el sistema de defensa aérea norteamericano debido principalmente a desafíos de interoperabilidad y algunos desafíos cibernéticos de seguridad.
El presidente Zelenski ha manifestado en reiteradas ocasiones la necesidad de que Ucrania cuente con el sistema Cúpula de Hierro. Ya el 9 de noviembre de 2022, el ministro de Defensa de Israel, Benny Gantz, manifestó que las capacidades de producción de Israel eran insuficientes para equipar a Ucrania con sistemas de defensa aérea. No obstante, Tom Karako, investigador principal del Programa de Seguridad Internacional y director del Proyecto de Defensa de Misiles en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, le contradice lo expuesto por Gantz. Karako argumenta que Estados Unidos posee dos baterías y puede compartirlas sin necesidad de quitar reservas a Israel siempre y cuando ambas partes den su brazo a torcer, en el marco del acuerdo de vender tecnología a terceros si hay consentimiento mutuo de Estados Unidos e Israel.
Dado el cambio de gobierno en Israel con la vuelta de Benjamin Netanyahu y la inestabilidad política, las relaciones con Ucrania pueden experimentar cambios y el primer ministro ya ha confirmado que la propuesta de Zelenski se va a estudiar. Sin embargo, analizando la posibilidad de utilizar el Iron Dome en Ucrania, sería muy útil para proteger ciudades concretas como Kiev o Járkov, ya que tienen un campo de actuación que permitiría concretar mucho su actividad. Además de para zonas fronterizas o zonas concretas de fricción con el enemigo en el contexto de la guerra. Aun así, no es posible su implementación en todo el territorio, ya que, el coste es muy elevado y Ucrania es un país más grande y, densamente, menos poblado. No existe una comparación con Israel clara. En la guerra de Ucrania, los frentes e incluso las fronteras van modificándose y el éxito rotundo de la Cúpula de Hierro se basa en defender posiciones concretas.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 24, 2023