Genene Jones, quien fuera enfermera vocacional con licencia en Texas, es ahora tristemente célebre como una de las figuras más escalofriantes de la historia médica estadounidense. Conocida como el “Ángel de la Muerte”, se cree que Jones asesinó a hasta 60 bebés y niños durante su trayectoria en atención pediátrica, entre finales de la década de 1970 y principios de la de 1980.
Jones trabajó en el Hospital del Condado de Bexar en San Antonio, donde surgió un patrón inquietante: un número estadísticamente improbable de niños murió bajo su supervisión. En lugar de investigar, los administradores del hospital la despidieron discretamente y destruyeron los registros para evitar litigios. Posteriormente, aceptó un puesto en una clínica pediátrica en Kerrville, donde sus crímenes continuaron. Fue allí donde la descubrieron manipulando viales de succinilcolina, un potente paralizante que puede causar un paro cardíaco en niños pequeños.
En 1984, Jones fue condenada por asesinar a Chelsea McClellan, de 15 meses, y herir a otro niño con un anticoagulante. Fue sentenciada a 99 años de prisión, pero una ley de Texas destinada a reducir el hacinamiento la hizo elegible para una liberación anticipada en 2018. Para evitarlo, la fiscalía presentó cinco nuevos cargos de asesinato, citando nuevas pruebas y confesiones escalofriantes. En una entrevista de libertad condicional, Jones supuestamente dijo: “Realmente maté a esos bebés”.
En 2020, Jones se declaró culpable del asesinato de Joshua Weeks, de 11 meses, y recibió una sentencia de cadena perpetua que probablemente le garantice morir en prisión. Otros cuatro cargos fueron retirados como parte del acuerdo de culpabilidad, pero a las familias de las víctimas se les permitió presentar declaraciones de impacto en el tribunal.
El motivo de Jones sigue sin estar claro. Algunos fiscales especularon que quería crear emergencias médicas para justificar la necesidad de una UCI pediátrica, mientras que otros creían que buscaba elogios por “salvar” a niños a los que había dañado previamente. Independientemente del motivo, sus acciones destrozaron la sagrada confianza depositada en los profesionales médicos y dejaron un legado de dolor e indignación.
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Genene Jones, quien fuera enfermera vocacional con licencia en Texas, es ahora tristemente célebre como una de las figuras más escalofriantes de la historia médica estadounidense. Conocida como el “Ángel de la Muerte”, se cree que Jones asesinó a hasta 60 bebés y niños durante su trayectoria en atención pediátrica, entre finales de la década de 1970 y principios de la de 1980.
Jones trabajó en el Hospital del Condado de Bexar en San Antonio, donde surgió un patrón inquietante: un número estadísticamente improbable de niños murió bajo su supervisión. En lugar de investigar, los administradores del hospital la despidieron discretamente y destruyeron los registros para evitar litigios. Posteriormente, aceptó un puesto en una clínica pediátrica en Kerrville, donde sus crímenes continuaron. Fue allí donde la descubrieron manipulando viales de succinilcolina, un potente paralizante que puede causar un paro cardíaco en niños pequeños.
En 1984, Jones fue condenada por asesinar a Chelsea McClellan, de 15 meses, y herir a otro niño con un anticoagulante. Fue sentenciada a 99 años de prisión, pero una ley de Texas destinada a reducir el hacinamiento la hizo elegible para una liberación anticipada en 2018. Para evitarlo, la fiscalía presentó cinco nuevos cargos de asesinato, citando nuevas pruebas y confesiones escalofriantes. En una entrevista de libertad condicional, Jones supuestamente dijo: “Realmente maté a esos bebés”.
En 2020, Jones se declaró culpable del asesinato de Joshua Weeks, de 11 meses, y recibió una sentencia de cadena perpetua que probablemente le garantice morir en prisión. Otros cuatro cargos fueron retirados como parte del acuerdo de culpabilidad, pero a las familias de las víctimas se les permitió presentar declaraciones de impacto en el tribunal.
El motivo de Jones sigue sin estar claro. Algunos fiscales especularon que quería crear emergencias médicas para justificar la necesidad de una UCI pediátrica, mientras que otros creían que buscaba elogios por “salvar” a niños a los que había dañado previamente. Independientemente del motivo, sus acciones destrozaron la sagrada confianza depositada en los profesionales médicos y dejaron un legado de dolor e indignación.
PrisioneroEnArgentina.com
Agosto 2, 2025
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