Vivo como otros 40.000.000 de argentinos en un país muy difícil , un país en el que cuesta vivir y ser feliz, muchos argentinos desmoralizados no solo por la crisis económica sino por la profunda crisis “moral” que invade a nuestra sociedad. Esta última para mi más grave que la anterior porque destruye al ser humano, lo degrada y no lo dignifica. No solo no existe un verdadero respeto a nuestros semejantes sino que además la gente no termina de respetarse a si misma. Una sociedad que ha perdido el sentido del honor y del respeto a si mismo y al ajeno. Esto me causa lástima y no solo a mi sino a mucha gente.
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Cuando se produce esa fatiga moral, cuando sentimos que estamos muriendo poco a poco en sentido figurado, no físicamente, es cuando comenzamos a valorar la verdadera importancia que tiene la familia en nuestra vida. Es nuestro sostén “espiritual” es nuestra gran alegría, es la que le da sentido a nuestra vida, es la que justifica nuestra existencia terrenal.
En estos tiempos de gran crisis social y económica se debe revalorizar el valor y la importancia de la familia como núcleo primario de la sociedad.Es en ella donde se aprenden la importancia de los valores, el lugar donde se edifica la felicidad de los hijos y de los nietos presente y futura. Viene la alegría de los nietos y de pronto nos damos cuenta que ahora somos dos veces padres, de nuestros hijos y de nuestros nietos.
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Podría dar muchos ejemplos pero voy solo a mencionar uno que me llena de inmensa alegría en estos días. Un llamado de una de mis nietas de solo tres años y medio para decirme “Pancho, comprame un monopatín”. Esto vale muchísimo y justifica que quiera decir “Dios mío dame más años de vida para verlos crecer”
Escribe Francisco Bénard.
Vivo como otros 40.000.000 de argentinos en un país muy difícil , un país en el que cuesta vivir y ser feliz, muchos argentinos desmoralizados no solo por la crisis económica sino por la profunda crisis “moral” que invade a nuestra sociedad. Esta última para mi más grave que la anterior porque destruye al ser humano, lo degrada y no lo dignifica. No solo no existe un verdadero respeto a nuestros semejantes sino que además la gente no termina de respetarse a si misma. Una sociedad que ha perdido el sentido del honor y del respeto a si mismo y al ajeno. Esto me causa lástima y no solo a mi sino a mucha gente.
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Cuando se produce esa fatiga moral, cuando sentimos que estamos muriendo poco a poco en sentido figurado, no físicamente, es cuando comenzamos a valorar la verdadera importancia que tiene la familia en nuestra vida. Es nuestro sostén “espiritual” es nuestra gran alegría, es la que le da sentido a nuestra vida, es la que justifica nuestra existencia terrenal.
En estos tiempos de gran crisis social y económica se debe revalorizar el valor y la importancia de la familia como núcleo primario de la sociedad.Es en ella donde se aprenden la importancia de los valores, el lugar donde se edifica la felicidad de los hijos y de los nietos presente y futura. Viene la alegría de los nietos y de pronto nos damos cuenta que ahora somos dos veces padres, de nuestros hijos y de nuestros nietos.
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Podría dar muchos ejemplos pero voy solo a mencionar uno que me llena de inmensa alegría en estos días. Un llamado de una de mis nietas de solo tres años y medio para decirme “Pancho, comprame un monopatín”. Esto vale muchísimo y justifica que quiera decir “Dios mío dame más años de vida para verlos crecer”
Dr. Francisco Bénard
PrisioneroEnArgentina.com
Junio 30, 2017
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