Si tantas personas, tanto en el país como en el extranjero, odian tanto a Estados Unidos, ¿por qué todos anhelan su propia independencia al estilo estadounidense?
Meses atrás se celebró otro 4 de julio, que reconocemos como el comienzo del viaje estadounidense. Fuimos los primeros en adoptar con éxito la soberanía popular como base para el gobierno del Estado. Esa es la base de la afirmación de que Estados Unidos es verdaderamente la “nación excepcional”.
Los principios que subyacen a la independencia estadounidense son universales y se derivan de la filosofía moral a la que a menudo se hace referencia como “ley natural”. En virtud de ser humanos, estamos dotados del derecho a ser libres.
El 4 de julio de 1776, los estadounidenses hicieron de ese principio su política.
Incluso algunos estadounidenses pensaron que todo el proyecto era una mala idea, mal ejecutado. El historiador progresista Howard Zinn vio la búsqueda de libertades como algo grosero. Los padres fundadores, escribió, “encontraron que al crear una nación, un símbolo, una unidad legal llamada Estados Unidos, podían apoderarse de la tierra, las ganancias y el poder político de los favoritos del Imperio Británico”.
Pero si la búsqueda de la libertad es un acto tan vergonzoso y egoísta, ¿por qué se ha convertido en un elemento fijo de la historia, tanto hace mucho tiempo como más recientemente? Considere algunas fechas destacadas:
14 de julio de 1789: una turba parisina armada asalta la Bastilla. Claro, la Revolución Francesa no resultó tan bien. La revuelta comenzó en las calles de París y se convirtió en lo que Edmund Burke describió como un “extraño caos de ligereza y ferocidad, y de todo tipo de crímenes mezclados con todo tipo de locuras”. Pero el levantamiento plantó las raíces de la soberanía popular en Europa y durante más de tres siglos la semilla se propagó.
29 de abril de 1945: El cadáver del dictador de Benito Mussolini fue arrojado en el Piazzale Loreto de Milán. Las fotos de la multitud enfurecida siguen estando entre las imágenes más impactantes y mordaces del rechazo de Occidente a la pesadilla fascista.
23 de octubre de 1956: Decenas de miles de manifestantes marcharon hacia el edificio del Parlamento húngaro en Budapest. Si bien las tropas soviéticas aplastaron la revolución húngara, fue la primera demostración poderosa de que el Telón de acero no podía detener la libertad.
16 de junio de 1976: estudiantes negros en Soweto, Sudáfrica, se manifestaron en el estadio de Orlando para protestar por tener que aprender afrikáans en la escuela. El Levantamiento de Soweto fue un evento galvanizador en el movimiento contra el Apartheid que llevó del grito de libertad al fin del Apartheid dos décadas después.
17 de abril de 1989: Miles de estudiantes marchan hacia la plaza de Tiananmen, lo que desencadena semanas de protestas por la democracia en cuatrocientas ciudades de China. Finalmente, el gobierno ordenó a las tropas militares que despejaran la plaza. Junto con una ola de arrestos, opresión e intimidación, la democracia fue aplastada, pero nunca olvidada.
29 de junio de 2013: Los manifestantes llenaron la plaza Tahrir en El Cairo una vez más. Después de derribar un régimen autoritario, más de treinta y tres millones de egipcios en todo el país volvieron a las calles para pedir la destitución de Mohamed Morsi, que intentaba quitarle la democracia al pueblo y entregar el país a los Hermanos Musulmanes.
18 de febrero de 2014: Miles comienzan a llenar el Euromaidan en Kyiv, iniciando protestas que finalmente llevaron a la caída del gobierno y un esfuerzo nacional para deshacerse de los restos de corrupción y autoritarismo que quedaron de décadas de ocupación soviética. A pesar de la intervención militar rusa y las dificultades para instituir reformas políticas, hoy los ucranianos continúan su lucha por la libertad.
Estas son solo algunas paradas en la gira mundial que comenzó en Filadelfia en 1976. A algunos, como Zinn, les gustaría medir a hombres y mujeres contra sus deficiencias y errores de juicio, esencialmente criticando a los humanos por ser humanos. Sí, ser humano es tener defectos, pero también es estar dotado del derecho al derecho: aspirar a aprovechar la libertad para grandes fines.
Los acontecimientos del 4 de julio de 1776 en Filadelfia nos recuerdan que estas grandes hazañas son posibles. Lugares y tiempos desde los centros de las ciudades de Europa hasta las plazas públicas de Medio Oriente, África, América Latina y Asia nos recuerdan que el grito de libertad sigue resonando.
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Si tantas personas, tanto en el país como en el extranjero, odian tanto a Estados Unidos, ¿por qué todos anhelan su propia independencia al estilo estadounidense?
Meses atrás se celebró otro 4 de julio, que reconocemos como el comienzo del viaje estadounidense. Fuimos los primeros en adoptar con éxito la soberanía popular como base para el gobierno del Estado. Esa es la base de la afirmación de que Estados Unidos es verdaderamente la “nación excepcional”.
Los principios que subyacen a la independencia estadounidense son universales y se derivan de la filosofía moral a la que a menudo se hace referencia como “ley
natural”. En virtud de ser humanos, estamos dotados del derecho a ser libres.
El 4 de julio de 1776, los estadounidenses hicieron de ese principio su política.
Incluso algunos estadounidenses pensaron que todo el proyecto era una mala idea, mal ejecutado. El historiador progresista Howard Zinn vio la búsqueda de libertades como algo grosero. Los padres fundadores, escribió, “encontraron que al crear una nación, un símbolo, una unidad legal llamada Estados Unidos, podían apoderarse de la tierra, las ganancias y el poder político de los favoritos del Imperio Británico”.
Pero si la búsqueda de la libertad es un acto tan vergonzoso y egoísta, ¿por qué se ha convertido en un elemento fijo de la historia, tanto hace mucho tiempo como más recientemente? Considere algunas fechas destacadas:
14 de julio de 1789: una turba parisina armada asalta la Bastilla. Claro, la Revolución Francesa no resultó tan bien. La revuelta comenzó en las calles de París y se convirtió en lo que Edmund Burke describió como un “extraño caos de ligereza y ferocidad, y de todo tipo de crímenes mezclados con todo tipo de locuras”. Pero el levantamiento plantó las raíces de la soberanía popular en Europa y durante más de tres siglos la semilla se propagó.
29 de abril de 1945: El cadáver del dictador de Benito Mussolini fue arrojado en el Piazzale Loreto de Milán. Las fotos de la multitud enfurecida siguen estando entre las imágenes más impactantes y mordaces del rechazo de Occidente a la pesadilla fascista.
23 de octubre de 1956: Decenas de miles de manifestantes marcharon hacia el edificio del Parlamento húngaro en Budapest. Si bien las tropas soviéticas aplastaron la revolución húngara, fue la primera demostración poderosa de que el Telón de acero no podía detener la libertad.
16 de junio de 1976: estudiantes negros en Soweto, Sudáfrica, se manifestaron en el estadio de Orlando para protestar por tener que aprender afrikáans en la escuela. El Levantamiento de Soweto fue un evento galvanizador en el movimiento contra el Apartheid que llevó del grito de libertad al fin del Apartheid dos décadas después.
17 de abril de 1989: Miles de estudiantes marchan hacia la plaza de Tiananmen, lo que desencadena semanas de protestas por la democracia en cuatrocientas ciudades de China. Finalmente, el gobierno ordenó a las tropas militares que despejaran la plaza. Junto con una ola de arrestos, opresión e intimidación, la
democracia fue aplastada, pero nunca olvidada.
29 de junio de 2013: Los manifestantes llenaron la plaza Tahrir en El Cairo una vez más. Después de derribar un régimen autoritario, más de treinta y tres millones de egipcios en todo el país volvieron a las calles para pedir la destitución de Mohamed Morsi, que intentaba quitarle la democracia al pueblo y entregar el país a los Hermanos Musulmanes.
18 de febrero de 2014: Miles comienzan a llenar el Euromaidan en Kyiv, iniciando protestas que finalmente llevaron a la caída del gobierno y un esfuerzo nacional para deshacerse de los restos de corrupción y autoritarismo que quedaron de décadas de ocupación soviética. A pesar de la intervención militar rusa y las dificultades para instituir reformas políticas, hoy los ucranianos continúan su lucha por la libertad.
Estas son solo algunas paradas en la gira mundial que comenzó en Filadelfia en 1976. A algunos, como Zinn, les gustaría medir a hombres y mujeres contra sus deficiencias y errores de juicio, esencialmente criticando a los humanos por ser humanos. Sí, ser humano es tener defectos, pero también es estar dotado del derecho al derecho: aspirar a aprovechar la libertad para grandes fines.
Los acontecimientos del 4 de julio de 1776 en Filadelfia nos recuerdan que estas grandes hazañas son posibles. Lugares y tiempos desde los centros de las ciudades de Europa hasta las plazas públicas de Medio Oriente, África, América Latina y Asia nos recuerdan que el grito de libertad sigue resonando.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 17, 2022