El 20 de junio de 1973 se esperaba el retorno del General Perón a la Argentina ahora bajo el gobierno constitucional del Dr. Héctor Cámpora. Para la recepción del líder del peronismo, se organiza en las cercanías del Aeropuerto Internacional de Ezeiza una multitudinaria concentración popular para reencontrar así a Perón con su pueblo. Se calculaba que unas tres millones de personas provenientes de todo el país llegarían a darle la bienvenida.
Estaba programado que Perón debía hablarle a la población desde un palco blindado, que además estaría custodiado por hombres retirados de las Fuerzas Armadas. El Coronel (R) Jorge Osinde, asesor político-militar de Perón, había sido designado por el mismo General para coordinar las tareas de construcción y seguridad del palco. Osinde era un militar de inteligencia que había crecido al lado de Perón, y en el primer gobierno peronista organizó y centralizó los servicios de informaciones en coordinación Federal.
Como se ha mencionado anteriormente, el PRT-ERP pretendía tomar el poder por la fuerza. Para ello, elabora un tan ambicioso como peligroso operativo militar, que tenía por finalidad el asesinato de Perón cuando este descendiera del helicóptero que lo trasladaría desde Ezeiza hasta las inmediaciones del palco, para luego dar un “golpe en la mano” y apoderarse de la Casa Rosada. La cúpula del ERP denomino a este operativo “Plan Cinco Continentes”. Para esta operación el ERP moviliza unos 2.000 combatientes provenientes de compañias urbanas “Decididos de Córdoba”, “Heroés de Trelew” (Capital Federal) y “Columna Sur” (La Plata y sur de Buenos Aires).
Para el operativo de efectivos erpianos estarían pertrechados con armas “recuperadas” en asaltos a unidades militares, policiales y armerías. Dos omnibus blindados Leyland (que poseían armas pesadas, uno de ellos portador de un cañon sin retroceso de 75mm; con munición suficiente para destrozar el palco), elementos para comunicaciones y postas sanitarias completaban el equipamiento. El despliegue guerrillero en la zona de “puente 12” en la localidad de Ezeiza era el siguiente:
– 4 cuadros de 50 hombres cada uno de “Decididos de Córdoba”.
– 2 cuadros de 100 hombres cada uno de “Héroes de Trewlew”
– 1 cuadro de 50 hombres de “Héroes de Trewlew”
Todos ellos estratégicamente apostados sobre los árboles y en las inmediaciones del palco. La “Columna Sur” aportaba 300 combatientes que tenían como misión el apoyo periférico, posta sanitaria, control de accesos y una eventual intervención de acuerdo a la evolución de los acontecimientos.
Una vez concretada la misión de asesinar a Perón, las acciones convergerían hacia la Capital Federal. Allí combatientes de “Columna Sur” estarían a la espera para asaltar la Casa Rosada. Los efectivos de “Héroes de Trewlew” y “Decididos de Córdoba” en condiciones de combatir se replegarían hacía la capital, para reunirse con otros 1.500 combatientes y, juntos, desarrollar 4 misiones definidas:
a) Toma de emisoras de radio y televisión a cargo de 100 combatientes de “Decididos de Córdoba”.
b) Toma de ENTEL, tarea a efectuar por 50 combatientes de “Decididos de Córdoba”.
c) Toma del Correo Central por 50 combatientes de “Decididos de Córdoba”.
d) Toma del Departamento Central de la Policia Federal Argentina, misión que debía ser efectuada por unos 1000 comabatientes de “Héroes de Trewlew”.
Para conseguir este último objetivo, se procedería a realizar manifestaciones, desordenes y tumultos en las inmediaciones del Cuartel de Policía, con la finalidad de forzar la dispersión de los efectivos policiales de guardia. Una vez consumado este próposito, una asaltaría a sangre y fuego el edificio policial. Coraje y desición no les faltaba, potencia de fuego tampoco.
Concretadas todas estas operaciones, se realizaría una convergencia hacia Plaza de Mayo de todos los efectivos disponibles.Allí se ocuparían edificios de todo tipo y se tomarían rehenes para evitar bombardeos masivos y provocar el combate de localidad “casa por casa”. La última etapa del “Plan Cinco Continentes” era lograr el reconocimiento de forma inmediata del “Gobierno Proletario Popular” por parte de los países del bloque socialista.
Los miembros de inteligencia que recorrían Ezeiza exponen el cuadro de situación a Osinde: gran cantidad de personas armadas sobre los árboles o parapetados tras ellos. A todo esto, algunos días antes, el mismo Coronel había recibido indicios de que algo grave podía esperarse por parte del ERP, por indicación de José Ignacio Rucci, líder de la CGT.
Inexplicablemente, el Ministro del Interior, Esteban Righi ordena el retiro de todos los efectivos policiales que estaban efectuados al acto de “Puente 12”. Mientras tanto, el avión charteado de Aerolíneas Argentinas que conducía a Perón rumbo al Aeropuerto de Ezeiza se estaba aproximando a su destino y no había tiempo que perder.
Como el Presidente Cámpora acompañaba a Perón en el vuelo de regreso, el Dr. Vicente Solano Lima, Vicepresidente de la Nación, se encontraba a cargo de la presidencia. El Coronel Osinde informa la situación a Solano Lima, y le solicita ordenar el cambio de destino del avión.
El Vicepresidente, que aguarda al General Perón en Ezeiza, se comunica personalmente desde la torre de control con el comandante del avión Jorge Conan Doyle y le ordena dirigirse al aeropuerto de alternativa, que era la Base Aérea Militar de Morón. Estas tratativas se desarrollarón en reservas y la gente reunida en las inmediaciones del palco ignoraba que Perón no llegaría al lugar del acto.
Entretanto, el helicóptero que debía transladar a Perón es enviado a las cercanías del palco (obviamente sin el General). Fue entonces que un grupo de combatientes del ERP arrojo una granada al helicóptero cuando este recién había posado. El explosivo no alcanzo a dañar la aeronave, la que se retira del lugar a toda prisa. Inmediatamente después, el infierno se desata.
La izquierda intentó acercarse lo más posible al escenario, saltándose las vallas. El CO y la CGT reaccionaron disparándoles con francotiradores que se encontraban en las inmediaciones.
Era un día de regocijo. Había banderas de gremios, de JP, de FAR y Montoneros, de municipios
Se genera un violento intercambio de disparos entre los defensores del palco y los combatientes erpianos que dura varias horas. La muchedumbre allí reunida se encontró de pronto entre dos fuegos y por milagro no hubo una matanza de inocentes. El saldo de este enfrentamiento fue de varios guerrilleros muertos (los heridos fueron evacuados por sus propias tropas), un defensor del palco, el Capitán Chavarri, muerto y muchas personas heridas de diversa consideración.
La propaganda marxista hablaba de 600 muertos inocentes, esa cifra parece totalmente desproporcionada si la comparamos con los pocos mas de 250 muertos que tuvieron las fuerzas terrestres de Puerto Argentino en la Batalla de Malvinas, en el cual los defensores soportaron 40 días de todo tipo de bombardeos, ascendiendo a 2.000 el número de heridos. En consecuencia si los muertos hubieran sido 600, el número de heridos rondaría los 6.000, cifra esta que hubiera sobrepasado ampliamente la capacidad medico asistencial instalada en la zona.
Las Fuerzas Armadas tampoco salieron al cruce de la propaganda marxista, ya que aquel trágico día serviría como bandera para hablar de la “violencia peronista”.
El intento de matar al General Perón había fracasado.
Esa misma noche, en un mensaje dirigido al país, el General Perón efectuó un llamado a todos los argentinos “sin distinción de banderas” a la paz y al reencuentro dirigiéndose a los subersivos dijo “…llámense RP o Mongo Aurelio…”.
Los días siguientes fueron rápidamente aprovechados por la subversión para distorsionar la realidad de los hechos. El aparato de expansión ideológica estaba todavía intacto y con costosas solicitadas en los medios de prensa responsabilizan de los lamentables sucesos al Coronel Osinde, a Alberto Brito Lima y a Norma Kennedy, acusándolos de asesinos del pueblo peronista.
La situación político-social estaba marcada por el gran desprestigio militar producido en el último periodo de la llamada Revolución Argentina, una confusa situación en el movimiento peronista. la influencia marxista en el seno del gobierno, el aumento de la violencia terrorista, y el poco peso político del radicalismo, nos permitía pensar que de haber desatado en el país una sangrienta guerra civil de inimaginable desenlace. Cualquier peronista sensato, hubiera acusado a priori a los militares de asesinar a Perón, Es justo señalar que la habilidad del Coronel Osinde y el tino de Solano Lima, salvarón al país de una hecatombe.
Por Fernando Javier Liébanes
El 20 de junio de 1973 se esperaba el retorno del General Perón a la Argentina ahora bajo el gobierno constitucional del Dr. Héctor Cámpora. Para la recepción del líder del peronismo, se organiza en las cercanías del Aeropuerto Internacional de Ezeiza una multitudinaria concentración popular para reencontrar así a Perón con su pueblo. Se calculaba que unas tres millones de personas provenientes de todo el país llegarían a darle la bienvenida.
Estaba programado que Perón debía hablarle a la población desde un palco blindado, que además estaría custodiado por hombres retirados de las Fuerzas Armadas. El Coronel (R) Jorge Osinde, asesor político-militar de Perón, había sido designado por el mismo General para coordinar las tareas de construcción y seguridad del palco. Osinde era un militar de inteligencia que había crecido al lado de Perón, y en el primer gobierno peronista organizó y centralizó los servicios de informaciones en coordinación Federal.
Como se ha mencionado anteriormente, el PRT-ERP pretendía tomar el poder por la fuerza. Para ello, elabora un tan ambicioso como peligroso operativo militar, que tenía por finalidad el asesinato de Perón cuando este descendiera del helicóptero que lo trasladaría desde Ezeiza hasta las inmediaciones del palco, para luego dar un “golpe en la mano” y apoderarse de la Casa Rosada. La cúpula del ERP denomino a este operativo “Plan Cinco Continentes”. Para esta operación el ERP moviliza unos 2.000 combatientes provenientes de compañias urbanas “Decididos de Córdoba”, “Heroés de Trelew” (Capital Federal) y “Columna Sur” (La Plata y sur de Buenos Aires).
Para el operativo de efectivos erpianos estarían pertrechados con armas “recuperadas” en asaltos a unidades militares, policiales y armerías. Dos omnibus blindados Leyland (que poseían armas pesadas, uno de ellos portador de un cañon sin retroceso de 75mm; con munición suficiente para destrozar el palco), elementos para comunicaciones y postas sanitarias completaban el equipamiento. El despliegue guerrillero en la zona de “puente 12” en la localidad de Ezeiza era el siguiente:
– 4 cuadros de 50 hombres cada uno de “Decididos de Córdoba”.
– 2 cuadros de 100 hombres cada uno de “Héroes de Trewlew”
– 1 cuadro de 50 hombres de “Héroes de Trewlew”
Todos ellos estratégicamente apostados sobre los árboles y en las inmediaciones del palco. La “Columna Sur” aportaba 300 combatientes que tenían como misión el apoyo periférico, posta sanitaria, control de accesos y una eventual intervención de acuerdo a la evolución de los acontecimientos.
Una vez concretada la misión de asesinar a Perón, las acciones convergerían hacia la Capital Federal. Allí combatientes de “Columna Sur” estarían a la espera para asaltar la Casa Rosada. Los efectivos de “Héroes de Trewlew” y “Decididos de Córdoba” en condiciones de combatir se replegarían hacía la capital, para reunirse con otros 1.500 combatientes y, juntos, desarrollar 4 misiones definidas:
a) Toma de emisoras de radio y televisión a cargo de 100 combatientes de “Decididos de Córdoba”.
b) Toma de ENTEL, tarea a efectuar por 50 combatientes de “Decididos de Córdoba”.
c) Toma del Correo Central por 50 combatientes de “Decididos de Córdoba”.
d) Toma del Departamento Central de la Policia Federal Argentina, misión que debía ser efectuada por unos 1000 comabatientes de “Héroes de Trewlew”.
Para conseguir este último objetivo, se procedería a realizar manifestaciones, desordenes y tumultos en las inmediaciones del Cuartel de Policía, con la finalidad de forzar la dispersión de los efectivos policiales de guardia. Una vez consumado este próposito, una asaltaría a sangre y fuego el edificio policial. Coraje y desición no les faltaba, potencia de fuego tampoco.
Concretadas todas estas operaciones, se realizaría una convergencia hacia Plaza de Mayo de todos los efectivos disponibles.Allí se ocuparían edificios de todo tipo y se tomarían rehenes para evitar bombardeos masivos y provocar el combate de localidad “casa por casa”. La última etapa del “Plan Cinco Continentes” era lograr el reconocimiento de forma inmediata del “Gobierno Proletario Popular” por parte de los países del bloque socialista.
Los miembros de inteligencia que recorrían Ezeiza exponen el cuadro de situación a Osinde: gran cantidad de personas armadas sobre los árboles o parapetados tras ellos. A todo esto, algunos días antes, el mismo Coronel había recibido indicios de que algo grave podía esperarse por parte del ERP, por indicación de José Ignacio Rucci, líder de la CGT.
Inexplicablemente, el Ministro del Interior, Esteban Righi ordena el retiro de todos los efectivos policiales que estaban efectuados al acto de “Puente 12”. Mientras tanto, el avión charteado de Aerolíneas Argentinas que conducía a Perón rumbo al Aeropuerto de Ezeiza se estaba aproximando a su destino y no había tiempo que perder.
Como el Presidente Cámpora acompañaba a Perón en el vuelo de regreso, el Dr. Vicente Solano Lima, Vicepresidente de la Nación, se encontraba a cargo de la presidencia. El Coronel Osinde informa la situación a Solano Lima, y le solicita ordenar el cambio de destino del avión.
El Vicepresidente, que aguarda al General Perón en Ezeiza, se comunica personalmente desde la torre de control con el comandante del avión Jorge Conan Doyle y le ordena dirigirse al aeropuerto de alternativa, que era la Base Aérea Militar de Morón. Estas tratativas se desarrollarón en reservas y la gente reunida en las inmediaciones del palco ignoraba que Perón no llegaría al lugar del acto.
Entretanto, el helicóptero que debía transladar a Perón es enviado a las cercanías del palco (obviamente sin el General). Fue entonces que un grupo de combatientes del ERP arrojo una granada al helicóptero cuando este recién había posado. El explosivo no alcanzo a dañar la aeronave, la que se retira del lugar a toda prisa. Inmediatamente después, el infierno se desata.
La izquierda intentó acercarse lo más posible al escenario, saltándose las vallas. El CO y la CGT reaccionaron disparándoles con francotiradores que se encontraban en las inmediaciones.
Era un día de regocijo. Había banderas de gremios, de JP, de FAR y Montoneros, de municipios
Se genera un violento intercambio de disparos entre los defensores del palco y los combatientes erpianos que dura varias horas. La muchedumbre allí reunida se encontró de pronto entre dos fuegos y por milagro no hubo una matanza de inocentes. El saldo de este enfrentamiento fue de varios guerrilleros muertos (los heridos fueron evacuados por sus propias tropas), un defensor del palco, el Capitán Chavarri, muerto y muchas personas heridas de diversa consideración.
La propaganda marxista hablaba de 600 muertos inocentes, esa cifra parece totalmente desproporcionada si la comparamos con los pocos mas de 250 muertos que tuvieron las fuerzas terrestres de Puerto Argentino en la Batalla de Malvinas, en el cual los defensores soportaron 40 días de todo tipo de bombardeos, ascendiendo a 2.000 el número de heridos. En consecuencia si los muertos hubieran sido 600, el número de heridos rondaría los 6.000, cifra esta que hubiera sobrepasado ampliamente la capacidad medico asistencial instalada en la zona.
Las Fuerzas Armadas tampoco salieron al cruce de la propaganda marxista, ya que aquel trágico día serviría como bandera para hablar de la “violencia peronista”.
El intento de matar al General Perón había fracasado.
Esa misma noche, en un mensaje dirigido al país, el General Perón efectuó un llamado a todos los argentinos “sin distinción de banderas” a la paz y al reencuentro dirigiéndose a los subersivos dijo “…llámense RP o Mongo Aurelio…”.
Los días siguientes fueron rápidamente aprovechados por la subversión para distorsionar la realidad de los hechos. El aparato de expansión ideológica estaba todavía intacto y con costosas solicitadas en los medios de prensa responsabilizan de los lamentables sucesos al Coronel Osinde, a Alberto Brito Lima y a Norma Kennedy, acusándolos de asesinos del pueblo peronista.
La situación político-social estaba marcada por el gran desprestigio militar producido en el último periodo de la llamada Revolución Argentina, una confusa situación en el movimiento peronista. la influencia marxista en el seno del gobierno, el aumento de la violencia terrorista, y el poco peso político del radicalismo, nos permitía pensar que de haber desatado en el país una sangrienta guerra civil de inimaginable desenlace. Cualquier peronista sensato, hubiera acusado a priori a los militares de asesinar a Perón, Es justo señalar que la habilidad del Coronel Osinde y el tino de Solano Lima, salvarón al país de una hecatombe.
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 8, 2019
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