Actualmente incontables mujeres le niegan a Dios el derecho a crear una nueva vida humana al utilizar los anticonceptivos, o violan los derechos del Creador al negarle a su hijo ya concebido el derecho a nacer, conocerle y amarle. Alegan que su cuerpo les pertenece y que ellas deben tener el derecho a decidir si han de permitirle a su hijo anidarse en él hasta llegar a nacer, o matarlo a través del aborto. En la época en que vivió la Santísima Virgen María, una mujer casada y embarazada de un hombre que no era su esposo, podía ser apedreada hasta morir. Sin embargo, María le dijo “Sí” a Dios y “Sí” a la vida, a pesar de que sabía cuál podría ser su suerte. ¡Qué ejemplo tan precioso nos ha dejado la Santísima Virgen al aceptar su maternidad biológica!
Su acto de heroísmo ha sido contado de generación en generación por más de 2.000 años. Verdaderamente las palabras de María fueron proféticas: “Todas las generaciones me llamarán bienaventurada”. María es la madre espiritual de todos los mortales, nacidos o por nacer, pues su maternidad espiritual abarca a toda la humanidad. Así la designó nuestro Señor Jesucristo desde la cruz, cuando le dijo al Apóstol Juan: “Hijo, he ahí a tu madre” y a María: “Mujer, he ahí a tu hijo”. María llora por todos los niños abortados, porque cada aborto es un “No” al Creador, una nueva rebeldía como la del demonio, quien le dijo a Dios: “No serviré”. La mujer que deliberadamente, conociendo la maldad del aborto, le dice “No” a la vida que lleva en sus entrañas, le dice “No” a Dios el Creador. Mi deseo es honrar a otras mujeres en su día que como la Santísima Virgen María, también le dijeron “Sí” a Dios, a pesar de que se enfrentaban a muy difíciles y en algunos casos, peligrosas circunstancias. Como también aquellas Mujeres que sin poder engendrar han sido nido con sus brazos y briza con sus labios y que con su mirada de luz dicen eternamente ¡Te Amo…
Escribe JORGE LOBO ARAGÓN.
Actualmente incontables mujeres le niegan a Dios el derecho a crear una nueva vida humana al utilizar los anticonceptivos, o violan los derechos del Creador al negarle a su hijo ya concebido el derecho a nacer, conocerle y amarle. Alegan que su cuerpo les pertenece y que ellas deben tener el derecho a decidir si han de permitirle a su hijo anidarse en él hasta llegar a nacer, o matarlo a través del aborto. En la época en que vivió la Santísima Virgen María, una mujer casada y embarazada de un hombre que no era su esposo, podía ser apedreada hasta morir. Sin embargo, María le dijo “Sí” a Dios y “Sí” a la vida, a pesar de que sabía cuál podría ser su suerte. ¡Qué ejemplo tan precioso nos ha dejado la Santísima Virgen al aceptar su maternidad biológica!
Su acto de heroísmo ha sido contado de generación en generación por más de 2.000 años. Verdaderamente las palabras de María fueron proféticas: “Todas las generaciones me llamarán bienaventurada”. María es la madre espiritual de todos los mortales, nacidos o por nacer, pues su maternidad espiritual abarca a toda la humanidad. Así la designó nuestro Señor Jesucristo desde la cruz, cuando le dijo al Apóstol Juan: “Hijo, he ahí a tu madre” y a María: “Mujer, he ahí a tu hijo”. María llora por todos los niños abortados, porque cada aborto es un “No” al Creador, una nueva rebeldía como la del demonio, quien le dijo a Dios: “No serviré”. La mujer que deliberadamente, conociendo la maldad del aborto, le dice “No” a la vida que lleva en sus entrañas, le dice “No” a Dios el Creador. Mi deseo es honrar a otras mujeres en su día que como la Santísima Virgen María, también le dijeron “Sí” a Dios, a pesar de que se enfrentaban a muy difíciles y en algunos casos, peligrosas circunstancias. Como también aquellas Mujeres que sin poder engendrar han sido nido con sus brazos y briza con sus labios y que con su mirada de luz dicen eternamente ¡Te Amo…
Dr. Jorge B. Lobo Aragón
jorgeloboaragon@gmail.com
San Miguel de Tucumán
Avda. amino del Perú 1575
República Argentina
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Marzo 11, 2018
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