Al cumplirse 50 años de su egreso, la Promoción 97 del Colegio Militar de la Nación descubrió una placa en el Instituto homenajeando a sus integrantes caídos en la lucha contra la “guerrilla marxista”.
La placa nunca fue colocada y el ministerio de defensa (con minúsculas adrede), temeroso de que la mención a la “guerrilla marxista” pudiera ser considerada una “frase política” dio la orden de no exhibirla, ni en el Colegio, ni en ninguna otra dependencia del Ejército, hasta tanto el texto sea modificado.
No fuera a ser cosa que algún ex “guerrillero marxista” pudiera llegar a sentirse agraviado.
Que una promoción del Colegio Militar de la Nación no pueda colocar en las paredes de su instituto de formación una placa con los nombres de sus integrantes caídos en combate, es una muestra más de la hipocresía infame en la que estamos inmersos. Mucho más en el caso de esta promoción en particular, cuyos miembros caídos en combate, los capitanes Héctor Cáceres y Carlos María Casagrande, fueron abatidos en pleno gobierno constitucional de la Sra de Perón, luchando en el monte tucumano contra el ERP, en cumplimiento de un decreto del entonces Poder Ejecutivo Nacional; y el herido, Tcnl Emilio Nani, además de ser un héroe condecorado por su valor en Malvinas, fue gravemente herido durante el intento de copamiento del cuartel de La Tablada durante el gobierno del Dr. Alfonsín, circunstancias en las que perdió un ojo.
A aquellos que a sangre y fuego atentaron contra las instituciones de la República se les erigen monumentos, se les rinden honores y, por sobre todas las cosas, perciben millonarias indemnizaciones, mientras que a los que con coraje y decisión les hicieron frente, cumpliendo hasta las últimas consecuencias con el juramento de defender la Patria hasta perder la vida, ni siquiera parece corresponderles una placa conmemorativa.
Una vergüenza más, y van…
Las vilezas que nuestra sociedad comete día a día en nombre de la llamada corrección política, y toda la basura con la que en su nombre se les llena la cabeza a las nuevas generaciones de argentinos, me hace pensar que bien nos hubiésemos merecido que esos buenos muchachos idealistas hubieran ganado la guerra.
JORGE FEDERICO TISI BAÑA
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3.000 Documentos
Sr. Director,
La Iglesia desclasificó de sus archivos unos 3000 documentos sobre la “dictadura militar” y son sobre pedidos que llegaron a la Iglesia para conocer el paradero de detenidos y desaparecidos y reclamar gestiones ante las autoridades militares. Para aquellos que no lo saben se llama “dictadura militar” al gobierno que logró que Argentina no fuera otra Cuba y que el presidente actual sea Mauricio Macri y no Santucho o Firmenich jefes de las organizaciones terroristas. La Iglesia también tendría que informar cuantas veces mi madre fue a rezar el rosario a la Iglesia San Agustín para pedir que el próximo gerente de Chrysler Argentina, la industria automotriz, que asesinen los terroristas apátridas del ERP y/o de Montoneros no fuera su hijo o sea el que suscribe. También tendrían que desclasificar los documentos que debe haber sobre el accionar del terrorismo en Argentina. El presidente del Epìscopado Monseñor José María Arancedo dijo que era cierto que la Iglesia tal vez no hizo todo lo que pudo y por eso pide perdón. Lo que tendría que haber hecho la Iglesia era convocar a la cúpula de ambas organizaciones terroristas y convencerlas que la forma de obtener el poder no era por las armas matando civiles, policías y militares sino votando en elecciones libres. Pero no lo hizo. El Padre Mugica si estuvo en contra de la violencia, llamo a no usar las armas y por eso fue asesinado por los mismos delincuentes terroristas, asesinato que le endilgan al gobierno militar.
La Polémica
Señor Director:
Al cumplirse 50 años de su egreso, la Promoción 97 del Colegio Militar de la Nación descubrió una placa en el Instituto homenajeando a sus integrantes caídos en la lucha contra la “guerrilla marxista”.
La placa nunca fue colocada y el ministerio de defensa (con minúsculas adrede), temeroso de que la mención a la “guerrilla marxista” pudiera ser considerada una “frase política” dio la orden de no exhibirla, ni en el Colegio, ni en ninguna otra dependencia del Ejército, hasta tanto el texto sea modificado.
No fuera a ser cosa que algún ex “guerrillero marxista” pudiera llegar a sentirse agraviado.
Que una promoción del Colegio Militar de la Nación no pueda colocar en las paredes de su instituto de formación una placa con los nombres de sus integrantes caídos en combate, es una muestra más de la hipocresía infame en la que estamos inmersos. Mucho más en el caso de esta promoción en particular, cuyos miembros caídos en combate, los capitanes Héctor Cáceres y Carlos María Casagrande, fueron abatidos en pleno gobierno constitucional de la Sra de Perón, luchando en el monte tucumano contra el ERP, en cumplimiento de un decreto del entonces Poder Ejecutivo Nacional; y el herido, Tcnl Emilio Nani, además de ser un héroe condecorado por su valor en Malvinas, fue gravemente herido durante el intento de copamiento del cuartel de La Tablada durante el gobierno del Dr. Alfonsín, circunstancias en las que perdió un ojo.
A aquellos que a sangre y fuego atentaron contra las instituciones de la República se les erigen monumentos, se les rinden honores y, por sobre todas las cosas, perciben millonarias indemnizaciones, mientras que a los que con coraje y decisión les hicieron frente, cumpliendo hasta las últimas consecuencias con el juramento de defender la Patria hasta perder la vida, ni siquiera parece corresponderles una placa conmemorativa.
Una vergüenza más, y van…
Las vilezas que nuestra sociedad comete día a día en nombre de la llamada corrección política, y toda la basura con la que en su nombre se les llena la cabeza a las nuevas generaciones de argentinos, me hace pensar que bien nos hubiésemos merecido que esos buenos muchachos idealistas hubieran ganado la guerra.
JORGE FEDERICO TISI BAÑA
3.000 Documentos
Sr. Director,
La Iglesia desclasificó de sus archivos unos 3000 documentos sobre la “dictadura militar” y son sobre pedidos que llegaron a la Iglesia para conocer el paradero de detenidos y desaparecidos y reclamar gestiones ante las autoridades militares. Para aquellos que no lo saben se llama “dictadura militar” al gobierno que logró que Argentina no fuera otra Cuba y que el presidente actual sea Mauricio Macri y no Santucho o Firmenich jefes de las organizaciones terroristas. La Iglesia también tendría que informar cuantas veces mi madre fue a rezar el rosario a la Iglesia San Agustín para pedir que el próximo gerente de Chrysler Argentina, la industria automotriz, que asesinen los terroristas apátridas del ERP y/o de Montoneros no fuera su hijo o sea el que suscribe. También tendrían que desclasificar los documentos que debe haber sobre el accionar del terrorismo en Argentina. El presidente del Epìscopado Monseñor José María Arancedo dijo que era cierto que la Iglesia tal vez no hizo todo lo que pudo y por eso pide perdón. Lo que tendría que haber hecho la Iglesia era convocar a la cúpula de ambas organizaciones terroristas y convencerlas que la forma de obtener el poder no era por las armas matando civiles, policías y militares sino votando en elecciones libres. Pero no lo hizo. El Padre Mugica si estuvo en contra de la violencia, llamo a no usar las armas y por eso fue asesinado por los mismos delincuentes terroristas, asesinato que le endilgan al gobierno militar.
Saluda a Ud. cordialmente
Dr. José Brunetta