La sorprendente psicología detrás de llegar siempre tarde

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Existen tantas razones para la falta de puntualidad como personas habitualmente tardías, y las razones subyacentes pueden ser complejas.

 

Probablemente hay tantas razones para la falta de puntualidad como personas habitualmente tardías. A veces parece insondable, pero no siempre. Un señor (Juan X) recordó que su madre siempre pasaba tanto tiempo en el baño que lo hacía llegar tarde a la escuela. Ella le dijo que no importaba, y que las personas puntuales están tensas de todos modos. En su inconsciente, llegar a tiempo a las cosas se había mezclado con ser desleal a su madre y, por lo tanto, algo malo. Una vez que encontró esta narrativa, perdió la compulsión por llegar tarde.

Las personas puntuales pueden creer que las personas que llegan tarde son pasivas-agresivas y que su tiempo es más valioso que quienes las esperan. Pero las razones de la tardanza son generalmente más complejas. La razón puede ser lo opuesto a la arrogancia. Puede ser que no se valoren lo suficiente. Si este es el caso, ¿podrían ser incapaces de ver cómo otros podrían preocuparse por su no aparición?

Esta explicación puede funcionar para situaciones sociales, pero ¿por qué perder aviones, barcos y trenes? Quizás es una prueba inconsciente de la teoría: “Si yo fuera una persona importante, un político, una estrella de fútbol, el tren me esperaría”. Como no lo hace, la sensación de no importar se refuerza.

Una mujer (Juana X) a quién se le continuaban frustrando sus propios intentos de tener éxito en su carrera, y el mal mantenimiento del tiempo era parte de esto. Cuando se dió cuenta qué la puntualidad significaría el éxito para ella, descubrió la vieja creencia empotrada en un seno familiar socialista de que las personas con dinero eran malas, malas personas. Ante la opción de no progresar o ser malvada, no es de extrañar que siguiera con el programa de auto-sabotaje.

Las personas con problemas de tardanzas a menudo tienen una perspectiva soleada. Son irrazonablemente optimistas sobre cuántas cosas pueden hacer antes del trabajo en su propio hogar y cuánto tiempo lleva llegar desde su casa hasta el puesto de labores.  El margen de error de cálculo es inmenso. 

La tardanza también puede ser causada cuando las personas reacios a cambiar de marcha, a terminar una actividad y comenzar otra. No nos gusta levantarnos u posponemos ir a la cama. Detener algo en lo que estamos absortos para hacer otra cosa puede ser molesto. Se necesita fuerza de voluntad para llevarlo a cabo. Pero si no cambiamos de marcha a tiempo cuando alguien nos está esperando, corremos el peligro de ser juzgados como egoístas.

Algunas personas impuntuales eligen aceptar que son cronometradores terribles y que no pueden hacer nada al respecto. Sin embargo, las personas puntuales piensan que saben que las personas que llegan tarde podrían decidir llegar a tiempo y seguir adelante.

Es solo cuando los que llegan tarde toman la decisión de ser puntuales que cambian. Debe ser una decisión consciente; si simplemente hacen un intento  de “intentar” llegar a tiempo, no lo harán.


PrisioneroEnArgentina.com

Febrero 2, 2020


 

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