Laberinto sin salida

Así viven y mueren los Presos Políticos en Argentina
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fabian1Por Fabian Kussman.

Los Presos Políticos, Presos Ilegalmente arrestados, los Prisioneros de Guerra argentinos solo encuentran indiferencia a sus reclamos. La “justicia” local mira hacia otro lado, parcialmente (los detenidos) se dan cuenta que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos no vigila sus derechos y los “hombres fuertes” del gobierno, aquellos que deben tomar correctas decisiones, no lo hacen.

El día 22 de septiembre del corriente año una secretaria de la Cámara Federal realizó una visita a la Unidad Penal 31 de Ezeiza. Al ser consultada, no se identificó -si usted está familiarizado con los casos de “lesa humanidad”, este comportamiento es usual-. La misma se sorprendió al ser educada sobre el encarcelamiento de ancianos y al conocer a uno de ellos, de 86 años, sacó a relucir todos sus conocimientos médicos (Notable, ya que es abogada) y diagnosticó que al mencionado octogenario “Se lo ve muy bien…”

En una entrevista con Lucio César Nast -prisionero ilegal en la misma unidad carcelaria- este recuerda haber intentado obsequiarle a la enviada, un ejemplar de “Juicios de ‘Lesa Humanidad’ ¿Solo prevaricato de los jueces o comisión de delitos de lesa humanidad por los tres poderes?” de Silvia E. Marcotullio, reconocida ex juez quien vuelca en este pequeño libro suficiente información para al menos, pensar si el Estado gobernante en los años de la “Década Ganada” no torcía la realidad convirtiendo a los Palacios de Justicia en tribunales stalinistas.

La enviada de la Cámara Federal -en adelante “La secretaria fantasma”- rechazó la “ofrenda” aduciendo que no correspondía llevar esta literatura a los jueces. Nast insistió: Aceptar el manuscrito a título personal, para elevar sus conocimientos y funcionar con más información en el futuro. Una especie de revelación didáctica que la profesional -una vez más- se negó a aceptar ya que el saber no ocupa lugar, pero enfrentar la verdad pesa más que una Balaenoptera musculus

Atrás dejamos al anciano que se veía muy bien. En su afán por contradecir a jueces y secretarios con notables poderes de chamanes, los presos políticos se enferman y mueren, como se observó en la Megacausa III, donde al militar Fiorini y al ex juez Liendo se los veía muy bien, pero fallecieron muy mal. Luego de recibir el visto bueno de la “secretaria fantasma”, Civic -el preso de 86 años- casi se entrega a los brazos de un Morfeo eterno, siendo asistido por Nast y trasladado a un hospital.

En cuanto a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Y espero tener que disculparme ante un cambio, ya que deseo que los esfuerzos de varios abogados plenos de integridad que tratan de dar a conocer el extraño comportamiento de la justicia ante los presos políticos, tengan frutos) aquella, que en su visita por las penitenciarías sorteó a los prisioneros ilegales con un pas de deux que la misma Maya Plisetskaya hubiera envidiado, solo recibe denuncias. Si usted presenció la película Hotel Ruanda, o leyó los escritos de Paul Rusesabagina, descubrirá que la ONU sabía perfectamente cuando se produciría la masacre que dejó sin vida a más de ochocientas mil personas en menos de noventa días, en el país africano, en 1994. De acuerdo, eso hacen estos organismos. Saben la situación, predicen los momentos, llegan cuando es tarde.

Fabian Kussman

PrisioneroEnArgentina.com

Setiembre 27, 2016

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