La administración de Biden parece ignorar deliberadamente cómo las familias estadounidenses están sufriendo económicamente. El propio presidente, mientras comía un cono de helado, declaró que la economía era “fuerte como el infierno”, como si pudiera hacerlo por decreto ejecutivo. Una gran cantidad de datos cuentan una historia muy diferente: la economía se está derritiendo más rápido que el helado del presidente.
Inmediatamente antes de que Biden asumiera el cargo, la economía estaba creciendo a una tasa anualizada de U$ 1,5 billones y agregando un promedio de 1,4 millones de puestos de trabajo por mes, una tasa de crecimiento increíblemente sólida. La inflación era casi inexistente, solo del 1,4%, y los salarios reales estaban aumentando. En menos de dos años, la torpeza en todo el gobierno federal ha hecho que la economía caiga en picada.
En los Estados Unidos, un plan 401(k) es una cuenta de pensión personal de contribución definida patrocinada por el empleador, tal como se define en la subsección 401(k) del Código de Rentas Internas de los Estados Unidos. Las contribuciones periódicas de los empleados provienen directamente de sus cheques de pago y pueden ser igualadas por el empleador.
Al imprimir billones de dólares para financiar déficits presupuestarios igualmente grandes, el gobierno creó una pesadilla inflacionaria. Las regulaciones onerosas han mantenido simultáneamente un collar de estrangulamiento alrededor del cuello de los productores estadounidenses, especialmente en el sector energético, mientras que la expansión del bienestar y la eliminación de los requisitos laborales ha diezmado el mercado laboral.
Dieciocho meses después de asumir el cargo, Biden había llevado la inflación tan alto que los precios subían tan rápido en un solo mes como en todo el año antes de que él asumiera la presidencia. La inflación mayorista, que mide la subida de los precios que pagan las empresas, ha marcado 13 nuevos máximos históricos bajo Biden y lleva siete meses en dos dígitos, más de un tercio de su presidencia.
A diferencia de la inflación, el crecimiento del empleo se ha desacelerado notablemente bajo Biden, con un promedio de menos de la mitad de lo que estaba durante la recuperación bajo Trump. Y la tasa de crecimiento anualizada de U$ 1,5 billones se invirtió solo un año después del mandato de Biden, y el producto interno bruto se contrajo tanto en el primer como en el segundo trimestre de este año. Esta recesión no debería haber sido una sorpresa con la disminución de la inversión y la desaceleración del gasto del consumidor.
Las familias estadounidenses simplemente no pueden permitirse vivir en la América de Biden. Sus ingresos disponibles reales han caído un 11,7 %, la asequibilidad de la vivienda ha bajado un 32 %, los ahorros mensuales se han derrumbado un 83,1 % y la deuda de las tarjetas de crédito se ha disparado un 22,7 %, todo desde que Biden asumió el cargo. Los ingresos reales también han caído un 5,5%, lo que significa que la familia promedio ha perdido más de U$6,000 en poder adquisitivo anual. Para colmo de males, en lo que va de 2022, el 401(k) promedio ha perdido U$34,000.
Simplemente no hay datos que de alguna manera respalden la afirmación del presidente de que la economía es “fuerte como el infierno”. La economía se parece más a una bola de helado salpicada que cae en la acera que al cono que Biden sostenía mientras hacía esa proclamación. Lamentablemente, los indicadores económicos pronostican que las cosas empeorarán para las finanzas de los estadounidenses.
El gasto de los consumidores se está agotando a medida que las familias agotan sus ahorros y se endeudan para tratar de mantener su nivel de vida. Del mismo modo, las empresas solo se mantienen gracias a una acumulación de pedidos sin completar. Los precios continúan aumentando y los precios de la energía en particular están a punto de volver a subir este invierno. En los próximos meses, el dolor económico se intensificará.
La historia probablemente juzgará a Biden con dureza porque tuvo el beneficio de la retrospectiva; su administración pudo mirar hacia atrás a su predecesor inmediato y ver qué funcionó y qué no. Ha optado misteriosamente por ignorar los éxitos, como el aumento de la producción de energía estadounidense, y duplicar los fracasos, como pagar “bonos” de desempleo que incentivan la escasez de mano de obra.
Al final, la óptica de ignorar descaradamente montañas de datos económicos es bastante indecorosa. Aquellos que hacen tales afirmaciones no solo parecen ignorantes sino también orgullosos. Se necesita mucha arrogancia para creer que puedes convencer a las masas de que ignoren todo lo que ven a su alrededor simplemente con tu propio decreto real.
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La administración de Biden parece ignorar deliberadamente cómo las familias estadounidenses están sufriendo económicamente. El propio presidente, mientras comía un cono de helado, declaró que la economía era “fuerte como el infierno”, como si pudiera hacerlo por decreto ejecutivo. Una gran cantidad de datos cuentan una historia muy diferente: la economía se está derritiendo más rápido que el helado del presidente.
Inmediatamente antes de que Biden asumiera el cargo, la economía estaba creciendo a una tasa anualizada de U$ 1,5 billones y agregando un promedio de 1,4 millones de puestos de trabajo por mes, una tasa de crecimiento increíblemente sólida. La inflación era casi inexistente, solo del 1,4%, y los salarios reales estaban aumentando. En menos de dos años, la torpeza en todo el gobierno federal ha hecho que la economía caiga en picada.
En los Estados Unidos, un plan 401(k) es una cuenta de pensión personal de contribución definida patrocinada por el empleador, tal como se define en la subsección 401(k) del Código de Rentas Internas de los Estados Unidos. Las contribuciones periódicas de los empleados provienen directamente de sus cheques de pago y pueden ser igualadas por el empleador.
Dieciocho meses después de asumir el cargo, Biden había llevado la inflación tan alto que los precios subían tan rápido en un solo mes como en todo el año antes de que él asumiera la presidencia. La inflación mayorista, que mide la subida de los precios que pagan las empresas, ha marcado 13 nuevos máximos históricos bajo Biden y lleva siete meses en dos dígitos, más de un tercio de su presidencia.
A diferencia de la inflación, el crecimiento del empleo se ha desacelerado notablemente bajo Biden, con un promedio de menos de la mitad de lo que estaba durante la recuperación bajo Trump. Y la tasa de crecimiento anualizada de U$ 1,5 billones se invirtió solo un año después del mandato de Biden, y el producto interno bruto se contrajo tanto en el primer como en el segundo trimestre de este año. Esta recesión no debería haber sido una sorpresa con la disminución de la inversión y la desaceleración del gasto del consumidor.
Las familias estadounidenses simplemente no pueden permitirse vivir en la América de Biden. Sus ingresos disponibles reales han caído un 11,7 %, la asequibilidad de la vivienda ha bajado un 32 %, los ahorros mensuales se han derrumbado un 83,1 % y la deuda de las tarjetas de crédito se ha disparado un 22,7 %, todo desde que Biden asumió el cargo. Los ingresos reales también han caído un 5,5%, lo que significa que la familia promedio ha perdido más de U$6,000 en poder adquisitivo anual. Para colmo de males, en lo que va de 2022, el 401(k) promedio ha perdido U$34,000.
Simplemente no hay datos que de alguna manera respalden la afirmación del presidente de que la economía es “fuerte como el infierno”. La economía se parece más a una bola de helado salpicada que cae en la acera que al cono que Biden sostenía mientras hacía esa proclamación. Lamentablemente, los indicadores económicos pronostican que las cosas empeorarán para las finanzas de los estadounidenses.
El gasto de los consumidores se está agotando a medida que las familias agotan sus ahorros y se endeudan para tratar de mantener su nivel de vida. Del mismo
modo, las empresas solo se mantienen gracias a una acumulación de pedidos sin completar. Los precios continúan aumentando y los precios de la energía en particular están a punto de volver a subir este invierno. En los próximos meses, el dolor económico se intensificará.
La historia probablemente juzgará a Biden con dureza porque tuvo el beneficio de la retrospectiva; su administración pudo mirar hacia atrás a su predecesor inmediato y ver qué funcionó y qué no. Ha optado misteriosamente por ignorar los éxitos, como el aumento de la producción de energía estadounidense, y duplicar los fracasos, como pagar “bonos” de desempleo que incentivan la escasez de mano de obra.
Al final, la óptica de ignorar descaradamente montañas de datos económicos es bastante indecorosa. Aquellos que hacen tales afirmaciones no solo parecen ignorantes sino también orgullosos. Se necesita mucha arrogancia para creer que puedes convencer a las masas de que ignoren todo lo que ven a su alrededor simplemente con tu propio decreto real.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 29, 2022