LAS INUNDACIONES, LA POBREZA Y EL HAMBRE NO LOS INVENTÓ MAURICIO MACRI

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LA GRAN DIFERENCIA

 Por FRANCISCO BÉNARD

Analizando la situación económico-social a la luz de las promesas electorales que hiciera el Presidente Macri al asumir “Júzguenme por la disminución de la pobreza al final de mi mandato” diríamos que Mauricio Macri ha fracasado como tal.   Dicen los opositores “el pueblo no come con Obras Públicas” es cierto, pero la oposición al Gobierno nada dice  del “monumento a la corrupción” que fueron esas obras durante 12 años de gobierno kirchnerista y llevaron a cientos de ex-funcionarios a la cárcel  privando al pueblo de los beneficios económicos que significan la realización de aquellas de manera honesta. Hubo transparencia en el Gobierno de Cambiemos y jamás podríamos comparar a un Ministro como Rogelio Frigerio con un Julio de Vido. Esas obras publicas le brindan a la población otra calidad de vida que sí  incide en el bienestar de la  misma. En las actuales circunstancias todo lo que vengo señalando es un factor negativo para la mejor opinión del pueblo ante el “problema grave del hambre” y “la miseria” en algunos casos. Solo podemos decir que “Macri prometió y no cumplió”. El “pez muere por su boca” todo se vuelve contra el actual presidente. ¿Cómo creer en él dice la gente? Los opositores mantienen una campaña abierta en la que solo se dedican a criticar al presidente actual del “desastre que nos deja” no explicando muy bien lo que van a hacer en el futuro. Macri no ahondó como debería haberlo hecho cuando recibió el  Gobierno de Cristina Kirchner. Los medios parecen hacer campaña política para Alberto Fernández. El pueblo no entiende la importancia del “respeto a las instituciones” del “respeto a la libertad de prensa” de la importancia de “combatir a la corrupción” el pueblo argentino ” no es adicto al trabajo” solo espera que el Papá Estado le regale “todo” y  estas son las falsas promesas que están haciendo según se ve en esta campaña electoral. Casi seguro el Dr. Alberto Fernández será el nuevo presidente de la nación y cabe esperar que atento la situación económico-social busque y sería lo razonable un gobierno que implique un gran acuerdo  político nacional al estilo “Nelson Mandela”. Este hizo un gran y profundo cambio político en Sudáfrica involucrando en el Gabinete Nacional hasta los líderes que lo habían tenido presos durante 27 años. De esta salimos todos en forma “solidaria” o nos vamos al “diablo” según mi opinión. No son tiempos para continuar con los enfrentamientos o incrementar la “grieta” que estamos viendo. No son tiempos de revanchismos sino tiempos que nos exigen ser muy prudentes, muy democráticos y de pensar en la Patria Argentina no creyendo que uno es el dueño de la verdad absoluta. Alguien decía hay tres verdades ” la mía, la tuya y la verdad” Y la verdad es que para salir de este pobre y triste cuadro de situación político-económico y social es necesario ser unidos y solidarios entre todos los argentinos. Seamos unidos, superemos la “brecha ideológica” y juntos alguna vez logremos superar el triste espectáculo de la pobreza y del hambre en la Argentina. Que sea una política de estado. Nada de lo que está ocurriendo ahora fue inventado por este Gobierno, lo que está pasando viene de larga data.

Francisco Benard

Abogado y Periodista

 


PrisioneroEnArgentina.com

Octubre 18, 2019


 

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Prisionero En Arg (@PrisioneroA)

Doctor Benard, creo que está practicando la disciplina de la futurología sobre quien será el próximo presidente, lo cual sería como tirarse al piso y darse por rendido y por otro lado adivinar el futuro no es ciencia. Creo que cada uno debe seguir adelante y expresar sus sentimientos ya que de eso se trata la democracia. De ganar algún candidato que no sea del agrado de uno habrá que aceptarlo porque para eso son las elecciones. Mientras en mi calidad de prisionero adulto mayor encerrado ilegalmente en un mundo paralelo, donde junto a mi esposa nos están exterminando, nuestro destino está sellado tanto con los Fernandez por su ideología, como con Macri por sus mentiras e hipocresía sin fin. Cordialmente CLAUDIO KUSSMAN

Ricardo Ruiz Vega
Ricardo Ruiz Vega
5 years ago

Copio mensaje enviado al Dr. Francisco Benard:

Ricardo Juan de Dios Ruiz Vega ruizvegaricard@gmail.com
02:54 (hace 6 horas)
para francisco, Cco:Ruben

Me agrada confirmar que hay gente de convicciones fuertes y que, además no pierden la esperanza de que nuestro País, llegue y/o vuelva a ser uno de los señeros en el concierto mundial de naciones.
Sin embargo, formularé mis salvedades respecto a la nota y/o artículo titulado “LAS INUNDACIONES, LA POBREZA Y EL HAMBRE NO LOS INVENTÓ MAURICIO MACRI”.
En primer término diré que en la segunda vuelta o balotage del año 2015 no me quedó otra alternativa que votar a Macri pues la otra opción, Scioli, era elegir, no solo aun inepto, sino también -en la misma persona- un corrupto, podríamos decir, manifiesto. Los hechos para justificar esta afirmación son tan conocidos y evidentes que me eximen, por lo menos en esta oportunidad, de consignarlos en este mensaje.
En tal ocasión manifesté que no había tenido otra opción que votar a Mauricio Macri, pese a que, en mi opinión, era un Gatopardo, anhelante de la Patria Contratista. Me hubiese gustado equivocarme. Lamentablemente ello no ocurrió y hoy asistimos a esta disyuntiva de elegir la fórmula F.-F. o M.-P. Es decir, no tener la oportunidad de votar a la fórmula que consideramos mejor sino a la menos mala , enfrentando otra vez en el cuarto oscuro solo malas disyuntivas.
Siguiendo con el análisis, claro que M.M. no inventó las inundaciones ni la pobreza pues ellas, limitándonos a nuestro país, vienen de antigua data; claro que, posiblemente en porcentajes menores que lo que hoy nos dicen las estadísticas oficiales y privadas.
Soy de la clase 1944. Desde que tuve razón, es decir, posiblemente desde 1950 había que ser ciego para no ver pobres en Argentina. Algunos dicen que, en esos tiempos, la pobreza era mas digna. Me parece indignante esa posición pues la pobreza en sí fue y es siempre indigna. Me trae a la memoria la novela, basada en circunstancias históricas, de Humberto Eco, llevada al cine: El Nombre de la Rosa. Situada en el bajo medioevo, cuando los pobres acudían hambrientos acercándose a las murallas del monasterio esperando que desde lo alto de los muros tiraran las sobras de comida para poder alimentarse. Los pobres miserables se peleaban por esos despojos. Era una época de gran desigualdad económica-social donde solo comían bien los integrantes de la nobleza y el clero. El resto, el pueblo, que los poderosos denominaban chusma, pasaba grandes necesidades.
Bueno, eso, a principios de década de 1950 no lo vi, pero si vi, muy cerca de mi casa (vivía en lo que en la ciudad de Mendoza se denomina Sexta Sección, en el barrio 4 de Junio -que luego del golpe audenominado Revolución Libertadora, se le cambió el nombre por Barrio Uruguay -como símbolo y/o agradecimiento al vecino país que acogió a los sublevados en el golpe de 1951-). Era un barrio de clase media pero, como dije, a no más de diez o quince cuadras había un barrio miseria -luego se les comenzó a llamar, barrios de emergencia, siempre tratándonos de engañar a nosotros mismos los argentinos- De ese barrio venían señoras, ancianas o no, niños/as pidiendo casa por casa, comida, ropa, etc. Mi abuela, mis padres no eran gente de fortuna, ni mucho menos, pero siempre trataban de que quienes tocaban el timbre, no se fueran con las manos vacías.
La pobreza fue in crescendo año a año. Ya en la época del golpe cívico militar autodenominado Proceso de Reconstrucción Nacional (1976/1983) trabajaba en una empresa fabricante de pre-tensados de hormigón ubicada en una zona marginal del departamento de Godoy Cruz -colindante con la ciudad capital de Mendoza- Había una planta de personal de alrededor de 550 obreros, clasificados dentro del régimen laboral de la construcción. Los pagos de los sueldos eran por quincena. Sucedió un fenómeno que nos llamó poderosamente la atención. Después del pago de la segunda quincena (que incluía asignaciones familiares y otros conceptos mensuales) aproximadamente en más o en menos el 10% de los obreros no se presentaba a trabajar. Ello ocasionaba serios problemas pues había que tratar de conseguir inmediatamente nuevo personal . Las tareas eran relativamente sencillas y pesadas pero el personal experimentado era muy apreciado pues el nuevo por lo general carecía de los mínimos conocimientos y ello provocaba fallas de fabricación en los elementos producidos (columnas de electrificación, vigas pre-tensadas, caños de hormigón comprimido, etc.). Tomé la decisión de ir hasta donde vivían varios obreros y preguntarles porqué habían dejado de ir a trabajar, la mayoría, sin siquiera renunciar. Como respuesta a mis consultas me decía: vea contador, Ud. sabe cuanto ganamos -obviamente yo tenía acceso a la planilla de remuneraciones- Pese a que trabajamos de diez a doce horas por día, lo que ganamos no nos alcanza ni siquiera para lo más elemental, lo más indispensable (comida, vestido, gastos de traslado para enviar a sus hijos a la escuela, etc.) La empresa tenía fórmulas matemáticas para incentivar la producción tal que si en las ocho horas del horario obligatorio se producía una base o estandard de unidades por sección, los obreros de la misma cobraban el sueldo de convenio. Si, en cambio, se aumentaba la cantidad de unidades, en vez de pagar horas extras, cada pieza que excedía el estandard tenía un valor superior a lo que era una hora extra. El sistema funcionaba muy bien y había sido diseñado por ingenieros experimentados, entre ellos el presidente de la empresa. Ante la respuesta de los obreros les preguntaba: ¿y ahora a que se dedica, que hace? Me contestaban: hago changas o salgo con el carrito a vender frutas y verduras o acarreo escombros domiciliarios. Ante esa respuesta les decía ¿y con esas actividades gana más? Me contestaban: ¡No contador, gano igual o menos pero me levanto a la hora que quiero, no tengo capataz que me mande ni me controle! Fue ahí que pensé “vamos por mal camino”. Era la política económica del tristemente célebre Alfredo Martinez de Hoz. Para mi, un infame traidor a la Patria, que murió sin ser declarado como tal.
Luego de 1983, ninguno de los gobiernos, surgidos por elecciones, fue capaz de revertir la situación. Mas bien diría, se fue agravando cada día hasta la situación bochornosa que hoy tenemos. Así llegamos a M.M. que no prometió terminar con la pobreza sino reducirla. Realmente se quedó en las palabras porque la misma aumentó.
Es que no se hizo lo que correspondería haberse hecho: reforma impositiva, reforma laboral, reforma educativa profunda, eliminar las obras sociales de los sindicatos (la ley de facto 18.610 que las creó fue aprobada durante el gobierno del golpe de estado autodenominado Revolución Argentina, cuando era ministro de Bienestar Social Francisco Manrique, con pretensiones políticas de alto rango y “negoció” con los sindicalistas quienes luego, en vez de apoyarlo, dieron su beneplácito a la fórmula Cámpora-Solano Lima, creada por Perón cuando Lanusse, modificando por decreto la Constitución Nacional por diez años, también limitó la candidatura a la presidencia en las próximas elecciones, que se celebraron en 1973, a quienes no tuvieran un periodo mínimo de residencia en el país). Para hacer las grandes obras públicas (rutas, diques, etc.) pudiendo optar por sistema de concesión de obra pública se eligió el de contratar la ejecución de las mismas con empresas (por eso dije, anhelante de la patria contratista). Los chilenos, por ejemplo, han construido la ruta 5 que va desde norte en el límite con Perú, hasta donde puede llegar su geografía en el sur por el sistema de concesión de obra pública donde se licitan tramos y se adjudica a la empresa privada que oferta pagar mayor canon o regalía mensual/anual. En ese sistema el estado no pone un peso para realizar la obra. La empresa adjudicataria hace la obra y, cuando está terminada, recién puede empezar a cobrar peaje por el tiempo previsto en los pliegos (veinte, treinta años o lo que sea). Es la empresa, que si no hace la obra con capital propio lo tiene que conseguir endeudándose solicitando ella los créditos bancarios o emisión de títulos o letras, etc. La diferencia con las obras en Argentina es enorme porque aquí el estado paga a la empresa adjudicataria contratista con fondos de erario público, es decir, de los impuestos. Desde el punto de vista económico, la generación presente paga las obras que producirán beneficios para generaciones futuras. Por algo a los chilenos les está yendo bien y a nosotros mal. Esto me hace acordar otro error grave en la política de M.M. que fue endeudarse emitiendo títulos que ahora debe “reperfilar” (siempre inventando nombres para tratar de engañar al vulgo).
Es cierto que la herencia del gobierno kircnerista fue nefasta pero eso se sabía. Había que tomar el toro por las astas y eso no se hizo.
En cuanto a la corrupción, por supuesto es incomparable el gobierno de M.M. con el kircnerismo. Durante dicho periodo, el latrocinio fue escandaloso. Hay casos que no deberían haber existido como, por ejemplo el arreglo al que arribó Aguad cuando era Secretario o Ministro de Comunicaciones con el Correo Argentino S.A., empresa integrante del grupo SOCMA -Sociedades Macri-. Las coimas, desde que yo recuerdo (1961, año en que empecé a trabajar) siempre existieron Claro, eran alrededor del diez por ciento (construcciones de barrios, obras públicas, contrataciones de suministro, etc.). Con el llamado Proceso de Reconstrucción Nacional ese guarismo subió. Así por ejemplo, las obras del EAM78 (Ente Autónomo Mundial 78) tuvieron costos escandalosos (estadios de fútbol, remodelación de aeropuertos, créditos para construcción de hoteles, etc.). Lamentablemente el gobierno presidido por Raúl Alfonsín no escapó de los negociados y/o coimas como, por ej. las compras del PAN (Plan Alimentario Nacional), organismo a cargo de Fernando Alfonsín, hermano del Presidente. Durante el Menemato, por poner un ejemplo, las privatizaciones, en general, fueron escandalosas. Cayó como chivo expiatorio María Julia Alsogaray. Pero otros artífices andan vivitos y coleando: Dromi, Eduardo Menem, Manzano, Kohan, etc. Bauzá murió.
Estoy de acuerdo con lo que Alconada Mon llama “La raiz de todos los males”, es decir, la corrupción que los argentinos toleramos sin advertir que ella mata. No solo por lo que sucedió en el accidente ferroviario de Once, sino que a causa de la sustracción de fondos públicos no hay recursos para mejorar la educación, la seguridad, la salud pública, hacer obras públicas indispensables (ya opiné sobre las ventajas del sistema a la chilena), etc. Desde que me acuerdo el “roba pero hace” es una justificación para seguir votando a políticos corruptos a diferencia de otros pueblos que frente a actos de corrupción de cualquier funcionario, primero aplican la sanción social -escarnio, separación de vida social, etc.- y, luego, les cae el peso de la ley con todo su rigor. En China, hasta la pena de muerte. Aquí reina la más absoluta impunidad. Si por casualidad se les inicia juicio, prescriben por el transcurso del tiempo. La corrupción debería ser un delito imprescriptible (¿Argentina, año verde?).
Bueno, por la hora, dejo de escribir.
Atte.

Ricardo Ruiz Vega

Prisionero En Arg (@PrisioneroA)

RICARDO RUIZ VEGA, felicitaciones por el veraz resumen de la realidad Argentina de la que todos hemos y somos testigos. También en cierta forma somos cómplices por acción y omisión, lo cual ayuda a que nada cambie. Creo que ademas, queremos que las cosas sean así ya que estamos adaptados a esta forma de vida. Cordialmente CLAUDIO KUSSMAN

Doctor Francisco Benard
Doctor Francisco Benard
5 years ago

Le agradezco mi estimado Claudio su respuesta “democrática” pero yo parto como dice como dice mi nota que el pueblo solo una minoría valora los logros importantes de Macri durante su gestión presidencial, votan con “el bolsillo” y están en una gran mayoría contentos en que con la formula Fernandez-Fernandez vuelva el “Estado Benefactor” y no midan las consecuencias. Yo conociendo el mundo y las consecuencias nefastas que ello traería aparejado hago futurología. Con el afecto de siempre y sepan
con Maria que seguiré gane el que gane sosteniendo a mis amigos “prisioneros” porque gracias a ellos
yo vivo en libertad.
Francisco Benard

Prisionero En Arg (@PrisioneroA)

Estimado Doctor Benard, también soy un poco conocedor del mundo y en especial del ser nacional cuyos aspectos más negativos he tratado por años a través de mi profesión. Mucho agradezco sus buenas intenciones, pero como prisionero adulto mayor, arrastrando a Maria, lejos de toda utopía, la realidad es que ya ESTAMOS MUERTOS. En igual condición está el resto de imputados a como dé lugar, por delitos de lesa humanidad. Nadie nos puede sostener ni ayudar, porque nuestro destino final está sellado por la indiferencia de la gran mayoría de la sociedad y por los FUNCIONARIOS GUBERNAMENTALES EN SU TOTALIDAD. Reitero una vez más mi agradecimiento y el de mi familia a sus buenas intenciones. Cordialmente CLAUDIO KUSSMAN

Alicia Perdriel
Alicia Perdriel
5 years ago

Ya casi no quedan presos por corrupción .

Ricardo Ruiz Vega
Ricardo Ruiz Vega
5 years ago

Copio mensaje enviado al Dr. Francisco Benard:

Ricardo Juan de Dios Ruiz Vega ruizvegaricard@gmail.com
02:54 (hace 6 horas)
para francisco, Cco:Ruben

Me agrada confirmar que hay gente de convicciones fuertes y que, además no pierden la esperanza de que nuestro País, llegue y/o vuelva a ser uno de los señeros en el concierto mundial de naciones.
Sin embargo, formularé mis salvedades respecto a la nota y/o artículo titulado “LAS INUNDACIONES, LA POBREZA Y EL HAMBRE NO LOS INVENTÓ MAURICIO MACRI”.
En primer término diré que en la segunda vuelta o balotage del año 2015 no me quedó otra alternativa que votar a Macri pues la otra opción, Scioli, era elegir, no solo aun inepto, sino también -en la misma persona- un corrupto, podríamos decir, manifiesto. Los hechos para justificar esta afirmación son tan conocidos y evidentes que me eximen, por lo menos en esta oportunidad, de consignarlos en este mensaje.
En tal ocasión manifesté que no había tenido otra opción que votar a Mauricio Macri, pese a que, en mi opinión, era un Gatopardo, anhelante de la Patria Contratista. Me hubiese gustado equivocarme. Lamentablemente ello no ocurrió y hoy asistimos a esta disyuntiva de elegir la fórmula F.-F. o M.-P. Es decir, no tener la oportunidad de votar a la fórmula que consideramos mejor sino a la menos mala , enfrentando otra vez en el cuarto oscuro solo malas disyuntivas.
Siguiendo con el análisis, claro que M.M. no inventó las inundaciones ni la pobreza pues ellas, limitándonos a nuestro país, vienen de antigua data; claro que, posiblemente en porcentajes menores que lo que hoy nos dicen las estadísticas oficiales y privadas.
Soy de la clase 1944. Desde que tuve razón, es decir, posiblemente desde 1950 había que ser ciego para no ver pobres en Argentina. Algunos dicen que, en esos tiempos, la pobreza era mas digna. Me parece indignante esa posición pues la pobreza en sí fue y es siempre indigna. Me trae a la memoria la novela, basada en circunstancias históricas, de Humberto Eco, llevada al cine: El Nombre de la Rosa. Situada en el bajo medioevo, cuando los pobres acudían hambrientos acercándose a las murallas del monasterio esperando que desde lo alto de los muros tiraran las sobras de comida para poder alimentarse. Los pobres miserables se peleaban por esos despojos. Era una época de gran desigualdad económica-social donde solo comían bien los integrantes de la nobleza y el clero. El resto, el pueblo, que los poderosos denominaban chusma, pasaba grandes necesidades.
Bueno, eso, a principios de década de 1950 no lo vi, pero si vi, muy cerca de mi casa (vivía en lo que en la ciudad de Mendoza se denomina Sexta Sección, en el barrio 4 de Junio -que luego del golpe audenominado Revolución Libertadora, se le cambió el nombre por Barrio Uruguay -como símbolo y/o agradecimiento al vecino país que acogió a los sublevados en el golpe de 1951-). Era un barrio de clase media pero, como dije, a no más de diez o quince cuadras había un barrio miseria -luego se les comenzó a llamar, barrios de emergencia, siempre tratándonos de engañar a nosotros mismos los argentinos- De ese barrio venían señoras, ancianas o no, niños/as pidiendo casa por casa, comida, ropa, etc. Mi abuela, mis padres no eran gente de fortuna, ni mucho menos, pero siempre trataban de que quienes tocaban el timbre, no se fueran con las manos vacías.
La pobreza fue in crescendo año a año. Ya en la época del golpe cívico militar autodenominado Proceso de Reconstrucción Nacional (1976/1983) trabajaba en una empresa fabricante de pre-tensados de hormigón ubicada en una zona marginal del departamento de Godoy Cruz -colindante con la ciudad capital de Mendoza- Había una planta de personal de alrededor de 550 obreros, clasificados dentro del régimen laboral de la construcción. Los pagos de los sueldos eran por quincena. Sucedió un fenómeno que nos llamó poderosamente la atención. Después del pago de la segunda quincena (que incluía asignaciones familiares y otros conceptos mensuales) aproximadamente en más o en menos el 10% de los obreros no se presentaba a trabajar. Ello ocasionaba serios problemas pues había que tratar de conseguir inmediatamente nuevo personal . Las tareas eran relativamente sencillas y pesadas pero el personal experimentado era muy apreciado pues el nuevo por lo general carecía de los mínimos conocimientos y ello provocaba fallas de fabricación en los elementos producidos (columnas de electrificación, vigas pre-tensadas, caños de hormigón comprimido, etc.). Tomé la decisión de ir hasta donde vivían varios obreros y preguntarles porqué habían dejado de ir a trabajar, la mayoría, sin siquiera renunciar. Como respuesta a mis consultas me decía: vea contador, Ud. sabe cuanto ganamos -obviamente yo tenía acceso a la planilla de remuneraciones- Pese a que trabajamos de diez a doce horas por día, lo que ganamos no nos alcanza ni siquiera para lo más elemental, lo más indispensable (comida, vestido, gastos de traslado para enviar a sus hijos a la escuela, etc.) La empresa tenía fórmulas matemáticas para incentivar la producción tal que si en las ocho horas del horario obligatorio se producía una base o estandard de unidades por sección, los obreros de la misma cobraban el sueldo de convenio. Si, en cambio, se aumentaba la cantidad de unidades, en vez de pagar horas extras, cada pieza que excedía el estandard tenía un valor superior a lo que era una hora extra. El sistema funcionaba muy bien y había sido diseñado por ingenieros experimentados, entre ellos el presidente de la empresa. Ante la respuesta de los obreros les preguntaba: ¿y ahora a que se dedica, que hace? Me contestaban: hago changas o salgo con el carrito a vender frutas y verduras o acarreo escombros domiciliarios. Ante esa respuesta les decía ¿y con esas actividades gana más? Me contestaban: ¡No contador, gano igual o menos pero me levanto a la hora que quiero, no tengo capataz que me mande ni me controle! Fue ahí que pensé “vamos por mal camino”. Era la política económica del tristemente célebre Alfredo Martinez de Hoz. Para mi, un infame traidor a la Patria, que murió sin ser declarado como tal.
Luego de 1983, ninguno de los gobiernos, surgidos por elecciones, fue capaz de revertir la situación. Mas bien diría, se fue agravando cada día hasta la situación bochornosa que hoy tenemos. Así llegamos a M.M. que no prometió terminar con la pobreza sino reducirla. Realmente se quedó en las palabras porque la misma aumentó.
Es que no se hizo lo que correspondería haberse hecho: reforma impositiva, reforma laboral, reforma educativa profunda, eliminar las obras sociales de los sindicatos (la ley de facto 18.610 que las creó fue aprobada durante el gobierno del golpe de estado autodenominado Revolución Argentina, cuando era ministro de Bienestar Social Francisco Manrique, con pretensiones políticas de alto rango y “negoció” con los sindicalistas quienes luego, en vez de apoyarlo, dieron su beneplácito a la fórmula Cámpora-Solano Lima, creada por Perón cuando Lanusse, modificando por decreto la Constitución Nacional por diez años, también limitó la candidatura a la presidencia en las próximas elecciones, que se celebraron en 1973, a quienes no tuvieran un periodo mínimo de residencia en el país). Para hacer las grandes obras públicas (rutas, diques, etc.) pudiendo optar por sistema de concesión de obra pública se eligió el de contratar la ejecución de las mismas con empresas (por eso dije, anhelante de la patria contratista). Los chilenos, por ejemplo, han construido la ruta 5 que va desde norte en el límite con Perú, hasta donde puede llegar su geografía en el sur por el sistema de concesión de obra pública donde se licitan tramos y se adjudica a la empresa privada que oferta pagar mayor canon o regalía mensual/anual. En ese sistema el estado no pone un peso para realizar la obra. La empresa adjudicataria hace la obra y, cuando está terminada, recién puede empezar a cobrar peaje por el tiempo previsto en los pliegos (veinte, treinta años o lo que sea). Es la empresa, que si no hace la obra con capital propio lo tiene que conseguir endeudándose solicitando ella los créditos bancarios o emisión de títulos o letras, etc. La diferencia con las obras en Argentina es enorme porque aquí el estado paga a la empresa adjudicataria contratista con fondos de erario público, es decir, de los impuestos. Desde el punto de vista económico, la generación presente paga las obras que producirán beneficios para generaciones futuras. Por algo a los chilenos les está yendo bien y a nosotros mal. Esto me hace acordar otro error grave en la política de M.M. que fue endeudarse emitiendo títulos que ahora debe “reperfilar” (siempre inventando nombres para tratar de engañar al vulgo).
Es cierto que la herencia del gobierno kircnerista fue nefasta pero eso se sabía. Había que tomar el toro por las astas y eso no se hizo.
En cuanto a la corrupción, por supuesto es incomparable el gobierno de M.M. con el kircnerismo. Durante dicho periodo, el latrocinio fue escandaloso. Hay casos que no deberían haber existido como, por ejemplo el arreglo al que arribó Aguad cuando era Secretario o Ministro de Comunicaciones con el Correo Argentino S.A., empresa integrante del grupo SOCMA -Sociedades Macri-. Las coimas, desde que yo recuerdo (1961, año en que empecé a trabajar) siempre existieron Claro, eran alrededor del diez por ciento (construcciones de barrios, obras públicas, contrataciones de suministro, etc.). Con el llamado Proceso de Reconstrucción Nacional ese guarismo subió. Así por ejemplo, las obras del EAM78 (Ente Autónomo Mundial 78) tuvieron costos escandalosos (estadios de fútbol, remodelación de aeropuertos, créditos para construcción de hoteles, etc.). Lamentablemente el gobierno presidido por Raúl Alfonsín no escapó de los negociados y/o coimas como, por ej. las compras del PAN (Plan Alimentario Nacional), organismo a cargo de Fernando Alfonsín, hermano del Presidente. Durante el Menemato, por poner un ejemplo, las privatizaciones, en general, fueron escandalosas. Cayó como chivo expiatorio María Julia Alsogaray. Pero otros artífices andan vivitos y coleando: Dromi, Eduardo Menem, Manzano, Kohan, etc. Bauzá murió.
Estoy de acuerdo con lo que Alconada Mon llama “La raiz de todos los males”, es decir, la corrupción que los argentinos toleramos sin advertir que ella mata. No solo por lo que sucedió en el accidente ferroviario de Once, sino que a causa de la sustracción de fondos públicos no hay recursos para mejorar la educación, la seguridad, la salud pública, hacer obras públicas indispensables (ya opiné sobre las ventajas del sistema a la chilena), etc. Desde que me acuerdo el “roba pero hace” es una justificación para seguir votando a políticos corruptos a diferencia de otros pueblos que frente a actos de corrupción de cualquier funcionario, primero aplican la sanción social -escarnio, separación de vida social, etc.- y, luego, les cae el peso de la ley con todo su rigor. En China, hasta la pena de muerte. Aquí reina la más absoluta impunidad. Si por casualidad se les inicia juicio, prescriben por el transcurso del tiempo. La corrupción debería ser un delito imprescriptible (¿Argentina, año verde?).
Bueno, por la hora, dejo de escribir.
Atte.

Ricardo Ruiz Vega

Alejandro
Alejandro
5 years ago

Por supueto que no y Macri soluciono muchos problemas de inundaciones, por eso va a ser reeelegido y el pais crecera, ademas va a liberar a los PP y los va a imdenizar. Es el Presidente que necesitamos los argentinos y a la porota la metera en la carcel,

Ricardo Ruiz Vega
Ricardo Ruiz Vega
5 years ago
Reply to  Alejandro

Copio mensaje enviado a Dr. Francisco Benard:

Ricardo Juan de Dios Ruiz Vega ruizvegaricard@gmail.com
02:54 (hace 6 horas)
para francisco, Cco:Ruben

Me agrada confirmar que hay gente de convicciones fuertes y que, además no pierden la esperanza de que nuestro País, llegue y/o vuelva a ser uno de los señeros en el concierto mundial de naciones.
Sin embargo, formularé mis salvedades respecto a la nota y/o artículo titulado “LAS INUNDACIONES, LA POBREZA Y EL HAMBRE NO LOS INVENTÓ MAURICIO MACRI”.
En primer término diré que en la segunda vuelta o balotage del año 2015 no me quedó otra alternativa que votar a Macri pues la otra opción, Scioli, era elegir, no solo aun inepto, sino también -en la misma persona- un corrupto, podríamos decir, manifiesto. Los hechos para justificar esta afirmación son tan conocidos y evidentes que me eximen, por lo menos en esta oportunidad, de consignarlos en este mensaje.
En tal ocasión manifesté que no había tenido otra opción que votar a Mauricio Macri, pese a que, en mi opinión, era un Gatopardo, anhelante de la Patria Contratista. Me hubiese gustado equivocarme. Lamentablemente ello no ocurrió y hoy asistimos a esta disyuntiva de elegir la fórmula F.-F. o M.-P. Es decir, no tener la oportunidad de votar a la fórmula que consideramos mejor sino a la menos mala , enfrentando otra vez en el cuarto oscuro solo malas disyuntivas.
Siguiendo con el análisis, claro que M.M. no inventó las inundaciones ni la pobreza pues ellas, limitándonos a nuestro país, vienen de antigua data; claro que, posiblemente en porcentajes menores que lo que hoy nos dicen las estadísticas oficiales y privadas.
Soy de la clase 1944. Desde que tuve razón, es decir, posiblemente desde 1950 había que ser ciego para no ver pobres en Argentina. Algunos dicen que, en esos tiempos, la pobreza era mas digna. Me parece indignante esa posición pues la pobreza en sí fue y es siempre indigna. Me trae a la memoria la novela, basada en circunstancias históricas, de Humberto Eco, llevada al cine: El Nombre de la Rosa. Situada en el bajo medioevo, cuando los pobres acudían hambrientos acercándose a las murallas del monasterio esperando que desde lo alto de los muros tiraran las sobras de comida para poder alimentarse. Los pobres miserables se peleaban por esos despojos. Era una época de gran desigualdad económica-social donde solo comían bien los integrantes de la nobleza y el clero. El resto, el pueblo, que los poderosos denominaban chusma, pasaba grandes necesidades.
Bueno, eso, a principios de década de 1950 no lo vi, pero si vi, muy cerca de mi casa (vivía en lo que en la ciudad de Mendoza se denomina Sexta Sección, en el barrio 4 de Junio -que luego del golpe audenominado Revolución Libertadora, se le cambió el nombre por Barrio Uruguay -como símbolo y/o agradecimiento al vecino país que acogió a los sublevados en el golpe de 1951-). Era un barrio de clase media pero, como dije, a no más de diez o quince cuadras había un barrio miseria -luego se les comenzó a llamar, barrios de emergencia, siempre tratándonos de engañar a nosotros mismos los argentinos- De ese barrio venían señoras, ancianas o no, niños/as pidiendo casa por casa, comida, ropa, etc. Mi abuela, mis padres no eran gente de fortuna, ni mucho menos, pero siempre trataban de que quienes tocaban el timbre, no se fueran con las manos vacías.
La pobreza fue in crescendo año a año. Ya en la época del golpe cívico militar autodenominado Proceso de Reconstrucción Nacional (1976/1983) trabajaba en una empresa fabricante de pre-tensados de hormigón ubicada en una zona marginal del departamento de Godoy Cruz -colindante con la ciudad capital de Mendoza- Había una planta de personal de alrededor de 550 obreros, clasificados dentro del régimen laboral de la construcción. Los pagos de los sueldos eran por quincena. Sucedió un fenómeno que nos llamó poderosamente la atención. Después del pago de la segunda quincena (que incluía asignaciones familiares y otros conceptos mensuales) aproximadamente en más o en menos el 10% de los obreros no se presentaba a trabajar. Ello ocasionaba serios problemas pues había que tratar de conseguir inmediatamente nuevo personal . Las tareas eran relativamente sencillas y pesadas pero el personal experimentado era muy apreciado pues el nuevo por lo general carecía de los mínimos conocimientos y ello provocaba fallas de fabricación en los elementos producidos (columnas de electrificación, vigas pre-tensadas, caños de hormigón comprimido, etc.). Tomé la decisión de ir hasta donde vivían varios obreros y preguntarles porqué habían dejado de ir a trabajar, la mayoría, sin siquiera renunciar. Como respuesta a mis consultas me decía: vea contador, Ud. sabe cuanto ganamos -obviamente yo tenía acceso a la planilla de remuneraciones- Pese a que trabajamos de diez a doce horas por día, lo que ganamos no nos alcanza ni siquiera para lo más elemental, lo más indispensable (comida, vestido, gastos de traslado para enviar a sus hijos a la escuela, etc.) La empresa tenía fórmulas matemáticas para incentivar la producción tal que si en las ocho horas del horario obligatorio se producía una base o estandard de unidades por sección, los obreros de la misma cobraban el sueldo de convenio. Si, en cambio, se aumentaba la cantidad de unidades, en vez de pagar horas extras, cada pieza que excedía el estandard tenía un valor superior a lo que era una hora extra. El sistema funcionaba muy bien y había sido diseñado por ingenieros experimentados, entre ellos el presidente de la empresa. Ante la respuesta de los obreros les preguntaba: ¿y ahora a que se dedica, que hace? Me contestaban: hago changas o salgo con el carrito a vender frutas y verduras o acarreo escombros domiciliarios. Ante esa respuesta les decía ¿y con esas actividades gana más? Me contestaban: ¡No contador, gano igual o menos pero me levanto a la hora que quiero, no tengo capataz que me mande ni me controle! Fue ahí que pensé “vamos por mal camino”. Era la política económica del tristemente célebre Alfredo Martinez de Hoz. Para mi, un infame traidor a la Patria, que murió sin ser declarado como tal.
Luego de 1983, ninguno de los gobiernos, surgidos por elecciones, fue capaz de revertir la situación. Mas bien diría, se fue agravando cada día hasta la situación bochornosa que hoy tenemos. Así llegamos a M.M. que no prometió terminar con la pobreza sino reducirla. Realmente se quedó en las palabras porque la misma aumentó.
Es que no se hizo lo que correspondería haberse hecho: reforma impositiva, reforma laboral, reforma educativa profunda, eliminar las obras sociales de los sindicatos (la ley de facto 18.610 que las creó fue aprobada durante el gobierno del golpe de estado autodenominado Revolución Argentina, cuando era ministro de Bienestar Social Francisco Manrique, con pretensiones políticas de alto rango y “negoció” con los sindicalistas quienes luego, en vez de apoyarlo, dieron su beneplácito a la fórmula Cámpora-Solano Lima, creada por Perón cuando Lanusse, modificando por decreto la Constitución Nacional por diez años, también limitó la candidatura a la presidencia en las próximas elecciones, que se celebraron en 1973, a quienes no tuvieran un periodo mínimo de residencia en el país). Para hacer las grandes obras públicas (rutas, diques, etc.) pudiendo optar por sistema de concesión de obra pública se eligió el de contratar la ejecución de las mismas con empresas (por eso dije, anhelante de la patria contratista). Los chilenos, por ejemplo, han construido la ruta 5 que va desde norte en el límite con Perú, hasta donde puede llegar su geografía en el sur por el sistema de concesión de obra pública donde se licitan tramos y se adjudica a la empresa privada que oferta pagar mayor canon o regalía mensual/anual. En ese sistema el estado no pone un peso para realizar la obra. La empresa adjudicataria hace la obra y, cuando está terminada, recién puede empezar a cobrar peaje por el tiempo previsto en los pliegos (veinte, treinta años o lo que sea). Es la empresa, que si no hace la obra con capital propio lo tiene que conseguir endeudándose solicitando ella los créditos bancarios o emisión de títulos o letras, etc. La diferencia con las obras en Argentina es enorme porque aquí el estado paga a la empresa adjudicataria contratista con fondos de erario público, es decir, de los impuestos. Desde el punto de vista económico, la generación presente paga las obras que producirán beneficios para generaciones futuras. Por algo a los chilenos les está yendo bien y a nosotros mal. Esto me hace acordar otro error grave en la política de M.M. que fue endeudarse emitiendo títulos que ahora debe “reperfilar” (siempre inventando nombres para tratar de engañar al vulgo).
Es cierto que la herencia del gobierno kircnerista fue nefasta pero eso se sabía. Había que tomar el toro por las astas y eso no se hizo.
En cuanto a la corrupción, por supuesto es incomparable el gobierno de M.M. con el kircnerismo. Durante dicho periodo, el latrocinio fue escandaloso. Hay casos que no deberían haber existido como, por ejemplo el arreglo al que arribó Aguad cuando era Secretario o Ministro de Comunicaciones con el Correo Argentino S.A., empresa integrante del grupo SOCMA -Sociedades Macri-. Las coimas, desde que yo recuerdo (1961, año en que empecé a trabajar) siempre existieron Claro, eran alrededor del diez por ciento (construcciones de barrios, obras públicas, contrataciones de suministro, etc.). Con el llamado Proceso de Reconstrucción Nacional ese guarismo subió. Así por ejemplo, las obras del EAM78 (Ente Autónomo Mundial 78) tuvieron costos escandalosos (estadios de fútbol, remodelación de aeropuertos, créditos para construcción de hoteles, etc.). Lamentablemente el gobierno presidido por Raúl Alfonsín no escapó de los negociados y/o coimas como, por ej. las compras del PAN (Plan Alimentario Nacional), organismo a cargo de Fernando Alfonsín, hermano del Presidente. Durante el Menemato, por poner un ejemplo, las privatizaciones, en general, fueron escandalosas. Cayó como chivo expiatorio María Julia Alsogaray. Pero otros artífices andan vivitos y coleando: Dromi, Eduardo Menem, Manzano, Kohan, etc. Bauzá murió.
Estoy de acuerdo con lo que Alconada Mon llama “La raiz de todos los males”, es decir, la corrupción que los argentinos toleramos sin advertir que ella mata. No solo por lo que sucedió en el accidente ferroviario de Once, sino que a causa de la sustracción de fondos públicos no hay recursos para mejorar la educación, la seguridad, la salud pública, hacer obras públicas indispensables (ya opiné sobre las ventajas del sistema a la chilena), etc. Desde que me acuerdo el “roba pero hace” es una justificación para seguir votando a políticos corruptos a diferencia de otros pueblos que frente a actos de corrupción de cualquier funcionario, primero aplican la sanción social -escarnio, separación de vida social, etc.- y, luego, les cae el peso de la ley con todo su rigor. En China, hasta la pena de muerte. Aquí reina la más absoluta impunidad. Si por casualidad se les inicia juicio, prescriben por el transcurso del tiempo. La corrupción debería ser un delito imprescriptible (¿Argentina, año verde?).
Bueno, por la hora, dejo de escribir.
Atte.

Ricardo Ruiz Vega

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