Muchos pacientes oncológicos estaban en alerta máxima cuando el COVID-19 golpeó el pasado invierno norteamericano. Muchas personas diagnosticadas con cáncer que superaron régimenes de quimioterapia entendieron que debían protegerse de las infecciones, incluso antes de la pandemia, a menudo usaban máscaras cuando salían en público y llevaban desinfectante para manos en todo momento. Pero el COVID-19 presentó un desafío nuevo y abrumador.
Cuando el COVID-19 comenzó a sobrecargar a los hospitales, muchos suspendieron los ensayos clínicos (1). Esto logró que las opciones menguadas que tenían fueran aún más limitadas. “Cuando el cáncer está creciendo y progresando, el paciente quiere saber a qué será lo próximo a lo que tendrá acceso. COVID-19 trajo un nuevo temor: ¿esa investigación o ensayo estará allí cuando lo necesite?”, dice el doctor Corwin Ayala, especialista en la materia.
Uno de los grades temores de pacientes con cáncer es la de poner sus pies en clínicas y hospitales, ya que un contagio de coronavirus -u otras infecciones- podría ser fatal.
Las estimaciones de cuántos pacientes con cáncer se inscriben en ensayos clínicos (1) varían entre el 2% y el 8%. Pero desde que comenzó la pandemia, el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), que patrocina muchos ensayos de cáncer en los EE. UU., dice que la inscripción en los ensayos se ha reducido en aproximadamente un 10% cada mes. El impacto potencial es profundo.
“Primero, es una oportunidad perdida para que los pacientes realmente aprovechen la participación en un ensayo clínico si el ensayo está en espera o temporalmente suspendido o incluso clausurado”, dice el Dr. Richard Schilsky, director médico y vicepresidente ejecutivo de la American Society de Oncología Clínica. “El impacto [a largo plazo] es que el tiempo para completar las pruebas será más extenso de lo planeado originalmente porque la inscripción ha bajado mucho durante un período de meses, y tomará tiempo recuperarlo. Eso significa que se necesitará más tiempo para obtener una respuesta a un ensayo y más tiempo para llevar potencialmente nuevas terapias a los pacientes “.
(1) Pruebas de nuevos tratamientos de inteto y error a las cuales los pacientes se someten voluntariamente.
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Muchos pacientes oncológicos estaban en alerta máxima cuando el COVID-19 golpeó el pasado invierno norteamericano. Muchas personas diagnosticadas con cáncer que superaron régimenes de quimioterapia entendieron que debían protegerse de las infecciones, incluso antes de la pandemia, a menudo usaban máscaras cuando salían en público y llevaban desinfectante para manos en todo momento. Pero el COVID-19 presentó un desafío nuevo y abrumador.
Cuando el COVID-19 comenzó a sobrecargar a los hospitales, muchos suspendieron los ensayos clínicos (1). Esto logró que las opciones menguadas que tenían fueran aún más limitadas. “Cuando el cáncer está creciendo y progresando, el paciente quiere saber a qué será lo próximo a lo que tendrá acceso. COVID-19 trajo un nuevo temor: ¿esa investigación o ensayo estará allí cuando lo necesite?”, dice el doctor Corwin Ayala, especialista en la materia.
Uno de los grades temores de pacientes con cáncer es la de poner sus pies en clínicas y hospitales, ya que un contagio de coronavirus -u otras infecciones- podría ser fatal.
Las estimaciones de cuántos pacientes con cáncer se inscriben en ensayos clínicos (1) varían entre el 2% y el 8%. Pero desde que comenzó la pandemia, el Instituto Nacional del Cáncer (NCI), que patrocina muchos ensayos de cáncer en los EE. UU., dice que la inscripción en los ensayos se ha reducido en aproximadamente un 10% cada mes. El impacto potencial es profundo.
“Primero, es una oportunidad perdida para que los pacientes realmente aprovechen la participación en un ensayo clínico si el ensayo está en espera o temporalmente suspendido o incluso clausurado”, dice el Dr. Richard Schilsky, director médico y vicepresidente ejecutivo de la American Society de Oncología Clínica. “El impacto [a largo plazo] es que el tiempo para completar las pruebas será más extenso de lo planeado originalmente porque la inscripción ha bajado mucho durante un período de meses, y tomará tiempo recuperarlo. Eso significa que se necesitará más tiempo para obtener una respuesta a un ensayo y más tiempo para llevar potencialmente nuevas terapias a los pacientes “.
(1) Pruebas de nuevos tratamientos de inteto y error a las cuales los pacientes se someten voluntariamente.
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 21, 2020