La mente del escritor británico HG Wells parece no haber tenido límites. A lo largo de su carrera, el prolífico autor desarrolló historias en las que mezclaba sus preocupaciones sociales con temas políticos y científicos, dando como resultado una basta obra donde incluso hubo lugar para predicciones de lo que hoy, a 155 años de su nacimiento, hay en nuestro mundo.
Quizá la más conocida de ellas fue la bomba atómica, que Wells imaginó en su libro The World Set Free, de 1914. Ahí, el británico tomó los estudios de científicos como William Ramsay, Ernest Rutherford y Frederick Soddy como base para crear un arma con poder infinito: una granada de mano llena de material radioactivo que podía explotar indefinidamente.
Poco más de tres décadas después, una bomba cargada con material nuclear estalló en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. La explosión, provocada por una reacción en cadena sostenida, causó la muerte de más de 50 mil personas. El físico húngaro Léo Szilárd, quien aportó sus conocimientos sobre energía atómica al proyecto responsable del arma, reconoció haber leído la obra de Wells durante sus años de estudio científico.
Curiosamente, ese no fue un caso aislado, pues dentro de la bibliografía de HG Wells muchos han apuntado a ciertos temas u objetos que, como si el escritor se especializara en predicciones, se han vuelto una realidad.
Al igual que otros autores, HG Wells imaginó al ser humano saliendo de nuestro planeta y explorando el universo. En la novela The First Men in the Moon, publicada en 1901, el inglés fue más allá de lo previamente escrito al enfrentar a un empresario venido a menos y a un brillante científico con una civilización que habita las cavernas de la Luna. Aunque la colonización de nuestro satélite natural aún es el sueño de muchos, la forma en como los personajes terrestres alunizan recuerda a la misión espacial que en 1969 llevó a Neil Armstrong y el equipo del Apollo 11 a pisar la Luna.
Hoy en día es difícil imaginar al ser humano sin comunicarse a la distancia. Sin embargo, en la época de actividad de HG Wells solo existía el correo, el telégrafo y el teléfono. Por ello sorprende la facilidad con la que el escritor resolvía las distancias entre sus personajes haciendo uso de instrumentos que hoy utilizamos cotidianamente.
En When the Sleeper Wakes, de 1899, el escritor dio los primeros indicios de un sistema de comunicación parecido a la televisión, mientras que en Men Like Gods, de 1923, los habitantes de una sociedad utópica solo pueden establecer diálogos entre ellos a través de un servicio similar al correo electrónico, en el que cientos de mensajes escritos pueden acumularse en una bandeja a la distancia, lista para leer en cualquier momento.
En The Island of Dr Moreau, uno de sus textos más escandalosos, Wells plantea la historia de un caballero que es rescatado de un naufragio por el equipo de un extraño médico que parece esconder muchos secretos. Con el tiempo, el protagonista de la novela de 1896 descubre que el doctor mantiene un peligroso experimento en donde crea seres híbridos con animales y humanos. La idea del escritor es considerada una de las bases de los estudios genéticos que hoy buscan –entre otras cosas– facilitar la vida del ser humano a través del transplante de órganos de animales.
Afortunadamente, una de las pocas cosas que Wells predijo acertadamente en The War of the Worlds, su famosa obra de 1898, es el uso de armas de destrucción vía láser. Con ellas, los extraterrestres que aparecían en la Tierra para provocar el exterminio humano lograban incinerar a personas, construcciones y los pocos sistemas que los terrícolas tienen para su defensa.
Quizá una de las predicciones más inofensivas que HG Wells inscribió en su obra fue la existencia de puertas automáticas similares a las que hoy se ocupan en los garajes de todo el mundo. La descripción de una puerta de este tipo se dió en su texto de 1899, When the Sleeper Wakes.
Dentro de la obra de HG Wells también se encuentran interesantes textos de ciencia ficción que aún superan a sus predicciones cumplidas. Por ejemplo, en The Time Machine, de 1895, imaginaba los todavía inalcanzables viajes en el tiempo y en The Invisible Man, de 1897, teorizaba sobre la posibilidad de lograr invisibilidad ante el ojo humano. En The Food of the Gods and How It Came to Earth jugaba con la idea de la creación de un alimento que provoca el crecimiento continuo, dando paso a la existencia de los gigantes.
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La mente del escritor británico HG Wells parece no haber tenido límites. A lo largo de su carrera, el prolífico autor desarrolló historias en las que mezclaba sus preocupaciones sociales con temas políticos y científicos, dando como resultado una basta obra donde incluso hubo lugar para predicciones de lo que hoy, a 155 años de su nacimiento, hay en nuestro mundo.
Quizá la más conocida de ellas fue la bomba atómica, que Wells imaginó en su libro The World Set Free, de 1914. Ahí, el británico tomó los estudios de científicos como William Ramsay, Ernest Rutherford y Frederick Soddy como base para crear un arma con poder infinito: una granada de mano llena de material radioactivo que podía explotar indefinidamente.
Poco más de tres décadas después, una bomba cargada con material nuclear estalló en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. La explosión, provocada por una reacción en cadena sostenida, causó la muerte de más de 50 mil personas. El físico húngaro Léo Szilárd, quien aportó sus conocimientos sobre energía atómica al proyecto responsable del arma, reconoció haber leído la obra de Wells durante sus años de estudio científico.
Curiosamente, ese no fue un caso aislado, pues dentro de la bibliografía de HG Wells muchos han apuntado a ciertos temas u objetos que, como si el escritor se especializara en predicciones, se han vuelto una realidad.
Al igual que otros autores, HG Wells imaginó al ser humano saliendo de nuestro planeta y explorando el universo. En la novela The First Men in the Moon, publicada en 1901, el inglés fue más allá de lo previamente escrito al enfrentar a un empresario venido a menos y a un brillante científico con una civilización que habita las cavernas de la Luna. Aunque la colonización de nuestro satélite natural aún es el sueño de muchos, la forma en como los personajes terrestres alunizan recuerda a la misión espacial que en 1969 llevó a Neil Armstrong y el equipo del Apollo 11 a pisar la Luna.
Hoy en día es difícil imaginar al ser humano sin comunicarse a la distancia. Sin embargo, en la época de actividad de HG Wells solo existía el correo, el telégrafo y el teléfono. Por ello sorprende la facilidad con la que el escritor resolvía las distancias entre sus personajes haciendo uso de instrumentos que hoy utilizamos cotidianamente.
En When the Sleeper Wakes, de 1899, el escritor dio los primeros indicios de un sistema de comunicación parecido a la televisión, mientras que en Men Like Gods, de 1923, los habitantes de una sociedad utópica solo pueden establecer diálogos entre ellos a través de un servicio similar al correo electrónico, en el que cientos de mensajes escritos pueden acumularse en una bandeja a la distancia, lista para leer en cualquier momento.
En The Island of Dr Moreau, uno de sus textos más escandalosos, Wells plantea la historia de un caballero que es rescatado de un naufragio por el equipo de un extraño médico que parece esconder muchos secretos. Con el tiempo, el protagonista de la novela de 1896 descubre que el doctor mantiene un peligroso experimento en donde crea seres híbridos con animales y humanos. La idea del escritor es considerada una de las bases de los estudios genéticos que hoy buscan –entre otras cosas– facilitar la vida del ser humano a través del transplante de órganos de animales.
Afortunadamente, una de las pocas cosas que Wells predijo acertadamente en The War of the Worlds, su famosa obra de 1898, es el uso de armas de destrucción vía láser. Con ellas, los extraterrestres que aparecían en la Tierra para provocar el exterminio humano lograban incinerar a personas, construcciones y los pocos sistemas que los terrícolas tienen para su defensa.
Quizá una de las predicciones más inofensivas que HG Wells inscribió en su obra fue la existencia de puertas automáticas similares a las que hoy se ocupan en los garajes de todo el mundo. La descripción de una puerta de este tipo se dió en su texto de 1899, When the Sleeper Wakes.
Dentro de la obra de HG Wells también se encuentran interesantes textos de ciencia ficción que aún superan a sus predicciones cumplidas. Por ejemplo, en The Time Machine, de 1895, imaginaba los todavía inalcanzables viajes en el tiempo y en The Invisible Man, de 1897, teorizaba sobre la posibilidad de lograr invisibilidad ante el ojo humano. En The Food of the Gods and How It Came to Earth jugaba con la idea de la creación de un alimento que provoca el crecimiento continuo, dando paso a la existencia de los gigantes.
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 30, 2021