El nuevo gobierno está a punto de cumplir recién un mes desde que asumió. Sabemos que es muy poco tiempo. Nadie lo pone en duda. Ahora, ello no le impidió mandar al Congreso dos inmensos paquetes de leyes y emitir un gigantesco decreto de necesidad de urgencia, a través de los cuales se cambia el rumbo económico, político y social, en un drástico giro de 180º.
Compartimos en su totalidad el espíritu de los mismos, en cuanto a que el Estado debe dejar de inmiscuirse en la vida de los ciudadanos. Le asiste razón al nuevo gobierno, en cuanto a que cada vez que el Estado se mete en ese campo ha provocado la debacle de la sociedad.
Sobre ese norte, no se entiende entonces el por qué, el nuevo gobierno mantiene al Estado entrometiéndose en los llamados juicios de lesa humanidad, si ya lo hace a través del órgano correspondiente, cual es el Ministerio Publico Fiscal. Es incomprensible que, si es como dicen, estamos en presencia de un Estado totalmente quebrado, que no puede gastar más de lo que recauda; se siga despilfarrando el dinero público en mantener al Estado como querellante en esas causas, con un arsenal de abogados, empleados, psicológicos, licenciados e historiadores en una inexplicable doble acusación, cuando esa plata se podría destinar a aumentar las magras jubilaciones que perciben los adultos mayores de nuestros país.
En Rosario está por comenzar un nuevo juicio, donde los jueces han consentido el pedido de los Fiscales de trasladarlo a un anfiteatro de la ciudad de San Nicolas y luego “recorrer” otras ciudades como San Pedro, Baradero y Pergamino, casi en un “tour judicial”, con el desmesurado costo que implica trasladar todo el aparato judicial a lugares a más de 60 km de distancia de la sede natural del Tribunal. No dijo el nuevo presidente que ¿“no hay plata”?, o para esto si la hay.
Nos preguntamos, que razón tiene que se siga derrochando los escasos recursos que se le asigna al Poder Judicial en continuar realizándose estos denominados juicios de lesa humanidad, cuando esos mismos recursos deberían utilizarse en juicios, para terminar con el flagelo del narcotráfico y la narco criminalidad. Es sinceramente inentendible que sigan manteniendo las colosales y costas Unidades Fiscales de Derechos Humanos con varios fiscales y decenas de empleados, cuando deberían haberlas convertidas en Unidades Fiscales de lucha contra el narcotráfico. Las escuálidas Fiscalías que investigan el narcotráfico tiene un solo Fiscal y a los sumo tres empleados.
Parece que el brutal recorte de gastos de la administración pública, el cual nos parece bien, no afectará “el mundo lesa”. Sobre todo, si tenemos en cuenta que tampoco se ha dicho una sola palabra, sobre la ya afectada capacidad logística y operativa del Servicio Penitenciario Federal para mantener personas de más de 65 años en una unidad carcelaria. Ya es una verdadera burla que los Fiscales y la Secretaria de Derechos Humanos, sigan diciendo que las cárceles donde alojan a los “viejos” sean una especie de Hotel cinco estrellas con el servicio de la Fundación Favaloro y el Instituto Fleni; ante el cómplice silencio del actual gobierno.
No nos cansamos de decirlo, ya se juzgaron a los entonces generales, coroneles, comisarios y planas mayores de los hechos ocurrido en los años 70. Todos fueron condenados, incluso más de una vez, siendo que ahora juzgan a los que en ese momento eran tenientes, subtenientes, sargentos, cabos o simples agentes de policías. Personas que hace cincuenta años tenían tan solo veinte años y cumplían órdenes de sus superiores, convencidos de la licitud de las mismas, pues fueron dadas por el entonces gobierno constitucional, sin dejar de mencionar que el terrorismo era y es un delito perseguido por el Código Penal y las leyes aún vigentes.
El tiempo pasa y el “status quo” de los juicios de lesa humanidad sigue inalterable. No parece ser un tema en agenda para el nuevo gobierno. Lo que lleva a que de los jueces federales transformen aquel escalofriante sudor frio que los recorrió cuando asumió el nuevo gobierno y del cual dio cuenta esta columna; en un reconfortante sosiego de que “todo seguirá igual”.
El tiempo corre y se acaba. Se deben terminar con estos infames juicios llamados de lesa humanidad. Sino se actúa ahora que el nuevo gobierno tiene los indicies más altos de apoyo popular, será muy difícil hacerlo cuando el lógico desgaste de la gestión empiece a ser mella en la gente y ello intente ser aprovechado por los “K” que desean ver este gobierno eyectado de la Casa Rosada lo más rápido posible.
Solo falta la férrea decisión de actuar como se hizo hasta ahora. El cambio también tiene que ser histórico y jurídico, no solo económico, político y social, máxime cuando lo único que se tiene que hacer es respetar y hacer cumplir la Ley. Nada más.
Otorgar tiempo tan solo traerá dar más tiempo y en ese círculo vicioso, cuando nos demos cuenta, habrán pasado los cuatro años de gobierno de esta gestión.
Los organismos de derechos humanos, los kirchos y los medios que le son afines lo van a “putear” a este gobierno haga lo que haga, aún, aunque no haga nada. Son tan solo “tres gatos locos que gritan como miles”. Ya no nos pueden imponer su Dios del miedo. El 55,65 % del electorado le dio el triunfo al león libertario, sabiendo lo que haría, incluso diciendo cuando era candidato: “Durante los 70 hubo una guerra en la que las fuerzas del Estado cometieron excesos” y que “no fueron 30 mil los desaparecidos”.
Reiteramos, la gran mayoría de la sociedad lo avaló. Entonces, pase historia como el Presidente que realmente reconstruyó este país, pues como bien digo también cuando estaba en su campaña electoral: “no se puede construir desde la mentira”, ya que “no es negar sino buscar la verdad”. Con el mayor de los respetos: ¡HÁGALO!
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Por Dr. Gonzalo P. Miño.
El nuevo gobierno está a punto de cumplir recién un mes desde que asumió. Sabemos que es muy poco tiempo. Nadie lo pone en duda. Ahora, ello no le impidió mandar al Congreso dos inmensos paquetes de leyes y emitir un gigantesco decreto de necesidad de urgencia, a través de los cuales se cambia el rumbo económico, político y social, en un drástico giro de 180º.
Compartimos en su totalidad el espíritu de los mismos, en cuanto a que el Estado debe dejar de inmiscuirse en la vida de los ciudadanos. Le asiste razón al nuevo gobierno, en cuanto a que cada vez que el Estado se mete en ese campo ha provocado la debacle de la sociedad.
Sobre ese norte, no se entiende entonces el por qué, el nuevo gobierno mantiene al Estado entrometiéndose en los llamados juicios de lesa humanidad, si ya lo hace a través del órgano correspondiente, cual es el Ministerio Publico Fiscal. Es incomprensible que, si es como dicen, estamos en presencia de un Estado totalmente quebrado, que no puede gastar más de lo que recauda; se siga despilfarrando el dinero público en mantener al Estado como querellante en esas causas, con un arsenal de abogados, empleados, psicológicos, licenciados e historiadores en una inexplicable doble acusación, cuando esa plata se podría destinar a aumentar las magras jubilaciones que perciben los adultos mayores de nuestros país.
En Rosario está por comenzar un nuevo juicio, donde los jueces han consentido el pedido de los Fiscales de trasladarlo a un anfiteatro de la ciudad de San Nicolas y luego “recorrer” otras ciudades como San Pedro, Baradero y Pergamino, casi en un “tour judicial”, con el desmesurado costo que implica trasladar todo el aparato judicial a lugares a más de 60 km de distancia de la sede natural del Tribunal. No dijo el nuevo presidente que ¿“no hay plata”?, o para esto si la hay.
Nos preguntamos, que razón tiene que se siga derrochando los escasos recursos que se le asigna al Poder Judicial en continuar realizándose estos denominados juicios de lesa humanidad, cuando esos mismos recursos deberían utilizarse en juicios, para terminar con el flagelo del narcotráfico y la narco criminalidad. Es sinceramente inentendible que sigan manteniendo las colosales y costas Unidades Fiscales de Derechos Humanos con varios fiscales y decenas de empleados, cuando deberían haberlas convertidas en Unidades Fiscales de lucha contra el narcotráfico. Las escuálidas Fiscalías que investigan el narcotráfico tiene un solo Fiscal y a los sumo tres empleados.
Parece que el brutal recorte de gastos de la administración pública, el cual nos parece bien, no afectará “el mundo lesa”. Sobre todo, si tenemos en cuenta que tampoco se ha dicho una sola palabra, sobre la ya afectada capacidad logística y operativa del Servicio Penitenciario Federal para mantener personas de más de 65 años en una unidad carcelaria. Ya es una verdadera burla que los Fiscales y la Secretaria de Derechos Humanos, sigan diciendo que las cárceles donde alojan a los “viejos” sean una especie de Hotel cinco estrellas con el servicio de la Fundación Favaloro y el Instituto Fleni; ante el cómplice silencio del actual gobierno.
No nos cansamos de decirlo, ya se juzgaron a los entonces generales, coroneles, comisarios y planas mayores de los hechos ocurrido en los años 70. Todos fueron condenados, incluso más de una vez, siendo que ahora juzgan a los que en ese momento eran tenientes, subtenientes, sargentos, cabos o simples agentes de policías. Personas que hace cincuenta años tenían tan solo veinte años y cumplían órdenes de sus superiores, convencidos de la licitud de las mismas, pues fueron dadas por el entonces gobierno constitucional, sin dejar de mencionar que el terrorismo era y es un delito perseguido por el Código Penal y las leyes aún vigentes.
El tiempo pasa y el “status quo” de los juicios de lesa humanidad sigue inalterable. No parece ser un tema en agenda para el nuevo gobierno. Lo que lleva a que de los jueces federales transformen aquel escalofriante sudor frio que los recorrió cuando asumió el nuevo gobierno y del cual dio cuenta esta columna; en un reconfortante sosiego de que “todo seguirá igual”.
El tiempo corre y se acaba. Se deben terminar con estos infames juicios llamados de lesa humanidad. Sino se actúa ahora que el nuevo gobierno tiene los indicies más altos de apoyo popular, será muy difícil hacerlo cuando el lógico desgaste de la gestión empiece a ser mella en la gente y ello intente ser aprovechado por los “K” que desean ver este gobierno eyectado de la Casa Rosada lo más rápido posible.
Solo falta la férrea decisión de actuar como se hizo hasta ahora. El cambio también tiene que ser histórico y jurídico, no solo económico, político y social, máxime cuando lo único que se tiene que hacer es respetar y hacer cumplir la Ley. Nada más.
Otorgar tiempo tan solo traerá dar más tiempo y en ese círculo vicioso, cuando nos demos cuenta, habrán pasado los cuatro años de gobierno de esta gestión.
Los organismos de derechos humanos, los kirchos y los medios que le son afines lo van a “putear” a este gobierno haga lo que haga, aún, aunque no haga nada. Son tan solo “tres gatos locos que gritan como miles”. Ya no nos pueden imponer su Dios del miedo. El 55,65 % del electorado le dio el triunfo al león libertario, sabiendo lo que haría, incluso diciendo cuando era candidato: “Durante los 70 hubo una guerra en la que las fuerzas del Estado cometieron excesos” y que “no fueron 30 mil los desaparecidos”.
Reiteramos, la gran mayoría de la sociedad lo avaló. Entonces, pase historia como el Presidente que realmente reconstruyó este país, pues como bien digo también cuando estaba en su campaña electoral: “no se puede construir desde la mentira”, ya que “no es negar sino buscar la verdad”. Con el mayor de los respetos: ¡HÁGALO!
PrisioneroEnArgentina.com
Enero 7, 2024
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