“Lo que se siembra se cosecha” concepto tan antiguo como lo es nuestra Sagrada Biblia, concepto que nace con la misma naturaleza del hombre.
Esto que es tan sencillo es sin embargo, al menos para mí, de una filosofía sencilla pero muy profunda, que abarca todos los aspectos de la vida en cada uno de los seres humanos.
Este dicho de “LO QUE SE SIEMBRA SE COSECHA”, lo escuché cuando a los ocho años mi padre me enseñaba a manejar las herramientas en el campo trabajando a la par de los peones, siendo uno más ello.
Ahí, en esos áridos surcos de mi querido pueblito de Uquía, anclado en la quebrada de Humahuaca, donde para poder obtener los frutos de la “Pachamama” nuestra tierra santa, contrario a la guerra que es “cruel y sanguinaria”, aprendí que el trabajo es siempre esfuerzo, sudor y vida.
Han pasado desde entonces casi 68 años y todavía llevo en la retina las hermosas flores como claveles, gladiolos y peonias más hermosas que allá visto en país alguno, lo que sería otra historia para contar.
Pero estas hermosas palabras indudablemente no solo se refieren a los frutos de la tierra sino fundamentalmente a los frutos de las almas.
Me crie, entre Humahuaca y Uquía en donde tengo grandes “AMIGOS”, lo que no se por qué, aunque mi padre me hacia traspirar siempre me incliné por mi Uquía en donde me pusieron el inmortal apodo de “RATIN”, y cuando llegaba ahí, muy de vez en cuando durante mi carrera militar perdía el grado, el nombre y el apellido por el nombre de ese jugador de Boca, contemporáneo mío.
Si bien era un sinvergüenza, no debo haber sido tan malo, ya que aún hoy, a través del maravilloso medio Internet me encuentro con muchos de ellos a quienes muestro mis cariños y mis afectos.
Al parecer esa siembra en la quebrada también la volque en mis soldados, no hablo de grados, respetado y odiados por mis superiores y querido por mis amigos, los buenos amigos, y por soldados que esta es la verdadera causa de este escrito.
Dicen que cuando uno se vuelve viejo se pone muy blandito, supongo que es verdad ya que el día de mi cumpleaños recibo un llamado de un exsoldado, que estuvo en el monte tucumano, no para saludarme, porque en realidad no que era el aniversario de mi natalicio, simplemente porque, habiéndose enterado de mi situación de preso político, quería saludarme e invitarme a que formara parte del grupo de WhastApp, la verdad que se me cayeron los mocos, como decimos en el norte y para ser mas elegante como dice el tango “se me pianto un lagrimón” pero entre nos, no fue un lagrimón, en realidad fue rio que ahogaba mi alma.
Por este tan hermoso sentimiento que puede sentir un soldado al encontrase con sus soldados, que me acompañaron en el monte y en la montaña defendiendo nuestra y Patria dispuestos a dar su vida, mi musa una mañana me dictó:
LA AMISTAD DEL SOLDADO
A de ser muy jovencito
pa que me trate de Don
Ratín era mi apodo
nacido del corazón.
Amigo es una palabra
que es difícil digerir
porque siempre algo queda
en la vida y al morir.
Voy a contestar al amigo
que soldado ha de ser
esas coplitas sentidas
que van pariendo su ser.
No importa que esté lejano
o cerquita de verdad
lo que importa en deveras
que no tenga soledad.
En camino asfaltado
hasta el sol suele llorar
porque no puede ablandarlo
sembrando hierva de maldad.
No me gusta sal ni vino
en la mesa de amistad
la sal quema hasta el alma
y el vino al carnaval.
Si me sientas a tu mesa
chichita me has de ofrecer
bien muquiadita y querida
por la que es tu mujer.
Si la amistad es verdadera
no puede haber hierva mala
creciendo siempre en la mesa
semillas con alma nueva
Así amiguito soldado
son coplas en poesía
que van saliendo del pecho
como bellas melodías
Voy a confesarte soldado
que soy un coya postizo
que ha mamado en Uquía
lo que el Creador ahí nos hizo.
Y venerando al Hacedor
le entregue mi Corazón
a mi pueblito de Uquia
que llenito de amor me llenó.
ARIEL VALDIVIEZO – PP – VGMT (PRESO POLÍTICO Y VETERANO DE GUERRA EN EL MONTE TUCUMANO
◙
Por ARIEL VALDIVIEZO.
“Lo que se siembra se cosecha” concepto tan antiguo como lo es nuestra Sagrada Biblia, concepto que nace con la misma naturaleza del hombre.
Esto que es tan sencillo es sin embargo, al menos para mí, de una filosofía sencilla pero muy profunda, que abarca todos los aspectos de la vida en cada uno de los seres humanos.
Este dicho de “LO QUE SE SIEMBRA SE COSECHA”, lo escuché cuando a los ocho años mi padre me enseñaba a manejar las herramientas en el campo trabajando a la par de los peones, siendo uno más ello.
Ahí, en esos áridos surcos de mi querido pueblito de Uquía, anclado en la quebrada de Humahuaca, donde para poder obtener los frutos de la “Pachamama” nuestra tierra santa, contrario a la guerra que es “cruel y sanguinaria”, aprendí que el trabajo es siempre esfuerzo, sudor y vida.
Han pasado desde entonces casi 68 años y todavía llevo en la retina las hermosas flores como claveles, gladiolos y peonias más hermosas que allá visto en país alguno, lo que sería otra historia para contar.
Pero estas hermosas palabras indudablemente no solo se refieren a los frutos de la tierra sino fundamentalmente a los frutos de las almas.
Me crie, entre Humahuaca y Uquía en donde tengo grandes “AMIGOS”, lo que no se por qué, aunque mi padre me hacia traspirar siempre me incliné por mi Uquía en donde me pusieron el inmortal apodo de “RATIN”, y cuando llegaba ahí, muy de vez en cuando durante mi carrera militar perdía el grado, el nombre y el apellido por el nombre de ese jugador de Boca, contemporáneo mío.
Si bien era un sinvergüenza, no debo haber sido tan malo, ya que aún hoy, a través del maravilloso medio Internet me encuentro con muchos de ellos a quienes muestro mis cariños y mis afectos.
Al parecer esa siembra en la quebrada también la volque en mis soldados, no hablo de grados, respetado y odiados por mis superiores y querido por mis amigos, los buenos amigos, y por soldados que esta es la verdadera causa de este escrito.
Dicen que cuando uno se vuelve viejo se pone muy blandito, supongo que es verdad ya que el día de mi cumpleaños recibo un llamado de un exsoldado, que estuvo en el monte tucumano, no para saludarme, porque en realidad no que era el aniversario de mi natalicio, simplemente porque, habiéndose enterado de mi situación de preso político, quería saludarme e invitarme a que formara parte del grupo de WhastApp, la verdad que se me cayeron los mocos, como decimos en el norte y para ser mas elegante como dice el tango “se me pianto un lagrimón” pero entre nos, no fue un lagrimón, en realidad fue rio que ahogaba mi alma.
Por este tan hermoso sentimiento que puede sentir un soldado al encontrase con sus soldados, que me acompañaron en el monte y en la montaña defendiendo nuestra y Patria dispuestos a dar su vida, mi musa una mañana me dictó:
LA AMISTAD DEL SOLDADO
A de ser muy jovencito
pa que me trate de Don
Ratín era mi apodo
nacido del corazón.
Amigo es una palabra
que es difícil digerir
porque siempre algo queda
en la vida y al morir.
Voy a contestar al amigo
que soldado ha de ser
esas coplitas sentidas
que van pariendo su ser.
No importa que esté lejano
o cerquita de verdad
lo que importa en deveras
que no tenga soledad.
En camino asfaltado
hasta el sol suele llorar
porque no puede ablandarlo
sembrando hierva de maldad.
No me gusta sal ni vino
en la mesa de amistad
la sal quema hasta el alma
y el vino al carnaval.
Si me sientas a tu mesa
chichita me has de ofrecer
bien muquiadita y querida
por la que es tu mujer.
Si la amistad es verdadera
no puede haber hierva mala
creciendo siempre en la mesa
semillas con alma nueva
Así amiguito soldado
son coplas en poesía
que van saliendo del pecho
como bellas melodías
Voy a confesarte soldado
que soy un coya postizo
que ha mamado en Uquía
lo que el Creador ahí nos hizo.
Y venerando al Hacedor
le entregue mi Corazón
a mi pueblito de Uquia
que llenito de amor me llenó.
ARIEL VALDIVIEZO – PP – VGMT (PRESO POLÍTICO Y VETERANO DE GUERRA EN EL MONTE TUCUMANO
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 7, 2020