Las muertes de Andrew y Abby Borden son sin duda dos de los asesinatos más conocidos de la historia de Estados Unidos.
Lizzie Borden
El 4 de agosto de 1892 comenzó para la familia Borden como cualquier otro día. Andrew fue a la ciudad por algunos asuntos por la mañana, dejando a su hija Lizzie, maestra de escuela dominical de 32 años, en casa con su esposa, Abby, y el ama de llaves de la familia, Bridget Sullivan.
Andrew llegó ese mismo día y descubrió que su esposa había desaparecido. Lizzie le informó que Abby había recibido una nota y había ido a ver a una amiga.
Abby, por otro lado, no había ido a ninguna parte. Ella estaba arriba, muerta en un charco de sangre, en ese momento específico.
Lizzie ayudó a su padre a relajarse y dormir en el sofá. Trató de persuadir a Bridget para que saliera de la casa contándole sobre las rebajas de una tienda departamental cercana, pero Bridget se negó. Le informó a Lizzie que no se sentía bien. En cambio, caminó hasta su dormitorio, se sentó y se quedó dormida. Con un ataque de gritos y gritos, la relajación de Sullivan se vio truncada. Lizzie gritó que habían asesinado a su padre. Andrew fue encontrado muerto en el sofá, cubierto de sangre, cuando Sullivan salió corriendo. Su rostro había sido severamente deformado hasta el punto de ser inidentificable.
Lizzie se dio cuenta, presa del pánico, de que su madrastra, Abby, ya debería haber regresado a casa.
Le pidió a Sullivan que la buscara arriba. La búsqueda, por otra parte, fue rápida. Sullivan sólo había subido la mitad de las escaleras cuando la descubrió, asesinada con un hacha.
Abby BordenAndrew Borden
Abby había sido atacada con un hacha 19 veces, mientras que su marido había sido golpeado 11 veces. Inicialmente, Lizzie no era sospechosa, pero fue arrestada y juzgada por los asesinatos después de que una amiga la vio quemando uno de sus vestidos porque estaba manchado.
El tribunal finalmente retiró los cargos contra Lizzie. No podían creer que la maestra de escuela dominical pudiera alguna vez ser capaz de cometer tales crímenes porque no había suficientes pruebas concretas en su contra; la defensa proporcionó testigos que le dieron una coartada a Borden.
Se han sugerido innumerables posibilidades sobre lo que pudo haber sucedido. Algunos acusan a Lizzie Borden, otros a Sullivan y otros afirman que las dos estuvieron involucradas en los asesinatos. Sin embargo, el misterio lleva más de un siglo sin respuesta.
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Las muertes de Andrew y Abby Borden son sin duda dos de los asesinatos más conocidos de la historia de Estados Unidos.
El 4 de agosto de 1892 comenzó para la familia Borden como cualquier otro día. Andrew fue a la ciudad por algunos asuntos por la mañana, dejando a su hija Lizzie, maestra de escuela dominical de 32 años, en casa con su esposa, Abby, y el ama de llaves de la familia, Bridget Sullivan.
Andrew llegó ese mismo día y descubrió que su esposa había desaparecido. Lizzie le informó que Abby había recibido una nota y había ido a ver a una amiga.
Abby, por otro lado, no había ido a ninguna parte. Ella estaba arriba, muerta en un charco de sangre, en ese momento específico.
Lizzie ayudó a su padre a relajarse y dormir en el sofá. Trató de persuadir a Bridget para que saliera de la casa contándole sobre las rebajas de una tienda departamental cercana, pero Bridget se negó. Le informó a Lizzie que no se sentía bien. En cambio, caminó hasta su dormitorio, se sentó y se quedó dormida. Con un ataque de gritos y gritos, la relajación de Sullivan se vio truncada. Lizzie gritó que habían asesinado a su padre. Andrew fue encontrado muerto en el sofá, cubierto de sangre, cuando Sullivan salió corriendo. Su rostro había sido severamente deformado hasta el punto de ser inidentificable.
Lizzie se dio cuenta, presa del pánico, de que su madrastra, Abby, ya debería haber regresado a casa.
Le pidió a Sullivan que la buscara arriba. La búsqueda, por otra parte, fue rápida. Sullivan sólo había subido la mitad de las escaleras cuando la descubrió, asesinada con un hacha.
Abby había sido atacada con un hacha 19 veces, mientras que su marido había sido golpeado 11 veces. Inicialmente, Lizzie no era sospechosa, pero fue arrestada y juzgada por los asesinatos después de que una amiga la vio quemando uno de sus vestidos porque estaba manchado.
El tribunal finalmente retiró los cargos contra Lizzie. No podían creer que la maestra de escuela dominical pudiera alguna vez ser capaz de cometer tales crímenes porque no había suficientes pruebas concretas en su contra; la defensa proporcionó testigos que le dieron una coartada a Borden.
Se han sugerido innumerables posibilidades sobre lo que pudo haber sucedido. Algunos acusan a Lizzie Borden, otros a Sullivan y otros afirman que las dos estuvieron involucradas en los asesinatos. Sin embargo, el misterio lleva más de un siglo sin respuesta.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 27, 2023