Hoy tanto en el diario Página 12 como así en numerosos sitios, pudimos leer la convocatoria para el día de la mañana de un “escrache” a Ruben Alfredo Boan, quien fuera suboficial de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Debo decir que lo conocí y compartí espacio en el pabellón 19 de la U 31 de Ezeiza, hasta que una gravísima emergencia cardiológica, lo llevó a una compleja operación. Sobrevivió y le concedieron prisión domiciliaria, a la que se fue sosteniendo porfiadamente que con Macri “se terminaba el curro de los DDHH”. Hace nada más que 10 meses y a raíz de diferentes escraches que se llevaban a cabo a prisioneros con arresto domiciliario, publicamos la nota: “KRISTALLNACHT, ALEMANIA NAZI – Noviembre 1938 / ESCRACHES, ARGENTINA DEL CAMBIEMOS – Noviembre 2016”. En este breve lapso de tiempo se produjeron no pocos cambios en el país. Así adquirieron notoriedad presuntos mapuches, que toman “pacíficamente” un juzgado federal y hasta obligaron al titular del mismo y a una fiscal, a huir al terminar la jornada laboral, mientras recordaban a las madres de los funcionarios, sin que pase nada.
UN SOLO PP EN ARGENTINA
También supimos que lesionar 20 policías, causar daños por sumas millonarias en el centro porteño que pagaremos nosotros los pavotes y arrojar bombas molotov, con 48 escasas horas de arresto se supera el entuerto. Para ello está nuestro conocido juez federal cobardón Marcelo Martínez De Giorgi que no tiene prejuicio alguno de habilitar su juzgado un día domingo para mandarlos a su casa. Destacado lugar tiene “la única PP del país”, la señora Milagro Sala, quien con 56 jóvenes años de edad goza de una privilegiada y muy cara prisión domiciliaria.
Sus gastos también los pagaremos nosotros los pavotes, a pesar de lo cual la señora no está conforme. Si bien la lista de cambios es extensa, la terminaré con el broche de oro puesto por la jueza en lo contencioso administrativo y tributario de la Ciudad, Elena Liberatori. Esta “sabiamente” afirmó que los querubines que tomaron más de 30 colegios, no permitiendo que haya clases, “están haciendo uso de sus derechos constitucionales”. Y cuidadito de hacer una denuncia policial por las tomas, ya que eso si es un acto muy ilegal. Los daños que queden al final de estas “usurpaciones”, con perdón de la palabra, a que no saben quién los pagará? Por supuesto nosotros los pavotes.
LOS QUE NO CAMBIAN
Los únicos que no cambian, excepto en caso de morir, son los adultos mayores prisioneros a como dé lugar por los mal llamados delitos de lesa humanidad. Salvo honrosas excepciones, se mantiene el silencio, la disciplina, el orden, no se escracha a nadie y ni hablar de decir ¡BASTA! a tanta iniquidad. Quien obtiene el mendrugo de amargo pan que es el arresto domiciliario, se da por conforme y en algunos casos pareciera que toca el cielo con las manos. Eso si ahora se podrá saber leyendo el diario, aunque este sea Página 12, que día y a qué hora vendrán por nosotros.
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ESCRACHE
El escrache en la Alemania nazi hacia los judíos o gitanos, en la Italia de Mussolini, hacia los no fascistas o los homosexuales, o en la España de Franco hacia los republicanos fatalmente vaticinaba sangre.
A Stalin -uno de los mayores asesinos seriales de la historia- le propusieron hacer escraches: “Usted piense, camarada, vamos a la vivienda de algún ruso blanco, o algún menchevique, y hacemos una pequeña manifestación, coreamos consignas, montamos un poco de ruido e informamos a los vecinos de que ahí vive un enemigo de la Revolución. En ocasiones, cuando la cosa se caldee, podríamos incluso… ¡Pegar carteles en el portal de la vivienda!”, insinuaba un “camarada”.
Pero ni Stalin se atrevió a llevar a cabo ese plan. Ni un tirano salvaje y paranoico como el georgiano, dispuesto a todo con tal de mantener el poder, se atrevería a hacer.
Una cosa -para el exterminador comunista- era exterminar a millones de seres humanos, y otra escrachar algo que le podía reportar propaganda abierta en su contra. Eso sólo se atreven a hacerlo en Argentina.
ESTAMOS CAMBIANDO
LOS ESCRACHES
Hoy tanto en el diario Página 12 como así en numerosos sitios, pudimos leer la convocatoria para el día de la mañana de un “escrache” a Ruben Alfredo Boan, quien fuera suboficial de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Debo decir que lo conocí y compartí espacio en el pabellón 19 de la U 31 de Ezeiza, hasta que una gravísima emergencia cardiológica, lo llevó a una compleja operación. Sobrevivió y le concedieron prisión domiciliaria, a la que se fue sosteniendo porfiadamente que con Macri “se terminaba el curro de los DDHH”. Hace nada más que 10 meses y a raíz de diferentes escraches que se llevaban a cabo a prisioneros con arresto domiciliario, publicamos la nota: “KRISTALLNACHT, ALEMANIA NAZI – Noviembre 1938 / ESCRACHES, ARGENTINA DEL CAMBIEMOS – Noviembre 2016”. En este breve lapso de tiempo se produjeron no pocos cambios en el país. Así adquirieron notoriedad presuntos mapuches, que toman “pacíficamente” un juzgado federal y hasta obligaron al titular del mismo y a una fiscal, a huir al terminar la jornada laboral, mientras recordaban a las madres de los funcionarios, sin que pase nada.
UN SOLO PP EN ARGENTINA
También supimos que lesionar 20 policías, causar daños por sumas millonarias en el centro porteño que pagaremos nosotros los pavotes y arrojar bombas molotov, con 48 escasas horas de arresto se supera el entuerto. Para ello está nuestro conocido juez federal cobardón Marcelo Martínez De Giorgi que no tiene prejuicio alguno de habilitar su juzgado un día domingo para mandarlos a su casa. Destacado lugar tiene “la única PP del país”, la señora Milagro Sala, quien con 56 jóvenes años de edad goza de una privilegiada y muy cara prisión domiciliaria.
Sus gastos también los pagaremos nosotros los pavotes, a pesar de lo cual la señora no está conforme. Si bien la lista de cambios es extensa, la terminaré con el broche de oro puesto por la jueza en lo contencioso administrativo y tributario de la Ciudad, Elena Liberatori. Esta “sabiamente” afirmó que los querubines que tomaron más de 30 colegios, no permitiendo que haya clases, “están haciendo uso de sus derechos constitucionales”. Y cuidadito de hacer una denuncia policial por las tomas, ya que eso si es un acto muy ilegal. Los daños que queden al final de estas “usurpaciones”, con perdón de la palabra, a que no saben quién los pagará? Por supuesto nosotros los pavotes.
LOS QUE NO CAMBIAN
Los únicos que no cambian, excepto en caso de morir, son los adultos mayores prisioneros a como dé lugar por los mal llamados delitos de lesa humanidad. Salvo honrosas excepciones, se mantiene el silencio, la disciplina, el orden, no se escracha a nadie y ni hablar de decir ¡BASTA! a tanta iniquidad. Quien obtiene el mendrugo de amargo pan que es el arresto domiciliario, se da por conforme y en algunos casos pareciera que toca el cielo con las manos. Eso si ahora se podrá saber leyendo el diario, aunque este sea Página 12, que día y a qué hora vendrán por nosotros.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]ESCRACHE
El escrache en la Alemania nazi hacia los judíos o gitanos, en la Italia de Mussolini, hacia los no fascistas o los homosexuales, o en la España de Franco hacia los republicanos fatalmente vaticinaba sangre.
A Stalin -uno de los mayores asesinos seriales de la historia- le propusieron hacer escraches: “Usted piense, camarada, vamos a la vivienda de algún ruso blanco, o algún menchevique, y hacemos una pequeña manifestación, coreamos consignas, montamos un poco de ruido e informamos a los vecinos de que ahí vive un enemigo de la Revolución. En ocasiones, cuando la cosa se caldee, podríamos incluso… ¡Pegar carteles en el portal de la vivienda!”, insinuaba un “camarada”.
Pero ni Stalin se atrevió a llevar a cabo ese plan. Ni un tirano salvaje y paranoico como el georgiano, dispuesto a todo con tal de mantener el poder, se atrevería a hacer.
Una cosa -para el exterminador comunista- era exterminar a millones de seres humanos, y otra escrachar algo que le podía reportar propaganda abierta en su contra. Eso sólo se atreven a hacerlo en Argentina.
PrisioneroEnArgentina.com
Septiembre 22, 2017
[/ezcol_1half_end]Con una hábil manipulación de la prensa, pueden hacer que la víctima parezca un criminal y el criminal, la víctima.
Malcolm X (1925-1965)
[ezcol_1half] [/ezcol_1half] [ezcol_1half_end] [/ezcol_1half_end] Tags: Claudio Kussman, Elena Liberatore, Escraches, Fabian Kussman, Francisco Franco, Hitler, Josef Stalin, Marcelo Martínez De Giorgi
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