Un libro de Gérard Chaliand, traducido por François Soulard, y con prólogo de Heriberto Justo Auel (General, presidente del instituto IEEBA)
Los imperios forman un fenómeno civilizatorio central en los últimos 6.000 años de historia. Encarnan una forma de dominación ejercida por un grupo humano sobre otras poblaciones de distinto origen étnico o religioso. Tanto los imperios como los Estados se construyeron con la espada y han mantenido su poder mediante la fuerza, el miedo que inspiraban y el brillo de su prestigio.
La génesis de Ibero-América es estrechamente vinculada a este fenómeno y surge del giro hacia la forma reciente de imperialismo de ultramar en el siglo XV y XVI, luego del largo periodo marcado por la oposición entre sociedades nómadas y sedentarias en la masa euroasiática. En términos de expansión, la conquista española de América es semejante a la Anábasis de Alejandro Magno o a la de Gengis Kan con el vasto imperio mongol en el siglo XIII.
El legado histórico de los imperios es fundacional en el pensamiento geopolítico y estratégico. Bizancio por ejemplo, en desventaja por su realidad geográfica, selló una rica cultura estratégica que le permitió perdurar un milenio. China atravesó los tiempos con un vigor estratégico destacado, sin apoyarse en una religión monoteista dominante a contrario de otros imperios. Con el fin del último gran imperio territorial, a saber la Unión soviética, la transformación del imperialismo se aceleró y modificó el panorama estratégico.
Este libro del geoestratega franco-armenio Gérard Chaliand ofrece un recorrido histórico inédito. Hace énfasis en el capital estratégico que dejaron tanto los imperios pasados como los imperios emergentes (China, Irán, Estados Unidos, Europa, Turquía, Rusia).
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Los imperios forman un fenómeno civilizatorio central en los últimos 6.000 años de historia. Encarnan una forma de dominación ejercida por un grupo humano sobre otras poblaciones de distinto origen étnico o religioso. Tanto los imperios como los Estados se construyeron con la espada y han mantenido su poder mediante la fuerza, el miedo que inspiraban y el brillo de su prestigio.
La génesis de Ibero-América es estrechamente vinculada a este fenómeno y surge del giro hacia la forma reciente de imperialismo de ultramar en el siglo XV y XVI, luego del largo periodo marcado por la oposición entre sociedades nómadas y sedentarias en la masa euroasiática. En términos de expansión, la conquista española de América es semejante a la Anábasis de Alejandro Magno o a la de Gengis Kan con el vasto imperio mongol en el siglo XIII.