Victo Hugo escribió ese libro maravilloso que se titula “Los Miserables”, pero nunca imaginamos que una pandemia podría escribir una historia con similar título, aunque contenido diferente. Los Miserables de Coronavirus, expone la verdadera cara de la sociedad. Los ausentes, los imbéciles, los egoístas y los hipócritas de argentina y del mundo, pero también resalta a los hombres e instituciones a quienes la patria y el bien común, les importa más que su egoísta beneficio personal.
En primer lugar, deseo dedicarle unas líneas a los seres e instituciones miserables que generó el coronavirus, para terminar este escrito con la parte feliz, de color y alentadora que nos invita a reflexionar y porque no, cambiar los preconceptos incrustados salvajemente por el relato populista, peronista y kirchnerista, mantenidos de manera cómplice, por los tibios progresistas y liberales del Pro.
Hay muchos actores que están ética, publica y moralmente obligados y no colaboran en “absolutamente” nada. El poder judicial argentino, nacional, federal o provincial, dejó de trabajar. Literalmente cerró sus puertas, no atiende más. Se justifican con la interrupción de los plazos procesales y con que dejaron un juez penal de turno por jurisdicción. Siguen cobrando como si trabajaran regularmente y punto, fin de la historia. Se acabó la justicia.
El Poder Legislativo, ni siquiera dejó alguien de turno para atender el teléfono. Se fueron todos con sus miles de asesores truchos a sus casas, a seguir cobrando como si estuviesen en actividad plena. Se acabó el dictado de las leyes, normas y ordenanzas. Hasta dejaron al DNU en calidad de imperfecto, porque al ser de naturaleza penal, debe ser convertido en ley para perfeccionar su validez. No les importó nada, diputados, senadores, legisladores y concejales, nacionales y provinciales se fueron todos y también punto final, no se habla más.
Solo quedó el 30 % de los integrantes del Poder Ejecutivo Nacional o Provincial y casi todos son funcionarios políticos. Los que no son jerárquicos, se fueron a sus casas. Y todos siguen cobrando lo mismo que antes. De ese 30 % casi el 100% pertenece a Salud y Seguridad.
También están notoriamente ausentes, las Madres de Plaza de Mayo, no se las ve más los jueves haciendo su ronda por los “derechos humanos” ensuciando la gloriosa Plaza de Mayo. A Hebe de Bonafini, ni se la siente, pero los subsidios los siguen recibiendo Taty Almeida y Nora Cortiñas. Las Abuelas de Plaza de Mayo no existen, desde Estela Carlotto para abajo nadie asoma la cabeza. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, no emitió ni siguiera un pequeño comunicado. La asociación de abogados autodenominada Justicia Legítima, verdugos de las fuerzas uniformadas, pusieron mucho énfasis en encarcelar ancianos sin poder, pero ahora, en la pandemia, desapareció. Horacio Verbitsky siempre fiel a su cultura nazi, solo bregó, para que los uniformados viejos con más de 60 años carezcan de derechos humanos y mueran en las cárceles como los judíos en los campos de concentración. La Cámpora con Máximo a la cabeza tampoco existe, lo mismo pasa con Franja Morada, La Juan Domingo y La Juventud Peronista.
Personajes siniestros como Victoria Donda titular del INADI, que dijo orgullosa que sus padres asesinaban con respeto, nada hace por nadie. Enfermos mentales por figurar, como Sergio Massa, Elisa Carrió, Ricardo Alfonsín, Juan Cabandie, Cristina Fernández de Kirchner, Carlos Menem, Mauricio Macri, Daniel Scioli, Marcos Peña, Nicolás del Caño, Anibal Fernandez, Julio Cobos, Andrés Larroque, Fernando Abal Media, Eugenia Vidal, Martín Lousteau, y toda esa inmunda caterva de políticos oportunistas que solo quiere plata, cámaras y perdurar para seguir robando, nada dicen ni hacen. No pasa desapercibido que despreciables asesinos históricos como Eduardo Anguita, Hernán Invernizzi, Fernando Vaca Narbaja, Luis Mattini o Roberto Perdía, también estén ausentes, porque siempre estuvieron a favor de la muerte y no de la vida.
Pero Los Miserables de Coronarirus como el de Victor Hugo, también tiene su lado heroico y en este caso son las instituciones públicas y privadas dedicadas a la salud, están todas trabajando y colaborando en todas las formas posibles para detectar y tratar a los enfermos. Arriesgan su vida diariamente y se exponen a la enfermedad sin miramientos. Primero la salud de todos y después la individual. Merecen el mejor de los elogios.
Las maltratadas fuerzas del orden, congelaron sus recuerdos y sentimientos negativos por la persecución de que son y han sido objeto, para dar vuelta la página. Son verdaderos seguidores de Cristo que hoy ponen la otra mejilla y se ocupan de La Patria, la misma por la que juraron defenderla “hasta perder la vida”.
Así las cosas, las Fuerzas Armadas, Policiales y de Seguridad están todas trabajando al 100 % por el bien común de los argentinos. El Ejército Argentino, la Armada Nacional, la Fuerza Aérea Argentina, la Policía Federal, Las Policías provinciales, el Servicio Penitenciario Federal, los Servicio Penitenciarios Provinciales, la Gendarmería Nacional, La Prefectura Naval Argentina y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, todos, personal, materiales y medios, absolutamente todos están trabajando, ninguno está en la casa.
No voy a resaltar que ha hecho cada fuerza porque son de dominio público y las redes sociales se han cansado de difundirlo, pero si deseo hacer algunas reflexiones.
La primera de ellas es que el Decreto de Necesidad y Urgencia 297/2020, publicado en el BORA por la presidencia el 20 de marzo de 2020, es de neto corte penal y solo puede ser puesto en ejecución porque existen y actúan las fuerzas del orden, de lo contrario sería letra muerta en las páginas de un boletín oficial.
Los médicos cumplen su tarea porque existen las fuerzas del orden, caso contrario no podrían. Son ellas las que ofician de filtro para que solo transiten los que deben y tienen necesidad de hacerlo.
La sociedad está en sus casas evitando el contagio, porque las fuerzas del orden detienen e imponen el aislamiento obligatorio a los carentes de sentido del cumplimiento del deber.
De todas las fuerzas del orden, sin dudas que las fuerzas policiales y de seguridad, son las que más trabajan, día y noche, sin sábado, domingo, ni feriado, para que el decreto se cumpla. Quiera Dios que el señor Presidente, nunca tenga que recurrir a las Fuerzas Armadas para su cumplimiento, por el simple hecho que no tienen carros de asalto ni gases lacrimógenos y no abren fuego con balas de goma, tienen tanques, aviones de combate y disparan con munición de guerra. No aprecio que llegue a ser necesario, pero su sola existencia, disuade conductas antisociales.
Dicho esto, me parece importante reflexionar sobre la actitud que la sociedad dispensa a cada uno de sus actores, los miserables que hoy se esconden despojados de su dignidad humana, la que a mi juicio nunca tuvieron y los que con sus actos escriben en la historia, páginas de “honor y gloria”.
“VIVAN LOS PROFESIONALES DE LA SALUD Y NUESTRAS FUERZAS ARMADAS, POLICIALES Y DE SEGURIDAD”.
♠
Por EDGARDO SANTAMARÍA
LOS AUSENTES Y LOS PRESENTES… DE SIEMPRE
Victo Hugo escribió ese libro maravilloso que se titula “Los Miserables”, pero nunca imaginamos que una pandemia podría escribir una historia con similar título, aunque contenido diferente. Los Miserables de Coronavirus, expone la verdadera cara de la sociedad. Los ausentes, los imbéciles, los egoístas y los hipócritas de argentina y del mundo, pero también resalta a los hombres e instituciones a quienes la patria y el bien común, les importa más que su egoísta beneficio personal.
En primer lugar, deseo dedicarle unas líneas a los seres e instituciones miserables que generó el coronavirus, para terminar este escrito con la parte feliz, de color y alentadora que nos invita a reflexionar y porque no, cambiar los preconceptos incrustados salvajemente por el relato populista, peronista y kirchnerista, mantenidos de manera cómplice, por los tibios progresistas y liberales del Pro.
Hay muchos actores que están ética, publica y moralmente obligados y no colaboran en “absolutamente” nada. El poder judicial argentino, nacional, federal o provincial, dejó de trabajar. Literalmente cerró sus puertas, no atiende más. Se justifican con la interrupción de los plazos procesales y con que dejaron un juez penal de turno por jurisdicción. Siguen cobrando como si trabajaran regularmente y punto, fin de la historia. Se acabó la justicia.
El Poder Legislativo, ni siquiera dejó alguien de turno para atender el teléfono. Se fueron todos con sus miles de asesores truchos a sus casas, a seguir cobrando como si estuviesen en actividad plena. Se acabó el dictado de las leyes, normas y ordenanzas. Hasta dejaron al DNU en calidad de imperfecto, porque al ser de naturaleza penal, debe ser convertido en ley para perfeccionar su validez. No les importó nada, diputados, senadores, legisladores y concejales, nacionales y provinciales se fueron todos y también punto final, no se habla más.
Solo quedó el 30 % de los integrantes del Poder Ejecutivo Nacional o Provincial y casi todos son funcionarios políticos. Los que no son jerárquicos, se fueron a sus casas. Y todos siguen cobrando lo mismo que antes. De ese 30 % casi el 100% pertenece a Salud y Seguridad.
También están notoriamente ausentes, las Madres de Plaza de Mayo, no se las ve más los jueves haciendo su ronda por los “derechos humanos” ensuciando la gloriosa Plaza de Mayo. A Hebe de Bonafini, ni se la siente, pero los subsidios los siguen recibiendo Taty Almeida y Nora Cortiñas. Las Abuelas de Plaza de Mayo no existen, desde Estela Carlotto para abajo nadie asoma la cabeza. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, no emitió ni siguiera un pequeño comunicado. La asociación de abogados autodenominada Justicia Legítima, verdugos de las fuerzas uniformadas, pusieron mucho énfasis en encarcelar ancianos sin poder, pero ahora, en la pandemia, desapareció. Horacio Verbitsky siempre fiel a su cultura nazi, solo bregó, para que los uniformados viejos con más de 60 años carezcan de derechos humanos y mueran en las cárceles como los judíos en los campos de concentración. La Cámpora con Máximo a la cabeza tampoco existe, lo mismo pasa con Franja Morada, La Juan Domingo y La Juventud Peronista.
Personajes siniestros como Victoria Donda titular del INADI, que dijo orgullosa que sus padres asesinaban con respeto, nada hace por nadie. Enfermos mentales por figurar, como Sergio Massa, Elisa Carrió, Ricardo Alfonsín, Juan Cabandie, Cristina Fernández de Kirchner, Carlos Menem, Mauricio Macri, Daniel Scioli, Marcos Peña, Nicolás del Caño, Anibal Fernandez, Julio Cobos, Andrés Larroque, Fernando Abal Media, Eugenia Vidal, Martín Lousteau, y toda esa inmunda caterva de políticos oportunistas que solo quiere plata, cámaras y perdurar para seguir robando, nada dicen ni hacen. No pasa desapercibido que despreciables asesinos históricos como Eduardo Anguita, Hernán Invernizzi, Fernando Vaca Narbaja, Luis Mattini o Roberto Perdía, también estén ausentes, porque siempre estuvieron a favor de la muerte y no de la vida.
Pero Los Miserables de Coronarirus como el de Victor Hugo, también tiene su lado heroico y en este caso son las instituciones públicas y privadas dedicadas a la salud, están todas trabajando y colaborando en todas las formas posibles para detectar y tratar a los enfermos. Arriesgan su vida diariamente y se exponen a la enfermedad sin miramientos. Primero la salud de todos y después la individual. Merecen el mejor de los elogios.
Las maltratadas fuerzas del orden, congelaron sus recuerdos y sentimientos negativos por la persecución de que son y han sido objeto, para dar vuelta la página. Son verdaderos seguidores de Cristo que hoy ponen la otra mejilla y se ocupan de La Patria, la misma por la que juraron defenderla “hasta perder la vida”.
Así las cosas, las Fuerzas Armadas, Policiales y de Seguridad están todas trabajando al 100 % por el bien común de los argentinos. El Ejército Argentino, la Armada Nacional, la Fuerza Aérea Argentina, la Policía Federal, Las Policías provinciales, el Servicio Penitenciario Federal, los Servicio Penitenciarios Provinciales, la Gendarmería Nacional, La Prefectura Naval Argentina y la Policía de Seguridad Aeroportuaria, todos, personal, materiales y medios, absolutamente todos están trabajando, ninguno está en la casa.
No voy a resaltar que ha hecho cada fuerza porque son de dominio público y las redes sociales se han cansado de difundirlo, pero si deseo hacer algunas reflexiones.
La primera de ellas es que el Decreto de Necesidad y Urgencia 297/2020, publicado en el BORA por la presidencia el 20 de marzo de 2020, es de neto corte penal y solo puede ser puesto en ejecución porque existen y actúan las fuerzas del orden, de lo contrario sería letra muerta en las páginas de un boletín oficial.
Los médicos cumplen su tarea porque existen las fuerzas del orden, caso contrario no podrían. Son ellas las que ofician de filtro para que solo transiten los que deben y tienen necesidad de hacerlo.
La sociedad está en sus casas evitando el contagio, porque las fuerzas del orden detienen e imponen el aislamiento obligatorio a los carentes de sentido del cumplimiento del deber.
De todas las fuerzas del orden, sin dudas que las fuerzas policiales y de seguridad, son las que más trabajan, día y noche, sin sábado, domingo, ni feriado, para que el decreto se cumpla. Quiera Dios que el señor Presidente, nunca tenga que recurrir a las Fuerzas Armadas para su cumplimiento, por el simple hecho que no tienen carros de asalto ni gases lacrimógenos y no abren fuego con balas de goma, tienen tanques, aviones de combate y disparan con munición de guerra. No aprecio que llegue a ser necesario, pero su sola existencia, disuade conductas antisociales.
Dicho esto, me parece importante reflexionar sobre la actitud que la sociedad dispensa a cada uno de sus actores, los miserables que hoy se esconden despojados de su dignidad humana, la que a mi juicio nunca tuvieron y los que con sus actos escriben en la historia, páginas de “honor y gloria”.
“VIVAN LOS PROFESIONALES DE LA SALUD Y NUESTRAS FUERZAS ARMADAS, POLICIALES Y DE SEGURIDAD”.
Edgardo Santamaría
E.S.
PrisioneroEnArgentina.com
Marzo 31, 2020