Pastor Misionero – Iglesia Evangélica de Buenos Aires
Los comportamientos políticos y los compromisos adquiridos ante la sociedad argentina por parte de los legisladores que integran el Congreso de la Nación, en su generalidad, son paupérrimos y preocupantes.
Esta realidad evidencia una profunda crisis ética y moral que socava los valores fundamentales de representación, responsabilidad y honestidad que deberían guiar a quienes tienen la importante tarea de legislar para un país en constante desarrollo.
La ética, como disciplina filosófica originada en las obras de Platón y Aristóteles, nos invita a reflexionar sobre los principios que deben guiar el comportamiento humano, incluyendo el de quienes representan a la ciudadanía.
La ética normativa y la ética aplicada nos enseñan que los actores públicos deben actuar con responsabilidad, justicia y transparencia, valores que parecen estar ausentes en muchas de las acciones del actual Congreso argentino.
Lamentablemente, en la práctica, se observa que los legisladores muchas veces priorizan intereses personales o de grupos particulares por encima del bienestar colectivo; la falta de ética en sus comportamientos se traduce en decisiones que no responden a los principios de igualdad, honestidad y compromiso con la sociedad.
Estas conductas, muchas veces, terminan dañando la confianza del pueblo en sus represen-tantes y socavando los cimientos de una democracia saludable.
Es importante recordar que la ética es normativa, busca establecer pautas universales y racionales que orienten el comportamiento correcto; Los legisladores, como representantes del pueblo, tienen la obligación ética de rendir cuentas ante la sociedad por sus acciones y decisiones.
La historia nos enseña que los líderes que actúan con integridad y responsabilidad son los que dejan un legado positivo; por el contrario, aquellos que se desdicen de estos valores, tarde o tempra-no, serán castigados en las urnas.
El ejercicio de la política debe estar atravesado por la ética, entendida como un ejercicio crítico y responsable que busca el bien común. La falta de compromiso ético de los actuales miembros del Congreso no solo afecta la calidad de las leyes y políticas públicas, sino que también deteriora la credibilidad de las instituciones democráticas.
El pueblo argentino tiene el derecho y la responsabilidad de exigir que los representantes actúen con honestidad, moralidad y transparencia.
Por lo tanto los legisladores argentinos, en su gran mayoría deben reflexionar sobre su papel y cumplir con la obligación ética que tienen de servir a la ciudadanía; La historia y la ética nos enseñan que, tarde o temprano, las acciones tienen consecuencias.
Los futuros resultados electorales serán un fuerte castigo o un reconocimiento a quienes demuestren un genuino compromiso con los valores éticos y la responsabilidad social. Solo así podrá fortalecerse la democracia y recuperar la confianza en quienes deben legislar para el bienestar de todos los argentinos.
La falta de ética en la función legislativa por parte de los políticos impulsa los siete pecados capitales de la política, configurando un panorama en el que la corrupción y la inmoralidad se convierten en obstáculos para el bienestar social y la justicia.
A continuación, analizo cómo cada uno de estos pecados capitales se relaciona con la conducta de los políticos y las consecuencias que ello genera en el sistema político.
1 . Soberbia (Orgullo)
La soberbia se manifiesta en la actitud de algunos políticos que se consideran por encima del bien común y creen tener la solución única a los problemas sociales. La arrogancia en la toma de decisiones, la negación de la opinión ciudadana y la autocomplacencia en su poder conducen a políticas desconectadas de la realidad, fomentando la desconfianza y el desprecio hacia las instituciones democráticas.
Avaricia (Codicia)
La avaricia en la función legislativa se refleja en la búsqueda desmedida de beneficios personales, como sobornos, financiamiento ilegal y privilegios económicos. Este pecado impulsa leyes que favorecen a unos pocos en detrimento del interés general, debilitando la legitimidad del sistema y promoviendo la corrupción estructural.
Lujuria (Deseo desmedido)
El deseo excesivo de poder y reconocimiento puede llevar a los políticos a actuar con ambición desmesurada, usando su posición para obtener ventajas personales. La lujuria política fomenta la manipulación, la compra de voluntades y la búsqueda de protagonismo, en detrimento de la ética y la justicia social.
Ira (Violencia y resentimiento)
La ira, alimentada por la frustración y la intolerancia, puede traducirse en acciones violentas, represión y discursos de odio. La falta de ética en la función legislativa, al promover políticas punitivas y autoritarias, contribuye a la polarización social y a la erosión del Estado de Derecho.
Gula (Exceso y voracidad)
La gula en la política se refleja en la acumulación de recursos, poder y privilegios. La búsqueda insaciable de beneficios económicos y políticos genera leyes que favorecen intereses particulares, perpetuando la desigualdad y socavando la justicia social.
Envidia
La envidia, en el contexto político, impulsa a algunos actores a sabotear a sus oponentes, difamar y buscar el deterioro de la reputación ajena para ganar ventajas competitivas. Esto desvirtúa el debate democrático y fomenta prácticas deshonestas que minan la confianza en las instituciones.
Pereza (Negligencia)
La pereza en la función legislativa se expresa en la falta de compromiso y diligencia para analizar y aprobar leyes en beneficio de la sociedad. La apatía y la falta de ética en el trabajo legislativo generan leyes mediocres o ineficaces, afectando la calidad del sistema democrático.
Colofón
La falta de ética en la función legislativa, alimentada por estos pecados capitales, erosiona los cimientos de la democracia y favorece la proliferación de sistemas políticos que, en su afán de consolidar su poder, alimentan la envidia, la ira y la soberbia.
La promoción de valores éticos, como la humildad, la justicia y la integridad, es esencial para construir un sistema político más virtuoso y orientado al bien común.
Solo a través de la ética y la responsabilidad se puede combatir la influencia de estos vicios, y avanzar hacia una política que sirva verdaderamente a la sociedad, con seguridad jurídica fundada al máximo exponente en el respeto ciudadano, al valor del derecho, las Instituciones y la Constitución nacional; Así se podrá construir una República Argentina pujante para un futuro promisorio.
Esta escrito en las Santas Escrituras
Hebreos 10:26
“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por el pecado”
Proverbios 8:13
“El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia la arrogancia, el mal camino la boca perversa, aborrezco”
Santiago 1.20
“Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”
Romanos 12:16
“Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión”
1 Corintios 4:7
“¿Quién te hace diferente de los demás? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”
Baruj Hashem Adonai
IEBA
Campo de Mayo, Argentina
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 19, 2025
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Anglia
21 days ago
I am profiting (900$ to 1000$/hr )online from my workstation. A month ago I GOT chek of about 30k$, this online work is basic and direct, don’t need to go OFFICE, Its home online activity. By then this work opportunity is begin your work….★★
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SONIA
21 days ago
CADA PUEBLO TIENE LOS POLÍTICOS Y LOS GOBIERNOS QUE SE MERECEN
Patricio
21 days ago
No son Pecados, son vicios o inclinaciones. Ejemplo, la Gula, a mi me gustan los dulces o el asado de tira ¿es pecado eso? a menos que asalte un banco para comer, no creo, es una inclinación o vicio como el cigarro, el alcohol.En cambio un legislador que avale prácticas corruptas, seo sería un pecado o mejor crimen.
Ja ja ja ja !!!!!!! muy bueno Ja ja ja a mi también me gusta el asado de tira, pero acá en el penal no me dejan comer por razones de seguridad, para la vaca por supuesto!
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Pastor Misionero – Iglesia Evangélica de Buenos Aires
Los comportamientos políticos y los compromisos adquiridos ante la sociedad argentina por parte de los legisladores que integran el Congreso de la Nación, en su generalidad, son paupérrimos y preocupantes.
Esta realidad evidencia una profunda crisis ética y moral que socava los valores fundamentales de representación, responsabilidad y honestidad que deberían guiar a quienes tienen la importante tarea de legislar para un país en constante desarrollo.
La ética, como disciplina filosófica originada en las obras de Platón y Aristóteles, nos invita a reflexionar sobre los principios que deben guiar el comportamiento humano, incluyendo el de quienes representan a la ciudadanía.
La ética normativa y la ética aplicada nos enseñan que los actores públicos deben actuar con responsabilidad, justicia y transparencia, valores que parecen estar ausentes en muchas de las acciones del actual Congreso argentino.
Lamentablemente, en la práctica, se observa que los legisladores muchas veces priorizan intereses personales o de grupos particulares por encima del bienestar colectivo; la falta de ética en sus comportamientos se traduce en decisiones que no responden a los principios de igualdad, honestidad y compromiso con la sociedad.
Estas conductas, muchas veces, terminan dañando la confianza del pueblo en sus represen-tantes y socavando los cimientos de una democracia saludable.
Es importante recordar que la ética es normativa, busca establecer pautas universales y racionales que orienten el comportamiento correcto; Los legisladores, como representantes del pueblo, tienen la obligación ética de rendir cuentas ante la sociedad por sus acciones y decisiones.
La historia nos enseña que los líderes que actúan con integridad y responsabilidad son los que dejan un legado positivo; por el contrario, aquellos que se desdicen de estos valores, tarde o tempra-no, serán castigados en las urnas.
El ejercicio de la política debe estar atravesado por la ética, entendida como un ejercicio crítico y responsable que busca el bien común. La falta de compromiso ético de los actuales miembros del Congreso no solo afecta la calidad de las leyes y políticas públicas, sino que también deteriora la credibilidad de las instituciones democráticas.
El pueblo argentino tiene el derecho y la responsabilidad de exigir que los representantes actúen con honestidad, moralidad y transparencia.
Por lo tanto los legisladores argentinos, en su gran mayoría deben reflexionar sobre su papel y cumplir con la obligación ética que tienen de servir a la ciudadanía; La historia y la ética nos enseñan que, tarde o temprano, las acciones tienen consecuencias.
Los futuros resultados electorales serán un fuerte castigo o un reconocimiento a quienes demuestren un genuino compromiso con los valores éticos y la responsabilidad social. Solo así podrá fortalecerse la democracia y recuperar la confianza en quienes deben legislar para el bienestar de todos los argentinos.
La falta de ética en la función legislativa por parte de los políticos impulsa los siete pecados capitales de la política, configurando un panorama en el que la corrupción y la inmoralidad se convierten en obstáculos para el bienestar social y la justicia.
A continuación, analizo cómo cada uno de estos pecados capitales se relaciona con la conducta de los políticos y las consecuencias que ello genera en el sistema político.
1 . Soberbia (Orgullo)
La soberbia se manifiesta en la actitud de algunos políticos que se consideran por encima del bien común y creen tener la solución única a los problemas sociales. La arrogancia en la toma de decisiones, la negación de la opinión ciudadana y la autocomplacencia en su poder conducen a políticas desconectadas de la realidad, fomentando la desconfianza y el desprecio hacia las instituciones democráticas.
La avaricia en la función legislativa se refleja en la búsqueda desmedida de beneficios personales, como sobornos, financiamiento ilegal y privilegios económicos. Este pecado impulsa leyes que favorecen a unos pocos en detrimento del interés general, debilitando la legitimidad del sistema y promoviendo la corrupción estructural.
El deseo excesivo de poder y reconocimiento puede llevar a los políticos a actuar con ambición desmesurada, usando su posición para obtener ventajas personales. La lujuria política fomenta la manipulación, la compra de voluntades y la búsqueda de protagonismo, en detrimento de la ética y la justicia social.
La ira, alimentada por la frustración y la intolerancia, puede traducirse en acciones violentas, represión y discursos de odio. La falta de ética en la función legislativa, al promover políticas punitivas y autoritarias, contribuye a la polarización social y a la erosión del Estado de Derecho.
La gula en la política se refleja en la acumulación de recursos, poder y privilegios. La búsqueda insaciable de beneficios económicos y políticos genera leyes que favorecen intereses particulares, perpetuando la desigualdad y socavando la justicia social.
La envidia, en el contexto político, impulsa a algunos actores a sabotear a sus oponentes, difamar y buscar el deterioro de la reputación ajena para ganar ventajas competitivas. Esto desvirtúa el debate democrático y fomenta prácticas deshonestas que minan la confianza en las instituciones.
La pereza en la función legislativa se expresa en la falta de compromiso y diligencia para analizar y aprobar leyes en beneficio de la sociedad. La apatía y la falta de ética en el trabajo legislativo generan leyes mediocres o ineficaces, afectando la calidad del sistema democrático.
Colofón
La falta de ética en la función legislativa, alimentada por estos pecados capitales, erosiona los cimientos de la democracia y favorece la proliferación de sistemas políticos que, en su afán de consolidar su poder, alimentan la envidia, la ira y la soberbia.
La promoción de valores éticos, como la humildad, la justicia y la integridad, es esencial para construir un sistema político más virtuoso y orientado al bien común.
Solo a través de la ética y la responsabilidad se puede combatir la influencia de estos vicios, y avanzar hacia una política que sirva verdaderamente a la sociedad, con seguridad jurídica fundada al máximo exponente en el respeto ciudadano, al valor del derecho, las Instituciones y la Constitución nacional; Así se podrá construir una República Argentina pujante para un futuro promisorio.
Esta escrito en las Santas Escrituras
Hebreos 10:26
“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por el pecado”
Proverbios 8:13
“El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia la arrogancia, el mal camino la boca perversa, aborrezco”
Santiago 1.20
“Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios”
Romanos 12:16
“Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos á los humildes. No seáis sabios en vuestra opinión”
1 Corintios 4:7
“¿Quién te hace diferente de los demás? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?”
Baruj Hashem Adonai
IEBA
Campo de Mayo, Argentina
PrisioneroEnArgentina.com
Mayo 19, 2025
I am profiting (900$ to 1000$/hr )online from my workstation. A month ago I GOT chek of about 30k$, this online work is basic and direct, don’t need to go OFFICE, Its home online activity. By then this work opportunity is begin your work….★★
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CADA PUEBLO TIENE LOS POLÍTICOS Y LOS GOBIERNOS QUE SE MERECEN
No son Pecados, son vicios o inclinaciones. Ejemplo, la Gula, a mi me gustan los dulces o el asado de tira ¿es pecado eso? a menos que asalte un banco para comer, no creo, es una inclinación o vicio como el cigarro, el alcohol.En cambio un legislador que avale prácticas corruptas, seo sería un pecado o mejor crimen.
Ja ja ja ja !!!!!!! muy bueno Ja ja ja a mi también me gusta el asado de tira, pero acá en el penal no me dejan comer por razones de seguridad, para la vaca por supuesto!
Muy bueno lo suyo también.
Estos tienen mucho más de siete, son demonios.