Los Talibanes están utilizando datos biométricos de usuarios para identificar enemigos
EEUU creó una base durante más de veinte años con más de 25 millones de datos biométricos. Hoy está en manos del Talibán, para encontrar y castigar a sus enemigos.
Minutos después de que el Talibán se hiciera del control total de Kabul, el rumor de que algunos dispositivos estadounidenses (utilizados para capturar iris, huellas digitales y patrones de reconocimiento facial) cayeron en manos del grupo insurgente se apoderó de los medios locales. Se trataba de HIIDE (Equipo Portátil de Detección de Identidad Interagencial, por sus siglas en inglés), un dispositivo del tamaño de una cámara sin lente, que el ejército estadounidense comenzó a usar en Afganistán desde el inicio de la invasión, a finales de 2001.
La noticia fue confirmada por personal militar. Según la fuente, el ejército procesaba “miles de datos de locales a diario” desde hace dos décadas so pretexto de la seguridad en Afganistán y como una estrategia enfocada en encontrar terroristas y desarticular sus redes. Además, las bases de datos también poseen información pormenorizada de personal del ejército afgano y otros colaboradores del gobierno emanado durante la ocupación estadounidense.
El objetivo del Pentágono era crear un padrón con los datos biométricos de al menos 80 % de la población afgana, es decir, 32 millones de personas. La Organización Human Rights First consideró a mediados de agosto que era muy probable que el Talibán ya tuviera acceso a las bases de datos biométricos. Tras reportes locales de que el grupo en el poder había comenzado a buscar casa por casa a quienes considera sus enemigos con dispositivos HIIDE, Human Rights First publicó un manual con instrucciones para borrar la huella virtual de ciudadanos afganos y algunos consejos para evadir pruebas biométricas. Y aunque es probable que el Talibán requiera de equipo y software adicional para acceder a las bases de datos creadas por Estados Unidos, la preocupación aumenta debido a la cooperación de los servicios de inteligencia de Pakistán con el nuevo gobierno afgano. Como cualquier unidad de su clase, la pakistaní posee la tecnología para acceder a los datos.
El Talibán también podría tener acceso a otras bases de datos con información sensible, especialmente al Sistema Afgano de Personal y Pagos (APPS, por sus siglas en inglés), creado originalmente en 2016 para optimizar la nómina de los efectivos en ambas corporaciones y evitar pagos fantasma. APPS contiene alrededor de medio millón de registros de cada miembro del ejército y la policía afgana. Cada entrada posee entre 36 y 40 datos personales, que van desde su puesto en la milicia o policía, nombre, dirección, salario y nombre de sus padres; hasta color de ojos, cabello, fruta y verdura favorita y la identidad de abuelos y tíos.
Esto podría servir a la perfección para los fines de venganza del Talibán y facilitaría la ubicación de personal que trabajó junto con Estados Unidos y sus aliados en estas dos décadas. La situación reavivó la polémica sobre el uso de datos biométricos, la necesidad de su regulación y su uso indiscriminado so pretexto de la seguridad o digitalización de gobiernos; además de la falta de protocolos para mantener seguras las bases de datos en caso de una situación límite, tal y como ocurrió con el regreso del Talibán al poder tras el retiro del ejército estadounidense de Afganistán.
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Minutos después de que el Talibán se hiciera del control total de Kabul, el rumor de que algunos dispositivos estadounidenses (utilizados para capturar iris, huellas digitales y patrones de reconocimiento facial) cayeron en manos del grupo insurgente se apoderó de los medios locales. Se trataba de HIIDE (Equipo Portátil de Detección de Identidad Interagencial, por sus siglas en inglés), un dispositivo del tamaño de una cámara sin lente, que el ejército estadounidense comenzó a usar en Afganistán desde el inicio de la invasión, a finales de 2001.
La noticia fue confirmada por personal militar. Según la fuente, el ejército procesaba “miles de datos de locales a diario” desde hace dos décadas so pretexto de la seguridad en Afganistán y como una estrategia enfocada en encontrar terroristas y desarticular sus redes. Además, las bases de datos también poseen información pormenorizada de personal del ejército afgano y otros colaboradores del gobierno emanado durante la ocupación estadounidense.
El objetivo del Pentágono era crear un padrón con los datos biométricos de al menos 80 % de la población afgana, es decir, 32 millones de personas. La Organización Human Rights First consideró a mediados de agosto que era muy probable que el Talibán ya tuviera acceso a las bases de datos biométricos. Tras reportes locales de que el grupo en el poder había comenzado a buscar casa por casa a quienes considera sus enemigos con dispositivos HIIDE, Human Rights First publicó un manual con instrucciones para borrar la huella virtual de ciudadanos afganos y algunos consejos para evadir pruebas biométricas. Y aunque es probable que el Talibán requiera de equipo y software adicional para acceder a las bases de datos creadas por Estados Unidos, la preocupación aumenta debido a la cooperación de los servicios de inteligencia de Pakistán con el nuevo gobierno afgano. Como cualquier unidad de su clase, la pakistaní posee la tecnología para acceder a los datos.
El Talibán también podría tener acceso a otras bases de datos con información sensible, especialmente al Sistema Afgano de Personal y Pagos (APPS, por sus siglas en inglés), creado originalmente en 2016 para optimizar la nómina de los efectivos en ambas corporaciones y evitar pagos fantasma. APPS contiene alrededor de medio millón de registros de cada miembro del ejército y la policía afgana. Cada entrada posee entre 36 y 40 datos personales, que van desde su puesto en la milicia o policía, nombre, dirección, salario y nombre de sus padres; hasta color de ojos, cabello, fruta y verdura favorita y la identidad de abuelos y tíos.
Esto podría servir a la perfección para los fines de venganza del Talibán y facilitaría la ubicación de personal que trabajó junto con Estados Unidos y sus aliados en estas dos décadas. La situación reavivó la polémica sobre el uso de datos biométricos, la necesidad de su regulación y su uso indiscriminado so pretexto de la seguridad o digitalización de gobiernos; además de la falta de protocolos para mantener seguras las bases de datos en caso de una situación límite, tal y como ocurrió con el regreso del Talibán al poder tras el retiro del ejército estadounidense de Afganistán.
PrisioneroEnArgentina.com
Octubre 7, 2021