MARIA ANTONIETA Y CRISTINA ELISABET FERNÁNDEZ DE KIRCHNER

1793 – 2025
Share

 por Gonzalo Sanchez.

Pastor Misionero – Iglesia Evangélica de Buenos Aires

María Antonieta fue una de las figuras más controvertidas de la historia francesa. Nacida en Austria, se casó con Luis XVI a la edad de 14 años y se convirtió en la reina de Francia a los 19. Durante su reinado, María Antonieta fue criticada por su estilo de vida extravagante y lujoso, así como por su supuesta indiferencia hacia los problemas del pueblo francés. Su estilo de vida fue muy vituperado y muchos franceses culparon a la Reina por la situación económica del país. En el momento de su ejecución, muchos franceses la veían como un símbolo del opresivo régimen monárquico y una figura que encarnaba todo lo que estaba mal con la sociedad francesa de la época.

Mostrando una imagen inapropiada para la situación por la que atravesaba el Pueblo Francés. después de 232 años aproximadamente:

La imagen de Cristina Fernández de Kirchner bailando y saludando desde el balcón a su militancia tras ser condenada refleja una actitud que muchos consideran inapropiada y que degrada la institucionalidad del país. En lugar de aceptar la decisión de la justicia con la dignidad que corresponde a una ex presidenta y a una figura pública, su comportamiento puede interpretarse como una falta de respeto hacia las instituciones judiciales, hacia el proceso legal y hacia aquellos que buscan justicia en un contexto de lucha contra la corrupción.

Es importante recordar que la justicia en este caso ha actuado en un marco de respeto al debido proceso, con pruebas concluyentes que demostraron su responsabilidad en actos de corrupción. La condena firme no solo representa un paso hacia la reparación del daño causado, sino que también envía un mensaje claro de que ningún poder, por más grande que sea, está por encima de la ley. La actitud de Cristina Fernández de Kirchner, en cambio, puede generar una percepción de desprecio por la institucionalidad y la justicia, lo cual es perjudicial para la democracia y el Estado de Derecho.

Este tipo de comportamientos no contribuyen a fortalecer la confianza en las instituciones ni a promover un ambiente de respeto y responsabilidad en la política. La justicia ha hablado, y su fallo debe ser respetado, independientemente de las opiniones o intereses particulares. La verdadera grandeza de una democracia radica en aceptar sus decisiones y en trabajar desde el respeto para construir un país más justo y transparente.

El paralelismo entre la corrupción del reinado de María Antonieta y las presidencias de Cristina Fernández de Kirchner revela patrones inquietantes de desprecio por el bienestar del pueblo y el incremento de la desigualdad social. Ambas figuras, en momentos distintos de la historia, demostraron una evidente falta de empatía hacia sus pueblos, priorizando sus intereses personales por encima de las necesidades colectivas.

En el caso de María Antonieta, su ostentoso estilo de vida y el despilfarro en tiempos de crisis económica generaron un rechazo profundo que culminó en su trágica decapitación mediante la guillotina, símbolo de la ira popular que buscaba justicia y cambio. La monarca se convirtió en un símbolo de la desconexión entre la élite y la población, cuyo descontento explotó en la Revolución Francesa, poniendo fin a su reinado y dejando una imagen de autoridad moral destruida.

Por otro lado, Cristina Fernández de Kirchner, a lo largo de sus mandatos, ha mostrado un patrón similar de usufructo del poder con fines personales y políticos, en detrimento del bienestar económico y social del pueblo argentino. La malversación, la corrupción y la desidia en políticas públicas han producido un aumento sostenido de la pobreza y la desigualdad en Argentina, alimentando un creciente descontento popular. A diferencia de la ejecución física en la historia francesa, la figura de Cristina permanece en la arena política, pero su presencia ha generado un odio acumulado en amplios sectores de la población, erosionando la estabilidad y la paz social en el país.

Ambas figuras, en sus respectivos contextos, terminaron con una imagen pública extremadamente negativa, convertidas en símbolos de corrupción y desdén por el pueblo. La diferencia fundamental radica en que, mientras María Antonieta encontró su final en la guillotina, Cristina Fernández de Kirchner continúa enfrentando la hostilidad social día tras día, lo que podría derivar en consecuencias impredecibles para la estabilidad política y social de Argentina. La historia parece repetir sus patrones, dejando abierta la incógnita sobre cuál será el destino final de esta figura que, en su ambición y egoísmo, terminará siendo víctima de la ira popular.

Finalmente, no podemos dejar de recordar a todos aquellos que tienen la maravillosa obra de administrar justicia , que todos los ciudadanos de la República Argentina , acorde como lo establece la Constitución Nacional:” SON IGUALES ANTE LA LEY”. (Art 16 CN), y también lo que respecta a la Ley 26.472 art.1°.

La corrupción genera crímenes de lesa humanidad, porque genera miseria y hambre en el Pueblo, consecuentemente muerte, como sucedió en Francia en el año 1793 y en la República Argentina durante los Gobiernos Kirchneristas; un ejemplo de ello fue la consecuencia de la PANDEMIA.

Y para recordar: “La fiestita de Olivos de mi querida Fabiola”, se asemeja a las fiestitas en el “Petit Trianon”; la diferencia es 232 años.                                                                                                      

Campo de Mayo, ARGENTINA

 


PrisioneroEnArgentina.com

Junio 16, 2025


 

Tags: ,
5 1 vote
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
4 Comments
Newest
Oldest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
4
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x