MARTÍN BALZA – CARTA ABIERTA A ESTE CONTUMAZ HIPÓCRITA Y CÍNICO TRAIDOR.

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 Por el Teniente Coronel ARIEL VALDIVIEZO.

 

 

Antes de comenzar, deseo aclarar que he dejado pasar unos días para contestar su publicación, esperaba que alguien con mayor grado y más capacidad que la mía le contestara semejante cinismo, al no haber sido así, lo hago en mi propio nombre, ya que por lo que veo seguimos los presos políticos abandonados por nuestras instituciones.

 

MARTÍN BALZA me da vergüenza ajena que usted haya pertenecido al Ejército Argentino al cual ha traicionado.

 

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Ahora leo con total perplejidad qué menciona lo siguiente “la ejecución de las leyes es más importante que su elaboración” según palabras de Thomas Jefferson. (infobae del 7 de septiembre de 2018).

 

Realmente su capacidad para tergiversar las cosas es una cualidad que sólo debe haberla adquirido del maligno, su curanderismo al mencionar estas palabras es sin duda un fiel reflejo de su alma sucia y podrida con que ha mancillado el Ejército Argentino y a sus cuadros.

 

Pareciera que usted se ha olvidado de sus famosas palabras de arrepentimiento cuando se refirió al Ejército Argentino, dónde tildó, para ver cumplidos órdenes de sus superiores de delincuentes a los cuadros, que arriesgaron su vida en la lucha contra la subversión apátrida, en la que según Ud. no participo para nada. Le verdad ¡QUE SUERTE LA SUYA!, y parece olvidar las cartas de felicitación que le mandaba el Señor General Videla.

 

Se olvidó también en esa oportunidad que el ejército cumplió órdenes de su gobierno, de su estado y que lo hizo actuando bajo el código de justicia militar el que específicamente establecía que el que manda es el único responsable, se olvidó también de que los oficiales suboficiales y soldados, fueron con su ayuda, condenados a posteriori por sus vergonzosas palabras y hoy actualmente mueren en las cárceles del país, pura y exclusivamente por su culpa.

 

Se olvidó también que pidió perdón por lo que el ejército legalmente hizo en defensa de la Patria, esta bajeza es decir su bajeza, es sólo comparable con su propia bajeza.

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Viejas y nuevas amenazas al Estado-Nación
Por MARTIN BALZA.
Infobae
En su afán por buscar la paz, el hombre ha encontrado en los usos y costumbres, en las normas jurídicas y en las instituciones la forma de limitar las manifestaciones de violencia. Por eso tal vez es que Thomas Jefferson dijo que “La ejecución de las leyes es más importante que su elaboración”. Cuando la capacidad de éstas para pacificar no es suficiente, es el Estado—según Max Weber—quien “reivindica el monopolio legítimo de la violencia”; para no sacar de contexto esta afirmación, recordemos que el orden jurídico argentino determina en qué condiciones puede recurrirse legítimamente a la fuerza, sin caer en arbitrariedades ni ilegalidad.
En nuestro país, se impone redefinir con más claridad los conceptos de Defensa Nacional, Seguridad Nacional y las amenazas al Estado-Nación, evitando un uso impreciso y por ello impropio del alcance de esos conceptos.
Se entiende por Defensa Nacional (Ley 23554/1988) a “la integración y la acción coordinada de todas las fuerzas de la Nación, para la solución de aquellos conflictos que requieren el empleo de las Fuerzas Armadas, en forma disuasiva o efectiva, para enfrentar las agresiones (amenazas) de origen externo”. Su finalidad es “garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación y su integridad territorial”.
Recordemos que la Soberanía, el Territorio y la Población, son los tres elementos que componen el Estado. Implícitamente la ley impone asegurar los objetivos estratégicos—o escenarios—vitales a proteger mediante un Sistema Integral de Defensa Nacional, del que carecemos desde mediados del siglo veinte, y afecta el “derecho inmanente de legítima defensa” (Artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas).
Las amenazas no son nuevas, entre otras: los contingentemente ansiados vacíos geopolíticos, las apetencias territoriales, la explotación de los recursos del mar y los recursos naturales. Los escenarios no son otros que las “Galias Patagónicas”; el Mare Nostrum con la Plataforma Continental del Atlántico Sur; y el Acuífero Guaraní, todos joyas de materias primas actualmente indefensas, como consecuencia de la desatención y desinversión—salvo excepciones—del Instrumento Militar en las últimas décadas.
La razón de ser de las Fuerzas Armadas no responde a la eventualidad de un conflicto determinado; su existencia radica en tanto y en cuanto existe el Estado, y la fuerza sigue constituyendo un elemento básico en las relaciones internacionales, para influir sobre los Estados más débiles y vulnerables, o para disuadir del uso de la violencia a los más fuertes. En síntesis para poder decir sí o no en una negociación.
La Seguridad Interior (Ley 24059/1991) tiene por finalidad “asegurar la libertad, la vida y el patrimonio de los habitantes, sus derechos y garantías…”, pues no somos ajenos a todo tipo de delitos, particularmente a las nuevas calamidades que afligen al mundo, entre otras: el terrorismo internacional, las mafias organizadas, las agresiones al medio ambiente, las migraciones masivas y descontroladas , y los delitos transnacionales ligados al tráfico de drogas ilícitas, como el tráfico ilegal de armas, la trata de personas, el lavado de activos y a la corrupción. Para ello, contamos con el Sistema de Seguridad Interior, compuesto por la Gendarmería Nacional, la Prefectura Naval Argentina, la Policía Federal, la Policía de Seguridad Aeroportuaria y las Policías Provinciales.
En el empleo escalonado de la fuerza, la citada ley en su artículo 27 contempla el apoyo logístico del Instrumento Militar a las Fuerzas de Seguridad, que consiste en elementos de los Servicios de Arsenales, Transporte, Intendencia, Sanidad, Veterinaria y Construcciones, también en elementos de Ingenieros y Comunicaciones. Además, en sus artículos 31 y 32, autoriza al Presidente de la Nación a disponer—con carácter de excepción—de las Fuerzas Armadas en el restablecimiento de la Seguridad Interior, condicionando su empleo a que las otras fuerzas sean sobrepasadas, se declare el Estado de Sitio y se convoque el Concejo de Seguridad Nacional (Comité de Crisis). Aprecio que, en todos los casos, se debe establecer claramente “la cadena de comando y las reglas de empeñamiento”.  Todas nuestras fuerzas tienen claras misiones para sus accionar, como también distinta estructura, despliegue, instrucción, adiestramiento, material y armamento. Son altamente eficientes, se caracterizan por su sano espíritu de cuerpo y vocación de servicio. Emplearlas prematuramente en funciones diferentes a su razón de ser sería inconducente, innecesario, desmoralizador, afectaría su profesionalidad, y no contribuiría a controlar las amenazas sobre nuestro país. A pesar de haber transcurrido más de dos mil años, sigue manteniendo vigencia lo expresado por Apeles: “Zapatero a tus zapatos”. 
*Ex Jefe del Ejército Argentino, Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica.

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Su cinismo lo lleva a olvidar también que esas palabras que tanto fueron aplaudidas por un pueblo desagradecido, han llevado al ejército a la situación actual, es decir a su desaparición casi total.

 

Realmente no sé qué pretende con su publicación, y menos aun entiendo cuando menciona que “la finalidad del ejército es garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la nación y su integridad territorial.”

 

Es cierto lo que usted en este aspecto menciona, ya que todo pueblo también tiene el derecho inmanente de legítima defensa, ahora mi pregunta  es la siguiente señor,  y le digo señor, porque en realidad me da vergüenza nombrarlo por el grado, ya que su persona ofende al Ejército en toda su extensión,  en su honor y en su tradición. ¿Cómo es posible que en su hipocresía usted ahora pretenda dar lecciones sobre lo que es el Ejército del cual usted se ha soslayado en la destrucción del mismo?

 

Si bien lo que a continuación menciona en su artículo es cierto, respecto a las responsabilidades que debería tener el Ejército, como la tienen todos los ejércitos del mundo, no es usted el más indicado para pretender dar este tipo de lecciones porque usted como jefe de Estado Mayor General del Ejército Argentino ha traicionado a la Patria, a su Ejército y a su pueblo.

 

Cómo le mencionara señor BALZA, su cinismo es sólo comparable a su propio cinismo, las ratas actúan de acuerdo a su naturaleza y a su instinto, usted actúa de acuerdo a su bajeza moral, es decir que actúa muy por debajo de una rata.

 

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MARTÍN ANTONIO BALZA EL GENERAL DE ACERO INOXIDABLE

BALZA – VIDELA, un romance trunco…

EL hombre QUE NUNCA ESTUVO ALLÍ

Balza – El hombre del desatino…

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CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES,11 Septiembre de 2018

PP – VGMT (PRESO POLITICO – VETERANO DE GUERRA EN EL MONTE TUCUMANO)

ARIEL VALDIVIEZO



 

 

PrisioneroEnArgentina.com

Septiembre 11, 2018

 



 

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