Luego de más de 20 años de laberínticos juicios por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, en donde declaran cientos de testigos-víctimas y a los imputados nos amontonan por decenas, aun no teniendo nada que ver unos con otros (en mi caso entre 38 imputados yo no comparto acusación alguna con el resto), estos se volvieron tediosos y aburridos. Infiero que ninguna de las partes, creemos en los mismos, al punto que los jueces mientras se describen torturas y muertes, en mayoría dedican parte del tiempo a otras actividades, como chatear, hablar por teléfono e inclusive, según pareciera, en un caso (lo mostramos en una nota con video), a practicar sexo tántrico. Pero de vez en cuando esta mortal apatía, es quebrada por algún declarante digno con sus creencias y, entonces, las sombras que imperan en estos recintos judiciales se corren y penetra algo de luz. En el marco de la Mega Causa Zona 5 que se lleva a cabo en la ciudad de Bahía Blanca, este quiebre se produjo en la audiencia 67 del día 14 del corriente mes, cuando se hizo presente como testigo propuesto por la defensa de ROBERTO BRUNELLO, el Mayor del Ejército Argentino HUGO ABETE. La jornada como tantas otras transcurría en forma desganada y somnolienta, con frases trilladas, hasta que el abogado MARCELO LLAMBIAS, defensor de otro acusado poniendo el dedo en la llaga, le preguntó si conocía al imputado, BERNARDO ARTEMIO CABEZÓN. Destaco que este anciano de 73 años de edad, se desempeñó como baqueano militar, y que, entre otras enfermedades, tiene un tumor cerebral que le dificulta la audición. Criado en el sur, entre el campo y la montaña, es uno de 14 hermanos, siete ya fallecidos. Estudió solo hasta tercer grado de la escuela primaria, y luego debió trabajar para ayudar a la economía del hogar y, de esta forma, permitir que sus hermanos menores pudieran asistir al colegio. En este juicio, juntamente con GABRIEL CAÑICUL, también baqueano, fallecido en el mes de mayo pasado, seguramente son los incriminados más humildes e indefensos frente al ilimitado poder de los semidioses dueños de la “memoria, verdad y justicia”, equivalente “al enemigo ni justicia”. En su alocución le escuchamos a ABETE, términos como: “injusta prisión”, “prisioneros de guerra”,” caballero de la montaña”, “gaucho argentino con uniforme”, refiriéndose a sí mismo como ex Mayor del Ejército, que estuvo 12 años en la cárcel por haber participado en los pronunciamientos “carapintadas”. Pese a esto, TODOS los defensores, desoyendo la aclaración sobre su condición militar, se dirigieron a él como Mayor. Ante ello huelgan las palabras, simplemente por algunos minutos fue la voz simbólica de las altas jerarquías de todas las fuerzas de uniformados (militares, de seguridad y policiales) que a través del tiempo han guardado vergonzoso silencio. Este evento, que provocó diferentes gestos de las partes, seguramente no cambiará el cruel destino de CABEZÓN y de su esposa abandonada por la institución militar, como relató ABETE. El imputado ya tiene una condena de prisión perpetua, y su tiempo biológico se agota, pero quizás algún día en Argentina este ciclo de abusos político-judiciales y crueles injusticias llegue a su fin, porque en la vida absolutamente nada es para siempre. Entonces otros recordarán y contarán esta pequeña gran anécdota ocurrida este 14 de septiembre de 2023, cuando en dramáticos tiempos electorales avanzábamos hacia un posible abismo, difícil de imaginar.
“Lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros, lo que hacemos por los demás y por el mundo permanece y es inmortal”
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Luego de más de 20 años de laberínticos juicios por los bien o mal llamados delitos de lesa humanidad, en donde declaran cientos de testigos-víctimas y a los imputados nos amontonan por decenas, aun no teniendo nada que ver unos con otros (en mi
caso entre 38 imputados yo no comparto acusación alguna con el resto), estos se volvieron tediosos y aburridos. Infiero que ninguna de las partes, creemos en los mismos, al punto que los jueces mientras se describen torturas y muertes, en mayoría dedican parte del tiempo a otras actividades, como chatear, hablar por teléfono e inclusive, según pareciera, en un caso (lo mostramos en una nota con video), a practicar sexo tántrico. Pero de vez en cuando esta mortal apatía, es quebrada por algún declarante digno con sus creencias y, entonces, las sombras que imperan en estos recintos judiciales se corren y penetra algo de luz. En el marco de la Mega Causa Zona 5 que se lleva a cabo en la ciudad de Bahía Blanca, este quiebre se produjo en la audiencia 67 del día 14 del corriente mes, cuando se hizo presente como testigo propuesto por la defensa de ROBERTO BRUNELLO, el Mayor del Ejército Argentino HUGO ABETE. La jornada como tantas otras transcurría en forma desganada y somnolienta, con frases trilladas, hasta que el abogado MARCELO LLAMBIAS, defensor de otro acusado poniendo el dedo en la llaga, le preguntó si conocía al imputado, BERNARDO ARTEMIO CABEZÓN. Destaco que este anciano de 73 años de edad, se desempeñó como baqueano militar, y que, entre otras enfermedades, tiene un tumor cerebral que le dificulta la audición. Criado en el sur, entre el campo y la montaña, es uno de 14 hermanos, siete ya fallecidos. Estudió solo hasta tercer grado de la escuela primaria, y luego debió trabajar para ayudar a la economía del hogar y, de esta forma, permitir que sus hermanos menores pudieran asistir al colegio. En este juicio, juntamente con GABRIEL CAÑICUL, también baqueano, fallecido en el mes de mayo pasado, seguramente son los incriminados más humildes e indefensos frente al ilimitado poder de los semidioses dueños de la 
“memoria, verdad y justicia”, equivalente “al enemigo ni justicia”. En su alocución le escuchamos a ABETE, términos como: “injusta prisión”, “prisioneros de guerra”,” caballero de la montaña”, “gaucho argentino con uniforme”, refiriéndose a sí mismo como ex Mayor del Ejército, que estuvo 12 años en la cárcel por haber participado en los pronunciamientos “carapintadas”. Pese a esto, TODOS los defensores, desoyendo la aclaración sobre su condición militar, se dirigieron a él como Mayor. Ante ello huelgan las palabras, simplemente por algunos minutos fue la voz simbólica de las altas jerarquías de todas las fuerzas de uniformados (militares, de seguridad y policiales) que a través del tiempo han guardado vergonzoso silencio. Este evento, que provocó diferentes gestos de las partes, seguramente no cambiará el cruel destino de CABEZÓN y de su esposa abandonada por la institución militar, como relató ABETE. El imputado ya tiene una condena de prisión perpetua, y su tiempo biológico se agota, pero quizás algún día en Argentina este ciclo de abusos político-judiciales y crueles injusticias llegue a su fin, porque en la vida absolutamente nada es para siempre. Entonces otros recordarán y contarán esta pequeña gran anécdota ocurrida este 14 de septiembre de 2023, cuando en dramáticos tiempos electorales avanzábamos hacia un posible abismo, difícil de imaginar.
Albert Pike (1809-1891)
PrisioneroEnArgentina.com
Setiembre 17, 2023