Por Enrique Stel, Coronel (R) del Ejército Argentino.
En 1981 desempeñándome como Instructor de Comandos, entre otros cursantes estaba el Teniente 1ro. JORGE MANUEL VIZOSO POSSE. Nadie podía imaginar que meses después, su desempeño en Malvinas iba a ser evocado como un mensaje Divino de la Madre de Dios, para recordarnos que Él existe.
En la noche del 9 de junio de 1982, estando en posesión de nuestras islas, la Compañía de Comandos 602 montó una emboscada delante de los cerros Dos Hermanas. VIZOSO POSSE, estaba a cargo de un nido de ametralladora y la ocupaba con el valeroso Sargento Mario Cisneros.
Alrededor de las 0200 AM del día siguiente, sin aviso previo comenzó un violento combate. Siendo yo el responsable de las comunicaciones de la Compañía, escuchaba los mensajes de todos. Desde donde estaba, arriba de la zona donde se montó la emboscada, un lugar muy alto, veía la confrontación como si estuviera en un palco. En la noche los proyectiles surcaban el cielo en todas direcciones, no solamente hacían fuego los comandos, también los elementos de infantería propios emplazados en primera línea.
Detectados éstos, la artillería enemiga comenzó a batir la zona donde estaba el Subteniente Marcelo Llambías, otro gran Héroe de Guerra. El suelo era sacudido por efecto de las ondas expansivas que se proyectaban por tierra y aire. Sentí el impulso de abrir fuego con mi FAL, pero no era mi rol de combate, pondría en riesgo a todos los que me rodeaban y si me abatían, la Compañía se quedaba sin comunicaciones. Aún hoy me pregunto cómo logré contenerme.
La refriega era durísima, y no decrecía, era evidente que no enfrentábamos soldados ingleses comunes, estos seguían combatiendo aferrados al terreno. Calculo que transcurrieron 30 minutos o más de intenso fuego. En ellos por momentos, el cielo de la zona de confrontación, se ponía como si fuese de día por el uso de bengalas de iluminación con paracaídas, las que descendían lentamente sobre nuestras posiciones, iluminándolas.
En determinado momento mi jefe, el Mayor ALDO RICO, me llamó y me ordenó que hablara con BALZA para que abriera fuego sobre la línea 1, compuesta por varios puntos denominados “Charli más un número”. A continuación, transcribo las comunicaciones: Yo: “Flaco aquí Oreja”Balza: “Aquí flaco”Yo: “Ejecute fuego en línea 1 puntos Charli…..” Balza: “Recibido”. A los 5 minutos, Rico: “Oreja aquí ñato, decile al flaco que ejecute línea 2”.
La batalla continuaba, nadie se replegaba, nadie cedía, todo tipo de fuegos se divisaban. Se escuchaban los estruendos en la oscuridad de la noche. Este combate fue una muestra de osadía, valor y determinación digno de elogio.
La operación montada era muy simple pero riesgosa, porque las secciones estaban enfrentadas y abrían fuego en direcciones opuestas en 180 grados, la diferencia estaba dada porque las dos secciones ocupaban terrenos inferiores en altura a las que tenía la hilera rocosa de Cola de Dragón, haciendo fuego con un ángulo de tiro de 40 grados hacia arriba, siendo esta la razón por la que no se abatían unos a otros.
De repente todo comenzó a mermar, el fuego de la artillería enemiga disminuyó y el nuestro también, se escucharon menos detonaciones de boca de las armas portátiles, tampoco había bengalas que iluminaran el campo de lucha. RICO ordenó el repliegue de las tropas propias que estaban adelantadas y me expresó que me preparara para ordenar el fuego de artillería sobre la línea 3.
Cuando el repliegue se concretó, le transmití la orden a BALZA para que ejecutara el fuego sobre la línea 3 donde estaba el Charli 101. BALZA, que atendía personalmente el enlace conmigo, me ordenó que colacione, es decir que repita la orden para asegurarse, porque sabía perfectamente que batiría las posiciones donde nosotros habíamos estado. Esperé 30 segundos y le ratifiqué la orden, con la seguridad que mis camaradas se habían retirado y se ejecutó el fuego de artillería sobre las propias posiciones. Como dije antes, esto es totalmente inusual, riesgoso y una operación de combate a la que BALZA se prestó, solamente porque sabía que estaba tratando con Comandos, caso contrario, como él mismo lo expresó, no lo hubiera hecho.
Llamé a RICO por radio y le pregunté “¿cómo quedamos?” y me dijo: “Murió el perro CISNEROS y el gendarme ACOSTA. Vizoso y el gendarme PARADA están heridos y los estamos llevando al hospital. Llamá y deciles que nos manden una ambulancia”.
Yo solamente atiné a decirle lacónicamente: “Recibido, solicito la ambulancia”.
Si bien no fue inmediato, un vehículo acudió al encuentro para transportar los heridos al hospital de Puerto Argentino donde los atendieron. A VIZOSO lo operaron apenas llegó, mientras el Capellán NATALIO ASTOLFO, que se había enterado de la situación y lo conocía de años anteriores, le tomó la mano y le dijo: “¡Manuel, Dios está contigo! ¡La Virgen te ama mucho!”.[1]
Con dolor en el alma por los muertos y heridos, cada uno fue cumpliendo con sus obligaciones más allá de la tristeza, pero sucedió un hecho que nos reconfortó el alma: “El proyectil que hirió a Vizoso Posse se fundió en una cuenta del Rosario que llevaba en su cuello y lo interpretamos como un milagro, como una forma divina con la que la Virgen María nos decía yo estoy con ustedes y los protejo”.[2]
En la mañana del 11 junio en el hospital de Puerto Argentino visité a VIZOSO POSSE. Me contó que tenía una herida grande de unos 15 cm de largo, con un orificio de salida de uno 5 cm. Con cierto grado de alegría me expresó que el proyectil que lo había impactado era trazante luminoso por lo que, al contener fósforo, en parte le había cauterizado la herida reduciendo la hemorragia.
Lo vi muy bien, consciente, con buen espíritu de combate, optimista y con muchas ganas de volver al frente, lo cual de momento era imposible y representaba más una expresión de deseos que una realidad a concretar. A los pocos días VIZOSO fue embarcado en el buque hospital. Para él había terminado la guerra material, pero lo aguardaba una dura guerra espiritual que terminó en esta tierra el día de hoy, 22 de abril de 2024. Seguramente continuará con la respuesta personal de la Virgen María, explicándole, en términos que no conocemos, por qué el proyectil se fundió en la cuenta del Rosario para contar ese milagro durante 42 años más.
Descansa en paz querido AMIGO.
Hasta que nos volvamos a encontrar.
¡Jorge Manuel Vizoso Posse! ¡Presente!
1)Martínez Torrens, Vicente. Dios en las trincheras. Página 157.
◘
Por Enrique Stel, Coronel (R) del Ejército Argentino.
En 1981 desempeñándome como Instructor de Comandos, entre otros cursantes estaba el Teniente 1ro. JORGE MANUEL VIZOSO POSSE. Nadie podía imaginar que meses después, su desempeño en Malvinas iba a ser evocado como un mensaje Divino de la Madre de Dios, para recordarnos que Él existe.
En la noche del 9 de junio de 1982, estando en posesión de nuestras islas, la Compañía de Comandos 602 montó una emboscada delante de los cerros Dos Hermanas. VIZOSO POSSE, estaba a cargo de un nido de ametralladora y la ocupaba con el valeroso Sargento Mario Cisneros.
Alrededor de las 0200 AM del día siguiente, sin aviso previo comenzó un violento combate. Siendo yo el responsable de las comunicaciones de la Compañía, escuchaba los mensajes de todos. Desde donde estaba, arriba de la zona donde se montó la emboscada, un lugar muy alto, veía la confrontación como si estuviera en un palco. En la noche los proyectiles surcaban el cielo en todas direcciones, no solamente hacían fuego los comandos, también los elementos de infantería propios emplazados en primera línea.
Detectados éstos, la artillería enemiga comenzó a batir la zona donde estaba el Subteniente Marcelo Llambías, otro gran Héroe de Guerra. El suelo era sacudido por efecto de las ondas expansivas que se proyectaban por tierra y aire. Sentí el impulso de abrir fuego con mi FAL, pero no era mi rol de combate, pondría en riesgo a todos los que me rodeaban y si me abatían, la Compañía se quedaba sin comunicaciones. Aún hoy me pregunto cómo logré contenerme.
La refriega era durísima, y no decrecía, era evidente que no enfrentábamos soldados ingleses comunes, estos seguían combatiendo aferrados al terreno. Calculo que transcurrieron 30 minutos o más de intenso fuego. En ellos por momentos, el cielo de la zona de confrontación, se ponía como si fuese de día por el uso de bengalas de iluminación con paracaídas, las que descendían lentamente sobre nuestras posiciones, iluminándolas.
En determinado momento mi jefe, el Mayor ALDO RICO, me llamó y me ordenó que hablara con BALZA para que abriera fuego sobre la línea 1, compuesta por varios puntos denominados “Charli más un número”. A continuación, transcribo las comunicaciones: Yo: “Flaco aquí Oreja” Balza: “Aquí flaco” Yo: “Ejecute fuego en línea 1 puntos Charli…..” Balza: “Recibido”. A los 5 minutos, Rico: “Oreja aquí ñato, decile al flaco que ejecute línea 2”.
La batalla continuaba, nadie se replegaba, nadie cedía, todo tipo de fuegos se divisaban. Se escuchaban los estruendos en la oscuridad de la noche. Este combate fue una muestra de osadía, valor y determinación digno de elogio.
La operación montada era muy simple pero riesgosa, porque las secciones estaban enfrentadas y abrían fuego en direcciones opuestas en 180 grados, la diferencia estaba dada porque las dos secciones ocupaban terrenos inferiores en altura a las que tenía la hilera rocosa de Cola de Dragón, haciendo fuego con un ángulo de tiro de 40 grados hacia arriba, siendo esta la razón por la que no se abatían unos a otros.
De repente todo comenzó a mermar, el fuego de la artillería enemiga disminuyó y el nuestro también, se escucharon menos detonaciones de boca de las armas portátiles, tampoco había bengalas que iluminaran el campo de lucha. RICO ordenó el repliegue de las tropas propias que estaban adelantadas y me expresó que me preparara para ordenar el fuego de artillería sobre la línea 3.
Cuando el repliegue se concretó, le transmití la orden a BALZA para que ejecutara el fuego sobre la línea 3 donde estaba el Charli 101. BALZA, que atendía personalmente el enlace conmigo, me ordenó que colacione, es decir que repita la orden para asegurarse, porque sabía perfectamente que batiría las posiciones donde nosotros habíamos estado. Esperé 30 segundos y le ratifiqué la orden, con la seguridad que mis camaradas se habían retirado y se ejecutó el fuego de artillería sobre las propias posiciones. Como dije antes, esto es totalmente inusual, riesgoso y una operación de combate a la que BALZA se prestó, solamente porque sabía que estaba tratando con Comandos, caso contrario, como él mismo lo expresó, no lo hubiera hecho.
Llamé a RICO por radio y le pregunté “¿cómo quedamos?” y me dijo: “Murió el perro CISNEROS y el gendarme ACOSTA. Vizoso y el gendarme PARADA están heridos y los estamos llevando al hospital. Llamá y deciles que nos manden una ambulancia”.
Yo solamente atiné a decirle lacónicamente: “Recibido, solicito la ambulancia”.
Si bien no fue inmediato, un vehículo acudió al encuentro para transportar los heridos al hospital de Puerto Argentino donde los atendieron. A VIZOSO lo operaron apenas llegó, mientras el Capellán NATALIO ASTOLFO, que se había enterado de la situación y lo conocía de años anteriores, le tomó la mano y le dijo: “¡Manuel, Dios está contigo! ¡La Virgen te ama mucho!”.[1]
Con dolor en el alma por los muertos y heridos, cada uno fue cumpliendo con sus obligaciones más allá de la tristeza, pero sucedió un hecho que nos reconfortó el alma: “El proyectil que hirió a Vizoso Posse se fundió en una cuenta del Rosario que llevaba en su cuello y lo interpretamos como un milagro, como una forma divina con la que la Virgen María nos decía yo estoy con ustedes y los protejo”.[2]
En la mañana del 11 junio en el hospital de Puerto Argentino visité a VIZOSO POSSE. Me contó que tenía una herida grande de unos 15 cm de largo, con un orificio de salida de uno 5 cm. Con cierto grado de alegría me expresó que el proyectil que lo había impactado era trazante luminoso por lo que, al contener fósforo, en parte le había cauterizado la herida reduciendo la hemorragia.
Lo vi muy bien, consciente, con buen espíritu de combate, optimista y con muchas ganas de volver al frente, lo cual de momento era imposible y representaba más una expresión de deseos que una realidad a concretar. A los pocos días VIZOSO fue embarcado en el buque hospital. Para él había terminado la guerra material, pero lo aguardaba una dura guerra espiritual que terminó en esta tierra el día de hoy, 22 de abril de 2024. Seguramente continuará con la respuesta personal de la Virgen María, explicándole, en términos que no conocemos, por qué el proyectil se fundió en la cuenta del Rosario para contar ese milagro durante 42 años más.
Descansa en paz querido AMIGO.
Hasta que nos volvamos a encontrar.
¡Jorge Manuel Vizoso Posse! ¡Presente!
1)Martínez Torrens, Vicente. Dios en las trincheras. Página 157.
2)Idem.
PrisioneroEnArgentina.com
Abril 23, 2024
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