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   Por Jill MacLean.

La mutilación genital femenina se practica a menudo en el África septentrional y subsahariana. Los que se oponen a esta cirugía creen que se supone que aumenta el atractivo sexual de las mujeres o las niñas.

Además, no hay razones médicas para realizarlo. Sin embargo, no es fácil establecer paralelismos entre la mutilación genital femenina y otros procedimientos que las mujeres realizan en países más desarrollados. Para ilustrar este argumento, uno debe enfocarse en los orígenes sociales y culturales de esta práctica. En gran medida, puede explicarse por las considerables desigualdades de género que existen en muchas comunidades africanas en las que las mujeres no tienen ninguna oportunidad de expresar su desacuerdo con las normas de comportamiento existentes.

Es cierto que se puede decir que en varios países avanzados, las mujeres a menudo se someten a cirugías estéticas que no pueden explicarse por razones médicas. En gran medida, estas mujeres intentan alcanzar los estándares de atractivo físico establecidos en la sociedad. Además, estos estándares se les pueden imponer a través de diversos agentes de socialización, como los medios de comunicación. Sin embargo, hay algunas distinciones que no deben pasarse por alto.

En primer lugar, la mutilación genital femenina está muy extendida en las comunidades en las que los derechos de la mujer son prácticamente inexistentes. Por ejemplo, pueden ser golpeados casi hasta la muerte y no pueden esperar ninguna protección de la comunidad. Además, las jóvenes no dan su consentimiento para esta cirugía; de hecho, pueden ser obligados a someterse a este procedimiento.

No se les permite plantear ninguna objeción o incluso hablar sobre el dolor de la mutilación genital. Por lo general, tales protestas no se toleran. Por el contrario, las mujeres que optan por someterse a una cirugía estética lo hacen de forma voluntaria. Ciertamente, existe cierta presión social que puede impulsarlos a alcanzar los estándares de belleza física. Sin embargo, es necesario su consentimiento informado. Por eso es difícil comparar la mutilación genital femenina con otros procedimientos que se pueden realizar en países más desarrollados.

Además, es importante recordar que la mutilación genital femenina puede verse como un rito de iniciación en muchas comunidades africanas.

En muchos casos, implica que una niña pasa a ser mujer. Entonces, esta práctica es parte de la tradición cultural. Esta es una de las razones por las que al gobierno le resulta muy difícil eliminar esta práctica prohibiéndola legalmente. Esta es una de las particularidades que conviene tener en cuenta. En contraste, los procedimientos que realizan las mujeres en los países más desarrollados no son rituales. Esta es otra diferencia que no debe pasarse por alto.

En general, la mutilación genital femenina puede considerarse un ejemplo de discriminación contra la mujer. En muchos casos, se les puede negar el derecho a sus propios cuerpos. Además, no se debe olvidar que esta cirugía puede representar una gran amenaza para la salud o incluso la vida de las mujeres, ya que pueden estar expuestas al riesgo de infección.

Sin embargo, no se deben establecer paralelismos entre esta práctica y otros procedimientos que están muy extendidos en países más avanzados. La mutilación genital femenina es el resultado de grandes desigualdades de género en las comunidades africanas. Las mujeres y las niñas que son sometidas a este procedimiento no pueden expresar su descontento. Este es uno de los principales argumentos que se pueden esgrimir.

 


PrisioneroEnArgentina.com

Enero 18, 2023


 

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