-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.
FINAL
Por María Ferreyra Kussman
-Te veo mañana a la noche -dijo.
-¿Mañana? -se sorprendió Walter -Mañana está el partido…
-El martes, entonces.
Walter dió dos pasos hacia atrás.
-El martes voy a la casa de mi hermana…
-Dame la dirección. Te veo allí,
-Sabés como es ella… desde que la dejó el marido, solo quiere ver caras conocidas.
-El miercoles. ¿El miercoles te queda bien?
-Imposible -sentenció Walter -El miercoles juego a las cartas con los muchachos… es casi una tradición
Le dió la espalda. Se notaba su enfado.
El jueves presionó el timbre. Cuando Walter abrió la puerta, su rostro se tornó blanco.
-¿Que hacés acá? No me avisaste que venías…
-Pocas veces aviso -dijo la Muerte rodeando sus hombros con su brazo libre -Pocas veces aviso.
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LOS DOS POLÍTICOS
Por Ambrose Bierce
Dos políticos cambiaban ideas acerca de las recompensas por el servicio público.
–La recompensa que yo más deseo –dijo el primer político– es la gratitud de mis conciudadanos.
–Eso sería muy gratificante, sin duda –dijo el segundo político–, pero es una lástima que con el fin de obtenerla tenga uno que retirarse de la política.
Por un instante se miraron uno al otro, con inexpresable ternura; luego, el primer político murmuró:
–¡Que se haga la voluntad del Señor! Ya que no podemos esperar una recompensa, démonos por satisfechos con lo que tenemos.
Y sacando las manos por un momento del tesoro público, juraron darse por satisfechos.
♣
[ezcol_1half]EL GESTO DE LA MUERTE
Por Jean Cocteau
Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
-¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahán.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
-No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahán esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.
FINAL
Por María Ferreyra Kussman
-Te veo mañana a la noche -dijo.
-¿Mañana? -se sorprendió Walter -Mañana está el partido…
-El martes, entonces.
Walter dió dos pasos hacia atrás.
-El martes voy a la casa de mi hermana…
-Dame la dirección. Te veo allí,
-Sabés como es ella… desde que la dejó el marido, solo quiere ver caras conocidas.
-El miercoles. ¿El miercoles te queda bien?
-Imposible -sentenció Walter -El miercoles juego a las cartas con los muchachos… es casi una tradición
Le dió la espalda. Se notaba su enfado.
El jueves presionó el timbre. Cuando Walter abrió la puerta, su rostro se tornó blanco.
-¿Que hacés acá? No me avisaste que venías…
-Pocas veces aviso -dijo la Muerte rodeando sus hombros con su brazo libre -Pocas veces aviso.
[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]LOS DOS POLÍTICOS
Por Ambrose Bierce
Dos políticos cambiaban ideas acerca de las recompensas por el servicio público.
–La recompensa que yo más deseo –dijo el primer político– es la gratitud de mis conciudadanos.
–Eso sería muy gratificante, sin duda –dijo el segundo político–, pero es una lástima que con el fin de obtenerla tenga uno que retirarse de la política.
Por un instante se miraron uno al otro, con inexpresable ternura; luego, el primer político murmuró:
–¡Que se haga la voluntad del Señor! Ya que no podemos esperar una recompensa, démonos por satisfechos con lo que tenemos.
Y sacando las manos por un momento del tesoro público, juraron darse por satisfechos.
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Junio 1, 2020