Alguna vez las mujeres deberían entender que los hombres también pueden tener miedos, pero sin tanto permiso para mostrarlos. Que es posible encontrar emoción en el ruido de un motor o en el grito de un gol. Lo abrumador de ser el sostén económico de una familia, como también tener que ser valiente, poderoso y exitoso a toda hora. Lo difícil que les resulta comprender lo que nunca les han enseñado, esas lágrimas que no se animan a llorar. La necesidad que tienen de un abrazo, que no siempre saben pedir… ¿Cuándo se entenderá que es mucho más valioso el exceso de sonrisas que tres kilos menos? Si las mujeres entendiesen todo esto, si les fuera posible mirar más allá de algunos olvidos, si se dieran cuenta de que no hay todos o ninguno, si pudieran bajar un poquito la guardia, los reproches y tantos reclamos, pero si incrementar las sonrisas, los brindis y la picardías; si nos dejaran hacer sin tanto mandato ni expectativa… Como mujeres, novias, madres, hijas, hermanas o amigas; ¿cuándo comprenderán que son lo que da sentido a nuestras vidas? Como las mujeres necesitan charla, los hombres necesitan silencio. Que los pensamientos y razonamientos son diferente. Que los sentimientos se demuestran cómo les es posible, o como lo aprendieron; pero que se siente muy parecido. Los hombres también pasan noches sin dormir y, es posible que su fortaleza sea lo contrario a lo que los músculos y su altura dirían. ¡Que molestas son las comparaciones con “el marido/novio de”! ¡Qué bueno sentir y expresar que la mejor demostración de amor es haber sido elegidos! La realidad es que al final del día, donde se terminan las bromas, donde no hay público ni formas, donde solo queda un hombre y una mujer con sus latidos, ahí se está con el ser amado que cada una eligió para construir una vida, y que por eso valoran…Mujeres… Lo mejor o peor que se pueda sacar cada hombre, ¡está en vuestras manos!.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo
que Dios te bendiga, te muestre su rostro, te sonría y permita que prosperes
en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
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Por CLAUDIO VALERIO
Alguna vez las mujeres deberían entender que los hombres también pueden tener miedos, pero sin tanto permiso para mostrarlos. Que es posible encontrar emoción en el ruido de un motor o en el grito de un gol. Lo abrumador de ser el sostén económico de una familia, como también tener que ser valiente, poderoso y exitoso a toda hora. Lo difícil que les resulta comprender lo que nunca les han enseñado, esas lágrimas que no se animan a llorar. La necesidad que tienen de un abrazo, que no siempre saben pedir… ¿Cuándo se entenderá que es mucho más valioso el exceso de sonrisas que tres kilos menos? Si las mujeres entendiesen todo esto, si les fuera posible mirar más allá de algunos olvidos, si se dieran cuenta de que no hay todos o ninguno, si pudieran bajar un poquito la guardia, los reproches y tantos reclamos, pero si incrementar las sonrisas, los brindis y la picardías; si nos dejaran hacer sin tanto mandato ni expectativa… Como mujeres, novias, madres, hijas, hermanas o amigas; ¿cuándo comprenderán que son lo que da sentido a nuestras vidas?
Como las mujeres necesitan charla, los hombres necesitan silencio. Que los pensamientos y razonamientos son diferente. Que los sentimientos se demuestran cómo les es posible, o como lo aprendieron; pero que se siente muy parecido. Los hombres también pasan noches sin dormir y, es posible que su fortaleza sea lo contrario a lo que los músculos y su altura dirían. ¡Que molestas son las comparaciones con “el marido/novio de”! ¡Qué bueno sentir y expresar que la mejor demostración de amor es haber sido elegidos!
La realidad es que al final del día, donde se terminan las bromas, donde no hay público ni formas, donde solo queda un hombre y una mujer con sus latidos, ahí se está con el ser amado que cada una eligió para construir una vida, y que por eso valoran…Mujeres… Lo mejor o peor que se pueda sacar cada hombre, ¡está en vuestras manos!.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo
que Dios te bendiga, te muestre su rostro, te sonría y permita que prosperes
en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio