Share

  Por María Ferreyra Kussman.

En el año 1994 el plan era residir en Estados Unidos y más precisamente en Windermere, un pueblo amigable en el Centro del estado de la Florida. La vida nos llena de imprevistos y pese a que moramos, los problemas de salud de un familiar nos obligaron a retornar. Luego, los horrores de a injusticia argentina, nos obligó a permanecer.

[ezcol_1half]

Y permanecer en Argentina es soportar un bombardeo de inestabilidad, inseguridad y -claro, usted adivinó- la injusticia nuestra de todos los días.

Entonces el título de esta nota se transforma. Hoy, es “No puedo abandonar el país”. Es la resultante de estar (junto a mi esposo) prisioneros de una pesadilla que no acabamos de comprender. Ni entender. Ni distinguir de otras. Ni ninguno de los más de una decena de jueces que han pasado por la causa lo pueden hacer, pero -el típico ‘Yo, argentino’- no les permite actuar como hombres y sentenciar cabalmente contra un caso totalmente fabricado. Y mal fabricado.

No puedo abandonar el país porque no puedo abandonar a mi esposo en el peor momento de su vida y de mi vida.

Pero no hacerlo, nos deja atrapados no solo en una tela de arañas indestructible. Nos deja en medio de un sistema macabro en el que el arrogante Poder Judicial se apropia del derecho de no escuchar y por ello, no razonar, no reconocer, no hacer lo correcto.

Además, nos encontramos en un laberinto junto a un montón de adultos mayores argentinos, en el cual somos burlados. Somos bufoneados por nuestros servidores públicos que se creen esenciales y reciben la vacuna para contrarrestar el Covid-19 sin tener la edad o una posición de riesgo. Jóvenes que debieran vestirse de héroes y prefieren ser los astutos (léase viciosos succionadores de sangre amigos del Poder de turno o pertenecientes al mismo) villanos invitados. Y violentados por presidentes (uno que habla y otra que ordena), gobernadores, diputados y senadores, ministros e intendentes que mienten. Nosotros sabemos que mienten y ellos saben que nosotros sabemos que mienten, pero el negocio es más fuerte. El más rentable oficio en este país que no puedo abandonar es ser político y ser político es sinónimo de realeza.

[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]

Windermere, Florida

Noche de Brujas, con la colaboración de la policía local

[/ezcol_1half_end]

No puedo abandonar el país aún cuando mi esposo me empuja hacerlo cada día. Y, quizás, la explicación más sencilla es siempre la más simple: ¿Qué más nos puede hacer este horror judicial que no nos hayan hecho ya?

Aún pereciendo prontamente, nunca podrán quitarnos los hermosos momentos vividos juntos. Moriremos en esta prisión llamada Argentina con una sonrisa entre los labios. Nunca pudieron quebrarnos.

[ezcol_1half]

[/ezcol_1half] [ezcol_1half_end]

[/ezcol_1half_end]

 


PrisioneroEnArgentina.com

Marzo 19, 2021


 

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest
26 Comments
Newest
Oldest Most Voted
Inline Feedbacks
View all comments
26
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x