En 1966, Mary M. Davison publica The Profound Revolution, una especie de manifiesto que postula que el Nuevo Orden Mundial se esconde a plena vista, es un secreto a voces, es un murmullo con megáfonos y detalla cómo las instituciones de la vida real como la Reserva Federal, el Consejo de Relaciones Exteriores y el gobierno de Estados Unidos de América operan como frentes para el establecimiento en la sombra del “banquero internacional”.
“Nuevo orden mundial” puede referirse al período histórico posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero también da nombre a una teoría de la conspiración sobre una supuesta élite con planes para crear un Gobierno global. El término deriva de la expresión latina Novus Ordo Seclorum (‘Nuevo Orden de los Siglos’), que aparece en el reverso del escudo de Estados Unidos o en los billetes de un dólar. La frase va acompañada de una pirámide de trece escalones —por los trece estados fundadores del país—, el año de la declaración de Independencia, 1776, en números romanos, y el ojo de la providencia. La asociación de estos símbolos con la masonería ha contribuido a alimentar las teorías conspirativas.
Un nuevo orden mundial es una nueva etapa histórica que surge cuando se da un cambio en el equilibrio de poder global, aunque es difícil establecer cuántos ha habido o cuándo se ha pasado de uno a otro. Algunos expertos creen que el orden vigente es heredero de la Paz de Westfalia de 1648, que sentó las bases del Estado-nación. Otros consideran que comenzó en 1918, tras la Primera Guerra Mundial, con los catorce puntos de Woodrow Wilson, entonces presidente de Estados Unidos. Wilson propuso un plan para la paz y la seguridad mundiales cuyos ejes incluían el liberalismo económico, el fin de la diplomacia secreta o la creación de una Sociedad de Naciones que permitiera resolver los conflictos entre países por la vía diplomática y no militar. Sin embargo, el término “Nuevo orden mundial” se popularizó tras el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945. Después de que el proyecto de Wilson se desmoronara con esta contienda, las potencias vencedoras, en especial Estados Unidos, construyeron los pilares de un nuevo sistema internacional. Los Acuerdos de Bretton Woods de 1944 establecieron la estructura económica, y en 1945 se fundó la Organización de Naciones Unidas, garante de la paz mundial y heredera de la desaparecida Sociedad de Naciones.
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“Los perturbados mentales no emplean el principio de parsimonia científica: la teoría más simple para explicar un conjunto dado de hechos. Apuntan al barroco ”. – Philip K. Dick
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“¿Por qué buscar teorías conspirativas cuando la estupidez puede explicar tantas cosas?” – Johann Wolfgang von Goethe
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El término se mantuvo en boca de los líderes mundiales durante décadas y volvió a usarse al final de la Guerra Fría, cuando el presidente de Estados Unidos, George H. W. Bush, y el líder de la Unión Soviética, Mikhail Gorbachov, estuvieron de acuerdo en que el fin de la competición entre ambas potencias abría un nuevo escenario de cooperación. Por eso algunos especialistas consideran que el orden mundial actual comenzó en 1991 con la desintegración de la Unión Soviética. Años después, el académico y destacado diplomático estadounidense Henry Kissinger usó el término en su libro Orden Mundial (2014), en el que expone la disputa por dominar el orden internacional actual.
La teoría de la conspiración del Nuevo Orden Mundial se inspira en ese término para afirmar que la élite mundial, incluidos gobernantes y cúpulas empresariales, tiene un plan para el dominio internacional. Su objetivo sería establecer un nuevo orden en el que la población estuviera sometida a un Gobierno centralizado global. Esta teoría suele relacionarse con otras ideas conspirativas, como la conspiración judeo-masónico-comunista, el Club Bilderberg, o los Illuminati y otras sociedades secretas.
Estas teorías conspirativas se han multiplicado en la era de internet, desde QAnon y la supuesta élite secreta que gobierna Estados Unidos hasta el terraplanismo, los hijos secretos de Jesucristo o la muerte del músico Paul McCartney. Durante la pandemia de la covid-19 han surgido nuevas teorías que afirman, por ejemplo, la existencia de una élite “globalista” encabezada por las empresas farmacéuticas, Bill Gates, fundador de Microsoft, y el multimillonario filántropo George Soros. Su objetivo sería impulsar un “Gran Reseteo” del sistema global, limitando la libertad de las personas mediante un chip implantado con las vacunas contra el coronavirus. Aunque no existen pruebas que sustenten ninguna de estas teorías, sus defensores aprovechan las redes sociales para abrirse camino y difundir su desinformación conspirativa.
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Por Carrie Contreras.
En 1966, Mary M. Davison publica The Profound Revolution, una especie de manifiesto que postula que el Nuevo Orden Mundial se esconde a plena vista, es un secreto a voces, es un murmullo con megáfonos y detalla cómo las instituciones de la vida real como la Reserva Federal, el Consejo de Relaciones Exteriores y el gobierno de Estados Unidos de América operan como frentes para el establecimiento en la sombra del “banquero internacional”.
“Nuevo orden mundial” puede referirse al período histórico posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero también da nombre a una teoría de la conspiración sobre una supuesta élite con planes para crear un Gobierno global. El término deriva de la expresión latina Novus Ordo Seclorum (‘Nuevo Orden de los Siglos’), que aparece en el reverso del escudo de Estados Unidos o en los billetes de un dólar. La frase va acompañada de una pirámide de trece escalones —por los trece estados fundadores del país—, el año de la declaración de Independencia, 1776, en números romanos, y el ojo de la providencia. La asociación de estos símbolos con la masonería ha contribuido a alimentar las teorías conspirativas.
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– Philip K. Dick
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– Johann Wolfgang von Goethe
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El término se mantuvo en boca de los líderes mundiales durante décadas y volvió a usarse al final de la Guerra Fría, cuando el presidente de Estados Unidos, George H. W. Bush, y el líder de la Unión Soviética, Mikhail Gorbachov, estuvieron de acuerdo en que el fin de la competición entre ambas potencias abría un nuevo escenario de cooperación. Por eso algunos especialistas consideran que el orden mundial actual comenzó en 1991 con la desintegración de la Unión Soviética. Años después, el académico y destacado diplomático estadounidense Henry Kissinger usó el término en su libro Orden Mundial (2014), en el que expone la disputa por dominar el orden internacional actual.
La teoría de la conspiración del Nuevo Orden Mundial se inspira en ese término para afirmar que la élite mundial, incluidos gobernantes y cúpulas empresariales, tiene un plan para el dominio internacional. Su objetivo sería establecer un nuevo orden en el que la población estuviera sometida a un Gobierno centralizado global. Esta teoría suele relacionarse con otras ideas conspirativas, como la conspiración judeo-masónico-comunista, el Club Bilderberg, o los Illuminati y otras sociedades secretas.
Estas teorías conspirativas se han multiplicado en la era de internet, desde QAnon y la supuesta élite secreta que gobierna Estados Unidos hasta el terraplanismo, los hijos secretos de Jesucristo o la muerte del músico Paul McCartney. Durante la pandemia de la covid-19 han surgido nuevas teorías que afirman, por ejemplo, la existencia de una élite “globalista” encabezada por las empresas farmacéuticas, Bill Gates, fundador de Microsoft, y el multimillonario filántropo George Soros. Su objetivo sería impulsar un “Gran Reseteo” del sistema global, limitando la libertad de las personas mediante un chip implantado con las vacunas contra el coronavirus. Aunque no existen pruebas que sustenten ninguna de estas teorías, sus defensores aprovechan las redes sociales para abrirse camino y difundir su desinformación conspirativa.
PrisioneroEnArgentina.com
Diciembre 2, 2021