Desgraciadamente otra actitud lamentable de un “Papa Argentino”, ignorando desaprensivamente en los hechos, el significado profundo de la verdad, la justicia y el bien común, cuando precisamente él debería ser la imagen viviente de esos valores supremos.
Y lo más desconcertante es que insiste en emplear para ello declaraciones y acciones diversas, por lo menos engañosas. Recurrir a ejemplos negativos como en este caso, para resaltar virtudes inexistentes, es un verdadero despropósito inconcebible en un dignatario de la jerarquía espiritual que detenta.
En mi limitado intelecto no lo puedo comprender.
Más aún me siento desagradablemente sorprendido una vez más y hasta angustiado por lo inexplicable e injustificable de este proceso en avance.
¿Qué intereses ocultos estará preservando para actuar pública y contradictoriamente de esa manera, en un momento crucial para la preservación de nuestra sociedad ante el derrumbe de la Fe y Valores, en avance imperturbable en todo el mundo?
¿Tendrá algo que ver con el manejo sospechoso y sospechado del Banco del Vaticano y la lealtad hacia aportantes siniestros que impidieron su derrumbe y obviamente la necesidad de seguir haciendo méritos ante ellos para que renueven “su confianza”?
¿Tenía necesidad de aparecer tan públicamente en estas circunstancias, para elogiar a una figura por lo menos controvertida, en cuya historia de vida se mezclaron traiciones, servicios mercenarios, delincuencia abierta, irreflexión absoluta y comedia barata, con solo una pequeña pizca de causa justificada?
Como ya he dicho en otras oportunidades, cuando me enteré de su nombramiento como Papa, sentí no sólo sorpresa sino una gran emoción y orgullo, como ocurrió con la mayoría de los argentinos.
Pensé que era una oportunidad inestimable para la salvación de la Patria, el refuerzo de nuestra Fe y Esperanza y la depuración con la virtud y ejemplo, de nuestra deficiente y mendaz corporación política.
Nada más y nada menos que una conducción esclarecida desde lo más alto de la espiritualidad, que pusiera al descubierto a los saqueadores públicos de nuestros recursos y nos ayudara a impedir la degradación y colonialismo cultural que está destruyendo nuestras bases fundacionales, desde hace cuarenta años.
Muy por el contrario; él y sus representantes no hacen nada efectivo para ayudarnos a sacudir la mugre que nos asfixia y renacer a la unión nacional, justicia, bien común y amor a la Patria soñada.
Solo en ciertas oportunidades ineludibles, ejecutan “lo políticamente correcto”. Lamentablemente su acción apostólica y esclarecedora es prácticamente inexistente. Les falta valentía y convicción. Y el país se derrumba ante su vista.
Pienso en nuestro querido Papa San Juan Pablo II y la acción decisiva que proyectó en su país Polonia, para salvarlo de las garras del totalitarismo marxista.
No quiero extenderme y señalar con más detalle, su papel casi ausente o presente solo con expresiones retóricamente elegantes, ante los dramas que está sufriendo el mundo.
A los miles de cristianos perseguidos y sacrificados por defender su FE especialmente en África y sectores de Asia, ejecutados con crueldad y jactancia por delincuentes y traficantes internacionales y seguidores fanatizados de sectas religiosas, cuyo objetivo es imponerse a costa de esclavitud, muerte y destrucción.
Al retroceso inaudito de Nuestra Iglesia y la transformación de templos cristianos en mezquitas en lugares que por cientos de años fueron cuna, ejemplo y desarrollo de creencias cristianas.
Al avance indetenible del materialismo y el hedonismo cuyo principal argumento es negar la existencia de DIOS y la vigencia de Nuestra Verdad.
Una actitud solo pasiva y hasta sospechosamente neutral, ante el drama que viven nuestros hermanos ucranios, sometidos a la acción despiadada de una bestia conquistadora e imperialista.
¡Qué maldita desgracia! Nada más y nada menos que el representante en la tierra de NUESTRO CREADOR y SEÑOR, en una actitud constante poco clara, conformista y hasta resignada.
Deseo rezar y pedir a DIOS que me enseñe a rectificarme si estoy equivocado. Quizás mi capacidad no me permite ver la esencia virtuosa de los fenómenos que nos sorprenden y angustian, protagonizados por nuestros dirigentes de turno en los diversos ámbitos.
De otro modo, y si este proceso sigue imperturbable y creciente como parece, sin que nada lo detenga con valor, clarividencia y decisión, el futuro que siempre hemos soñado para nuestros descendientes es estremecedor e incierto, aquí y en el mundo.
Desgraciadamente otra actitud lamentable de un “Papa Argentino”, ignorando desaprensivamente en los hechos, el significado profundo de la verdad, la justicia y el bien común, cuando precisamente él debería ser la imagen viviente de esos valores supremos.
En mi limitado intelecto no lo puedo comprender.
Más aún me siento desagradablemente sorprendido una vez más y hasta angustiado por lo inexplicable e injustificable de este proceso en avance.
¿Qué intereses ocultos estará preservando para actuar pública y contradictoriamente de esa manera, en un momento crucial para la preservación de nuestra sociedad ante el derrumbe de la Fe y Valores, en avance imperturbable en todo el mundo?
¿Tendrá algo que ver con el manejo sospechoso y sospechado del Banco del Vaticano y la lealtad hacia aportantes siniestros que impidieron su derrumbe y obviamente la necesidad de seguir haciendo méritos ante ellos para que renueven “su confianza”?
¿Tenía necesidad de aparecer tan públicamente en estas circunstancias, para elogiar a una figura por lo menos controvertida, en cuya historia de vida se mezclaron traiciones, servicios mercenarios, delincuencia abierta, irreflexión absoluta y comedia barata, con solo una pequeña pizca de causa justificada?
Como ya he dicho en otras oportunidades, cuando me enteré de su nombramiento como Papa, sentí no sólo sorpresa sino una gran emoción y orgullo, como ocurrió con la mayoría de los argentinos.
Nada más y nada menos que una conducción esclarecida desde lo más alto de la espiritualidad, que pusiera al descubierto a los saqueadores públicos de nuestros recursos y nos ayudara a impedir la degradación y colonialismo cultural que está destruyendo nuestras bases fundacionales, desde hace cuarenta años.
Muy por el contrario; él y sus representantes no hacen nada efectivo para ayudarnos a sacudir la mugre que nos asfixia y renacer a la unión nacional, justicia, bien común y amor a la Patria soñada.
Solo en ciertas oportunidades ineludibles, ejecutan “lo políticamente correcto”. Lamentablemente su acción apostólica y esclarecedora es prácticamente inexistente. Les falta valentía y convicción. Y el país se derrumba ante su vista.
Pienso en nuestro querido Papa San Juan Pablo II y la acción decisiva que proyectó en su país Polonia, para salvarlo de las garras del totalitarismo marxista.
No quiero extenderme y señalar con más detalle, su papel casi ausente o presente solo con expresiones retóricamente elegantes, ante los dramas que está sufriendo el mundo.
A los miles de cristianos perseguidos y sacrificados por defender su FE especialmente en África y sectores de Asia, ejecutados con crueldad y jactancia por delincuentes y traficantes internacionales y seguidores fanatizados de sectas religiosas, cuyo objetivo es imponerse a costa de esclavitud, muerte y destrucción.
Al retroceso inaudito de Nuestra Iglesia y la transformación de templos cristianos en mezquitas en lugares que por cientos de años fueron cuna, ejemplo y desarrollo de creencias cristianas.
Al avance indetenible del materialismo y el hedonismo cuyo principal argumento es negar la existencia de DIOS y la vigencia de Nuestra Verdad.
Una actitud solo pasiva y hasta sospechosamente neutral, ante el drama que viven nuestros hermanos ucranios, sometidos a la acción despiadada de una bestia conquistadora e imperialista.
¡Qué maldita desgracia! Nada más y nada menos que el representante en la tierra de NUESTRO CREADOR y SEÑOR, en una actitud constante poco clara, conformista y hasta resignada.
Deseo rezar y pedir a DIOS que me enseñe a rectificarme si estoy equivocado. Quizás mi capacidad no me permite ver la esencia virtuosa de los fenómenos que nos sorprenden y angustian, protagonizados por nuestros dirigentes de turno en los diversos ámbitos.
De otro modo, y si este proceso sigue imperturbable y creciente como parece, sin que nada lo detenga con valor, clarividencia y decisión, el futuro que siempre hemos soñado para nuestros descendientes es estremecedor e incierto, aquí y en el mundo.
Por lo menos, así, lo veo yo.
Francisco Cervo.
PrisioneroEnArgentina.com
Noviembre 25, 2022